Las botas de Laura 03

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Laura continúa con sus castigos.
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Parte 3 de la serie de 3 partes

Actualizado 06/09/2023
Creado 05/08/2019
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Tarda varios minutos en regresar. Tiene puesta nuevamente la mascara, se ha recogido el pelo en una cola, se ha puesto una blusa blanca, un pantalón jeans de esos que se pegan al cuerpo y botas tejanas marrón, de esas que las chicas usan tanto ahora, muy de moda, esas que tienen la caña alta, casi hasta la rodilla. Tienen un taco grueso de 3 ó 4 centímetros. Se ha puesto nuevamente guantes de cuero también marrones, ella es muy cuidadosa cuando se viste, todo tiene que combinar. En lugar del rebenque ahora empuña una fusta, larga y flexible. Pero lo que mas me llama la atención de su atuendo de hoy es que también se ha puesto espuelas.

-- Busca un balde y algo para que la perra limpie donde anoche se orinó -- es una orden, y me la ha dado en un tono autoritario. Aún me turba con la rapidez que cambia su personalidad, pasa de chica buena, dulce, divertida, a la mujer cruel, que goza lastimando y parece no tener limites cuando lo hace.

Encuentro un balde, lo lleno con agua, busco un trapo, vamos a la habitación.

Encontramos a la mujer envuelta en las mantas, se acerca y de un tirón se las quita.

Las marcas en el cuerpo de la mujer están tomando un color azulado. Se sienta en el piso con gran dificultad, a cada movimiento que hace hay muecas de dolor.

-- Por favor, déjenme ir. Yo no soy mala persona, nunca le he hecho mal a nadie. Por que me tienen acá? Me quiero ir--.

Laura me indica que deje lo que he llevado al alcance de la mujer.

-- Quiero que limpies donde te orinaste ayer, sucia perra --.

La mujer mira el balde, luego a Laura como si no entendiera lo que se le pide.

-- Empieza a limpiar, ahora --

No hay reacción por parte de la mujer. Laura le da un fustazo. Empiezan los gritos de dolor.

-- Limpia --.

Le da otro azote, la fusta deja marcas muy finas sobre las marcas que ya dejó el rebenque.

-- Vamos, dale -- le da la orden en voz baja, en tono suave, luego la vuelve a azotar. Luego del cuarto golpe la mujer obedece. Toma el trapo, lo sumerge en el balde con agua y comienza a frotar donde anoche por la paliza que recibió se orinó encima. Después de varios minutos fregando Laura le da la orden de detenerse. Me ordena llevarme el balde y el trapo.

-- Cuando quieras ir al baño me lo pides, perra. No quiero que te vuelvas a mear aquí y ni se te ocurra cagarte por que te saco la piel a tiras --.

-- De rodillas -- le ordena. La mujer obedece rápidamente.

Me hace quitarle las esposas.Luego comienza a caminar lentamente alrededor de ella, con la fusta le va tocando, acariciándole el cuerpo. Todo esta en silencio, solo se oye el taconeo de sus botas, el tintineo de las espuelas.

Detiene su andar, se para en frente de ella, con la fusta le obliga a levantar la cabeza, a mirarle a la cara. La deja, da un paso atrás y luego le da una patada en el estomago. La mujer cae sin un grito, la patada la ha dejado sin aire, queda de costado en el piso abriendo la boca como pez fuera del agua, tratando de volver a respirar.

Laura la mira con una sonrisa cruel en sus labios. Pasan un par de minutos hasta que la mujer vuelve a respirar con cierta normalidad.

Empieza a azotarla en las nalgas, golpea fuerte, vuelven los gritos de dolor.

Le da muchos azotes, el culo empieza a sangrar.

-- No por favor, no me pegues más, no me pegues más. AYYYYY! -- Laura hace una pausa.

-- No estás diciendo las palabras correctas -- le dice y retoma el castigo.

-- Piedad, piedad, por favor, piedad --.

Se detiene, ríe.

-- Muy bien, ahora nos vamos entendiendo. Ahora quiero que te acuestes boca abajo y bien estirada --

La mujer obedece lo mas rápido que puede.

-- Los brazos, las manos bien adelante, bien abiertas -- le indica.

El culo de la mujer está sangrando, hilitos de sangre corren por sus nalgas deslizándose al piso. Veo que la blanca camisa de Laura tiene salpicaduras de sangre, se la ha salpicado cuando la azotaba.

Pone un pie en la espalda de la mujer, pisa como comprobando la firmeza de la superficie y luego sube el otro pie. Esta parada en la espalda de la mujer que empieza a gemir.

-- Shhh -- le dice -- sin hacer escándalo. Se da vuelta y me mira, sonríe perversamente.

Da un paso hacia la cabeza de la mujer, con su pie derecho le pisa la cara. Va poniendo mas peso en ese pie hasta que por unos instantes todo el peso su cuerpo esta sobre la cabeza de la mujer, da otro paso, le pisa un brazo pero su bota resbala y se tiene que bajar para no caer.

A continuación le pisa las manos, una bota en cada mano, se queda varios minutos parada sobre ellas, luego se acuclilla, aun pisándole las manos, todo su peso esta en las puntas de las botas que trituran los dedos. Los sollozos estremecen el cuerpo de la mujer. Después de varios minutos se pone de pie, me pide que me acerque, que le de una mano, entonces mientras la sostengo camina sobre la mujer, va y viene por sobre el cuerpo desnudo, después de pisar el culo las botas van dejando huellas sangrientas por todo el cuerpo.

Da varias vueltas, va desde las manos a las piernas y de regreso, le pisa la cabeza, la espalda, azulada por los azotes de anoche, el culo, sangrante por los azotes de hoy.

Se baja, le ordena que se ponga boca arriba, que abra las piernas. Da unos fustazos no muy fuertes en el sexo de la mujer, pero que igual la hacen gemir. Le da el mismo tratamiento a los senos.

Luego se los pisa, se los tritura con el grueso taco, hace girar el pie para causar mas dolor. La mujer que hasta ahora solo gemía vuelve a gritar. Luego de este tratamiento pone una espuela sobre el pezón y clava. Luego va moviendo el pie, llevando la espuela de una teta a la otra. La rodaja de la espuela no tiene la púa muy larga pero si muy afilada. Pequeñas gotas rojas empiezan a aparecer en el camino que recorre.

La mujer se retuerce por el dolor, agarra la bota con las dos manos tratando de apartarla de evitar el castigo. Laura le clava con saña la espuela en el seno.

-- Quieta, saca las manos, o sera peor. Grita, grita mas, me gusta oírte gritar --.

La mujer enronquece tanto gritar, finalmente quita el pie.

-- De rodillas, extiende las manos -- le dice.

La mujer se pone de rodillas, y extiende las manos con las palmas hacia abajo, Laura se para sobre ellas, una bota en cada mano, los tacos sobre los dedos.

-- Ahora lame -- le ordena -- lame mis botas -.

La mujer llora, tiene la cara mojada en lagrimas que caen y mojan las botas cuando se acerca a lamerlas.

-- Muy bien perrita, muy bien, limpialas bien, que brillen --.

Gira un poco la pelvis hacia mi, se desprende el pantalón, bajándolo un poco dejando libre su sexo.

-- Vos también a lamer -- me dice. Me acerco, también me arrodillo y empiezo a lamer su sexo.

Cada tanto le da un azote a la mujer.

-- Sigue lamiendo mis botas perra, no te detengas --.

Laura gime, grita de placer. La mujer sigue lamiendo las botas y gimiendo de dolor por los dedos triturados por los tacos.

Después de varios minutos Laura llega al orgasmo, los gemidos se vuelven gritos de placer. Me toma del pelo y aparta mi cara de su sexo, su cuerpo se sigue estremeciendo por otros instantes.

-- Oh Dios, que bueno estuvo -- mira a la mujer que sigue lamiendo las botas, le ordena que se detenga.

Deja de pisarle las manos, la mujer se queda arrodillada sin moverse, Laura le pisa la cabeza hasta dejársela pegada al piso, mira la bota y comenta.

-- Quedaron bastante bien, pero puedes mejorar. Continuaremos mas tarde -- le dice y se va.

Yo he quedado arrodillado junto a la mujer, miro como esta quedando su cuerpo por el castigo, la tortura recibida. Ella me mira y aun llorando, quejándose de dolor me pide que la deje ir.

No le contesto, me paro, la encadeno nuevamente a la pared y me voy de la habitación.

Después de esto volvemos a la rutina, yo me pongo a cocinar, Laura da vueltas por la casa. No se ha cambiado de ropa, solo ha dejado la fusta, sigue vestida igual, calzada con las botas y aún con espuelas.

Almorzamos, le llevo comida a la prisionera, se la dejo en el piso, al alcance de su mano. Regreso a la hora, ha comido y bebido el agua. Me pide ir al baño, la llevo.

Cuando termino veo que Laura se ha ido al dormitorio y esta durmiendo. Yo me acuesto y también duermo. A media tarde me levanto, Laura sigue durmiendo. Me pongo a tomar mates, al rato escucho que se levanta y va a bañarse. Después de un largo rato aparece, mateamos.

Hablamos de varias cosas pero no de la mujer que tenemos prisionera ni hasta cuando lo estará.

Se va al dormitorio, cuando regrese se habrá cambiado de atuendo y de personalidad.

Tarda varios minutos en volver, como siempre primero se escucha su taconeo y luego aparece.

Se ha puesto un corset de cuero, medias, porta ligas, y zapatos stilettos de taco muy alto y fino. Todo de color negro. Sus manos como siempre enguantadas llevan un látigo y lo que parece ser un collar de perro con cadena. Tiene toda la pinta de una dominatriz de las que se pueden ver en las paginas de femdom en internet.

Ya en la habitación me hace quitarle las esposas a nuestra prisionera y ponerle el collar de perro. La cadena que tiene debe medir algo mas de un metro. Toma la cadena y a los tirones lleva a la mujer al centro de la habitación.

-- Muy bien perrita, vamos a ver como trotas, quiero que des vueltas a mi alrededor

--.

Con una mano toma la cadena, en la otra el látigo, es un látigo corto, algo mas de un metro, de cuero trenzado que termina muy fino.

- Vamos, vamos -- ordena. La mujer empieza a girar a su alrededor, en cuatro patas, gateando sobre sus manos y rodillas. Laura gira sobre si misma acompañando los giros, cada tanto le da un latigazo.

Llevan varios minutos así. La mujer esta débil, empieza a ir mas lento pese a los gritos y los latigazos con que Laura la apura, hasta que finalmente cae. Varios latigazos la hacen incorporar y dar otras vueltas, pero vuelve a caer. Vuelve a azotarla pero aunque la mujer intenta no puede pararse.Laura se pone furiosa.

-- Arriba perra, vamos! -- le exige. Se acerca y la patea. La fina punta del zapato stiletto se hunde en el cuerpo de la mujer, a la tercera patada el zapato sale volando, se lo calza nuevamente pero después de otras pocas patadas más se le vuelve a salir.

-- Mierda, mierda, con estos zapatos no se puede. Me voy a tener que poner botas, vigila que no se escape -- me dice, saliendo de la habitación. La mujer queda tirada en el piso y difícilmente pueda ir a algún lado. Ya esta quebrada por las palizas recibidas.

Laura no tarda mucho en regresar, se ha puesto unas botas negras de caña alta, mas arriba de la rodilla, tipo bucaneras, de taco un poco mas grueso que las de ayer pero igual de alto.

Se acerca a la mujer caída y le dice que se levante. La mujer lo intenta nuevamente pero no puede.

Laura la empieza a patear, le pega sin piedad. Le pega sobre todo en las piernas, en el culo. La mujer se hace un ovillo. Las heridas que le hizo la fusta vuelven a abrirse por las patadas ensangrentando las botas. Laura al ver esto putea y cambia el lugar donde pega. La patea en los brazos, en la espalda, algunas patadas le dan en la cabeza.

La mujer ya no grita, solo se escuchan quejidos cuando la bota la golpea.

El castigo dura varios minutos, la mujer parece haber quedado inconsciente.

Al fin Laura se detiene, esta agitada. Mira sus botas ensangrentadas.

-- Busca con que limpiarlas antes que se seque la sangre, no quiero que se me arruinen -- me ordena.

Voy y traigo un paño húmedo y otro seco. Paso primero el húmedo para limpiar la sangre, luego el seco, frotando bien hasta que el cuero vuelve a brillar. La mujer tirada al lado nuestro emite cada tanto un quejido ronco.

Finalmente queda satisfecha con la limpieza de las botas.

- No hace falta encadenarla -- me dice -- no creo que intente escapar.

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