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Mi madre, el filtro perfecto de mis relaciones.
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Parte 40 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Si algo me queda claro en la vida, es que la relación con mi hija siempre ha sido un caos precisamente por lo mucho que nos parecemos.

Hasta en los gustos para comer, vestir, disfrutar la vida y algo que no me sorprende en lo sexual, porque nunca le escondí mis preferencias y desde muy niña ella sabía que yo les iba a los dos equipos. Terminó resultando igual, creo que un poco más tirando hacia el lado femenino.

Nos queremos mucho y nos cuidamos entre las dos, pero no es nada bueno permanecer juntas por mucho tiempo.

Hay algo que tal vez hemos dado por sentado, porque nunca lo hemos hablado o planeado, pero siempre servimos como como filtro, porque no ha habido pareja de la otra a la que no le coqueteemos... y bueno, pues si alguna cae, damos por entendido que no valían la pena y las desechamos.

A muchas personas eso le puede parecer algo raro o descabellado, pero para nosotras es algo normal. Nunca nos hemos hecho ni el más mínimo reclamo y la verdad es que lo consideramos más como un favor que como algo negativo.

---

Roxana mi hija está en sus treintas y hace más de un año está viviendo con un cuarentón que es toda una delicia. Se lo he dicho de frente, infinidad de veces que está como quiere y ha sido con el único que me ha tratado de advertir que por favor a él lo deje en paz.

Esteban es todo un caballero, bien vestido y hablado. Cuida muy bien su apariencia y siempre huele delicioso. Me encanta cuando me saluda con un fuerte abrazo y me deja impregnado el olor de su perfume... y pues bueno no les niego que unas cuantas veces me ha puesto a jugar con mis vibradores en casa, oliendo mi ropa impregnada con su perfume.

---

Ya llevábamos un buen tiempo sin vernos y mi hija me pidió que fuera un domingo desde temprano a visitarlos. En diciembre me habían regalado un vestido de tela ligera que la verdad no uso mucho, no porque no me guste, sino porque se ensucia muy fácil por lo largo que es.

Eso sí cada que visito el mar, es uno de los primeros que meto en la maleta. Color blanco, cintas púrpuras que mejoran la figura en la cintura y levantan los pechos para hacerlos ver más voluptuosos y en la falda unas hermosas flores grandes en color púrpura.

Ellos viven en una lujosa unidad campestre de casas independientes a las afueras de la ciudad. Llegué a eso de las 11 am, la puerta estaba abierta y no más pisar el recibidor, Esteban me saludo con un fuerte abrazo, viniendo del patio trasero trayendo un aroma a carne asada y una copa de sangría con hielo, frutas y vino tinto.

- Doña Ceci!Hola!

- Hola Esteban ¿estás tomando tan temprano? --le dije--

- Calentando motores pa que entre mejor el asadito

- ¿Qué estamos celebrando?

- Nada suegra, la vida que es una chimba ¿o no?

Me levanto la mano y me hizo dar una vuelta sobre mi propio eje.

- Uy tutuiiii como se ve de linda así

- Es el vestido que me regalaron ¿si se acuerda?

- Claro doña Ceci, nosotros sabíamos que le iba a quedar perfecto

Mi hija apareció recién bañada en toalla y hablando por teléfono con cara de estrés. A duras penas me dio un beso en la mejilla como saludo.

Uno como mamá se huele las cosas, será sexto sentido o lo que sea, pero ya sabía que iba a sacar una excusa. Se vistió a la carrera, le pidió las llaves del carro a Esteban y le dijo que tenía que llevar al aeropuerto a una de las expositoras que habían contratado en su universidad para unas ponencias porque supuestamente su transporte le había quedado mal e iba a perder el vuelo.

- Oíste Daniela, vos si sos bien graciosa ¿me pedís que venga a hacerles visita y te vas?

- Ay má sorry es una urgencia, no me demoro

Esa cara ya la había visto un millón de veces y de urgencia nada. Me estaba era usando como factor de distracción con su novio para ella poderse volar a hacer de las suyas.

- Si claro --agarré mi bolso-- nos vemos después entonces

- No ombe Doña Cecilia ¿me va a dejar con el asadito preparado? Quédese y nos desatrasamos, que esta torcida se lo pierda

- Si má, tan boba, quédese y le hace compañía a Esteban que yo de verdad no me demoro

Me mordía la lengua por decirle en la cara que si lo que necesitaba era que le hiciera los cuartos se los hacía, pero que no creyera que me iba a ver la cara de idiota, eso sí me daba mucha piedra.

- Daniela, vaya y haga lo que tenga que hacer --le contesté con ironía-- usted verá si se demora o no

Ella obviamente por las facciones de mi rostro y mi tono ya sabía qué hace rato había descubierto sus planes.

- Fresca suegra que yo me encargo de atenderla bien

Él lo dijo sin ninguna intención, dando vuelta a las carnes, pero mi hija volvió a darme esa mirada de advertencia que lo dice todo.

- Y yo me dejo atender --estiré mi mano con la copa vacía--

Le levanté una ceja desafiante a mi hija y curvé el labio con una sonrisa macabra. Más que avisada quedaba, si se iba, ya sabía que era como darme permiso para caerle con todo a Esteban.

Seguro llevaba rato sin estar con otra mujer, porque miro su teléfono y con una mueca de "haga lo que sea" se despidió de lejos y cerró la puerta con prisa.

Si ella iba a pasar bueno, pues yo no pensaba hacerle el favor así de gratis y si Esteban me llegaba a abrir un poquito la puerta iba a aprovechar para quitarme las ganas que le tenía.

---

Esteban y yo, ya habíamos bajado la primera jarra e íbamos por la segunda.

Me le acercaba al asador y le pedía que cortara trozos de carne jugosa y me los metiera el mismo a la boca. De gusto dejaba que rodaran sus jugos por mi mentón y él se apuraba a limpiarme con una servilleta.

Ya comenzaba el juego de miradas, coqueteos y caricias no tan disimuladas y él tampoco es que se estuviera comportando como un santo.

- Esteban esto así solo comiendo está muy aburrido, ponete musiquita y bailamos

- Claro que si suegrita

- Pero, no me vas a poner esa música de ahora pues

- Que le pongo, que aca tengo de todo

- Un merenguito de esos infinitos

Colocó el iPhone en el dock, se acercó entrecruzando su mano con la mía y la otra en mi cintura, más bien un poco encima de mis nalgas.

El tipo era toda una delicia, me guiaba a su gusto, nos reíamos cantando, me hacía dar vueltas y me volvía a traer a él juntando mi cuerpo contra el suyo.

Se acabó la canción y los dos terminamos acalorados buscando llenar las copas con más sangría y bastantes hielos.

- ¿Daniela se está como demorando no? --me dijo mirando su reloj--

- Mejor, acá estaría haciendo mala cara por la música

- Pues sí, a ella solo le gusta el perreo intenso

Se acercó a su teléfono, abriendo la lista de contactos para llamarla.

- ¿Para qué las vas a interrumpir?

Volteo a mirarme, como si estuviera sorprendido de que yo supiera más de lo que debía.

- ¿Como así suegra?

- No pues, digo que --tartamudee a punto de meter las patas-- como van en el carro pues maluco

- No, espérate --soltó el teléfono-- ¿vos que sabes que yo no?

Esa risita en la cara de Esteban lo delataba, sí que sabía muy bien lo de los gustos diferentes de su novia.

- No te vas a hacer el que no sabes nada

- Ombe suegra, Roxa es así que más le vamos a hacer --levanto sus hombros--

- ¿Osea que vos le alcahueteas esto?

- Pues así como decirle que vaya y lo haga no

- Ah pero igual sabes que no la está llevando al aeropuerto ¿cierto?

- Al aeropuerto sí, pero que hagan una parada por ahí, es casi seguro jajajaja

- ¿y no te molesta?

- Pues, no sé... trato de no pensar mucho en eso

- Podrá ser mi hija, pero yo la verdad si me siento un poco mal de que te haga esto --lo mire con hambre-- y si fuera vos me las cobraría

- No hay con quien

Levanté la ceja, me pasé la lengua por los labios y coloqué mis manos metiendo los dedos en su cinturón.

- Si tiene y no hace falta que lo pidas disimuladamente, me puede decir de frente que quiere y yo decido si lo hago o no

A él se le subieron los colores a la cara y yo no pude aguantar el ataque de risa, hasta voltear la cara y escupir la sangría.

- Uy suegra que charlitas más pesadas

- ¿Charlitas?

Me solté las tiritas del amarre del vestido, dejándolo caer por los hombros, hasta que mi escoté saliera a relucir. Los hombres siempre se idiotizan cuando ven un par de tetas.

- Uy doña Ceci, no me ponga a pensar en esas cosas que usted sabe que es una señora muy bonita y no sé, complicado aguantarse

Tome sus manos y lo invite a que me cogiera los senos, él automáticamente abrió las manos tratando de abarcar tanto como podía. Le mandé la mano a la entrepierna y se notaba que su miembro ya empezaba a reaccionar.

- Hay cosas que se hacen mejor sin pensar

- Doña Ceci, usted es mi suegra y... no se

- Contésteme sinceramente una cosa ¿Si no fuera su suegra? ¿qué?

- Doña Ceci, no me haga contestar eso

- Fresco, que queda entre los dos

- Obviamente que si

Mirándolo a los ojos, le solté el cinturón, le abri el botón y cuando le bajé el cierre me agarró de las muñecas.

- Tranquilo... yo se guardar secretos

Le metí la mano entre el boxer y respiró profundo cuando agarré su miembro y lo empecé a masturbar.

- Acá no

Volteo a mirar hacia los lados y aunque los patios entre casas están separados por arbustos tupidos no es que dieran del todo privacidad.

Me tomo detrás de la cintura y me llevo hacia adentro. Al pasar por la isla de la cocina me di la vuelta y nos comimos desesperadamente a besos.

Metió sus manos por debajo de la falda y agarrándome de las nalgas, me levanto en el aire y me descargo en el frío del mármol.

- Uy que fuerte --le dije con tono burlón--

Él me miro a los ojos, se sonrió y luego se clavó en mi cuello llenándolo de besos y terminó por meterse entre mis senos hasta dejarlos al aire chupándolos con fuerza y cuando mis pezones estaban erectos le dio unos cuantos mordiscos que me hicieron gemir.

Desesperadamente me metió las manos por debajo de la falda, me quito los panties de encaje, los tiró lejos sin fijarse donde cayeron. Me lanzó una mirada lasciva y se metió debajo de la falda.

- Definitivamente no se te puede dar confianza

Trataba de hacer chistes para que no se tensara demasiado el ambiente, pero él estaba bastante enfocado solo en una cosa: comerse mi sexo.

La verdad es que no verlo y solo poner mi mano encima de la falda detrás de su cabeza me volvía loca. De no ser porque sentía su barba en mis muslos podría pensar que la que estaba ahí metida era una mujer. Este hombre se le notaba que tenía una maestría en hacer sexo oral y darle placer a una mujer, ahora tiene sentido porque mi hija se lo había aguantado tanto tiempo.

No se detuvo hasta que me saco el primer orgasmo. Salió debajo muerto de risa, el muy maldito arrogante sabía lo que había logrado. Se bajó los pantalones se escupió el miembro me separó las piernas y justo cuando me lo iba a meter lo detuve.

- Calma ¿tienes condones?

- En la habitación

Me bajé de un brinco y me lo llevé de la mano subiendo las escaleras a toda prisa. Mientras él buscaba en su cajón, me fui a quitar el vestido y antes de que lo terminara de bajar me detuvo.

- No Ceci --ya sin "el doña" por la confianza-- déjese el vestido

Lindo el fetiche que tenía guardadito desde que me lo compraron y no es que me disgustara.

Le recibí el condón, me hice de rodillas sobre en la alfombra. Le agarré el miembro con ambas manos, le escupí el glande y lo masturbé mirándolo a los ojos, pornográficamente me lo metí a la boca y lo bañé en saliva hasta dejarlo goteando.

El no paraba de mirar mis grandes senos, embobado siguiendo los movimientos del vaivén.

- ¿Acaso te antojaste de algo?

Le dije mientras me acariciaba los pezones con su glande lleno de saliva.

- Uff Ceci, si antes pensaba que se veían ricas en ese escote, ahora se ven más provocativas

Me hice de rodillas metí su miembro entre ellos y le di un buen masaje sin parar de soltar saliva para lubricar.

- Se ven más ricas con una buena verga en el medio

El hombre gemía delicioso, me pasaba su pulgar por la boca y se lo chupaba con fuerza y le hacía una buena paja rusa.

Tanteé con las manos en búsqueda del condón, rompí el sobre y metiéndomelo a la boca le vestí el miembro hasta la base, le di unas cuantas mamadas y cuando me lo empecé a meter más hasta el fondo se desesperó.

- No me aguanto mas

Me montó a la cama en cuatro de forma brusca, me levanto la falda por encima de la cintura tapándome la cabeza, me separo las nalgas, sentí su lengua en mi agujero posterior y su mano en mi sexo.

- Ni lo pienses --le dije sin poder verlo-- ¡hazlo!

Se escucho como renegó un poco decepcionado, pero la verdad es que me pongo tensa con el sexo anal y no lo disfruto demasiado.

Sentí sus manos en mis caderas y su miembro abrirse paso en mi interior, este hombre no se iba a guardar ni un poquito de ganas, me follaba como un animal, me agarraba marcando sus dedos en mis nalgas.

- ¡Azótame! ¡azótame por favor!

Me daba unas buenas nalgadas y después me agarraba y me desbarataba moviendo mi cuerpo a su gusto mientras me penetraba.

- Si, si, así que rico yernito, come así, así bien rico, no pares

Desesperadamente me quitó la falda de encima, me tomó de los brazos y me levanto hacia atrás, pasando su brazo por delante de mí cuello ahorcado un poco.

Su cara estaba al lado de la mía, respiraba su aliento caliente en mi boca y me besaba si parar de follarme.

- Ay suegrita, que rica estas, maldita sea

Me mordí los labios, él me besaba y me apretaba los senos manoseando por todas partes, retorciendo mis pezones y apretando con su mano abierta. Mientras él me follaba y me masturbaba yo lo besaba y acariciaba los senos para él.

- No aguanto mas

- Porfa échamelo adentro

Me empujo de nuevo hacia adelante un tanto brusco. Metí mi mano por debajo, estrujando mi sexo con insistencia, ya no aguantaba más, pero quería esperar a que se viniera para tener el mío. Con la humedad de mi sexo lleve mi mano por debajo acariciando sus bolas y lo miraba por encima del hombro.

- Ay HP que rico, quiero que te vengas ya ¡dámelo! ¡dámelo!

Me agarró durísimo de las nalgas, me lo metió hasta el fondo, me hizo venir de inmediato apenas sentí como su miembro palpitaba al venirse.

- Ahhh siiii siiii ahhhhhh

- AGHHHHHHHHH

---

Me di la vuelta él se me tiró encima y descanso al lado de mi cuello y yo lo abracé metiendo mis manos en su cabellera.

- Doña Ceci, no sé qué decirle, ni soy capaz de mirarla

- No hay nada que decir, los dos teníamos ganas, no las quitamos y ya está

- Doña Ceci, usted me disculpará, pero yo todavía le tengo muchas ganas

Le di la vuelta dejándolo boca arriba, mirándolo a los ojos con una sonrisa mientras le arrancaba el condón y le daba unas cuantas chupadas hasta tener su erección de vuelta. Le pedí otro condón y me paso una cajita con un preservativo y un anillo vibrador.

Me mori de risa, me apuré en colocárselo y de un brinco salte encima apoyándome en su pecho, pasando mi sexo a lo largo de su miembro masturbándolo con mis labios externos.

- Ay jueputa ¿qué rico te ves así encima?

- ¿Te gusta? ¿te gusta lo que ves?

- Usted lo que esta es muy rica, mamacita

Le agarré las manos, las coloque por encima de su cabeza y las sostuve con una mano para que no se moviera. Luego tome uno de mis senos y se lo metí en la boca para que la chupara hasta atragantarse.

- ¿Esto era lo que soñaba yernito? ¿que la suegra se lo comiera?

- Si, si cómame bien rico mamacita

Levante las nalgas, su miembro se alzó y cuando lo sentí en el lugar correcto descargué el peso de mi cuerpo encima para metérmelo de un solo senton.

Lo miraba a la cara y se le notaba la excitación, pero también de vez en cuando miraba a la puerta preocupado porque mi hija llegará y nos encontrará en estas.

- Fresco que tenemos tiempo

- ¿Sera?

- Tranquilo, yo me encargo de que sea rapidito --picándole un ojo--

Encendí el anillo vibrador. Levante la mirada, cerré los ojos, me mordí los labios y después de disfrutar de cabalgar suavecito. Voltee a mirarlo fijamente, moviéndome sensualmente en círculos y cara de diabla. Sacándolo un poco y usando la técnica macabra de apretar al volverlo a meter.

- Ufff doña Ceci --dijo con cara de angustia--

- ¿Qué? ¿te duele?

- No, si sigue así me va hacer venir

- Esa es la idea

- Lastima tener que usar condón

- Ah no papacito, eso sí le toca aguantárselo

Cual licuadora sin estrenar lo exprimí hasta tenerlo al borde del orgasmo. Ya se estaba retorciendo y volteando los ojos cuando brinqué para sacarlo, le apreté las bolas y me miro con un poco de rabia.

- Eso ya es maldad doña Ceci

- Pa que me vaya conociendo de verdad

Me encaramé de nuevo, encendí el anillo vibrador. Esta vez no se dejó dominar, me atrapó por la cintura y me pasó las piernas por detrás de su torso.

Nos comíamos con desespero y mis senos rebotaban cacheteando su cara. Sentí su dedo jugueteando en mi trasero y cuando llevé mi mano hacia atrás para quitársela me agarró de la muñeca con su otra mano y no paro de acariciar mi asterisco.

- ¡No! --le mire desafiante--

- Te lo voy a meter

- ¡Que no!

- Si, te lo voy a meter --empujando su dedo--

- ¡Que no! --lo mire enojada--

- Venga señorita --con voz de súplica-- déjeme cumplir mi fantasia

Me soltó la mano y aunque no lo dejaba de mirar rayado, al ver que no le quitaba su mano, lo fue metiendo lentamente.

- Ay jueputa, Esteban

Le mordí la clavícula mientras lo terminaba de meter

- ¿Lo saco?

Lo miré con mucha rabia, le pegué una cachetada y el muy HP se rio. Me tiré encima a comérmelo a besos. Gemíamos mirándonos fijo a los ojos sin parpadear, pegados frente a frente. La cama se movía de su puesto por la intensidad de nuestros movimientos, me agarré de su cabello lo metí entre mis senos y lo ahogue entre ellos hasta que alcance el orgasmo.

- ¡HP sssiiiii ahhhh que ricccoooo HP!

Él no paraba de penetrarme, sacándome un orgasmo tras otro. Hasta que me sacó el dedo del culo, me tomo de la cintura y en medio de un tierno y apasionado beso sentí como alcanzaba su orgasmo.

- Ohhh diosssss, me encantas, mamacita

Caímos rendidos en la cama, recostada sobre su pecho, con su miembro aun palpitando en mi interior, dándome besos en el cuello y hombros, mientras me daba caricias en la espalda.

- Mejor me voy

Me levanté bajándome la falda, organizándome el cabello, el vestido y revisando que tan corrido tenía el maquillaje.

- ¿Cuándo me vuelve a hacer la visita suegrita?

- No sé

- ¿No pasó nada bueno conmigo?

- Bueno sí, pero que peligro

- Mejor todavía

Me acerqué a despedirme con un beso y agarrando por última vez ese delicioso miembro.

- Cuidadito y no le da lo suyo a Roxa sino va a sospechar

- Fresca suegra que todavía tengo fuerzas de sobra

Le sonreí, le di un último beso y bajé caminando las escalas. Me coloqué las sandalias, recogí mi bolso y mientras iba de salida a la portería pedía un Uber.

---

A eso de las 10 de la noche me escribió mi hija, mandándome una foto de mi ropa interior.

- Ma, creo que se te quedo esto

Me cogió el ataque de risa porque con las prisas por salir y ni siquiera me acordé de buscarlas.

- Eso no es mío --le conteste--

- Mias, no son

- Mire a ver cuál de sus novias las dejo allá

Todo parecía que iba a salir bien. Hasta que veo ese suspenso eterno del escribiendo que dura minutos. Quien sabe cuántas cosas pensó en decirme y mejor la borraba arrepentida, hasta que llegó un...

- Te lo comiste ¿cierto?

- 🤐

- Vida hijueputa, pensaba que este era diferente a los otros

- Todos somos iguales y usted también ¿o no? ¿o me va a decir que andaba de santa?

- Ni modo, uno menos

- ¿Le vas a terminar?

- Si, igual me siento mejor con Sara que con él

- ¿Sara es con la que estabas en el "aeropuerto"?

- Si, con ella

- ¿Hace cuánto están saliendo?

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