Nacimiento De Una Esclava Sexual 2

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Parte 2 de la serie de 4 partes

Actualizado 05/21/2022
Creado 11/11/2003
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A los pocos días llamaron a la puerta, salí a ver quien era y vi que era ella.

- ¿Podría usar tu piscina otra vez? -me preguntó en cuanto abrí la puerta.

- Claro -le contesté- Pero antes tendrás que pagar el peaje de la piscina.

- ¿El peaje de la piscina? -preguntó asombrada- ¿Qué es eso?

La cogí de la mano y la llevé a la mesa de mi despacho. Me senté, me bajé la bragueta de mis pantalones y saqué mi polla de ellos. Ella se rió pero rápidamente cayó de rodillas y se puso a chupármela con los dientes puestos. Cuando acabó, pudo salir a la piscina. Más tarde, tras haber pasado un buen rato en la piscina, nos pusimos a hablar.

- ¿Estarías interesado en que nos viéramos más a menudo para follar? -me preguntó.

- Por supuesto, sin lugar a dudas -contesté yo- Pero, con una condición.

- ¿De qué se trata? -preguntó interesada.

- Tendrás que dejarte la dentadura en casa -bromeé y los dos reímos con ganas.

- ¿Por qué? -preguntó una vez dejamos de reír- ¿Es que no te gusta que te la chupe con la dentadura puesta?

- No digas tonterías, claro que sí -le contesté- Pero es que prefiero que me la masques con las encías. Me gusta muchísimo más.

Esto hizo que volviésemos a reír. A Vi se le saltaron las lagrimas y todo. Cuando conseguimos dominar nuestra risa hicimos un pacto.

- Cuando uno de los dos esté cachondo y necesite sexo, solo tiene que llamar por teléfono y el otro le complacerá -dijo Vi- ¿De acuerdo?

- De acuerdo -dije yo y sellamos el trato con un apretón de manos.

A las cuatro de la mañana del día siguiente, decidí comprobar lo ansiosa de sexo que estaba y la llamé por teléfono.

- ¿Quién es...? -respondió con voz de sueño.

- Soy yo, tu vecino favorito.

- ¿Tú...? Pero... -empezó a decir.

- Sí, ya... ¿Recuerdas lo que hemos acordado esta tarde? -pregunté sin dejarle acabar la protesta.

- Claro, pero ¿qué tiene eso que ver con...? -volvió a protestar.

- ¿Podrías venir a mi casa ahora mismo? -le pregunté- Es que necesito que me hagan una mamada.

- ¡¿Ahora?! -preguntó- ¿Qué hora es?

- Las cuatro de la mañana -respondí tranquilamente.

- Las cuatro... Vaya, debes estar realmente desesperado.

- Sí que lo estoy -contesté- Y además muy cachondo. Pero lo que realmente quería comprobar era sí hablabas en serio cuando has dicho que acudirías siempre que yo necesitase sexo.

- Pues claro que hablaba en serio -me contestó un poco molesta- Completamente en serio y siempre que me lo pidas, iré a satisfacerte.

- Bueno, no te enfades -le dije- Ahora te necesito y como está oscuro podrías venir desnuda hasta aquí... Y no olvides dejarte la dentadura en casa.

- Te veré en un par de minutos -dijo riendo y colgó el teléfono.

Antes de 3 minutos se encontraba completamente desnuda ante la puerta delantera de mi casa.

- Ábreme la puerta -me pidió.

- La voy a abrir pero no vas a entrar -le dije mientras la abría.

- ¿Por qué no?

- Porque te vas a arrodillar en el suelo y me vas a chupar la polla aquí, en la puerta de mi casa y en mitad de la oscuridad.

Y sin mediar palabra, se arrodilló y empezó a chuparme salvajemente la polla como solo ella sabía hacerlo. Me la masticó un buen rato hasta que, sin poder aguantar ya tanto placer, me corrí abundantemente en su hambrienta boca, llenándola con una blanca y cálida descarga de semen. Ella tragó sin malgastar una sola gota de mi tan preciado elixir y cuando acabó se puso en pie.

- ¿Puedo ya entrar ahora? -me preguntó- Me gustaría dormir contigo el resto de la noche.

- No puedo dejarte -dije- Estropearía este momento. Hagamos que esto quede como una experiencia realmente erótica y volvamos a dormir a nuestras respectivas camas.

- Tienes razón -asintió- Ha sido uno de los momentos más excitantes y eróticos de toda mi vida y quiero recordarlo así. Buenas noches.

- Buenas noches -respondí- Y gracias por masticarme la polla.

- De nada -contestó y desapareció en la noche rumbo a su casa.

A las 9 de la mañana siguiente, Vi llegó a mi puerta con una bandeja de pastelitos de canela recién hechos.

- Después de mi "aventura nocturna" de anoche no pude volverme a dormir así que decidí hacer estos pastelitos para ti -me dijo nada más verme.

- Tienen muy buena pinta -le dije- Pasa y desayunaremos con ellos.

- ¿Tienes algo de café para acompañar a los pastelitos? -me preguntó mientras íbamos hacia la cocina.

- No, pero lo prepararé en un par de minutos -le contesté- Ve desnudándote que te voy a follar mientras el café se prepara.

Puse el café en la cafetera mientras Vi se quitaba toda la ropa. Cuando la encendí, me di la vuelta y ya estaba totalmente desnuda.

- Chúpame la polla hasta que se me ponga dura -le dije.

- Con mucho gusto -me contestó.

Se arrodilló y me la chupó con la dentadura puesta ya que solo quería que me empalmase, no que me corriese. Paró cuando estimó que ya estaba bien tiesa.

- Ahora, inclínate hacia adelante y apóyate en la mesa -le indiqué.

Así lo hizo y cuando estuvo colocada como yo le había dicho deslicé mi polla en el interior de su coño. Comencé a follármela con verdadera fiereza y al cabo del rato se corrió.

- Date la vuelta y limpia tus jugos de mi polla -le dije.

Automáticamente, se dio la vuelta y empezó a lamer mi tiesa verga dejándola completamente limpia de cualquier tipo de líquido aparte de su saliva.

- Me gustaría muchísimo que te corrieses en mi boca -me pidió- Tengo ganas de tragarme tu semen otra vez.

- No. De eso nada -le contesté fríamente- Lo que vas a hacer es volver a darte la vuelta para que pueda follarte un poquito más.

Obedeció sin rechistar y volví a enchufarle mi dura polla en su chorreante coño. Tras unos violentos empujones, me corrí dentro de ella. Se quedó allí de pie, con las piernas todavía un poco abiertas, relajándose tras el fabuloso polvo que acababa de recibir. Cogí uno de sus pastelitos de canela y empecé a frotarlo contra su coño. Nuestros dos jugos, mi semen y su corrida, lo dejaron completamente empapado. Luego lo dejé sobre la mesa.

- Lo único que he hecho ha sido poner un poco más de crema a tu delicioso pastelito para que te lo comas -le dije.

- ¿Quieres que me lo coma? -me preguntó sorprendida- Eso es bastante retorcido, ¿no crees?

- No me importa si lo es o no -le dije tajantemente- Tú cómetelo.

Lo cogió y se lo llevó a la boca con una expresión sensual en su cara que me hizo estremecer. Lamió el semen que había sobre el pastelito y luego le dio un pequeño bocado. Lo masticó lentamente con los ojos cerrados, saboreando y disfrutando cada vez que masticaba. Luego se metió en la boca el resto del pastelito y una pequeña gota de semen se escapó de éste resbalándole por la comisura de los labios. De nuevo masticó con placer y cuando acabó de tragar el último trozo, se relamió llevándose a la boca con la lengua un par de migas del pastelito que habían quedado adheridas a sus labios así como la pequeña cuenta de semen que había escapado de su ardiente garganta. Por fin, y tras tragar los últimos restos, suspiró largamente y abrió los ojos.

- ¿Te ha gustado el pastelito? -le pregunté.

- Sí -contestó- Pero lo que más me ha excitado ha sido que tú estuvieses delante de mí, mirando cómo me comía ese pastelito cubierto de tu leche.

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