¿Quién es ella?

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Una fugaz desconocida, nos deja una noche para nunca olvidar
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Parte 32 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Por allá cuando apenas estaba saliendo con mi novio, estábamos en el café de una amiga que siempre cerraba y terminaban tremendas farras puertas para adentro.

Recuerdo una noche en especial en la que no habíamos bebido mucho, pero a él le habían pegado bastante fuerte.

Había tenido un día de mierda en el trabajo y ni siquiera le había dado tiempo de almorzar. Yo solo escuchaba dejando que se desahogara. Lo vi tan deprimido que empecé a pensar formas de animarlo «tal vez una buena mamada furtiva en el baño» pensé para mis adentros.

Si definitivamente eso era lo que necesitaba, algo que lo llenara de adrenalina para sacudirle todas esas malas vibras.

---

Le empecé a dar besitos de esos calentadorcitos coquetos y al fin le saqué una buena risa, le coloqué la mano apretando su muslo.

- ¿Me acompañas al baño? --arqueando una ceja--

- ¿Al baño? --dijo extrañado-- ahhh ahhh al baño --se rio cuando al fin entendió--

Me levanté, lo tomé de la mano y me lo llevé a toda prisa, pero las ilusiones de inmediatez se nos cayeron cuando vimos que estaba ocupado y había varias personas esperando.

Para que no se nos fuera a calmar el impulso, aproveché una esquinita poco iluminada, me le colgué con los brazos en el cuello, lo empecé a besar refregándome su muslo contra mi sexo.

Un ruido de un sorbete cuando se queda sin liquido me distrajo un poco. Volteé a mirar y una de las mujeres que estaba haciendo la fila se nos había quedado mirando fijamente, tanto que ni se dio cuenta que se le había acabado la Coca~Cola que se estaba tomando.

Estaba tan concentrada en nosotros que cuando voltee a verla, no alcanzó a disimular para ver a otro lado, estaba enfocada viendo como mi novio me agarraba las nalgas.

- Ay, que pena, yo no...

- Fresca

La nena era un postrecito casi angelical fuera de lugar, con un vestidito casi hasta las rodillas color negro, estampado de flores, una cinta blanca en la cintura y otra igual en su cabello recogido con una trenza.

Estaba casi bailando en su sitio, apretando las piernas, me supongo que por eso estaba haciendo fila para el baño, o tal vez porque se calentó demasiado al vernos.

Paso la dueña del café, nos vio esperando, se regresó caminando de espaldas haciendo una mueca de desacuerdo y se nos acercó a hablar casi en secreto.

- Oíste, par de güevas ¿ustedes están esperando el baño? --dijo algo enojada-- creo que ya saben que no me tiene que pedir permiso para ir al de arriba ¿cierto?

Giró la cabeza, tirando el cabello en la cara en tono de broma y nos soltamos a reír. Siguió su camino a la cocina con una bandeja en las manos llena de paltos para lavar.

El segundo piso del café, es la casa donde vive, un lugar que obviamente no está disponible para el público.

Tomé a mi novio de la mano y de paso a ella también, que se me quedó mirando extrañada sin entender. Me le acerqué al oído y le dije sin que los otros de la fila se enteraran.

- Nos prestaron el baño de arriba, ¿vienes o quieres seguir esperando?

Con una cara de alivio tremenda, dejo su sitio en la fila, pasamos por el mostrador dónde dejo el envase, una de las meseras levantó el broche para que pudieramos pasar. Mientras subíamos por las escalas, ni se porque, pero no pude resistirme en decirle.

- ¿Vos sos de las que les gusta mirar? ¿cierto?

- ¿De las... qué? --se volvió a sonrojar--

La empujé a ella hacia un costado de las escaleras, me di la vuelta a besar a mi novio y le coloqué las manos justo donde ella está viendo cuando nos interrumpieron. Me lo comí deliciosamente a besos, volteé a mirarla disimuladamente y ahi estaba de nuevo esa mirada perdida y pervertida.

- Si, definitivamente es algo que te gusta

Levantó los hombros y trato de disimular la risita que se le dibujaba en el rostro.

- No me molestaría dejarte ver un poco mas

Retomé de nuevo el camino de las escalas, subiendo los últimos escalones de forma prudente por si estaba doña Chila, la mamá de Sonia, en la sala viendo sus novelas para pedir permiso de pasar. Todo estaba desolado y las luces apagadas, probablemente ya se había ido a dormir.

Caminamos entre la penumbra, siguiendo las luces del exterior hasta su habitación, entramos sin hacer ruido y cerramos la puerta detrás, encendí la luz del baño y entramos. Ella se quedó afuera, tal vez esperando su turno.

- A mí también me gusta mirar --le dije--

Ella, me miró algo extrañada, pero levantó una ceja, sus labios se curvaron un poco. Aceptó entrar, cerrando la puerta tras ella.

De inmediato empujé a mi novio contra una pared, le arranqué el cinturón, le bajé los pantalones. De rodillas empecé a masturbar su miembro, comérmelo a besos y chupones hasta dejarlo bien erecto para metérmelo a la boca y darle unas cuantas mamadas.

Levanté la mirada hacia ella y seguía apoyada de espaldas contra la puerta con su mano en el pecho que se contraía y expandía con rapidez.

- No solo me gusta mirar --dijo a secas--

Me hice a un lado y con mi mano le ofrecí su miembro, mi novio me miró asombrado, pero ni siquiera le quise responder la mirada.

- ¿Será que puedo --señalando su vejiga y cruzando las piernas-- primero?

- No, aprovecha, antes de que me arrepienta

Agitando su miembro en su dirección, como si le fuera a entregar el testigo en una carrera olímpica.

Ella se hizo de rodillas, se apoderó tomándolo con sus manos y degustó de forma apasionada pasando su lengua por las venas mirándolo a los ojos, delineando su glande y abriendo la boca para chuparlo lentamente hasta metérselo a la boca.

- ¡Oh rayosssss!

Mi novio y por poco lo grita a los cuatro vientos. Me llevé el índice rápidamente a la boca pidiéndole silencio y se metió los labios dentro de la boca.

Sin duda alguna, no era de las que solo le gustaba ver, definitivamente le encantaba hacer y sí que lo sabía hacer. Se notaba demasiado que le encantaba mamar.

No sería la primera vez que experimento con una mujer, en la secundaria y en la Universidad ya había tenido atisbos lésbicos, algo que ya le había contado a mi novio pero que no le había tocado ver en carne propia.

Me acerqué tímidamente, ella lo sacó de su boca y lo apuntó en dirección a la mía para poderle dar un par de mamadas mientras ella miraba atenta. Apenas y lo saqué ella lo volvió a meter a la suya, esta vez mirándolo a él a los ojos y riéndose coquetamente.

Me temblaba todo dar este paso y como ella no mostró nervios por mi cercanía tenía que intentarlo. Esta vez me hice más cerca, ella sin despegarlo de su boca se hizo a un lado para que yo también lo pudiera disfrutar, aun no sabía si lanzarme o no. Disimuladamente, como si fuera un accidente coloqué mis labios junto a los suyos y ella me terminó besando con su glande en el medio disfrutando de nuestras lenguas pasar entre bocas.

- ¡Hoy me muero, ufff!

A mi novio se le volvió a subir el volumen. Me separé de ella que aprovechó para metérselos a la boca y le volví a hacer señal de silencio. Él se tapó con la mano y confirmó.

Se lo empecé a chupar por la longitud de su miembro, llegando hasta sus bolas dándole unos cuantos chupones metiéndomelas a la boca. Ella se antojó de hacer lo mismo, chupábamos con fuerza, subíamos lado a lado paralelos a su longitud y unimos nuestras lenguas en su glande.

Mi mano empezó a recorrer sus piernas subiendo por sus muslos y llegando a su sexo, colocó su mano encima.

- No respondo, si sigues así

Le levanté una ceja de forma desafiante, tratando de seguir hacia su sexo, pero la agarró con más fuerza.

- En serio, siga y me la como

- ¡Cómame!

Dejó su miembro a un lado, se levantó agarrándome de la cintura y me arrinconó contra la pared, besándome con desespero mientras que me abría la camisa y me apretaba los pechos con fuerza.

En segundos me había levantado la falda y ni se cómo me quitó la ropa interior sin darme cuenta. Se soltó la tira que llevaba en su cintura, junto mis muñecas y las amarró con destreza hasta dejarlas juntas.

Cogió a mi novio con una mano del miembro y camino con nosotros hasta el otro lado del baño. Me hizo sentar sobre el tanque del sanitario abriéndome las piernas, pasándose la lengua por el contorno de la boca al ver mi sexo depilado y húmedo.

Se levantó el vestido, sacándolo por encima. Tenía unos deliciosos senos pequeños y puntiagudos, perforados con joyas y un tatoo de un dragon que iba desde su espalda por un costado, hasta justo debajo el medio de sus pechos. Unas nalgas grandotas decoradas por marcas de estrías y unas mini tangas que desaparecían entre sus curvas unidas por un trío de cadenas de plata a los lados y por detrás, y por delante una fina línea de perlas blancas metidas entre sus labios.

- En esta vida nada es lo que parece --dije-- de ovejita no tienes nada

- Siempre soy el lobo de la historia. Muchos se equivocan juzgando la portada --juntando sus manos como si estuviera orando-- y se pierden de un buen libro --colocando sus dedos encima de su cabeza como unos cachos--

Levantó la tapa del inodoro y cual vaquero del oeste, se sentó con las piernas abiertas en dirección a mí, me tomó de las caderas y metió su cara en mi sexo dando unos juguetones lametazos para separar mis labios externos y luego darle una buena chupada a mi clítoris cuando se dejó ver.

- ¡Ay dios!

Descargué mis manos amarradas detrás de su cabeza para que no se fuera a quitar. Mi novio estaba muerto de risa, repitiéndome la misma seña de silencio que le hice minutos atrás. Me mordí los labios y levanté la cara al cielo tratando de aguantar.

Corrió sus nalgas hacia atrás, dejándolas por fuera del aro del sanitario. Se mojó los dedos con mis fluidos y corriendo la cadena de atrás de en medio se empezó a acariciar su asterisco, separando su boca de mi sexo por unos instantes mientras se le escapaban unos deliciosos gemidos.

Los dos nos quedamos paralizados sin saber que hacer. Ella volteó a mirar a mi novio que seguía ahi sin actuar y después a mí.

- ¿Qué? ¿acaso ya se asustaron?

- No, es que no esperábamos...

- ¿Les gusta probar cosas nuevas?

- ¡Si! --contesté con prisa sin darle tiempo a mi novio de responder porque es de los que piensa todo mil veces--

Se mojó el dedo del medio metiéndolo en su boca, llenándolo de saliva y lo colocó en mi agujero posterior, moviendo la yema de su dedo.

- ¿Me supongo que ya han probado esto?

- Claro que sí, nos encanta culear

Empujó su dedo en mi interior, mientras que apretaba entre sus labios mi clítoris.

- Ay jup.... --me tapé con las manos para no ir a gritar--

Se despegó, esperó a que me calmara sin mover ni un dedo, y cuando la miré de una me pregunto.

- ¿Le vas a dar permiso de que me lo meta por el culo? ¿cierto?

- Pues espero que lo haga, y bien duro

Giró su cabeza, tomó el miembro de mi novio con sus manos y le escupió la cabeza un par de veces, deslizando su mano en círculos para mojarlo. Se volvió a dar la vuelta y sacó el dedo casi por completo.

Mi novio se hizo de rodillas, se lo acomodó detrás, se llenó los dedos de abundante saliva y la aplicó en su trasero. En su cara vi cómo se lo empezaba a meter y ella replicaba lo mismo con su dedo en mi trasero.

- HP me encantan las vergas gordas en el culo, que se sientan

Mi novio me sonrió y yo le levante una ceja y con una mirada fría le pedí que la hiciera sufrir, que le partiera ese culo con toda.

Le dio una buena palmada en las nalgas y se la empezó a comer con fuerza, lento pero contundente y cada que se lo metía le temblaban los senos y hasta sus cachetes. Ella empezó a gemir cada vez más duro, con mis manos atadas la tomé de la cabeza y la metí entre mi sexo para acallarla.

El problema ahora era quien me iba a hacer lo mismo a mí. Cerré los ojos y apreté la boca tanto como pude hasta que mojé su cara con mi orgasmo. La despegué para verle la cara y me miro con sus ojitos entre abiertos y una sonrisa pícara.

- Hora de que no me olviden

Cogió una de las manos de mi novio y la paso hasta su sexo para que la masturbara. Levantó sus manos y se agarró detrás de su cuello.

- Pase lo que pase no pares ¿ok?!¿OK?! --le gritó al no recibir respuesta--

- ¡Ok!

Levantó un poco sus piernas quedando en el aire, mi novio se tuvo que levantar también para que no se le saliera el miembro de su culo. Le pasó su otra mano adelante agarrándose de sus senos, apretando, pellizcando y estirando sus pezones.

- Ya viene, ya viene, no pares, no pares ¡ahhhhh aahhhhhhhhhhh!

Sus gemidos iban en aumento y si seguía así ni con la música del café se iban a poder disimular. Me cogió de las manos y me las coloco en su cuello pidiendo que la ahorcara.

Al principio lo hice solo para seguirle el juego, pero ella insistió en que lo hiciera con fuerza y fue la unica forma en que al fin dejo de hacer tanto ruido. Arqueó su espalda, sus ojos quedaron en blanco y su boca quedó entre abierta.

Todo el líquido que tenía guardado por varias horas y que trato de retener en esa fila al baño, empezó a salir de su vejiga con pequeños chorros intermitentes que hacían eco al estrellarse contra el agua del sanitario. Mi novio le separo los labios con sus dedos, ahora sonaban con más presión y la cara de ella se desfiguraba de placer.

Por un momento los chorros de orina se detuvieron. Sus ojos en blanco se empezaron a mover frenéticamente como si estuviera poseída, las venas de su cuello se abultaron, su cara se puso roja y sus labios morados.

Cerró los ojos con fuerza y los abrió muy grandes de repente mirando fijamente a los míos. Sus pupilas parecían no poder enfocar cambiando de tamaño.

Igual que cuando una represa cuando falla e inunda pueblos río abajo, ella explotó dejando salir todo el contenido de su vejiga con un gran chorro que parecía una cascada interminable, mientras que mi novio agitaba su mano en su sexo y el diámetro de sus pupilas crecían casi hasta el límite.

- Agggggghh.... --le tapé la boca tan rápido como pude--

Las ultimas gotas cayeron haciendo eco en el agua. Me empujó las manos a un lado, me dio un beso y volvió a meterse en mi sexo mientras que meneaba sus caderas frenéticamente de arriba a abajo sacando y metiendo el miembro de mi novio.

- HP que se venga ¡decile! ¡decile!

Con solo una mirada hacia él entendió. La tomo del hombro con una mano y con la otra la jalo del cabello. Una vez más quedo frente a mi ese rostro de posesión demoniaca con los ojos en blanco y cuando recibió lo que tanto esperaba se dejó caer en mis piernas riendo como loca.

Mi novio exhausto se tiró hacia atrás cayendo sentado en el suelo. Ella se inclinó hacia mí, aún agitada y me dio un beso mirándome a los ojos.

- Si, soy de las que les gusta mirar... de las que le gusta mirar la cara que hacen cuando les pido que dejen a su novio darme por el culo... y la tuya, hasta ahora, ha sido la mejor

Solo apretó sus labios contra los míos sin pasar su lengua. Recogió su vestido del suelo y se lo colocó como un rayo, se lavó las manos y justo en la puerta del baño antes de salir no dijo.

- ¡Estaba que me reventaba! ¡Gracias!

Salió y nos quedamos nosotros riendo sin siquiera saber que decir. Ninguno de los dos nos esperábamos que pasara algo así.

---

Al fin pudimos orinar, no podíamos de la risa escuchando el eco del chorro y recordarla la locura en la que ella nos había metido.

Nos vestimos y arreglamos un poco. Bajamos a nuestra mesa. Esperábamos volver a encontrarnos con ella para entregarle la cinta que dejo en mis manos, hablar un rato y tal vez invitarla a un motel... pero no la vimos por ningún lado.

Le preguntamos a una de las meseras que la había atendido y nos dijo que era la primera vez que la veía. Nunca más en nuestras visitas al café la volvimos a ver.

Años después seguimos usando esa misma cinta para amararnos las manos cuando queremos tener sexo y recordar la historia de la misteriosa mujer... sin nombre.

---

Inspirado: Alice

Escrito: Agata

Dedicado a Axel, mi delicioso y morboso esposo. ¡Te amo!

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