Mi amigo Richi

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Mi amigo se come a mis novias y preña a mi esposa.
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Desde que me acuerdo, Ricardo o Richi como le decíamos fue mi mejor amigo, con el que compartimos miles de aventuras durante la niñez. Era un poco mayor que yo, pero mucho más maduro, en todo sentido de la palabra. Más alto, más fuerte, y en la adolescencia descubrí también que era más atractivo para las chicas. Teníamos una relación de líder-seguidor y yo lo seguía a todas partes. Ahora me doy cuenta que su relación conmigo era asimétrica y que tener a un pupilo seguidor le reafirmaba su personalidad y en cierta forma le daba sentido a su vida: tener a quien enseñar y liderar y compartir su exigua sabiduría. Yo era feliz siendo su amigo y no me importaba ser su seguidor ya que por seguirlo pude hacer cosas que otros chicos de mi edad ni se imaginaban.

Cuando nos acercamos a la pubertad las diferencias se hicieron más notorias ya que él alcanzó el desarrollo sexual un par de años antes y su precoz interés en las chicas nos separó un tiempo, ya que yo seguía interesado en la ciencia ficción y jugar a las aventuras en el campo detrás de mi casa. Él quería salir de noche a espiar chicas por las ventanas, leer revistas pornográficas que les sustraía a sus hermanos mayores y hablar de la "paja", algo que yo no entendía todavía. Lo acompañé una vez que nos encerramos en el baño con uno de sus hermanos mientras ellos dos frotaban su pene y después de un rato, vi como un líquido blanco salía de su interior y me dijeron que era lo mejor que les había pasado: descubrir la paja. Su conversación era aburrida pero encontró otros interlocutores que estaban en su misma frecuencia y dejó de hablarme del tema.

Vivíamos en la misma cuadra a dos casas de distancia y yo pasaba en la suya. En una época empezó a venir más a menudo a la mía, le gustaba sobre todo conversar con mis hermanas o mi mamá y después me preguntaba si las había visto desnudas.

--Sí, claro, son mi familia --le contestaba. Todos los hermanos compartíamos un baño y no era raro estar cepillándose los dientes mientras una de mis hermanas hacía pis o se duchaba. Mis padres se bañaban desnudos en la piscina todos los veranos.

--¡Qué suerte! --me respondía-- yo solo tengo hermanos.

--¿Te gustaría ver cómo se baña mi mamá? --le ofrecí, sabiendo que ahora yo tenía algo que enseñarle.

Le brillaron los ojos y asintió solemne. Esa tarde le dijimos a mi mamá que nos íbamos a casa de Richi y luego nos escabullimos desde la calle al patio trasero y nos metimos en la casita de muñecas que daba a la piscina. Mis hermanas estaban muy mayores para usarla, además ninguna estaba en casa. Nos sentamos adentro con las ventanas ligeramente entornadas para que entrara el aire y pudiéramos mirar. Al poco rato vi a mi mamá acercarse a la piscina y desvestirse, dejando caer su vestido y doblándose en la cintura para bajarse los calzones. Vi por primera vez a mi mamá con los ojos de otro: tenía treinta y tantos años, alta, delgada, con pechos grandes, y un triángulo de vello púbico café sobre su sexo.

--Fíjate que rico como tiene ese montículo salido sobre la zorra --me iluminó Richi sobre la anatomía femenina y el monte de venus. Nunca podría ver de nuevo a una chica y no fijarme en esa particularidad de su cuerpo.

Me excité con su excitación. Richi ya se estaba haciendo la paja a mi lado. También me bajé los pantalones y me toqué sin saber bien qué estaba haciendo. Yo le miraba el pene mientras él se enfocaba hacia afuera: lo tenía mucho más grande que el mío, más oscuro y se le veía muy tieso, tenía un líquido transparente en la punta. Me vio observándolo y sonrió de manera tensa.

--¿Te gustaría probarlo? --me dijo mientras me tomaba de la cabeza y acercaba mi cara a su pene.

Lo tenía a pocos centímetros de mi cara y me quedé callado y muy serio.

--Abre la boca --me dijo, en un tono de orden.

No se me ocurrió resistirme. Siempre lo seguía en todo y además era mucho más fuerte; más de alguna vez había tratado de resistirme contra él y siempre terminaba mal. Se me secó la boca cuando imaginé que iba a tener eso asqueroso dentro de mi boca. Lo puso contra mis labios y lo deslizó hacia adentro. Como en defensa propia mi boca generó gran cantidad de saliva y me sentí atragantar a medida que llegaba a la parte de atrás de mi boca.

--Cuidado --me susurró--, que no nos escuché tu mamá.

Me controlé y Richi comenzó a bombear sus caderas mientras seguía mirando a mi mamá. Después del desagrado inicial, estaba excitado por la idea de lo prohibido que estábamos haciendo. Era de sabor salado y la sensación de tenerlo en mi boca no era mala. Comencé a chuparlo como un helado. De repente sentí como Richi se tensaba y sentí su semen en mi boca, no tragué, abrí la boca y el semen cayó de mi boca al piso.

--Qué rico, qué rico --susurraba Richi muy complacido.

Después seguimos espiando arrodillados y le dije que lo justo es justo y que ahora le tocaba a él meter el mío en su boca. Me hizo callar ya que mi mamá se había salido de la piscina y se estaba recostando sobre la reposera con las piernas directamente hacia nosotros. Vi por primera vez el sexo de una mujer en vivo cuando ella abrió las piernas. Después la vimos tocarse ahí. Ni siquiera sabía que las mujeres se hacían la paja pero pude deducir que eso era lo que estaba pasando. La escuchábamos gemir y suspirar mientras sus caderas se ondulaban sobre la reposera. Ahora los dos estábamos excitados viéndola así, yo con mi pequeña erección y Richi con la suya, mucho más grande. Estaba tan absorto que no le di mayor importancia cuando él me empezó a sobar el trasero, se sentía rico y me empecé a mover contra su mano, después sentí algo suave y mojado contra mi culo, eran sus dedos con saliva, y sentí rico cuando un dedo entró finalmente.

Richi me puso su pene erguido frente a la cara y me dijo que se lo dejara bien mojado con mucha saliva y yo me esmeré en complacerlo. Luego se puso detrás de mí y me hizo ponerme apoyado en manos y rodillas. Después sentí presión en mi culo y me dijo que me relajara, que lo dejara entrar. Exhalé profundo y sentí como se dilataba mi esfínter y comenzaba a entrar, fue una enorme sensación de alivio y de estar lleno. Después lo continuó metiendo para dentro y sacándolo hasta lograr un movimiento rítmico muy suave. Me empecé a excitar mucho, no entendía que me estaba pasando, y podía ver a mi mamá haciendo cada vez más movimientos y más ruido. Finalmente los tres coincidimos en un orgasmo al tiempo. A pesar de que no eyaculé, todavía no podía, sentí un placer insuperable. Después, medio avergonzados con lo que habíamos hecho, esperamos a que mi mamá entrara y cuando escuchamos la ducha nos arrancamos a casa de Richi.

Sin embargo, en el camino me dijo maliciosamente: --algún día me voy a culear a tu mamá y también a tus hermanas. O sea, a toda tu familia, aunque quizás me salte a tu papá.

A pesar de la experiencia homosexual no me hice homosexual ni Richi tampoco, fue más bien la excitación del momento al ver a mi mamá. Ahora bien, fue una más de las experiencias que ilustraba el tipo de relación que teníamos. El me culeó a mí, no fue al revés. La idea que alguien supiera qué había pasado me atormentó mucho tiempo y también me pesó el hecho que me hubiera excitado y a veces dudé de mi identidad sexual en esos años, a pesar de que me gustaban las mujeres.

Después de eso a Richi lo vi cada vez menos, hasta que yo también llegué finalmente a la pubertad y lo llamé fascinado tras descubrir la masturbación. Se rio y me felicitó pero también me dijo que él había pasado a otra etapa. Que ya le había chupado las tetas a una compañera de colegio y que iba por más, quería metérselo como me lo había metido a mí. Apenas colgué volví al baño y me imaginé a Richi con su compañera, la que en mi imaginación se transformó en mi mamá. Nunca había podido ver a mi mamá con los mismos ojos después de la sesión en la piscina. En más de una ocasión le dije que iba a salir y me escondí en la casita de muñecas y me masturbaba viéndola a ella. Ahora la veía como una mujer sexual. Ella y mis hermanas percibían algo distinto en mí porque andaban mucho más tapadas frente a mí.

El próximo contacto importante con Richi fue un buen tiempo después cuando le conté que estaba de novio con Alexandra, o Alex para abreviar, una chica de mi colegio, un par de años menor a mí. Alex era una chica preciosa, delgada pero con un toque muy femenino en sus caderas, trasero, cintura y tetas. Además de una linda cara, de pelo café claro hasta los hombros y ojos pardos. Yo sentía que había tenido suerte ya que me superaba en atractivo y mis compañeros me molestaban cuando me decían cosas cómo "mucha mujer para ti" o se preguntaban "¿qué hiciste para que cayera tan bajo?". Con Alex nos juntábamos para ir al cine, bailar en una fiesta entre amigos, ver TV, y nos calentábamos mucho cuando nos dábamos besos en la boca y nos tocábamos sobre la ropa. Yo quería llegar más lejos pero era imposible pasar su barrera de "no" y para mí, que era bien educado en una casa muy matriarcal, "no es no".

Richi se interesó mucho cuando supo que tenía novia y la quiso conocer. Yo por mi parte le había hablado mucho acerca de Richi a Alex, de cosas que hicimos en la infancia, de lo buen amigo que era y de lo mucho que lo admiraba.

Cuando Richi y Alex se conocieron lo primero que Alex me susurro al oído fue "¡no me dijiste que era tan estupendo!" y la verdad es que no lo había mirado con esos ojos. Entre ellos fue como si se hubieran conocido siempre. Él se comportó de manera encantadora con ella y ella quedó encantada con él. En más de una ocasión los vi mirándose el uno al otro. Descubrieron que ambos eran aficionados a las películas de Woody Allen y hablaron largo rato sobre sus películas.

--Y su obra maestra es Manhattan --concluyo él.

--Nunca he visto esa película ¬--le dijo Alex.

--La vas a ver pronto --le prometió él, despidiéndose de beso.

Me dio la impresión que le había dado un beso en las esquina de la boca, pero no estaba seguro y no dije nada.

--Qué lindo y simpático es tu amigo --me dijo embobada, una vez que él se había ido.

Los próximos días de esa semana tuve mucho que hacer y no pude ver a Alex y cuando llegó el fin de semana fue a mi casa y nos bañamos en la piscina. Estaba con bikini y me dejó ponerle bloqueador en todas sus partes expuestas. Generalmente no me dejaba en las piernas porque mis dedos trataban de volverse exploradores, así que para contener el riesgo solo me dejaba echarle bloqueador en la espalda. Me sorprendió su permiso y decidí ser más atrevido y le desabroché el bikini en la espalda, supuestamente para no mancharlo. Pasé mis manos por su costado tratando de tocarle el lado de las tetas y esta vez no se inmutó. No entendí muy bien el porqué del cambio pero estaba muy rico. Antes que pudiéramos seguir llegó mi mamá y nos pusimos más recatados; Alex se abrochó el bikini y nos fuimos a la sala de estar.

--Vamos a mi pieza --le pregunté. "Ojalá que diga que sí" pensé para mis adentros.

--Hoy no --me contesto con una sonrisa pícara--, pero otro día podría ser.

Me alegré mucho con su respuesta ya que me daba esperanzas de que algo pudiera pasar.

--¿Qué piensas de la infidelidad? --me preguntó así de la nada. Me sentí raro con la pregunta.

--¿Por qué me preguntas?

--No, por nada, he estado pensando, después de ver tantas películas de Woody Allen, en qué los seres humanos parecemos no estar hechos para la monogamia.

--Yo me siento muy monogámico, solo pienso en ti --le contesté, tratando se hacerme el galán.

Me sonrió agradecida de mi declaración pero continuó con el tema.

--No, en serio, hay demasiada gente atractiva por ahí y la vida es corta. Quizás es distinto más adelante cuando llega la hora de casarse porque uno ha tenido más experiencias de vida. Creo que en la adolescencia uno tiene que exprimir el corto tiempo que te da la vida y sacarle todo el jugo que pueda.

--Siempre que no le hagas daño a los demás --contesté inseguro.

--Uno no le hace daño a los demás, los demás se hacen daño a sí mismos debido a las expectativas que crean en torno a uno --me contestó con una lógica que confundió mis pensamientos.

--Sí, puede ser --me rendí sin saber frente a qué o quién me rendía.

Esa noche hablé con Richi quien me contó que él la había llamado e invitado a su casa a ver Manhattan esa semana. Me hizo un relato pormenorizado que repito a continuación.

Se sentaron juntos en un sofá en que cabían justo los dos, él le preparó un Manhattan, el trago, para entrar en el modo de la película y también para que se calmara. Él le hizo cariño durante toda la película, en los hombros y los brazos, y después de un rato ella se relajó y apoyó su cabeza en el hombro de Richi. Así, más cerca, su mano había quedado colgando sobre el hombro de ella, rozando su pecho, y la pudo oír como respiraba azorada. Después comentaron las diferencias de edad entre las parejas y él destacó que ellos tenían cuatro años de diferencia, que eran lo más parecido a Woody Allen y Mariel Hemingway ya que todo el resto de las parejas que conocían tenían la misma edad o máximo dos años de diferencia.

--Aunque no somos pareja --le dijo ella.

--No, pero podríamos conocernos como se conoce una pareja --le había contestado coqueto mientras la besaba en los labios.

Cuando ella le había respondido el beso con los labios entreabiertos, él se había dicho a sí mismo "a esta me la voy a culear". Procedió lentamente a abrirle los botones de la camisa, correrle el sostén y sobarle las tetas, sintiendo sus pezones duritos, mientras ella gemía suavemente.

Yo a estas alturas del relato estaba entre enfurecido porque se había propasado con mi novia y excitado por la historia que me contaba. Sobre todo sentía que Richi podía hacer cualquier cosa y que creía que estaba sobre el bien y el mal.

--¿Cómo pudiste hacer eso con mi novia? --lo increpé, para guardar las apariencias.

--No es tu novia, Andy, es una chica libre que sale contigo pero que es dueña de sí misma --me objetó-- y además esto queda entre nosotros, para eso están los amigos y para la otra yo te presto a mi chica para que empatemos y no haya rencor entre nosotros.

Noté la diferencia, Alex era "dueña de sí", pero Richi me "prestaría a su chica", pero no dije nada. Por lo demás nunca ocurrió tal empate y nunca volví a recordárselo. La verdad era que lo que más me interesaba ahora era saber que había pasado con Alex.

Continuó con su relato. Se bajó el cierre del pantalón y puso la mano de ella sobre su sexo y ella comenzó a masturbarlo. Richi se inclinó sobre ella y besó sus tetas y sintió como suspiraba.

--No deberíamos estar haciendo esto, que le vamos a decir a Andy... --se quejó ella.

--Andy es mi mejor amigo y compartimos todo --la intentó tranquilizar él.

--No sé qué pensará de esto si yo nunca lo he dejado llegar tan lejos y ahora me siento tan mala contigo.

--No te preocupes que yo me encargo de hablar con él y arreglarlo todo, va a ser incluso mejor para ustedes, ya vas a ver --le aseguró él.

--Bueno, cuéntame después cómo te fue con él y cómo reaccionó --le dijo ella, entregándose a la confusa lógica que generaba la excitación del momento.

Ahora que el permiso estaba claro, él aceleró el proceso desabrochándole el pantalón a ella y metiendo su mano: se sorprendió cuando sintió solo su piel suave donde esperaba pelos y luego la deliciosa humedad entre sus piernas. Sintió como ella se paralizaba y luego se relajaba. Ubicó su clítoris con su dedo y estuvieron largo rato masturbándose mutuamente, pero él no quería que llegaran al orgasmo antes de tiempo y la mantuvo en vilo, acercándola al límite y luego sacando el dedo del clítoris y acariciando sus labios. Cuando detectó que ella trataba de moverse para que él la siguiera tocando ahí, deslizó su cara por su estómago y se acercó a su entrepierna y sigilosamente comenzó a bajarle el pantalón.

--No... mejor no --le dijo ella con voz temblorosa.

Pero él no había sido criado en una casa matriarcal donde la voz femenina tenía un poder final, todo lo contrario.

--Un poquito más, ya ves cómo te va a gustar --le contestó él, mientras continuaba con el tironeo del pantalón y del calzón. No iba a hacer el esfuerzo doble por el calzón, mejor los dos de una vez.

--Hasta ahí no más, no sigas, no más por favor --le imploró ella, pero sin fuerza.

Él hizo caso omiso y le empujó el trasero hacia arriba y ella obedientemente lo levantó, liberando el pantalón y el calzón que se deslizaron por sus muslos, cruzaron sus rodillas y finalmente pasaron por sus pies. Estaba desnuda de la cintura para abajo y tímidamente mantenía las piernas cerradas. Él podía ver su vulva desnuda, sin un pelo, como algunas chicas lo estilaban hoy en día, y una rayita entre medio, un pliegue en su piel, nada más.

Volvió a acercar su cara y su lengua y se la pasó por encima del pliegue y con sus manos empujó las piernas de Alex, abriéndolas. La escuchó jadear rápido y sintió como relajaba sus piernas y por fin le mostraba su sexo, los labios vaginales se abrieron y pudo ver un rosado y brillante interior. Se sintió salivar mientras acercaba su lengua al néctar de Alex, pasó su lengua por la vagina, los labios y finalmente terminó en su clítoris. A medida que ella se excitaba cada vez más por el sexo oral él pensaba "pero esto no termina, aquí en unos segundos te voy a estar culeando y voy a tomar tu virginidad".

Acto seguido, levanto su vista y subió con su lengua por su estómago, se detuvo en sus tetas y luego le dio a probar en la boca de su propio sabor. En ese momento su sexo estaba alineado con el de ella y solo presionó levemente hacia delante y sintió como la cabeza de su pene entraba apenas por la estrecha puerta. Él sintió como ella se volvía a poner rígida y ponía sus manos contra su pecho, empujándolo hacia atrás.

--No, eso sí que no, no podemos, soy virgen --le dijo un poco más firme.

--Si es solo la puntita, la puntita no más, ya paro cuando tú me digas --le contestó excitadísimo.

--Bueno, la pura puntita --le concedió ella.

Y él empezó a moverse hacia adentro y hacia afuera pero unos movimientos muy cortos que solo dejaban que la cabeza bulbosa de su pene entrara y saliera del estrecho canal. Podía sentir y observar la excitación de ella, las pupilas dilatadas, la boca hinchada, un rubor en su cara y pecho, la respiración entrecortada.

--Qué rico, qué rico, pero la puntita no más --le insistía ella, mientras jadeaba inquieta.

Richi pudo sentir cuando ella empezó a mover sus caderas acompasadas al ritmo de él y luego con su propio ritmo cuando el dejó de moverse. Pudo ver hacia abajo como ella inconscientemente cada vez avanzaba más y su pene la iba penetrando. De repente la escuchó decir "a la mierda" y pudo sentir como sus manos pasaron de estar contra su pecho a agarrarse de sus hombros y como sus piernas se enganchaban detrás de la espalda de Richi, tirándolo hacia ella. No lo pensó dos veces y se hundió en su carne, sintiendo la resistencia y luego el paso hasta el fondo de la vagina hasta tocar el cuello del cérvix. La escuchó gritar sin entender porque estaba sumido en su propio orgasmo y luego se dio cuenta que ella también había llegado simultáneamente.

Después ella se limpió con una toalla de papel donde apareció una mancha de sangre. Se quiso ir rápido a su casa. Richi no estaba seguro de cómo estaba ella así que la llamó a su casa más tarde y hablaron de lo que había sucedido, que era cosa de una sola vez, que nunca más y qué hacer con la culpa.

--Yo sé que Andy va a entender ¬--le dijo él, satisfecho--, siempre yo he hecho todo primero que él y después él me sigue, y comerme a su mina es una más, así que le voy a abrir el camino contigo.

--Pero cómo le digo, me da miedo decirle.

--No te preocupes, tú simplemente no le digas nada y yo le cuento, no va a tener problemas conmigo, pero te sugiero que seas cariñosa con él --concluyó él.

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