A Estebita Le Gusta Que Lo Preñen 03

INTRODUCCIÓN

Mi pueblo tiene por nombre Margarita es un municipio del departamento de Bolívar de la República de Colombia, es pequeño tiene una sola carrera, pero es bien largo y está ubicado a la orilla del río Magdalena. Han escuchado el dicho: "pueblo pequeño infierno grande", pues éste se aplica al mío, ya que todo lo que pasa en el pueblo se sabe enseguida. Es un medio más eficiente que el whats app; ja, ja, ja, porque llegan más rápido las noticias y a todos los habitantes.

1 - Capítulo 3: PROBANDO LA VERGA DE TOÑO POR PRIMERA VEZ

Un día se regó por el pueblo el apodo que le habían puesto a un hombre de nombre Toño, así que le decían Toño Tolamba. El adjetivo Tolamba no sabía qué significaba o por qué le pusieron ese apodo, el cual me picó la curiosidad de saber. No preguntaba a nadie por temor a que el apodo tuviera un significado muy ofensivo y las personas se iban a molestar que un niño preguntara esas cosas. Una tarde un empleado, el que administra la finca de mi padre, lo fue a visitar; yo estaba en su cuarto, que queda contigua a la sala, viendo televisión; lo hizo pasar a la sala para conversar. Hablaron de muchos asuntos relacionados con la finca y después empezaron con la jocosidad entre ellos, o como decimos acá a mamarse gallo, en eso el empleado saca a la luz el asunto de Toño Tolamba.

Empleado: "¿Patrón, supo lo que le pasó a Toño?"

Padre: "¡No! ¿Qué le pasó?

Empleado: "Que ahora le dicen Tolamba, ¿sabes por qué?"

Padre: "¡No! Cuenta toda de una y no me hagas preguntas bobas que no sé nada de él".

Empleado: "Resulta que la mujer lo dejó, después de cuatro años de casado, después ella empezó a regar por todos lados la razón. Decía que Toño es un burro, no porque era cerrado para aprender, sino porque se manda tronco de verga larga y gruesa, también dijo, en su luna de miel, cuando vio semejante monstruo asomarse, ella se asustó y Toño tuvo problemas para que su mujer se lo diera, sólo logró enterrarle la mitad de la verga porque no la aguantaba toda, ya que ella es llanita o de útero corto."

Padre: "¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja! Y ¿por qué lo de Tolamba?"

Empleado: "Es que ella cree en brujos, curanderos y esos cuentos raros, y al que ella frecuentaba, cuando fue a su casa para que le hicieran una limpieza de un mal que tenía, vio la estatua de un muñeco de palo, de un metro de alto, pintado de negro, desnudo, pero se mandaba una tremenda verga. Ella le preguntó al brujo quién era ese, él le contestó que era el negro Tolamba el dios de la fertilidad".

Padre: "¡Ah! Pero, a pesar de todo, ella siempre le dio dos hijos y una hija".

Empleado: "Sí es verdad, pero ella prefirió dejarlo porque la dejaba muy maltratada y cada vez que iban a follar, lo pensaba un millón de veces. Para tener un Tolamba como ése, mejor me separo, dijo".

Padre: "¡Ja, ja, ja, ja, ja! Pues me compusiste la tarde con esta historia".

Yo escuché todo lo que hablaron, pero lo que me quedó en la cabeza sonando fue: "se manda tronco de verga larga y gruesa", eso me puso caliente enseguida y sabía que mi culo tenía que probar esa verga de Toño.

Toño es un hombre de 40 años, tiene como 170 cm de estatura, color de piel moreno un poco quemado por el sol, ojos verdes y cabellos negro; debido al trabajo que realiza, el cual es ser campesino, se mantiene con un cuerpo bien tonificado y activo para su edad. Sabía que él frecuentaba, todos los fines de semana, una cantina que queda a dos cuadras de mi casa más arriba y él vive a tres cuadras más abajo de donde yo vivo; acá se divide el pueblo en barrio arriba y barrio abajo debido al cauce del río, si te diriges en contra del cauce es arriba y si es a favor es abajo. Eran como las 6:30 p.m., yo estaba en la terraza de mi casa viendo la calle y veo pasar a Toño, sabía para donde se dirigía, me metí a la casa para arreglarme y salí enseguida en su cacería. Llego a la cantina y veo que está tomando con tres amigos, llevaban como una canasta y media de cervezas, parecía que ya estaba un poco embriagado, pero se controlaba todavía para hablar y caminar. Yo lo veía desde afuera, a una distancia prudente, para que no se diera cuenta; cuando ya llevaban las 2 canastas y media, noté que se levantó de la mesa y se dirigía para el baño a orinar; el baño de la cantina queda al fondo del patio, el cual no tiene cerca alrededor, es una construcción de cuatro paredes que le llega a uno a la altura de los codos, donde tenía el orinal pegado a lo largo de las paredes y en la parte superior había un foco que colgaba amarrado a un tronco. Como entran más bien puro hombres, no hay preocupación que una mujer te vea la verga. Cuando estaba orinando, me voy por la parte de atrás despejada del patio y me acerco, al verlo quedé paralizado, con la boca y los ojos bien abiertos al ver en vivo la gran berenjena que se mandaba Toño Tolamba. Lo que había dicho el empleado era totalmente cierto, pero una cosa es decirla y otra es verla.

Para un niño de 16 años, como yo, con semejante espécimen de macho quedé enamorado enseguida, sentí que fue amor a primera vista. De todas las vergas que me he metido, ésta se lleva la corona. En verdad la tenía larga y gruesa de unos 27 cm, bien morena, parecía una morcilla.

Yo. "¡Wau! ¡Qué cosota tan grande y rica tienes Toño! ¿Cuándo me la das a probar?"

Toño: "¡Vete de aquí pelao marica que me vas a meter en problemas!"

Yo. "¡Ay! Toño no seas así de malito, dame a probar esa verga, yo quiero que me preñes."

Toño: "Ya te dije mariconcito, que te fueras, no quiero tener problemas con tu padre".

Yo:" Pero, dime cuando me das verga, quiero tener un hijo tuyo".

Toño tenía tiempo que no tenía relaciones sexuales debido a que su mujer lo dejó, como veía lo insistente y ansioso que estaba por probar su verga, vio en mí la solución a su problema de abstinencia, pero sabía que debía tener cuidado porque se estaba metiendo con un menor de edad.

Toño: "¡Listo! Hagamos algo, espérame en el parque que queda enfrente de la iglesia. Yo llego dentro de un rato en la moto y te recojo".

Inmediatamente, salí de ahí directo para el parque a esperarlo, el sitio tenía poca gente, eran como las 8 p. m., después de 10 minutos, llega él en la moto, me subo en ella y cogemos rumbo para la carretera, donde no hay mucha iluminación. Bajamos a un monte que, con la oscuridad, como cómplice, era el lugar perfecto.

Toño: "Culiemos aquí, nadie nos verá".

Nos bajamos de la moto, poniéndole el paral, de tal forma que quedara suspendida. Toño se baja el pantalón, dejando salir su gran berenjena que, la tenía dormida, pero a pesar de eso se veía grande. Enseguida me arrodillo a chupársela, metiéndome la mitad; pero a medida que iba despertando ese monstruo, iba teniendo dificultad para abarcar con mi boca el trozo que tenía adentro; no me toco otra cosa que ceder quedándome con un cuarto de su verga en mi boca. Chupaba con unas ganas enorme, esa gran morcilla, de la punta de la cabeza hasta las bolas, trabajo que veía recompensado por la satisfacción que le daba a mi macho por la forma como gemía y disfrutaba.

Toño: "¡Wau! Putica, tan sardino y ya eres una experta chupando verga. Tenía rato que no me la chupaban desde que mi mujer me dejó y tengo las bolas llenas de leche de tanto tiempo que tú te encargarás de vaciarlas".

Toño me levanta del suelo, desnudándome totalmente y me coloca sobre la moto en cuatro; poniendo mi culito a su disposición. Ese macho, con el hambre que tenía de no probar mujer por largo tiempo, se pegó fuertemente en mi culo, metiéndome su lengua hasta el fondo. La sensación de sentir algo caliente, lubricando mi interior, me hizo estremecer de placer, tanto que botaba bastante babita por mi pene. Mojaba sus dedos con su boca y me metía uno para dilatarme, después entraban dos y por último tres, yo no me pertenecía porque estaba en el cielo.

Toño: "Bueno, creo que esta fruta está lista para comérsela ya".

Me baja de la moto, haciéndome inclinar sobre ella; separo las piernas y veo que escupe en su verga para enterrármela. Sentía como abría camino ese monstruo dentro de mí, pero sólo entró la mitad.

Yo: "¡Ay, ay, ay, ay! Toño me estás partiendo el culo, ¡Sácamela, sácamela!"

Toño: "No deseabas probar mi verga y que te preñara, pues ahora te aguantas".

Toño se compadeció de mí y me la sacó, pero fue por corto tiempo, porque escupió dentro de mi culo y en su verga, metiéndomela nuevamente. Esta vez no tenía intención de sacármela, podía sentir como abría mis entrañas. Con el vaivén de sus caderas, como toro desbocado, por la furia con que me daba verga; mi culo se fue adaptando a su tamaño y el dolor se convirtió en placer. Podía ahora sí, hacer conmigo lo que quisiera, porque sabía que le podía aguantar la verga todo el rato. No quería que me sacara ningún centímetro, sino tenerla toda adentro hasta las bolas y para conseguir eso, eché mis brazos hacia atrás de él agarrando sus nalgas fuertemente, empujándolo hacia mí, para que no se despegara; con mi cara pegada en la silla de la moto.

Toño: "¡Ah! Por lo que veo gozas como perra con mi verga, antes pedía que te la sacara, ahora no quieres sacarte ni un poquito, ni para coger impulso, aunque debo felicitarte porque eres el único que ha aguanto toda la verga, comparándote con mi mujer que me huía para no culiar".

Cuando estábamos en plena faena, de repente pasa un motociclista por la carretera y alumbró la parte donde estábamos culiando, supongo que nos vio porque torció la cabeza mirando donde Toño me abría el culo, pero quién iba a estar pendiente de eso si estábamos en lo nuestro, así que siguió de largo por la carretera hasta el pueblo.

Toño: "Ven putica cambiemos de posición, ya te quiero llenar ese culo de leche".

Toño saca la verga de mi culo, sonando como cuando uno destapa una coca cola.

Me carga en sus brazos con mi cara mirando hacia él, agarrándome de su nuca con mis manos y mis piernas la cintura, estando así en el aire, me la vuelve a enterrar. Esta vez las envestidas son más fuertes, ya era hora de recibir mi recompensa. Me subía y bajaba fuertemente, deslizando mi culo a lo largo de su morcilla negra que estaba brillante por los mocos que secretaba mi culo por la excitación. El sonido del chacareo era parecido a, cuando uno mete un palo en el barro haciendo un hueco de tanto subir y bajar: ¡choclock, choclock! Al rato siento que la verga de Toño se hincha, estallando dentro de mí, torrentes de leche caliente de un verdadero macho. Esta sensación me enloqueció que me hizo venir simultáneamente con él, mientras daba un grito de satisfacción como quitándose una carga de encima por tanta tensión de no probar culo por tanto tiempo.

Quedamos abrazándonos y besándonos un buen rato, después echamos otro polvo y me llevó dejándome cerca de la casa.

Toño: "De ahora en adelante tú serás mi putica, tú culo es de mi pertenencia".

Él se va, yo entro a la casa y encuentro a mi mamá despierta sentada en la sala.

Madre: "¿Dónde estabas?"

Yo: "Jugando con unos amigos del colegio".

Madre: "¿Por qué caminas así con las piernas abiertas?"

Yo: "Es que estoy escaldado por el sudor".

Madre: "Échate la pomada que está en la mesita de noche, es muy buena para eso".

Yo: "Gracias, mamá".

Si supiera mi madre que camino así con las piernas abiertas, porque Toño Tolamba me abrió el culo con su chorizo cervecero negro y me preñó dejándome su leche en mi culo, que aún estoy botando, se moriría. Esa noche fue la mejor para mí porque quedé enamorado de Toño y de ahora en adelante seré su mujer.

Al día siguiente, fui a la finca de mi padre para colaborarle en cualquier cosa que necesitara, para mi sorpresa me recibió dándome una bofetada, aguándome los ojos del dolor.

Yo: "¿Por qué me pegas?"

Padre: "Mi empleado me acaba de decir que al pasar por la carretera anoche te vio con alguien que te estaba clavando. ¡Ojalá sea la última vez que vuelva a enterarme de una cosa parecida a esto, porque te mato!

Ese día le cogí miedo a mi padre por la amenaza que me hizo, de cosa el empleado no le dijo que quien me tenía abriendo el culo anoche era Toño, porque ahí si cumpliría su amenaza. Lo que no entiendo para qué, el empleado le fue a decir eso a mí papá, si ahora también le doy culo a él y no veo la necesidad de extorsionarme con eso, si me lo hubiera pedido se lo diera con gusto sin tanto problema. Esta historia con el empleado no la cuento porque no es muy trascendente para mí.