Somos Felices Las Tres Capitulo 04

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Secretaria dominante cambiará vida de su jefe y de su esposa.
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Parte 4 de la serie de 37 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/24/2020
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4 (MFF)

Pasados unos minutos Erika decidió salir de la bañera y estando fuera me ordenó,

- Claudio busca una toalla y me secas, por favor.

A lo cual yo obedecí con devoción y amor. Primero le sequé los pies, mientras le decía lo bellos que eran. Erika me dijo,

- lo mismo piensa Nuria y me lo dice cada sábado cuando nos reunimos para pintarnos nuestras uñas. Me encanta que desde hace un par de meses yo pueda venir a tu casa cada sábado para pasar un rato juntos, comer lo que tú preparas mientras Nuria y yo nos pintamos las uñas o nos sacamos las cejas. De verdad que tu mujer es un amor y hemos hecho una bonita amistad.

Ya para entonces le estaba secando el vientre y las nalgas y le comenté lo exótico y precioso que me parecía su ausencia de vellos en esa parte de su anatomía. Verdaderamente, sus labios vaginales eran perfectos, y la ausencia de vellos resaltaba aún más la perfección de aquellos pliegues. Erika me dijo que desde hacía varios años había decidido rasurarse esa zona, a pedido de su primer novio, y que con el correr el tiempo, aburrida de tener que usar cada semana una afeitadora para mantener esa zona limpia de vellos había decidido hacerse una depilación permanente, con láser. Verdaderamente su piel era muy tersa sin la presencia de los pequeños cañones de pelo propios de los folículos que crecen en esa área, aún con la rasurada más al ras.

No resistí la tentación de darle un sonoro beso a su monte púbico, antes de subir hasta sus pechos para secarlos con similar devoción, al mismo tiempo que le hacía cumplidos por lo perfectamente proporcionados que eran, a lo que respondió,

- Bueno, no son tan grandes como los de Nuria, sus tamaños están entre la talla B y la talla C pero yo me siento muy a gusto con lo que tengo. Ya me han dicho que tienen una forma y tamaño muy sexy, pero gracias por tus cumplidos, de todas maneras.

Después de secar su cuerpo, hice lo mismo con el mío mientras Erika se echaba sobre la cama y con su dedo me invitó a unirme a ella. Me acosté a su lado, y ella se puso de lado, detrás de mi espalda, pasando su brazo sobre mí, cuando lo esperado hubiese sido a la inversa, yo abrazándola y ella acogiéndose a mí, pero una vez más Erika daba muestras de una personalidad decidida y dominante, siempre en control. A mí no me disgustó, mas por el contrario me gustaba sentirme en sus manos y cumplir sus gustos de la manera más sumisa y tranquila.

Se pegó más a mí, hasta que pude sentir sus pechos apoyados contra mi espalda mientras una de sus piernas se apoyaba por encima de la mía. Entonces me preguntó hablándome al oído, con una voz tenue, acariciante,

- Claudio, ¿por qué te gustan los videos de lesbianas?

A lo que yo respondí, - no se, creo que a todos los hombres nos gusta ver dos mujeres haciendo el amor. Es como una oportunidad de recrearse en dos cuerpos femeninos a la vez y también un poco por morbo, pues nos parece algo que solo las mujeres atrevidas pueden hacer y disfrutar.

Erika respondió, - si, es muy sensual y menos rudo que el sexo entre un hombre y una mujer. Hay más caricias, más romance, hay más belleza en una escena lésbica.

Yo le pregunté, - ¿lo has hecho alguna vez con otra mujer?

- no propiamente, solo cuando estaba en la universidad una vez con otra chica de nuestro equipo de volleyball, nos acariciamos con los dedos. Pero fue solo por un par de minutos. Más que un acto sexual, fue una travesura que no se volvió a repetir. ¿Te gustaría ver dos mujeres teniendo sexo?

A lo que respondí, claro, eso me excitaría muchísimo.

- Y tu mujer Nuria, ¿no ha tenido sexo con otra mujer?

- En un par de ocasiones ha tenido algún tipo de experiencia con otra mujer, pero no como un acto sexual propiamente dicho. Estando recién casados, ella iba a un gimnasio y me contó que estando en la ducha, otra chica abrió la cortina mientras ella se duchaba y se quedó mirándola. Nuria no se inmutó y continuó enjabonándose y demoró algo más en su entrepierna, disfrutando el espectáculo que le ofrecía a la mirona, quien del mismo modo en que apareció, también desapareció. Nuria me contó que al salir de la ducha la buscó con la mirada pero no la pudo encontrar. Esa noche, cuando me lo contó, me excité muchísimo y tuvimos uno de los coitos más salvajes de nuestra vida matrimonial. De vez en cuando me lo vuelve a contar cuando estamos haciendo el amor, y eso nos excita muchísimo.

- ¿y la otra ocasión, cómo fue?

- Eso fue en un viaje, cuando en el hotel en el que estábamos ofrecían masajes. Yo la animé a que se anotara, y que no fuese recatada, y se desnudase enfrente de la masajista, sin recurrir a toallas o sábanas para cubrir su cuerpo. Nuria siempre ha sido muy complaciente y trata siempre de hacer lo que yo le pido, y así lo hizo. Me contó después que la masajista era una señora madura y que el masaje comenzó muy profesionalmente, pero a medida que la ganaba confianza, sus manos se demoraban mucho más en sus tetas, llegando incluso a acariciar sus pezones, pellizcándolos ligeramente. También se detuvo cierto tiempo en su culo, y sus dedos resbalaban "accidentalmente" a lo largo de su raja, tocando su ano y siguiendo hasta su cuquita, en la que sus dedos juguetones hacían una especie de cosquilla. Como Nuria gemía de placer, se animó a provocarle un orgasmo acariciando sus partes más íntimas con menos recato. Mientras le acariciaba las tetas, al mismo tiempo le frotaba el clítoris y deslizaba sus dedos por toda su vulva empapada hasta que Nuria alcanzó un orgasmo.

No te imaginas lo excitado que me puso cuando me lo contó al regresar a nuestra habitación. Ese día tuvimos un sexo escandalosamente delicioso y brutal.

- ¿y no ha tenido otras experiencias con mujeres?

- no, que yo sepa. Si las hubiese tenido, me lo habría contado, porque nuestra relación siempre ha sido muy sincera.

- ¿Quiere decir que le contarás todo lo que hemos hecho hoy?

- Posiblemente, pero no por ahora. Tal vez más adelante.

- ¿Te gustaría ver que Nuria tenga sexo lésbico?

- ¡Por supuesto! Me gustaría muchísimo, pero no sé como lograrlo.

- ¿Y si te digo que yo podría ayudarte a cumplir ese sueño?

- Cuidado, Erika, no quisiera jugar con fuego. Esto que estamos haciendo tu y yo desde el pasado lunes es una aventura y no me gustaría poner en riesgo mi matrimonio.

- Descuida, Claudio, que si tu quieres y me lo pides, yo te ayudaré y te garantizo que todo se hará de un modo muy seguro, sin riesgos para ti ni ella.

- Pero tú no eres lesbiana, ¿o si?

- No, no lo soy y tal como te conté nunca he tenido una relación sexual con otra mujer, pero tengo que confesarte algo.

- Dime, Erika, soy todo oídos.

Toda esta conversación ocurría mientras ella me abrazaba, apoyada contra mi espalda y hablándome al oído. Erika dio un fuerte suspiro y dijo

- A mí me gusta mucho tu mujer. Nuria es muy sexy, me encanta el color de su piel, su voz me parece dulce y me encanta aún más su tranquila personalidad. A medida que nos hemos ido conociendo, y pasando momentos de complicidad mientras nos pintamos las uñas, arreglamos las cejas y peinamos nuestras cabelleras ha ido creciendo una amistad muy linda entre nosotras. Yo sé que si tu me ayudas a seducirla, terminaremos haciendo el amor porque ella lo deseará y no porque yo vaya a abusar de ella. Solo tendrías que confiar en mí.

Yo me quedé en silencio, meditando aquella bomba que Erika acababa de soltar, pensando lo que debía contestar, pues de mi respuesta dependían varias cosas, incluso podría afectar el funcionamiento de mi empresa.

Me di vuelta y viéndola cara a cara le pregunté,

- y ¿cómo lo piensas hacer?

- Muy lentamente, Claudio, con mucho tacto y llevándola poco a poco por el camino que la hará muy feliz y a tí también. Vamos a buscar pasar más tiempo juntos para que nuestra amistad crezca y fomentar el cariño entre nosotras sin despertar sospechas.

Te propongo que este sábado por la tarde, después de la comida vayamos los tres al cine y que Nuria se siente al lado mío, y yo en medio de los tres. Cuando te de una señal te disculparás para ir un rato al baño y después sabrás lo que ha ocurrido en tu ausencia.

- No sé, ¿me puedes dejar pensarlo?

- Claro, mañana me dices tu decisión.

Acabada esta conversación, Erika se acostó boca arriba y me pidió,

- Claudio, hazme el amor con tu boca, que quiero tener otro orgasmo.

Yo comencé a besarle la cuca y Erika me dijo

- Claudio, déjame enseñarte cómo me lo debes hacer. Primero besa mis muslos, en su parte interior, y vas subiendo dando muchos besos en tu recorrido.

- Perfecto, sigue así. Ahora besa mi ombligo y toda el área a su alrededor, mientras bajas a mi rajita.

- Perfecto, pero más lento, sin apuros... así mismo. Ahora me abres las piernas tiernamente y me vuelves a besar la parte interna de mis muslos, lentamente hasta llegar a mi vulva.... así, sigue haciéndolo así, y siempre lentamente. Ahora, no vayas directamente a mi vagina, sino concentrate en los labios exteriores... lámelos de arriba a abajo... así, lentamente. De vez en cuando das un beso y aplicas un poco de succión a esos labios.... correcto. Ahora me abres los labios y expones mi vagina y pasas la lengua desde lo más atrás que puedas, includo mi ano, hasta el frente, deteniéndote en el clítoris, al cual dejarás para el final.... así, anda, pasea tu lengua para que me vaya calentando.

- Muy bien, Claudio. Ahora vas a empezar de nuevo sin mis instrucciones. Cuando yo te lo pida, vas a atacar el clítoris con tu lengua y aplicarás una fuerte succión hasta que llegue mi orgasmo. En ese momento bajarás tu boca hasta la entrada de mi vagina para recoger mis jugos y lamerme hasta quedar libre de mis propios jugos.

Yo seguí sus instrucciones al pie de la letra y pude disfrutar unos minutos más tarde cómo su cuerpo temblaba, se ponía rígido y saltaba de la cama hasta que posé mis labios abiertos a la boca de su tunel de amor para recoger, tal como había sido instruido todos sus efluvios sexuales.

Cuando se recuperó del orgasmo, me dijo

- Claudio, ya va siendo hora de que nos vistamos para que no llegues tarde a tu cita con Nuria y la recojas en su trabajo a la hora prometida.

Erika se levantó de la cama y tomando su panty me la dió diciendo,

- Toma Claudio, póntela. Es tu primer paso en el camino del crossdressing al que te voy a ir guiando.

Yo me sentí extraño, vistiendo aquella panty roja delante de una mujer que para mí no era sino una empleada de mi oficina hasta hacía tan solo cuatro días. Ella me felicitó por lo "linda" que lucía, y yo me limité a sonreir y buscar el resto de mi ropa. Al salir del hotel, mientras ella iba sentada a mi lado me dijo,

- No desprecies mi oferta para seducir a tu bella Nuria. No te arrepentirás. Espero una respuesta afirmativa mañana, muñeca.

Yo sabía que me decía "muñeca" para acentuar mi excitación por llevar puesta la panty con la que ella había llegado a nuestra cita de sexo. La dejé cerca de su casa y me dirigí a buscar a Nuria, quien ya me esperaba a las puertas de su oficina de trabajo. Esa noche fue muy intensa para mí pues los recuerdos de todo lo vivido se agolpaban en mi mente y al mismo tiempo estaba decidiendo entre aceptar o no la propuesta de Erika que llevaría a Nuria a probar las mieles del amor lésbico, lo que produciría un impacto en nuestra vida matrimonial.

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