El Secreto De Mi Esposa

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Fuimos a probar cosas diferentes y descubrí una nueva faceta
2.3k palabras
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Parte 29 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Buscando bajar la monotonía después de varios años de casados decidimos darle un nuevo aire e ir a un bar swinger.

Entramos bastante nerviosos, nos tomamos unos tragos y empezamos a bailar. Entramos poco a poco en la onda con unas parejas que nos hicieron sentir más cómodos.

Lo bueno de este bar es que tiene niveles y en el primero ni siquiera te tienes que quitar la ropa, si no quieres. Nivel dos, mínimo en ropa interior. Nivel tres, desnudos con toalla y nivel cuatro, completamente como llegamos al mundo.

Poco a poco se fue prendiendo el ambiente, bailábamos con otras parejas, al finalizar cada canción nos preguntábamos como nos sentíamos y evaluábamos el nivel de celos. Todo bien, por ahora solo unos coqueteos y algunas caricias indiscretas.

Al rato ella misma me consiguió una nena muy parecida a mi esposa: alta, trocita, con el cabello ondulado y nalgona, justo como me gustan. Me la acomodó de frente y me dio un beso mientras me bajaba las manos hasta su nalga dándole un buen apretón, la nena solo se rio.

Ella se fue a bailar con su novio, pero al contrario de nosotros guardando su distancia.

La nena me pasó las manos por los hombros y se me quedó mirando a los ojos sonriendo esperando a que diera el próximo paso. Miré a mi esposa que estaba muerta de la risa y me confirmó moviendo la cabeza que lo hiciera.

Tremenda chupeteada nos péganos ahí de pie. Su novio y mi esposa solamente bailaban, mi esposa le hablaba en secreto al oído, nos miraban y se morían de risa.

Se acabó la canción y mi esposa se vino caminando con una carita endiablada. Me corrió a un lado separándome de ella y caí sentado en el mueble de nuestra mesa. La cogió a ella por la cintura y se la empezó a comer a besos.

«¿What? ¿Qué fue eso? ¿Mi esposa con otra mujer?» dije en mi mente completamente sorprendido.

Se separaron y ella me vio la cara de atontamiento, solo arrugó la nariz y se rio como una niña chiquita cuando está a punto de hacer una travesura. Se la llevó a ella de la mano hasta una esquina y nos llamó a los dos hombres para que fueranos detrás.

Colocó a la nena con las manos apoyadas contra la esquina de una pared, ella cual requisa de policía le tocaba de arriba a abajo. Le dijo algo al oído y la nena le confirmo moviendo la cabeza.

Le abrió el cierre trasero de la camisa, luego le quitó el brasier y por detrás le agarro los senos pasando sus manos hasta adelante, le beso la espalda el cuello. Se metió el lóbulo en su boca y lo chupo mientras le decía algo que no pude escuchar.

- Si, acá mismo si quieres --respondió la mujer con clara excitación--

Le abrió el jean y se lo bajó con tangas y todo hasta sus muslos. La movió de lado hacia una silla de cuero cuadrada sin respaldo y reposabrazos. La nena cayo en cuatro, extendiendo sus manos por fuera arqueando su espalda y levantando la nalga.

Mi esposa se hizo de rodillas detrás y se le comió el sexo con hambre, como si fuera algo que anhelaba hacer desde hace años. Cerraba los ojos se saboreaba sus jugos, la llenaba de saliva, con su nariz la penetraba en su sexo y con sus manos acariciaba su clítoris.

- ¿Ay diosss está de dónde salió?

Preguntaba la otra mujer y yo me hacia la misma pregunta. «¿Quién demonios es esta mujer? ¿Mi esposa?»

Le separó las nalgas subió con su lengua pasándola por toda su raja hasta llegar al espacio entre sus dos agujeros para darle golpes con su lengua. Luego se saboreó todo su culo sacando su lengua hasta donde podia y bajo de nuevo a su agujero penetrándo con diligencia en su sexo.

Se agarraba de sus jeans y los usaba para traerla hacia ella. Le metía la lengua hasta donde podía y salía riendo con su cara toda brillante llena de saliva y fluidos.

Cada vez más personas se acercaban para verlas sin invadir su espacio. Ni siquiera sé cuántas veces la pudo hacer venir, pero por la forma en que gemía le tenía que estar gustando demasiado.

Su novio se me acercó sonriendo para darme la mano y decirme algo al oído.

- Ella sí que sabe cómo comerse una mujer ¿no?

- Parce, yo ni sabía que le gustaba --respondí sin pensar--

- En serio --me miro extrañado al ver la diligencia y experiencia-- pues con las ganas que lo está haciendo se nota que quería hacerlo hace rato

- Eso veo --sin apartar la mirada de ellas-- y hasta me siento mal

- No nada parcero, pa eso vinieron a un lugar como este, para que disfruten en vez de guardarse secretos, relax. Es más, les voy a hacer un regalo

Saco un preservativo de su bolsillo y me lo entregó. Yo lo miré extrañado.

- Para que pongas a mi esposa a mamar

- No parce, no creo que sea capaz

Mirando a mi esposa inseguro, no solo por interrumpir sino porque no sabía si ella lo iba a aceptar.

- ¿Cómo qué no? Hágale deje de ser bobo que yo sé que les va gustar, si, a los dos

- Es que yo no sería capaz de que vos...

- Fresco --me interrumpió-- que no me tienes que devolver el favor, eso lo harán naturalmente cuando estén listos

Me cerró la mano con el preservativo, me dio un abrazo golpeándome la espalda con fuerza y me empujó hacia ellas. Me sentí ahi de pie como un idiota sin saber qué hacer con todas las miradas encima.

Mi misma esposa fue la que me quito el preservativo de la mano, me abrió el pantalón y se sonrió al ver como al bajar el boxer exhibía una gran erección. Sin dejar de acariciar con una mano el sexo de la otra nena, me colocó el condón con su boca y luego me acerco hacia adelante.

La nena agitada y con la mirada perdida, movió su mano como un invidente hasta coger mi miembro. Me jaló con fuerza hasta ponerme de rodillas en el mueble y meterlo en su boca atragantándose con el.

La nena gemía delicioso mientras me lo mamaba y mi esposa se la comía con la lengua se los sacaba de la boca me masturbaba, la miraba a ella y luego me miraba a los ojos.

- Ay dios, que ricos están estos hijueputas

Luego miraba a su novio, mientras le reía y le levantaba una ceja me lo chupaba con más fuerza. El hombre sacó su miembro excitado y se comenzó a masturbar.

Una morena deliciosa apareció de la nada bajando las escalas del segundo piso completamente desnuda, se hizo de rodillas al lado de mi esposa y sin siquiera pensarlo dos veces la atrajo del cuello a besarla.

La metía entre el sexo de la otra mujer y se me quedaba viendo a los ojos con un brillo inusual, la volvía a sacar de ahi la besaba con erotismo saboreando el sabor de su primera víctima en sus labios sin quitarme la mirada. Se reía, cerraba los ojos y sin dejar de acariciar el sexo de la primera mujer recorría el cuerpo de la morena con sus manos, le metía los dedos en su sexo, juntaba sus manos en sus bocas y se las saboreaba al tiempo.

La morena le dijo algo al oído, mi esposa asintió. Me tomó de la mano y me acomodaron detrás de esa candente mujer dejándome una espectacular vista mientras ella permanecía en cuatro con mi mujer separándole las nalgas.

Me agarraron el miembro con las manos y se lo pasaron primero de boca en boca dejando abundante saliva en el y luego mientras le metía y sacaba solo la punta, ellas a lado y lado besaban a lo largo juntando sus labios y jugando con sus lenguas.

- Ombe, méteselo pues no la hagas sufrir --gritó su novio--

La dos se miraron a los ojos, rieron con maldad y sentí como me empujaron con sus manos de las nalgas para que se lo metiera hasta el fondo.

- Ay jueputa si, asi asi

Mientras me la comía, veía como ellas estiraban sus lenguas y las entrelazaban sobre su agujero posterior. La morena le escupió, tomó mi mano llenando de saliva mi pulgar y luego lo empujó hasta metérsela por detrás.

- Si asi, asi, sí que rico! --volteo a mirarme sobre su hombro--

La nena se empujaba de la pared hacia atrás, movía las nalgas en círculos. Sus senos bailaban al son de las penetraciones y los gemidos tenían a todos aún más calientes.

Mi esposa arrastró a la morena la colocó boca arriba en un mueble igual a nuestro lado. Le levantó las piernas sobre los hombros y se clavó en su sexo hasta hacerla gemir mientras disfrutaba ver cómo me follaba a la otra, se acariciaba los senos y pellizcaba los pezones.

- Echaselo en las tetas --le pidió a su novio--

Él diligentemente no la hizo esperar, se hizo a un costado y se masturbo enérgicamente. Mi esposa sostuvo una de las piernas por debajo del muslo para que no la pudiera bajar, metió sus dedos y empezó a penetrarla con la misma velocidad e intensidad que el hombre sacudía su mano.

El hombre eyaculó sobre el pecho de la morena y unas cuantas gotas más fueron a parar a su rostro. Cerró los ojos y mientras se frotaba el semen en su cuerpo gritó con fuerza arqueando su espalda al alcanzar un excitante orgasmo provocado por las embestidas de la lengua de mi esposa en sus clitoris y su dedo índice que jugaba en su agujero posterior.

- Ahhhhhh si siiii

Soltó su pierna, se chupo los dedos saboreando su orgasmo y se acomodó frente a la mujer, levantando su cuerpo de forma vertical mientras degustaba chupándole los pechos y colmándola de besos.

Me tomo la mano para que la pasara por su cintura, la abrazo agarrándole las nalgas. Mientras me la follaba se estiró para darme un beso, se quedó mirándome a los ojos, sonriendo tímidamente con sus pómulos enrojecidos.

- No, no tienes por qué avergonzarte de mi

- No sabía cómo decirte

- Asi eres y así te amo

Nos fundimos en un beso con los ojos cerrados. Nos comimos esa nena con demasiadas ganas y mientras yo la penetraba, ella movía temblorosamente su mano sobre su sexo, frotando su clitoris.

- No paren, no paren, no paaaaaaaaaaaaaahhhhh ahhhhhh ahhhhhh siiii ahhhhh

En ese momento los dos abrimos los ojos, mi cara ya estaba desfigurada y estaba a punto de venirme. Mi esposa me miró completamente excitada.

- ¡Hazlo!

Me agarré de las nalgas de mi esposa, empujándola contra ella, se besaron y tuve un orgasmo delicioso que me hizo poner los ojos en blanco.

---

Asi como todo empezó, finalizó, las personas se dispersaron. Le abrimos paso a ella para salir de en medio.

- Yo sabía que les iba a gustar

Dijo el hombre extendiéndole la mano para ayudarle a bajar. Ella se subió los jeans, se colocó la camisa y desaparecieron hacia el segundo piso abrazando a la morena en medio de ellos.

Nosotros nos arreglamos sin saber ni siquiera como mirarnos. Se suponía que solo veníamos a ver que tal era este cuento y acabamos de terminar envueltos en una locura.

Caminamos a la barra, pedimos cuatro tequilas. Se fueron demasiado rápido y aun sin tener palabras pedimos otro par más.

- Omar yo...

- Moni, no tienes que explicar nada

- Si tengo y quiero hacerlo: soy bisexual

- Eso ya lo sé, pero no entiendo porque nunca me lo dijiste

- No sé, miedo a que no lo tomaras bien, pero hoy no me aguanté con tantas tentaciones juntas

- Siempre me ha gustado que seas vos misma, presentía que algo no estaba bien del todo, pero nunca pensé que fuera porque te gustaban las mujeres

- De verdad traté de decírtelo muchas veces antes de casarnos, pero no fui capaz

- Bueno --sonreí y tomé el dorso de su mano acariciando el anillo de matrimonio-- ya no tienes por qué ocultarme nada.

Le señalé al cantinero que nos sirviera otro par de copas. Le entregué una y la levanté para que la chocara contra la mía.

- ¡Salud por las mujeres!

- ¡Salud!

Mordimos los limones, chupamos la sal en la mano, tomamos el licor de un solo trago y descargamos sonoramente las copas sobre la barra. Nos dimos un fuerte abrazo con los corazones a mil. Cuando abri los ojos una mujer rubia de ojos verde se había girado hacia nosotros atenta a toda la conversación.

- Si todavía estas sedienta, hay una mujer que está sola y que no ha dejado de mirarnos desde que nos sentamos- ¿En serio? ¿Dónde?

- Justo detrás de vos

Mi esposa se dio la vuelta sin pensarlo dos veces. Le extendió la mano y se presentó.

- Manuela --se corrió a un lado-- y él es Omar

- Mucho gusto Natalia

Mi esposa ni siquiera la dejó hablar más. Fue directo a su boca, la abrazó por el cuello y después de un largo y erótico beso le preguntó.

- ¿No te gustaría irte a un lugar más privado y tranquilo con nosotros?

- Privado si, tranquilo no

Las dos soltaron la carcajada. Pagamos nuestra cuenta y la de ella. Salimos en un taxi rumbo a un Motel cercano. La primera vez había sido excitante pero también aterradora, ahora con esta otra mujer estábamos más tranquilos y decididos.

La nena se prestaba para todo y antes nos motivaba a cometer demasiadas locuras, pero esa... es otra historia.

---

Relato: Omar

Escrito: Agata

Edición: Axel

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