El Maestro de Flamenco

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Una esposa sensual, encuentra salida a sus anhelos.
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so100th
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Yacía en nuestra cama con mi marido. Mirábamos las fotos de mi reciente viaje a través de Portugal y España a medida de que le contaba los detalles del viaje.

Solo si pudiesen ver cuán de duro tiene la pija, entenderían lo eróticas que son las últimas tres fotos que le mostré.

Esa experiencia, la que ahora le relataba y la que finalizo con esas fotos, me quedo grabada en la mente de forma indeleble. No dejan de darme escalofríos cada vez que pienso en ella.

Para que entiendan, llevo muchos años de casada, y mantenemos un matrimonio abierto. Las libertades que nos permitimos han sido el secreto de un matrimonio feliz y a Paul le encanta oír de mis aventuras especialmente cuando me he portado mal.

****************

Era la sexta semana de mi viaje y mi itinerario me llevo a Granada, para los que no estén familiarizados, una ciudad en la provincia de Andalucía al sur de España.

He viajado mucho y he llegado a la conclusión de que uno lograba unirse a un tour de buena calidad, lograba disfrutar y aprender más sobre la ciudad. Como bono, con los contactos adecuados, evitar las colas e incomodidades de los sitios más visitados.

Pues afortunadamente di con una agencia que cumplía esas condiciones y con un grupo privado visitamos a La Alhambra, un Castillo mágico, construido por los Moros y rico en historia y arquitectura.

El tour incluía una visita a un "Tablao Flamenco," para los que no sepan, un baile tradicional del Sur de España y un final merecido a un gran día.

El espectáculo fue excelente y el bailarín se robó el show, giraba a la música como una mariposa y se contorneaba como una serpiente. No era tan alto, quizás un metro setenta y algo, pero era delgado, esculpido, fuerte y se movía de una forma, mmmm, muy sensual.

Ha podido ser la combinación de la música, el ambiente y el vino, pero encontré el espectáculo muy, pero muy erótico. También hay la posibilidad de que el estar viajando durante seis semanas y carente de sexo haya echado leña al fuego.

Al final del espectáculo el guía del tour sugirió que cada una de las mujeres se tomase una foto con el bailador.

Me pareció buena idea y subí al escenario para posar. Gire la cara y lo detalle, lo encontré muy viril y exudaba algún tipo de atracción animal.

Olía a sudor con un toque de tabaco, pero lejos de encontrar esto repelente hizo aflorar mis instintos más primitivos.

Cuando pose a su lado y mire a la cámara, me tomo por la cintura, y me acerco.

¡En ese momento lo sentí!

Fue como si un relámpago hubiese cursado a través de mi cuerpo y alojado en mis entrepiernas.

Inocentemente, o quizás no tanto, me incline y le dije que había encontrado su danza muy estimulante, erótica y sensual. Con una mirada picara me susurro al oído,

"? Queréis una clase de baile en privado?"

Casi me atragante, no esperaba esto. Me ruborice y las rodillas me temblaban, el tío definitivamente me causaba un efecto. No estaba segura de como reaccionar, estaba tanto sorprendida como halagada por haberle llamado la atención.

Mire a mí alrededor para asegurarme que ninguno de los compañeros del tour se enteró del intercambio y parecía ser el caso. Ahora tendría que decidir cómo manejar la invitación.

Mi lado racional me decía que sería imprudente aceptarla, pero esa opinión estaba siendo disuadida por lo que sentía en el vientre. Cuando fui al baño a hacer pipí, encontré las pantis empapada. Parece que mi alter-ego tenía otros planes.

Pues era ahora o nunca. Había llegado el momento de decisiones. Lo analice brevemente; aunque análisis quizás sea una exageración, me deje llevar por mis impulsos. Escribí el nombre del hotel y el número de la habitación en una servilleta antes de regresar a la sala de espectáculos.

¡Pues me decidí! Al momento de que subíamos a la tarima para entregarle una propina, deslice la nota entre su mano.

Como el local no estaba lejos del Hotel decidí caminar mientras rememoraba los sucesos del día. Entrando al lobby me di cuenta de que me encontraba exhausta, tensa y con los músculos adoloridos. Había estado en la calle desde temprano y sentía que debería brindarme un baño de agua muy caliente.

Sentí que había tomado suficiente vino, pero si recordé que había dejado medio porro en mi bolso y me tentó.

Pues le di un par de toques al porro, llene la bañera con agua caliente y aceites esenciales y me sumergí.

El vino, la hierba y el agua caliente en la piel y ondulando entre mis muslos se combinaron para ponerme en un humor muy sensual.

Aunque también me sentía algo culpable, y mientras flotando pensé:

"Como llegue a esto", como si tratando de justificar mis acciones y como respuesta, simplemente le asigne la culpa al vino y a la abstinencia sexual.

Pues ahí me encontraba, riéndome por dentro de mis travesuras, preguntándome si había tal cosa como las afectas a los bailadores. Estoy un poca vieja para estas andanzas y de seguro él estaba acostumbrado a recibir toda clase de halagos y no tomaría en serio mi invitación.

Para mi sorpresa, estaba equivocada pues no habían pasado treinta minutos cuando oí un "Toc- toc' en la puerta. Inicialmente lo ignore, estaba un poco trona por la hierba y ni siquiera segura de que fuese la puerta cuando,

Tun-tun-tun, alto y claro. Obviamente la puerta.

"Dios mío" me dije, está aquí, Salí de la bañera, me cubrí con una bata de baño y corrí a la puerta.

Así me encontró, estupefacta, goteando agua y con una sonrisita en los labios mientras que él se veía muy guapo, aún más guapo en su ropa de civil que su traje de baile.

"Siento que te haya hecho esperar", me dijo con una voz baja y seductora, creí aconsejable ducharme y vestirme con algo más apropiado.

El tío sin esperar una invitación se hizo entrar y pronto nos encontramos parados, frente a frente, en silencio, sin que ninguno tomara el primer paso hasta que finalmente me tomara por la mano y me llevara como un títere hasta la orilla de la cama y me coloco las manos en la cintura.

Levante la cara, ofrecí mis labios, que todos describen como carnosos, (aunque de labios carnosos se enteraría dentro de poco). Nos devoramos la boca y sentí una corriente eléctrica cuando sentí su lengua explorando, sondeando. Besa muy bien y en mi opinión eso es buen presagio de un buen amante.

Sentía los cañones de su barba rozando mi piel a medida que sus caricias bajaban a lo largo de mi cuello y mis hombros erizándome la piel.

Me estremecí y cerré los ojos mientras lo sentí tomar mi bata, desencajarlo de mis hombros. Me sentí incapaz de resistir mientras la removía exponiendo mi pecho, mis senos. Mis pezones quedaron a su vista así como mi cuerpo desnudo.

Con una mirada picara en su cara bronceada termino de desabrocharla y echarla a mis pies, dejándome totalmente expuesta y a su merced.

Me sentó al borde de la cara y comenzó a desvestirse mientras mantenía contacto visual. Fue casi como un "striptease" pero mucho más elegante.

Me impresiono que no portaba un gramo de grasa, se miraba esculpido, muscular y bronceado. Su pecho velludo complementaba su torso a perfección, una combinación que producía una sensación de mariposas en mi vientre.

Al fin llego a sus bragas, hizo una pausa y se rio a medida que las bajaba.

Entendí porque, ha debido estar muy orgulloso ya que yo quede abismada cuando vi lo que describiría como un sable. ¡No! Quizás un sable por lo rígido y la curvatura, pero quizás más descriptivo sería un mazo que emergía latiendo de un nido de obscuros vellos. Alcanzaba casi a su ombligo, adornado de prominentes venas y con una curva hacia arriba. Para mi sorpresa, no era circunciso.

Quede hipnotizada, embelesada, mientras permanecía sentada expuesta y vulnerable.

Vi como sus ojos me recorrían, fijándose en la brillantez de mis ojos, el rubor en mi pecho, el sudor que adornaba mi frente y mi labio, mis pezones duros, rígidos y prominentes.

No había mucho que decir, era obvio que mi cuerpo gritaba,

"Estoy preparada, receptiva, madura"

No había paso atrás, me tendí en la cama a medida que se aproximaba. Yo respiraba erráticamente y mi sexo latía con anticipación. Sentía la humedad entre mis muslos. Sentía y estaba segura que él podía ver como mi apertura latía, pulsaba, lo invitaba.

Se inclinó hacia mí con intención de besarme entre las piernas pero yo había superado ese momento, yo quería, ¡no!, en realidad necesitaba ese miembro en mi profundidad así que abrí los muslos y le pedí que me montara.

Coño, el momento de la verdad y la pregunta que afloro fue,

"Quien trajo los condones".

¿Y adivinen qué?

Ninguno de los dos traía

¿Y ahora qué?

Por un momento pensé que no era prudente continuar y que quizás una sesión de sexo oral satisficiese sus necesidades y me eximiera de follar, pero sucedió exactamente lo que se esperarían. Nuestros instintos más básicos prevalecieron, el sentido común cayó a un lado, víctima de un "A fornicar como animales en celo."

Tome su miembro en mis manos, asombrada de que mi mano no le arropaba, sentí las venas que lo adornaban. Lo apreté y sentí como respondía. Pelando la piel encontré un capullo amoratado, brillante con un ribete de líquido cristalino. Lo mame y, uhmm, salado, apetitoso pero yo lo deseaba en mi vientre.

Lo guie hacia mi entrada, lo frote entre mis labios. No habiendo gozado de sexo en casi dos meses pensé que fuese algo dificultoso pero en dos embestidas me penetro, yo juro que hasta las bolas y alcanzando profundidades pocas veces exploradas.

Me encontré gimiendo a medida que mis paredes cedieran y se amoldaran a tal grosor, y una vez logrado me encontré con piernas y muslos alrededor de su cintura, clavada contra el colchón, mientras que mis paredes lo rodeaban como un guante.

Empezamos nuestro baile, respondí a sus imbatidas iniciales aferrando mis manos de las sabanas devolviendo sus estocadas con movimientos de mi cintura.

El desespero inicial se convirtió en una danza lenta y profunda, Batía mis profundidades, se comportaba como una serpiente moviéndose en todas direcciones, sorprendiéndome con cada movida. Me llevaba al abismo y entonces me lo sacaba, arrodillándose frente a mí, el miembro brillante con mis jugos, esperando que dejara de temblar para ensartarme una vez más.

Era un atleta, un gimnasta sexual que en poco me llevo a estar gimiendo, implorando que me permitiese venirme, que me brindase ese desenlace final.

Necesitaba venirme, necesitaba sentir sus leches bañándome las entrañas.

Afortunadamente llego el momento. Sentí que cambiaba el ritmo y comenzó a golpear sin piedad. Me tomo de las rodillas, las empujó hacia los hombros de forma de que mi coño quedase apuntando al techo, a su merced, haciéndome si acaso era posible más fácil, más asequible.

Lo sentí rugir y cuando empezó a embestir furiosamente, perdí el control y nos vinimos simultáneamente, el gritando mientras yo imploraba a Dios y la Virgen y un torrente de leche bañaba mis pliegues más profundos.

Al rato nos encontramos en ese dichoso estado de paz post coital, el todavía yacía dentro de mí, mientras mi coño seguía ordeñando la última gota de leche.

Cerré los ojos, me cubrió una sensación de paz, me sentía satisfecha, mis necesidades básicas saciadas y es posible que me durmiese, o por lo menos me encontraba en un estado de aturdimiento cuando sentí una polla apretándose contra mis nalgas. Uhmmm, que rica forma de despertar pensé, gire y pronto nos encontramos abrazados con las lenguas entrelazadas nuevamente.

Mientras jugueteábamos me entro la curiosidad sobre su miembro no circunciso, cosa que es casi desconocida en América, me acosté entre sus muslos y lo explore, primero con los ojos, y a seguidas con mis labios. Lo tome de los cojones, admirada de su peso, y un escalofrió me recorrió el cuerpo imaginándome lo que aún me esperaba. Le lamí las bolas y subí por esa vara para terminar pelando la piel y admirando esa cabeza lisa y brillante, cuando oí,

"Antes te perdone por la urgencia del momento, pero ahora si voy a comerme ese coño" anunció mientras se deslizaba hacia su meta. Yo también ávida de sentir sus caricias y a sabiendas de que besaba muy bien me ofrecí y guie su cara hacia mis entrepiernas. Fue delicioso, sus habilidades orales son tan impresionantes como su forma de follar. Me mordisqueo suavemente, me beso y su lengua comenzó a explorar.

Me halagaba, entre lamidas me decía,

"Me encanta. Tenéis coño de mujer, no uno de esos coñitos depilados. Sabes a hembra, hueles a hembra"

Su lengua encontró ese punto en el que mi respiración se entrecorto. Dije "Allí, allí!" y se concentró en mi botón haciendo que me retorciese.

Elevaba no solo mi necesidad sexual sino mi ego, haciéndome querer complacerlo con todo lo que desease.

O por lo menos eso creí hasta que sentí un dedo ensalivado y lubricado insinuarse en mi trasero.

"Culito no" le dije, "Yo no hago eso'" a lo cual se rio, diciendo,

"Ya veremos, ya veremos" mientras me volteaba boca abajo, me separaba las nalgas y se colocaba a mi entrada.

Al advertirle que no me gustaba, contesto

"Es que no te lo ha hecho un maestro"

No se forzó en penetrarme sino que se mantuvo a la puerta, la cabeza presionando insistentemente. Me di cuenta en ese momento que era inevitable. Que eventualmente lo lograría y mi única alternativa fue hacerlo lo menos doloroso posible.

"Por favor, por favor, en mi mesa de noche hay un tubo de lubricante" (siempre viajo con él por si me encuentro un imprevisto)

No te muevas, que ya vuelvo y poco después me aplicaba el lubricante mientras me acariciaba el culito.

"! Afloja, relájate!" ordenaba y eventualmente un dedo se deslizo sin esfuerzo y a seguidas el segundo. Quedo allí, inmóvil mientras sentí mi culo latiendo pero estirándose hasta que anuncio.

"Bien, ya dio. Tu culo me lo pide" y volvió a arrodillárseme encima.

Coloco la cabeza a la puerta diciendo.

"Relájate y ayúdame, será fácil"

La presión aumentaba pero el esfínter no cedía, aplico más lubricante a ambos, se acostó encima de mí, sentí todo su peso concentrado en su miembro, me abrazo y dijo,

"Puja, puja lentamente y ciertamente, sentí que se regalaba, que cedía a su insistencia,

"Mas, mas, así sigue así, puja más" me ordenaba y a ese punto me entregue y sentí que la cabeza sobrepaso su objetivo y todo su miembro me invadía lentamente.

No era lo que me esperaba. Esperaba dolor, pero para su beneficio estaba dispuesta a soportarlo. Sin embargo fue lo contrario. Sentí que me dilataba, me expandía, era como si llenase un vacío. Extremadamente placentero aunque en ninguna forma se asemejaba al sexo vaginal.

Se me deslizo una lágrima, pero no de dolor sino de placer y un agradecimiento profundo. Me llevaba a explorar un placer hasta entonces, ajeno.

Para alguien tan fuerte estaba siendo muy cauto y una vez que toco fondo comenzó a girar en círculos mientras me decía,

"Si, si, este culo es mío, te voy a hacer sentir cosas que nunca has sentido. Entrégate, entrégate" y caí cuenta de que era cierto. Sentía como si estuviese en una nube y que en ese momento le pertenecía.

O fue muy considerado, no queriendo prolongarlo, o quizás fue que él estaba tan al borde de venirse como yo. Me abrazo más fuertemente, comenzó a rugir, me ensarto al fondo. Me imaginaba su polla vaciándose en mis profundidades y eso disparo uno de los orgasmos más fuertes que recuerde, sus rugidos se unieron a mis gemidos y mis suplicas, quise, aceptar toda su leche como un reconocimiento a sus favores.

"Dios mío," yo exclamaba, "Lo quiero todo, dámelo todo"

"Es tuyo" respondió, "Tómalo, pero calla que todavía me estoy viniendo." Y permaneció con su pija latiéndome adentro durante lo que probablemente fueron minutos pero se sintieron como horas de dicha.

Dormí tarde, y al despertar lo sentí al borde de la cama.

"Tenéis una máquina de café" indago y le dije que se sintiese en casa.

Para alguien tan dominante también resulto tierno, me trajo un café a la cama y hablamos de una forma superficial de nuestras vidas, supo que era casada, que mi visita a Granada llegaba a su conclusión y seguía mi itinerario.

Nos besamos, tocamos, nos acariciamos, quise retribuir sus favores y pensé que una buena sesión de sexo oral lo lograría, pero súbitamente exclamo

"Ya" y su dominancia volvió a aflorar.

Me lanzo sobre el posa brazos del sofá, con el trasero al aire y la cara en el asiento y sin preámbulos ensarto mi coño con facilidad, gracias a que seguía dilatada y lubricada con las leches de la noche anterior. Su verga batía mis entrañas una y otra vez mientras yo respondía como una perra en celos y termine siendo premiada con otra abundante carga de leche.

Dejándome en esa posición, se dirigió a la mesa, levanto mi teléfono y tomo varias fotos de mi coño abierto chorreando leche y del culo, todavía enrojecido y dilatado por los esfuerzos de la noche previa. Luego tomo fotos de su pija, todavía gruesa y entumecida, abrillantada por nuestros jugos.

"Para que no te olvides de mí" (como si eso fuese posible) "Y para que lo muestres a tu marido"

"Y hablando de tu marido, suerte que tiene ese tío, ¡eres muy buen polvo!"

so100th
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1 Comentarios
anabelletowersanabelletowershace más de 3 años
Excelente

Quizás comulgue con los anhelos de la protagonista, pero al finalizar la lectura, cai en cuenta de que me humedeció

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