El Sueño de la Lectora

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Mis autores favoritos me llevan al mejor de los sueños.
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Parte 14 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Ha sido un largo día de trabajo, estoy tan cansada que ni he sido capaz de preparar la cena, solo un sandwich ligero y a la ducha. Sumerjo el rostro en el agua, apoyó las manos contra la pared y disfruto de los masajes que dan las gotas en mi espalda.

Cierro la canilla y me quedo mirando al suelo, viendo como caen las gotas de agua de mi cuerpo, estoy demasiado agotada. Respiro profundo y salgo de la ducha solo pensando en tirarme a la cama y dormir tres días seguidos. Me rodeo con la toalla y meto la punta entre mis senos y alcanzó otra más pequeña para sacudirme el agua del cabello.

Salta una notificación en mi teléfono, me veo al espejo y sonrío, mis autores favoritos acaban de publicar una nueva historia: "Champagne".

Soy amiga de Alice hace años, estudiamos juntas en la misma universidad y ahora compartimos piso. Se de sus aventuras con Ágata y Axel, ella por acuerdo de silencio no puede contar nada y yo ni siquiera los conozco, por eso cuando publican algo es casi imposible aguantar las ganas de no leer lo que hicieron y fantasear con que algún día Ágata me haga suya.

Me tiro a la cama y desbloqueo el teléfono, solo con ver que el contenido va tratar sobre BDSM me dan escalofríos. Ni me preocupo en ponerme pijama porque sé que apenas empiece a leer voy a terminar desnuda y acariciándome. Es más, esto se merece que invite una amiguita. Me estiro hacía la mesa de noche, saco mi vibrador azul que de cariño llamo Pitufina, es portable y diminuto, pero hace maravillas.

Colocó varias almohadas contra el espaldar para quedar medio sentada, abro la toalla y el viento hace que mis pezones mojados se endurezcan y se marque la piel de gallina, tomó uno de ellos y lo pellizco emocionada.

- Maldita sea, ni siquiera he empezado a leer --solo con imaginarme a Ágata ya estoy como un tren--

Abro las piernas, separo mis labios, dejó caer una línea de lubricante entre ellos, miro la pantalla del teléfono y mientras empiezo a leer, me acarició con Pitu esparciendo el lubricante por todo mi sexo de arriba a abajo.

Alice describe cómo está vestida Ágata y ya me tiene respirando agitadamente. Imagino que está en la puerta de mi habitación mirándome, pasando su mano por la solapa de su escote y me muero de risa. Concentro a Pitu en mi clítoris, lo empujo y dejo que las vibraciones hagan su trabajo. Cierro los ojos, mi brazo cae contra el colchón y el teléfono se me escapa, empiezo a gemir y no me tardo en venir, sonrió mirando a la puerta esperando encontrarla ahí, pero me decepcionó al saber que no está. Si que haría todo esto con gusto para ella.

Mi cuerpo ya estaba casi acostado, me acomodo de nuevo para continuar la lectura. Me acaricio los senos, el vientre y el cuello, a Pitu la dejo a un lado para poder leer.

El tema de los azotes hace que mis dedos jueguen en círculos con mi clitoris y que se escapen al interior un par de ellos. Me ponen a mil con su historia, me imagino siendo Alice y no me aguanto, Pitu va directo al interior y cuando le dan por detrás mi dedo del medio va directo a mi culo.

Esa explosión de fluidos me deja derretida en la cama con la visión nublada. Solo faltan unos párrafos, logro enfocar, hago un esfuerzo sobrehumano para no caer dormida. Sonrío al leer el final y mientras se me cierran los ojos imagino a Ágata vistiendo ese arnés.

---

Es algo raro, estoy en mi casa, pero todo se ve como medio nublado y borroso. Creo que estoy soñando otra vez, pero por alguna razón soy consciente de ello sin despertarme. Me acabo de levantar, estoy desarreglada y con una batola con una tela fresca y de tiritas como pijama.

Alice ya debería estar en la casa, la busco por todos lados y no la encuentro. Demás que le pidieron extender turno en el trabajo. Tocan la puerta y salgo caminando con las cejas juntas a regañarla por haber dejado las llaves, lo que no es nada extraño en ella.

Abro la puerta y sin saludar, entra una mujer que ni conozco, una rubia que ronda los treinta y algo que va vestida con ropa ejecutiva y elegante. Ni siquiera me mira, está distraída buscando algo en su bolso. Ella ya ha estado acá antes porque sabe por dónde moverse.

- Hola cachorra, no tengo mucho tiempo para esto

Yo me quedo con la mano en la puerta mirándola atónita. Va a la mesa de la sala, suelta el bolso en la mesa de centro y comienza a soltar el nudo del abrigo que lleva encima.

- Disculpa ¿te conozco? --le pregunto enjarrando mi mano en la cintura--

Siento que me mira a través del espejo, pero no logro ver su rostro, está completamente borroso, como si hasta en mis sueños tuviera prohibido conocer su cara real. Se apura a cerrar el abrigo para tratar de ocultar algo y lo cruza con prisa. Da la vuelta, toma el bolso y lo usa para cubrirse la entrepierna.

- Lo siento, pensé que eras Alice ¿no está?

- No, pero no se debe tardar, si quieres la esperas

- Tengo un poco de prisa, creo que vengo más tarde

- No --cerré la puerta para impedir que huyera-- no hay problema, siéntate

- Gracias

Nunca la había visto, pero por como me la había descrito Alice esa con seguridad era Ágata. Tenía que aprovechar la oportunidad para presentarme.

- Mucho gusto, soy Cecilia la compañera de Alice --estirando la mano--

- El gusto es mío, Ágata

Escuchar la confirmación de ese nombre hizo que hasta mis piernas temblaran, casi a punto de perder las fuerzas y hacerme caer. Me apretó la mano con fuerza y sentí un corrientazo que me recorrió todo el cuerpo.

- ¿Quie...quieres algo de tomar? --me temblaba la voz--

- Agua por favor, está haciendo un calor terrible

- ¿Cierto que sí? provoca andar sin ropa todo el día

Hice el comentario sin pensar y sentía como ella me escaneaba de pies a cabeza. Maldita sea cuánto daría por poder ver su cara, como mira, sus expresiones. Me sacudí la cabeza, frote los ojos a ver si esa nube desaparecía, pero no, su rostro seguía vetado para mí. Le llevé el vaso de agua con hielos y nos sentamos en silencio a esperar.

Ella estaba bastante incómoda tratando de ocultar algo, pero cuando se inclinó a dejar el vaso en la mesa su bolso se corrió un poco y pude ver lo que ocultaba. Este par de malditas no esperaban que yo estuviera acá, pero no iba a desaprovechar esta oportunidad.

- No puedo esperar más, gracias por el agua

- Creo que ella te dejo algo en la habitación, ya regreso

Me temblaban las piernas de solo pensarlo y sentía el corazón en la garganta. Busqué un tarro de lubricante y regresé corriendo antes de darle oportunidad de que se fuera. Me pare enfrente y le entregué el lubricante.

- ¿y yo para que esto? --dijo extrañada--

- Para que --metí mi pierna entre las suyas y las separe-- lubriques eso

El dildo negro que llevaba con un arnés quedó colgando y la mira con picardía. Mis pezones me delataron de inmediato, estaban durísimos y se marcaban sobre la tela. Ella colocó la mano en mi rodilla la subió por el muslo y muy cerca de mi sexo agarró mi pierna para traerme hacia ella.

- Eso no es de tu incumbencia

- Alice no está, no me parece justo que una mujer tan ocupada... --hice una pausa larga lanzándole una mirada lasciva-- ...pierdas su tiempo viniendo hasta acá para nada

Subió su mano hasta mi sexo y salté un poco, no me lo esperaba.

- ¿Siempre eres tan buena compañera?

- Si señora --ahhhh gemí al sentir su pulgar en mi clítoris--

- Alice es una perra, pero se nota que vos sos una zorra --sacó su mano y me empujó gentilmente para poderse levantar-- y yo con zorras no me meto --colgando su bolso del hombro--

Le sonreí y levanté mi ceja irónicamente. Pasé las manos por debajo del pijama y me la quité en frente a ella quedando desnuda.

- Usted verá si se quita las ganas con esta "zorra"

Me di la vuelta y me acomodé de rodillas en uno de los muebles abriendo las piernas y meneando las nalgas. Mirando hacia la calle detrás de una de las cortinas.

- Muy bien zorrita, espero que no te arrepientas

Mi sexo se inundó de la emoción. Ella volvió a soltar el bolso en la mesa, se abrió el abrigo y lo dejó caer al piso. Escuché que accionó el aplicador de lubricante y sonreí. Se acomodó detrás de mí y dejo caer unas cuantas aplicaciones más de gel en mi coxis, me separó las nalgas apretándolas con fuerza y vio cómo se deslizaban pasando por mis nalgas hasta mi sexo y encontrarse con su dildo.

Cuando lo colocó cerca de mi sexo brinque un poco porque estaba frio en contraste a mi temperatura.

- ¿Asustada?

- No

- Porque no me gustan las miedosas, ni mucho menos las niñas mimadas, no soy de las que consuelan, ni tampoco de las que hipócritamente dan mimos para lograr su cometido

- Tampoco lo espero --volteándola a mirar por encima del hombro--

- Perfecto

Llevé mis manos por debajo de mis nalgas separando los labios de mi sexo confirmándole que estaba lista para darle la bienvenida.

- Pero, debo confesar de que estoy algo emocionada

- ¿de qué? --preguntó intrigada mientras tomaba el dildo con su mano y apuntaba a mi sexo--

- Pues --chasque la lengua sonriendo-- que la mamacita de Agata me coma

- ¿Agata? --sentí una voz de hombre--

Volteé a mirar a la derecha sobre mi hombro y vi la figura de un hombre desnudo el cual también tenía la cara borrosa.

- Ey zorrita, por aca --me llamó la atención a la derecha tronando sus dedos la voz de Agata--

Llevé mi mirada hacía el otro lado. Me tomó de la mandíbula con fuerza y al inclinarse pude sentir como se metía la cabeza del dildo para hablarme al oído.

- ¿Acaso Alice no te dijo que siempre lo hacemos juntos?

- Alice nunca me cuenta nada de ustedes

- Si es que las perras si saben guardar secretos

- Las zorras también --me jaló del cabello-- ahhhh

- ¿Segura?

- Si

Sentí como me lo metió todo de una hasta el fondo, cerré los ojos y apreté los labios. Me volvió a jalar del cabello.

- ¿Y qué tal son las zorras para el sexo?

- Les pueden hacer lo que quieran

- No deberías decir eso, no es buena idea

- Yo creo que sí lo es

- Entonces no tengo que pedir permiso para nada --colocando su dedo índice en mi culo--

- No

Me soltó el pelo, empujándome hacía el mueble, sentí una palmada en las nalgas que me quedó ardiendo, luego me tomó de las caderas y empezó a follarme como una máquina.

Mis senos brincaban para todos los lados y escuchaba su cuerpo chocar contra mis nalgas, gemía como loca y disfrutaba mirar hacía cada lado para ver a Axel penetrándome a la izquierda o a ella con su dildo a la derecha. Sin duda era un sueño, pero no me importaba, ni mucho menos iba a querer despertarme. Podía disfrutar cuanto quisiera de cada uno sin siquiera sentir que me los sacaran para que el otro entrara en acción.

Vi como Axel me pasaba las manos hasta la cara y metía los dedos anular y corazón de cada mano en la boca, me estiraba los labios y manejaba como si fueran las riendas de un caballo mientras me lo metía más duro. Miraba de reojo hacía Agata y escuchaba como se reía con maldad, sentí que me abrió las nalgas con sus manos, uso los mismos dedos de Axel para meterlos en mi culo y abrir mi esfínter estirándolo al límite.

Un montón de manos empezaron a aparecer de la nada, como si les salieran brazos de más a ellos. Me tocaban los senos, pellizcaba los pezones, me apretaban los muslos, me cogían de las manos y tobillos para que no me moviera. Me daban palmadas en las nalgas y me masturbaban sin delicadeza en círculos el clitoris. Me apretaban del cuello asfixiándome y me hacían cerrar los ojos para poder aguantar.

Escuché risas entre ellos y cuando abrí los ojos vi en la calle detrás de la cortina a Alice, estaba ahí parada mirando hacia adentro muerta de la risa. Ella no podía ver mucho porque había más luz afuera que adentro, pero yo sí podía ver perfectamente su risa de maldad, me acababa de dar cuenta que había caído redondita como una ingenua en su trampa.

Ese nudo de manos y sexo me tenían al límite, gimiendo como una loca sin cuidado de que me escucharan. Cada que me iba a venir sentía una palmada en mi sexo que me hacía brincar y Agata en mi oído diciendo:

- Todavía no zorra, no te he dado permiso

No era capaz de aguantarme y ella misma a punta de palmadas y pellizcos en los pezones lograba retenerlos, pero yo ya era como una presa de agua al límite, una sola gota más y explotaba. Me lo sacó y me quedé allí temblando.

- Ahora si zorra, abre bien los ojos

Me separó las nalgas y me metió el dildo por el culo. Con los ojos fijos en los de Alice empecé a venirme a chorros, cada que empujaba el dildo hasta el fondo la presión sacaba mis orgasmos con más fuerza, mojando el mueble el piso y mis piernas. Cuanto quisiera poder lograr venirme igual en la vida real.

Alice se reía a carcajadas desde la calle y todos los que pasaban la miraban raro como si estuviera loca. Agata saco el dildo y me empujo contra el mueble, me cogió de un brazo y me dio la vuelta.

- ¿No se supone que las zorras son más astutas que las perras?

- Se supone --respondí jadeando tratando de recuperar el aliento--

- A ver zorra astuta ¿nos quieres ver la cara?

- Claro

- ¡Trágate esto!

De repente se materializó delante de ella Axel y ella detrás masturbándolo y mirándome a los ojos. Él me cogía del pelo y manipulaba mi cabeza para ponerme a mamar como si fuera una muñeca de trapo que movía a su antojo. Mientras que Ágata masturbaba su miembro con gran destreza chocando su mano con mis labios.

Un pitido repetitivo y agudo empezó a sonar como si se me estuviera agotando el tiempo.

Miraba para todos lados sin entender qué pasaba. Axel me empujó hacía atrás y me sostuvo del cabello a centímetros de su miembro. Se venía de forma imposible, su leche caliente chocaba contra mi cara, mi boca, cabello, senos. Ni siquiera podía abrir los ojos para ver, sentía como si todo mi cuerpo acababa de ser recubierto en semen.

---

El pitido aumentaba de volumen, movía mis manos hacía todos lados buscando apagarlo, pero sin poder abrir los ojos. Alcancé mi teléfono con las manos, entre abrí los ojos abrí aún con la sensación de tenerlos pegados por su semen y me di cuenta que se trataba del despertador que se me había olvidado desactivar.

- ¡Maldita sea!

Al darme cuenta que todo había sido un sueño y que por segundos no les había podido ver la cara me dio tanta rabia que tiré el teléfono contra la pared.

Lo peor de todo es que levanté las cobijas y no me había venido a chorros como lo soñé, sino que me había orinado en la cama como si fuera una niña de pequeña. Me tocó levantarme a quitar sábanas, limpiar todo y meterme a bañar.

Igual valió la pena limpiar todo ese desastre. Se que Alice se va a reír de mí, cuanto le cuente lo que soñé.

Al fin se me hizo realidad el sueño de que Agata me comiera y de encima también apareció Axel. Ojalá Alice algún día se anime a presentarlos, pasemos bien delicioso los cuatro y me haga esa carita de maldad, pero en la misma cama desnudas para ellos.

---

Escrito: Agata

Edición: Axel

A estas alturas te habrás dado cuenta "Cecilia" ¿cierto?

Si, usamos a Alice para que te espiara y nos contara unas cuantas cositas de ti. Esperamos que lo hayas disfrutado y que le envíes a Alice un regalito de como quedaron tus dedos leyendo este relato.

Feliz cumpleaños par de necias. Un beso, pervertidas... dónde quieran.

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