Carpintero

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Un despertar no solicitado al BDSM.
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Parte 5 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Fui a cotizar un espejo con un marco tallado a mano para el cumpleaños 80 de mi abuela. En Instagram me recomendaron un carpintero muy bueno, en todos los sentidos de la palabra y lo mejor de todo es que su taller quedaba a unas cuantas cuadras de mi casa.

Decidí dar una pasada por allá, al entrar se escuchaba el ruido de las máquinas. Esperé un poco a ver si aparecía alguien a atenderme y nada, así que decidí entrar un poco más.

Puff que maldita delicia, estaba sin camisa, sudoroso y con sus músculos tensados moviendo unos palos en la cortadora. De reojo me vio y disimulé mirando a otro lado para que no me viera la cara de tonta.

Acomodó los listones de madera, apagó la máquina. Me saludó muy amablemente a lo lejos, mientras se quitaba los elementos de protección y lastimosamente se colocó una camiseta.

En persona y de cerca es mucho más guapo que en las fotos con su pinta rockera, cabello largo y expansores en las orejas; pero lo mejor de todo ese torso bien torneado; los bíceps, pectorales bien marcados y un abdomen de envidia más duro que las mesas que tenía a la venta.

La carpintería era igual que él, todo muy prolijo, organizado y bien cuidado. La verdad algo extraño para el desorden que uno acostumbra ver en estos lugares de trabajo y más sorprendente que tuviera el trato de un caballero bien hablado.

Le conté sobre el regalo que le quería dar a mi nana y él sacó una tablet con varios trabajos que había realizado con madera tallada y me dio un corto tour por el taller para mostrarme algunos otros que llevaba en proceso.

Lo que quería se salía un poco de mi presupuesto. Así que quedé de regresar el fin de semana si conseguía el dinero. Tocaba empezar máximo el sábado para poder estar listo antes de su cumpleaños.

Al salir noté unos símbolos tallados sobre el marco de madera de la puerta que me llamaron la atención. Le pasé la mano por encima para sentir el tacto.

- ¿Oye le puedo tomar una foto?

- Si no hay problema, pero por favor no la publiques en redes sociales

- Ok

Me pareció bastante raro que lo pidiera, pero no le di mayor importancia. Tomé varias fotos y me despedí de él, recibiendo su tarjeta de presentación.

Desde ese día no tuve ni una hora de descanso. Trabajé de sol a sol y sin descanso para conseguir el dinero. Para mí era muy importante ese regalo porque mi abuela prácticamente fue la que me crio y cuando niña le dañe un espejo muy hermoso con un balón, quería darle algo igual o mejor.

-----

El domingo en la noche junté el dinero. Como ya estaba retrasada un día busque emocionada su tarjeta y le marque varias veces, pero no contestó. Que vergüenza me dio cuando vi que era tan tarde, siquiera no contestó, igual iba a ser lo mismo avisarle mañana.

Abrí la galería de imágenes y al ver las fotos de la salida, recordé esos símbolos y el misterio con el que me pidió que no las publicara. Busqué en internet los símbolos y resultó que estaban asociados al BDSM, el Triskel.

> Las tres divisiones representan las distintas facetas triples del BDSM.

En primer lugar, las tres partes del propio BDSM: B&D (Bondage y Disciplina), D&S (Dominación y Sumisión) y S&M (Sadismo y Sadomasoquismo. En segundo lugar, el triple credo del comportamiento del BDSM: Sensato, Seguro y Consensuado (conocido por el acrónimo SSS, es el protocolo de sesión mayoritario en el BDSM). En tercer lugar, las tres partes de nuestra comunidad: Tops (activos), Bottoms (pasivos) y Switches (los que pueden ejercer los dos roles anteriores).

Nunca me he metido en ese mundillo, he visto uno que otro video y escuchado algunas cosas que para ser honesta me han llamado la atención. Me cogió el ataque de risa por ingenua, ¿qué habrá pensado ese tipo de mí?.

Me di una ducha de agua caliente y me acosté a dormir. En la madrugada me desperté exaltada, respirando agitada y sudando. Había tenido un sueño erótico muy extraño de sumisión con el carpintero. Pasé el susto y me tiré de nuevo a la cama mirando al techo sin poder conciliar el sueño, había quedado tan húmeda y caliente que no tuve más remedio que acudir al mejor remedio contra el insomnio: masturbarme.

---

El lunes a primera hora, antes de irme para el negocio tenía que pasar por la carpintería para confirmarle y convencerlo de que lo tuviera listo en tiempo récord. Me vestí lo más rockera y sexy posible, lo confieso, quería llamar su atención.

Jean negro ceñido al cuerpo, botas, body con encaje y encima una camisa blanca a medio abotonar, delineador, labial ocre y el cabello suelto. Solo me faltaba algo más, una bonita gargantilla que hiciera ver más largo mi cuello.

Llegué con mis cascos sobre los oídos, lentes negros y masticando chicle. Me trató muy normal y no me hizo ningún comentario sobre mi pinta, pero más de una vez lo descubrí mirando el lazo negro en mi cuello.

- Mujer para esa fecha me lo pones complicado porque tengo otros trabajos que entregar

- Ay por favor -inclinación de cabeza diez grados con cara de ternero-

- Esta bien, pero lo terminaría el viernes en la noche, no alcanzó antes

- No hay problema a la hora que sea yo lo paso a recoger

Saqué el dinero para dejarlo pago y solo me recibió la mitad como adelanto. Escribió mi teléfono en el recibo, firma y sello. Mientras íbamos camino a la salida me dijo en tono de broma.

- Tu amo te deja jugar?

- ¿Amo? -me hice la tonta-

- ¿Entonces para qué usas esto? -señalando mi gargantilla-

- ¿esto? porque está de moda

- Ah ya veo -se rio- creo que entendí mal

Continuamos camino a la salida, al ver los símbolos que ya reconocía me planté sin quitarle la mirada.

- Que significan

- Algo que no está de moda

- Ay cuénteme

- Si tomaste foto seguro ya sabes...

Se me subieron los colores, me miró de la misma forma que en el sueño y un escalofrío me recorrió el cuerpo.

- ...por eso viniste con ese collar ¿o me equivoco?

- No en serio -trate de hacerme la inocente- ¿esta gargantilla significa algo?

- Que tienes dueño... o dueña -dejando pie a la duda-

- Ninguno de los dos

Se agachó colocando sus ojos a la altura de los míos como tratando de ver mi interior, se quedó serio, inmóvil y sin pronunciar palabra. Era como si me desnudara hasta mis más profundos secretos.

- Esta bien, lo confieso, si sé que son, los busqué en internet

- Sabía que eras una vainillita

- ¿Vainillita?

- Lo acabas de confirmar, no sabes nada de este mundo

Camino hasta la puerta colocó el letrero de "YA REGRESO" y me preguntó.

- Si quieres experimentar solo tenías que pedirlo

- ¿experiment...? -iba a hacerme la tonta de nuevo-

- Te puedo dedicar media hora -fue contundente-

Con todo lo que uno escucha del BDSM daba susto quien sabe que me iba a hacer, podían ser tantas cosas que daba miedo, pero no fui capaz de decirle que no.

- Esta bien

- ¿Eso es un sí?

- Si, si quiero

Cerró la puerta con una risa triunfal, me cogió de la mano y me llevó a la parte más interna del taller, un patio con techo alto, una mesa de trabajo rectangular en el medio y las paredes atestadas de herramientas antiguas.

- Vamos a tener que improvisar

Tomó unas cadenas y las empezó a jalar para bajar una plataforma elevada hasta dejarla sobre la mesa de trabajo.

- ¿Asustada?

- Algo -no lo podía negar-

- Tranquila vainillita, solo vamos a empezar a trabajar en tu regalo, no hay tiempo que perder

La plataforma tenía forma de rombo y en la parte inferior se extendían dos troncos de madera. Me ayudó a montar, recostándome en el rombo y colocando mis piernas sobre los troncos. Con unas sogas me amarró las piernas por los tobillos y muslos.

Dio la vuelta quedando sobre mi cabeza, giró un poco la cara para ver entre mi escote y al notar el body con encaje se le escapó un gesto con aire de superioridad, acababa de confirmar que me había vestido para él.

Me tomó de las muñecas y colocó mis manos a los lados de la cabeza, sacó unos trozos de cuero de la mesa de trabajo y los extendió sobre mis brazos, desapareció un momento y regresó con unas gafas de protección y me colocó otras a mí.

- No te muevas, ni siquiera respires

Montó una rodilla sobre la mesa y se inclinó hacia adelante llenando de grapas los cueros de arriba a abajo y repitió el mismo proceso hasta dejarme inmóvil.

Se bajó de la mesa y me colocó su cara frente a la mía, su boca en mis ojos y la mía en los suyos, me excite demasiado e inconscientemente me mordí los labios esperando que me besara; pero el muy maldito solo curveo los labios y me hizo suspirar.

- Trata de no gritar o vas a tragar polvo

- Lo mire con deseo a su entrepierna

- No, vainillita, no de ese polvo

Me colocó los cascos sobre las orejas y empezó a jalar las cadenas, tensando cada músculo para levantar la plataforma sobre su cabeza. Podía sentir el vaivén al estar elevada.

Tiró unos cables negros muy gruesos, pasaban de un lado a otro de mi torso y algunos que me hizo sostener con las manos los paso por entre mis senos y descendieron por mi entrepierna.

Cortó, pulió y martillo. Yo solo miraba las vigas a lo alto del techo siguiendo las cadenas que me sostenían y me preguntaba qué demonios estaba haciendo, esto no era ninguna tortura, estaba aburrida y decepcionada hasta que... sentí la primera vibración. Brinque del susto, las cadenas sonaron y la plataforma se meció con fuerza.

Con una de sus manos y sin mirar, la levantó para detener el movimiento.

- Shh shhh vainillita, no te muevas o se daña la madera y si me toca volver a empezar no prometo que termine el viernes

En ese momento me percate que no se trataba de varios cables, era el mismo que daba vueltas en mi cuerpo. Una extensión eléctrica de alto voltaje de la que conectaba sus máquinas. El susto fue total, pensaba lo peor: ¿y si me pasa la corriente? ay no, me muero.

La vibración esta vez fue más leve y no se escuchaba nada más que el ruido de la lijadora puliendo lo trozos que había cortado, poco a poco fue aumentando, las vibraciones me recorrían todo el cuerpo y los cables en mi entrepierna me estaban enloqueciendo.

La plataforma también vibraba, se transmitía por las cadenas hasta el techo y mi cabeza se movía, ni siquiera podía abrir los ojos porque veía todo borroso.

- ¡Aaahhhhh! -se me escapó el primer gemido-

Empecé a toser como loca cuando se me llenó de polvo la boca y él se detuvo a reírse.

- Te lo advertí

Ni siquiera me dejo responderle o espero a que dejara de toser, volvió a prender la lijadora a toda máquina. Les puedo asegurar chicas que no hay ningún vibrador que sea capaz de igualar lo que se siente.

Me tenía gimiendo, casi tan duro como sus instrumentos y el muy desgraciado jalaba el cable para que sintiera mucho más. Yo movía mi sexo para que quedara justo en mi clítoris, empecé a sentir el calor de lo inevitable, las piernas me temblaban y afortunadamente estaba más arriba de él para que no viera mi cara desfigurada por las muecas y los ojos completamente en blanco.

El orgasmo fue tan intenso, que sentí venirme más de una vez y cuando pensaba que ya era suficiente, él de alguna forma movía el cable y lo lograba de nuevo.

- ¡No más! ¡No más por favor!

No me hizo caso y me hizo venir tan fuerte que se sacudió con la plataforma. Al fin el sonido de la lijadora se detuvo. Lo único que se escuchaba era mi respiración agitada y su risa malévola.

Mientras jalaba las cadenas para bajarme, levanté la cabeza y vi el jean todo mojado casi como si me hubiera orinado, apenas le pude ver la cara me puse roja de la vergüenza. Estaba segura de que él también lo había notado, pero no me hizo ningún comentario ni siquiera una leve expresión de burla mientras me soltaba las manos y las piernas.

---

Me bajo con esa cara de placer total porque sabía que me había dado tres vueltas, seguro estaba esperando que me rindiera a sus pies y si en ese momento me pudo haber propuesto hacer cualquier cosa y habría sido muy difícil decirle que no, pero si algo todavía conservo es mi orgullo.

Me bajé de la mesa de un brinco y las piernas que estaban como una gelatina me llevaron con orgullo y todo directo a caer de rodillas al suelo. Él me tomó de la cintura y como si no pesara nada me sentó de nuevo en la mesa de trabajo.

- ¿Estas bien?

La forma en que me miró mientras me quitaba los cascos para preguntarme casi me hace venir de nuevo, recordé ese sueño donde me follaba en su taller y me tocó aguantar la respiración para que no se me saliera un gemido y me terminara de delatar.

- Si, si

Del suelo recogió el marco de madera que había trabajado, pulido y armado mientras yo estaba allá arriba. Le sopló un poco el polvo y me lo mostró alejándose unos pasos.

- ¿Está bien de este tamaño?

- Si, si -estaba atontada y monosilábica-

Ni siquiera estaba mirando el marco, solo la erección de su miembro que se marcaba en su jean y que definitivamente tenía un tamaño más que perfecto.

Se acercó a mí y como una pendeja abrí la boca esperando que me besara. Bajo la mirada, me abrió las piernas y se me escapó un gemido. Él apenas se reía mientras abría un cajón que estaba debajo de mí y sacaba una moneda de madera, mientras que yo sentía arder la cara de la vergüenza, dos veces seguidas me le ofrecí en bandeja. ¡Que idiota soy! mi orgullo se acaba de ir a la mierda.

Conecto un moto-tool y le hizo el mismo símbolo de la mesa donde me había amarrado por las dos caras.

- ¿Ya puedes caminar?

- Si

Me ayudó a bajar de la mesa, me sacudió un poco el polvo, aprovechó para disimular y darme unas cuantas palmadas en las nalgas para "limpiarlas" y volver a demostrar que me tenía bajo su mando al ver cómo trataba de taparme la boca para que no escuchara los gemidos.

Me acompañó a la puerta, me sacó hasta la acera y me entregó la moneda cerrando mi mano para que la empuñara.

- Hora de volver al trabajo

- Si, si

Él se fue para adentro, solo se dio la vuelta y desapareció. Yo me quedé ahí parada unos minutos completamente inmóvil perdida en los recuerdos de lo que acababa de suceder, ni siquiera entendía qué demonios acaba de suceder completamente.

---

Empecé a caminar para mi casa en automático, solo pensaba en él. Nos imaginaba teniendo sexo en todas las posiciones y en todos los lugares de la carpintería. Ni siquiera era consciente del estado en el que estaba con una capa de polvo encima, el pelo lleno de viruta de madera y los jeans mojados.

Solo iba en modo zombi apretando la moneda en la mano, hasta que al cruzar la calle desperté con un carro frenando en seco y me empezó a gritar por atravesar la calle sin mirar.

- ¡BRUTA! ¡DESPIERTE O LA VAN A MATAR!

Todos se me quedaron mirando y empecé a ser consciente del cuchicheo de los demás por mi estado y apariencia. Me coloqué los cascos, le subí el volumen para no escuchar más sus comentarios estúpidos y apuré el paso para llegar pronto.

En ese momento llegué a pensar que lo había hecho de gusto para darme una lección y meterme en cosas de BDSM que desconozco.

Abrí el apartamento, cerré la puerta y me apoyé de espaldas respirando con algo de rabia. Me quité toda la ropa con prisa, la vejiga estaba a punto de estallar y salí corriendo al baño con el móvil en una mano y la moneda en la otra.

Cuando salió el chorro. Cerré los ojos y recordé el momento justo en que me hizo venir, era demasiado placentero, casi como repetir el orgasmo y terminé apretando la moneda hasta que dejó marcas en mi mano.

No me podía ni creer la risa de pendeja ¿cómo me iba a excitar tanto de nuevo por orinar? ¿será que acaso me hizo algún hechizo? ¿qué putas significa ese símbolo?

Tomé una foto para buscar el nuevo símbolo y Google lo reconocía fácil, se trataba de una runa vikinga. Me cogió de nuevo el ataque de risa cuando leí lo que significaba.

> Si quieres avanzar, sólo tienes que actuar de forma diferente. Ábrete a la creatividad y se manifestará justo lo que necesitas para alcanzar la felicidad. En posición inversa, esta runa te pide reflexión sobre aquello que te impide ser flexible.

¿Osea que si me está invitando el viernes a que tengamos algo más?

Ya era demasiado para mi cabeza. Necesitaba una buena ducha de agua caliente, pero era imposible no cerrar los ojos bajo el agua caliente y recordarlo. Al enjabonarme una cosa llevo a otra y terminé masturbando imaginando que la idea de recoger el espejo tarde era porque me iba a comer hasta por las orejas.

Me acaricié tanto, que terminé sentada en un rincón con la mano entumecida, una sonrisa de oreja a oreja y el grifo abierto sin fuerzas para alcanzar la llave para cerrarlo.

Aún no estoy segura de todo esto. Ustedes que creen

¿Si será una invitación o yo estoy entendiendo todo mal?

---

Escrito: Natasha

Editado: Axel

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