Mi Nuevo Amante

- ¿Así lo haces con tu esposa?

La magia se rompió de repente y él se quedó con la mirada perdida. Se notaba que lo amaba y tal vez se estaba arrepintiendo de esto.

- No, ella es toda una señora y no...

Tenía que regresarlo a la acción, volver a encarrilar ese tren. Me pasé las manos hacia atrás separando mis nalgas. Él lo sacó y pudo ver como mi trasero abierto se volvió a cerrar.

- Yo si soy toda una perra y me encanta que me den por el culo, pero mi esposo... no lo hace tan bien como vos

De nuevo volteo a mirarme, se rio curvando su boca y levantando su ceja. Me agarró de las caderas y me di vuelta mirando hacia la silla. Esto va a doler.

- Aghhhhh ahhhhhh ahhhh

Me lo clavó de una hasta el fondo y me castigó el trasero sin compasión alguna.

- Ay Dios mío, así así duro duro siiii así papacito ¡culeame! ¡CULEAME!

Hacía tanto que no sentía esto, estas ganas, este placer correspondido que volé libre. Le movía el trasero en círculos, de arriba a abajo, en ocho o como fuera con tal de sentir sus penetraciones y sus bolas rebotando contra mi sexo.

Me levantó abrazándome por la cintura, llenándome de besos, diciéndome porquerías al oído.

- ¿Dónde lo quieres?

- En el culo, quítate el condón

- No parce, eso no deja encoñados

- Idiota --lo mire con rabia-- que me lo heches en el culo... porque esto no se repite

Le saque el miembro, le arranque el condón y llene su miembro de saliva y me lo coloqué detrás.

- Mételo... vamos mételo, hazlo

Ante su duda, no me aguanté más y fui yo la que me terminé sentando en su miembro. Me empezó a besar, apretarme los senos y estrujar mi clítoris.

- Ay Dani ahhhh ahhhh damelo

- ¿Qué quieres?

- Ya sabes...

Volteé a mirarlo enojada, pero al ver sus ojos entendí que quería escucharlo. Acaricié su rostro cerré los ojos y mientras lo besaba le dije.

- Por favor lléname el culo con tu leche

- Aghhhhh aghhhhh

- Ahhhh siii ssiii, me encanta ahhhhh

Su miembro se ampliaba en cada ráfaga y sentía un dolor intenso y excitante que me hacía venir cada vez que los sentía.

Nos quedamos así un momento entre besos hasta que su miembro perdió la erección.

Me separé de él muerta de risa y me pasé para la silla de adelante mientras me vestía el hábito y me aseguraba de tapar bien mis agujeros y no dejar alguna mancha.

- Vamos --palmeé su silla-- que tienes unos hijos por recoger

- Necesito un momento --se rio--

- Yo también, pero ya se nos hace tarde. Vamos

Con dificultad se pasó de nuevo a su silla, se vistió y antes de arrancar con mucho cuidado me dio un beso bastante tierno y amoroso.

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Siguiendo mis instrucciones salimos del laberinto. Le pedí que me dejara en la casa de mi mejor amiga, Luisa. Una alcahueta total que me sigue la corriente y me ayuda cuando necesito una coartada.

Ella estaba encantada porque al fin me había cobrado lo de la infidelidad de mi esposo.

Mientras me bañaba, con un gorro de baño para no mojarme el cabello, me hizo contarle todo con puntos y señales. Ni siquiera quiso esperar afuera, se sentó en el sanitario y escuchó atenta cada palabra.

- Bufff una pasada el Daniel, me lo deberías presentar --hizo una pausa-- bueno si es que no van a repetir

- No Lu, no creo, ese man me gusta mucho y después de lo de hoy más... y eso es pa problemas

- Bueno, entonces ya sabes, favor con favor se paga

- Claro, degenerada

Nos echamos a reír porque no era el primer hombre que nos rotábamos, sobre todo en las épocas de la universidad.

Me trajo una toalla y mientras me secaba saco algo de ropa que mantengo en su casa para casos de emergencia.

Pedí un taxi y llegué a mi casa justo a buena hora para ayudarle a acostar a los niños y no tener que hablar demasiado con él.

Me metí a dar una ducha rápida para disimular. Me coloqué el pijama más difícil de quitar y me acosté dándole un beso de buenas noches, pero dándole la espalda, por fortuna no intento nada.

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En efecto Daniel tenía razón en una cosa. Si, así fue, nos encoñamos y no poco, no nos podíamos ni ver en la oficina porque ya nos queríamos comer con la mirada.

No aguantamos mucho y ya llevamos saliendo hace varios meses. Hablamos de esto y es claro que el ama a su esposa y yo al mío, a nuestros hijos como nada el mundo... pero ninguno de los dos puede negar que nos entendemos demasiado bien para darnos placer. Así que es bien claro que esto solo es por el sexo.

Eso sí, no más polvos a escondidas en un incómodo carro. Un buen motel, algunos airBnB o noches de glamping son nuestro refugio.

Igual, con esto me di cuenta que es ridículo esto de los amantes, porque todos los tenemos y necesitamos. Si fuéramos más valientes nos dejaríamos de tanto cuento y todos seríamos felices.

En fin, hay cosas que no cambian de la noche a la mañana y por ahora que seamos felices los cuatro... o bueno, los cinco, porque no me olvidé de pagarle el favor a Luisa y una noche fue nuestra invitada... pero esa, es otra historia.

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Relato: Lina

Escrito: Axel + Natasha