No Como Esperaba

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1 de una trilogía sobre "pegging" y variantes.
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(Si todo va bien, este será el primer relato de una trilogía dedicada a "pegging" y placer anal masculino acompañado de mujeres)

I

La semilla de la experiencia que hoy os cuento seguramente comenzó en una noche de sexo intenso con mi mujer. Como en otras ocasiones, para calentarnos empezamos a hablar de una de nuestras fantasías recurrentes en las que participaban terceras personas en una sesión de sexo compartido. Ella, para retarme, me habla de hombres (compañeros de trabajo, conocidos, etc.) que "se follaría" y yo, para picarla, le digo a qué amigas suyas "me follaría".

En este punto sobre las "amigas de mi mujer" es necesario hacer una aclaración. Hemos llegado a una edad -que no viene al caso en este relato- en la que empezamos a tener amistades que tras muchos años en pareja terminan separándose o divorciándose. Quizás es algo que pasa más en el círculo de amistades (de la universidad, del trabajo, etc.) de mi mujer. Esto es relevante porque, en este proceso de nueva soltería, muchas de estas amigas pasan por un "renacer sexual" en el que vuelven a salir mucho, tener experiencias sexuales muy excitantes e innovadoras que nunca habían tenido antes y meterse en un mundo de contactos a través de plataformas digitales que no existían cuando éramos jóvenes. Las "amigas" comparten todas estas aventuras con mi mujer y ella las comparte conmigo en nuestras sesiones de sexo para estimularnos aún más.

Y es aquí donde entra en escena Elena, una amiga de mi mujer que recientemente salió de una relación duradera pero muy problemática en su etapa final. Elena estaba de pleno en esta fase de renacer y descubrimientos sexuales - que compartía con todo lujo de detalles con Clara, mi mujer. Además, lo que hacía especialmente "interesantes" los relatos de Elena sobre sus experiencias es que se estaba metiendo de lleno en el mundo BSDM bajo la guía de un "amo" ya muy experimentado y acudiendo a locales de este tipo. Un mundo bastante exótico y sugerente para las conversaciones de un matrimonio con muchos años de relación que no ha ido más allá de fantasear (mucho) con otra clase de escenarios sexuales durante sus relaciones en pareja. Por ello, Elena aparecía últimamente mucho en nuestras conversaciones matrimoniales como la "amiga que me follaría". En estas conversaciones yo me imaginaba cómo repetiría alguno de los sometimientos sexuales que antes ya me había resumido Clara.

II

Elena es, además, una buena amiga de ambos que no vive en nuestra misma ciudad. Así que cuando viene a Barcelona a vernos se queda en nuestra casa siempre y tenemos ocasión de salir, charlar mucho y pasarlo, por lo general, muy bien. En la ocasión que viene al caso, Elena, que vive en una ciudad relativamente pequeña, tenía como prioridad hacer varias compras en sex-shops y tiendas especializadas en su nuevo hobby sexual. Durante uno de los días en los que estuvo en casa volví por la tarde-noche después de tomar unas cañas con los amigos y me encontré a Clara y Elena en el salón de casa tomándose unas copas mientras Elena enseñaba todas sus nuevas compras. El pack incluía varias prendas de cuero, cuerdas, pinzas, collares y cadenas y, también, un cinturón-arnés. Cuando Elena sacó esta pieza Clara preguntó para qué servía y acto seguido Elena contestó, mientras sacaba el último itemas de las bolsas "para colocar esto". Entre sus manos tenía una polla de goma de color marrón oscuro, muy gruesa y realista, con un gran capullo muy marcado y los contornos de las venas del "pollón" (no hay otra manera para describirlo) muy bien delineados.

Sinceramente, ya estoy acostumbrado a las conversaciones subidas de tono entre Clara y Elena, ya que ninguna de las dos tiene pelos en la lengua. Elena no tiene ningún problema en compartir sus experiencias y opiniones en mi presencia, ni Clara en contar cualquier intimidad de nuestra relación en línea con el tono de la conversación, sea en mi presencia y ya no digamos cuando está sola con sus amigas. Pero esta escena me había pillado un poco de sorpresa y la verdad es que me estaba excitando, quizás algo más que en otras ocasiones. Imaginarme a Elena con cualquiera de las prendas y complementos que había sacado era bastante estimulante, pero en particular el dildo final me tenía cautivado. Especialmente, la reacción de Clara y Elena al tenerlo en sus manos. Ambas, entre risas y comentarios, lo cogían y acariciaban comentando lo grueso, duro y bien hecho que estaba. Luego Clara, mi mujer, lo cogió con una mano rodeando el tronco del pollón y simulando masturbarlo. Al intentar hacerlo dijo "'¡es muy grueso, esto no me cabe en la boca!". A lo que Elena contestó "¡cómo que no!" cogió el pollón, abrió su boca y comenzó a hacerle una mamada al dildo. Clara se moría de la risa con la escena, pero yo ya estaba hipnotizado con la escena, ya que Elena hacía esfuerzos por lamerlo sensualmente por todas partes, jugar con la punta del capullo del dildo e intentar meterselo entero.

Según pasaron algunos segundos, Clara dejó de reír tanto y empezó a apreciar la escena de otra manera, compartiendo mi silencio y excitación. Elena se percató del cambio de "mood" en la escena y paró su felación para preguntar con un pequeño susurro a Clara "¿quieres probarlo?", a lo que Clara tras un pequeño momento de duda y mirarme fugazmente simplemente asintió. Entonces Elena no le paso el pollón a Clara, sino que con este en las manos se acercó a Clara, mojo el dildo en su copa y agarrándolo se lo acercó a la boca para que empezara a chupar. Clara estaba sentada en el sillón y Elena se puso de pié al lado de ella, agarrado con una mano el pollón de goma delante de Clara mientras lo chupaba. Con la otra mano suavemente agarraba la cabeza de Clara y acariciando su pelo dirigía la simulación de la mamada, mientras le decía lo bien que lo estaba haciendo. Yo, completamente fascinado con la escena, me acerqué para sentarme al lado de Clara y poder ver en absolutísimo primer plano la felación ficticia de mi mujer. Colocados todos en esta posición Elena seguía instruyendo la chupada de Clara y me dijo que empezara a tocarle las bragas a Clara y hacerle "un dedito". Yo, por supuesto, obedecí lo que implicó que además tenía que acercar mi cuerpo aún más a Clara y la escena de la felación.

En esta posición Elena comentó "Clara, a tu marido le está encantando como lo estás chupando, seguro que a él también le cabe en la boca y quiere probarlo, que me he fijado en cómo se ha quedado mirando al dildo cuando lo he sacado". Al oír estas palabras me quedé algo petrificado, pero tampoco hice ningún gesto de objeción o protesta. Al ver esta reacción, Elena retiró el pene de la boca de Clara y lo re-orientó hacia mi cara (ahora bastante cerca de la de Clara), miró a Clara -que tampoco hizo ningún signo de protesta- y empujó el pollón a mis labios mientras decía en una voz firme pero no agresiva: "chupa". Yo abrí la boca y empecé a chupar el pollón, primero torpemente pero luego intentando reproducir las técnicas que acababa de ver despegar a Clara y Elena. Mientras me metía cada vez más en mi papel felador y aumentaba mi nivel de excitación, Elena me recordó que no dejara de tocar a Clara - a la cual continué masturbando ahora con más fuerza pudiendo oír con claridad sus gemidos y sentir como su cuerpo se tensionaba. Pero antes de que Clara llegara al orgasmo, de nuevo, Elena dió órdenes: "¡para, coge el arnés y dámelo. Venid en tres minutos a vuestra habitación que os voy a follar!".

III

Y así es como, sin saber muy bien cómo había pasado todo, una fantasía y ficción sexual en la que yo me follaba a Elena se convirtió en una sesión en la que Elena inauguró su rol de "ama" con su mejor amiga y el marido de su mejor amiga. Al entrar en la habitación Elena nos estaba esperando con un conjunto de cuero, el arnés y el pollón ya colocados. Estaba de pie junto a la cama y, cuando entramos cogidos de la mano (no sé por qué pero entramos así) empezó a dirigir la escena. Ordenó desnudarnos a ambos, yo me tenía que quedar de pie en la puerta de la habitación y Clara tenía que colocarse en la cama en posición "perrito". Se colocó apoyando sus piernas y brazos sobre la cama con el tronco relativamente horizontal, pero Elena rápidamente le dió un azote en el glúteo y dijo que no se colocará así que bajara la cara y hombros y arqueara mucho más el culo para tenerlo más expuesto y elevado.

Realmente en esa posición Clara estaba espectacular. En otras circunstancias me habría abalanzado sobre su trasero para empezar a chuparla por todos lados, la vagina, el ano, los labios externos... Pero ahora estaba ahí colocada, visiblemente excitada y lubricada (hace unos minutos estuvo a punto de correrse) y cuando Elena estaba satisfecha con la posición se colocó detrás de Clara agarrando el pollón con una mano. Pensé que habría más previos, que jugaría un poco más con el dildo, que dejaría que Clara se fuera dilatando lentamente pero Elena no hizo nada de esto. Colocó el pollón en la entrada de la vagina de Clara, lo metió un poco para estar seguro de que entraba y luego simplemente lo empujó hasta el fondo. Una vez metido todo el dildo, Elena se quedó en esa posición unos segundos pero poco después agarró con firmeza la cintura de Clara y empezó a follarla. Follaba a un ritmo firme, ni rápido, ni despacio pero con fuerza y contundencia. Estaba follando a Clara en una postura que yo había disfrutado innumerables veces pero la penetraba de un modo muy diferente al mío. A Clara le estaba encantando, ya había entrado en la habitación bastante excitada y con ganas de tener un orgasmo y ahora con cada movimiento de Elena gemía y se contorsionaba intensamente. Pasaron así algunos minutos, no muchos, y finalmente Clara explotó en un orgasmo super-intenso. Cuando Clara terminó de correrse, con el pollón metido hasta el fondo, Elena esperó unos segundos y luego extrajo el dildo de la vagina de Clara. Clara hizo un movimiento para intentar incorporarse pero Elena puso con fuerza su mano sobre la espalda de Clara y dijo "no te muevas", luego me miró a mí y dijo "ven, Miguel, te toca".

IV

Me acerqué a la cama como en una nube, casi como en una experiencia extra-corporal. Elena ordenó colocarme junto a Clara en la misma posición que ella, con la espalda arqueada y el culo hacia arriba bien expuesto. Curiosamente Clara y yo tenemos la misma altura, así que nuestros cuerpos estaban prácticamente en paralelo. Cuando terminé de colocarme estábamos posicionados con nuestras caras muy juntas. Clara me dió un beso rápido y me dijo "relájate, seguro que te va a encantar". En el intervalo de tiempo que pasó mientras me colocaba Elena había ido a su bolsa de compras y cogido un bote de gel lubricante. Empezó a untarme el ano con él, no la veía pero notaba como lo estaba aplicando. Empujó un dedo lubricado dentro de mi ano y al ver que no entraba tan bien como esperaba me dijo (más bien ordenó, ya solo daba órdenes): "agárrate las nalgas y abrete el culo". Así que deje de apoyar los brazos sobre la cama y me abrí el culo como me había ordenado. En el momento en el que lo hice el dedo de Elena (no se cual, pero me parecía el pulgar) entró con mucha facilidad en mi ano. Elena parecía satisfecha así que retiró el dedo y colocó en la entrada de mi parte trasera la punta del dildo. Aquí es importante mencionar que Clara y yo tenemos varios plugs anales que usamos con cierta frecuencia y ella sabe que me gusta mucho la estimulación anal, pero nunca habíamos usado un dildo y menos del tamaño que tenía puesto Elena. Pensé que Elena iría un poco más despacio de lo que hizo con Clara, que me daría tiempo a dilatar o calibrar mi posible dolor. Pero no hizo nada de esto. Primero empujó el pollón un poco logrando que el capullo entrar, sorpresivamente, sin mucha dificultad - de hecho incluso lo comentó diciendo "mira como entra cabrón¡" al ver que entraba con suavidad. Hizo una pequeña pausa y, como había hecho con Clara, me lo empujó hasta el fondo.

Elena me penetró con la misma intensidad y al mismo ritmo que había hecho con Clara. Pero creo que mi follada fué más larga, yo estaba excitadisimo pero no había estado a punto de correrme. Elena no dejó que moviera mis manos, me agarró también de la cintura apretando mis brazos y me estuvo dominando a su placer. Mientras Elena me follaba, Clara y yo nos besabamos. Ahora ya no eran un "piquito" rápido, sino besos húmedos e intensos con mucha lengua. Estaba en la gloria, el placer era electrificante y totalmente nuevo para mí. Me corrí "sin tocarme", sobre las sábanas de nuestra cama. Cuando terminé, Elena se retiró de mis entrañas, salió de la habitación y nos dejó en la cama, abrazados, pegajosos y completamente satisfechos.

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