Somos Felices Las Tres Capitulo 07

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Erika y mi esposa avanzan en mi feminizacion.
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Parte 7 de la serie de 37 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/24/2020
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El lunes, al llegar a la oficina ya Erika se encontraba sentada en su escritorio, y como buen sumiso amaestrado, sabía que debía saludarla con un beso, lo cual hice, y al mismo tiempo comprobar que sobre su escritorio había un pequeño bikini rosado. Sin esperar instrucciones, lo tomé y me metí en el baño para ponérmelo. Salí con esa prenda puesta y mi calzoncillo en la mano.

- ¡Qué lindo! y ¡que linda estás con ese bikini rosado!

Abrió de un cajón una bolsa de basura en la que echó mi calzoncillo y me dijo

- anda, vístete que tengo mucho que contarte.

Yo entré de nuevo al baño y me puse los pantalones y mis zapatos de nuevo.

- Este bikini es aún más pequeño, me aprieta mucho más

- Esa es la idea, muñeca, que sientas como se comprime tu bichito y tus bolitas. Siéntate que tengo un par de cosas que decirte...

Dime, Erika, que yo también tengo algo que contarte. Pero empieza tú.

- Primero, lo de nuestra primera experiencia de caricias y aproximación de piel. Te diré que todo salió mejor de lo que esperaba. Nuria, tal como me habías dicho es bastante sumisa, pues nunca se opuso a mis avances. Recibió todas mis caricias con completa calma, y hasta reaccionó favorablemente, atreviéndose a poner su mano sobre mi muslo, algo que no me esperaba.

- Ya ella me adelantó algo, y no te imaginas el sexo salvaje que tuvimos esa noche, gracias a ti, y lo que hiciste.

- Si, pero lo mejor pasó cuando apareció en la pantalla aquella breve escena lésbica. Se excitó de tal modo, que era evidente, por su respiración y cómo se puso tensa. Allí me atreví a tocarle ligeramente los senos, sin arriesgar mucho. Pero no te imaginas lo delicioso que fue sentir su orgasmo.

- Si, ella me lo contó.

- Supongo que te contó todo lo que hice y lo que sintió.

- Si, eso era justamente lo que quería contarte... Me confesó que le gustas mucho y que si en el baño tú la hubieses besado, lo habría permitido. Estaba tan excitada que hasta hubiese permitido que la violaran.

- ¿en serio? Tan fácil va a resultar que la seduzca

- parece que sí. Está hasta deseándolo.

- ¡wow! Pero de todos modos, debemos seguir actuando con prudencia, hasta lograr nuestro objetivo. Cuando pase lo que deseamos que pase, tiene que ser de tal modo que no sea una única experiencia, sino la conversión a nuevo estilo de vida.

- de acuerdo.

- bueno, también hay algo que te interesa saber, que me dijo en la mañana cuando estábamos ayudándanos a lucir más lindas... para tí.

- cuéntame

- Nuria sabe que de vez en cuando te pones su ropa interior.

- y ¿cómo lo descubrió?

- porque ella lo sospechaba, y se fijó muy bien como estaba el cajón antes de salir, y al regresar vio que estaban en otro orden.

- pero, estaba enojada o decepcionada conmigo

- no, más bien le pareció divertido

- y tú ¿le diiste algo?

- no, no creas que le conté lo de las panties que estoy dando. Pero sí le dije que tal vez debería hablar contigo y apoyar esa inclinación tuya, que al fin y al cabo no es dañina. Mas bien, podría ayudar en sus vidas íntimas.

- y ella ¿que respondió?

- Que lo pensaría... pero creo que no le pareció mala idea. Así que prepárate, porque en cualquier momento te va a hablar del tema.

El resto del día transcurrió como de costumbre, entre trabajo, llamadas y gestiones, sin nada que agregar a nuestro relato.

Ese miércoles sería mi cumpleaños y Nuria me dijo que tendría un regalo sorpresa para mí. Normalmente nunca he sido de celebrar mis cumpleaños, pero Nuria siempre me ha sorprendido con una comida, una salida a comer, o cosas por el estilo, así que me esperaba algo similar. Llegado el día, al llegar a la casa Nuria me recibió con un gran beso (aunque no tan profundo como los de Erika) y me mostró la mesa que había preparado con velas y copas, para una cena especial e íntima. Me preguntó que si quería bañarme mientras ella preparaba la comida, lo cual acepté. Al salir del baño, y entrar en nuestra habitación me llevé la más grande sorpresa de nuestra vida matrimonial. Algo que jamás podré olvidar.

Al día siguiente, al llegar a la oficina, como de costumbre, Erika ya estaba sentada en su escritorio, trabajando. La saludé, como ya era costumbre con un beso en los labios y al verme con una enorme sonrisa dijo:

- ¡Parece que alguien tuvo una buena celebración de su cumpleaños ayer!

- Ya te vas a enterar. Y entré al baño, sin tomar el pequeño bikini negro que estaba sobre su escritorio,

- Claudio, olvidaste agarrar tu pantaleta de hoy

- Ya salgo, espera un minuto

Cuando salí del baño la mandíbula de mi Dueña y Señora casi se cae al piso de la sorpresa... su jefe, a quien ella antes respetaba y ahora lo estaba entrenando para ser su sirviente vestía una medias negras de seda sujetadas con un liguero del mismo color y una panty tipo "thong" de color blanco.

- ¡Wow, que bella, Claudia!

A mí me impresionó que me llamara Claudia, pero no me disgustó. Al fin y al cabo, había aceptado ponerme en sus manos en mi ruta hacia mi completa feminización.

- Tienes que contarme los detalles, Claudia.

Y volvió a decirlo. Era un hecho, no una equivocación, sino algo intencional. Para Erika, yo sería de ahora en adelante, Claudia. Y me gustaba esa idea.

- pero primero date la vuelta, Claudia, quiero verte toda.

Yo giré lentamente y ella pudo comprobar que llevaba una panty del tipo "hilo dental", de las cuales aún no me había llegado a dar.

- se te ve bello tu culo, Claudia. Pero se vería mejor si no tuviese pelos. Pero eso tiene arreglo.

Me senté frente a ella y le conté como al salir del baño había encontrado sobre la cama lo que ahora llevaba puesto, y que cuando me dirigí al closet para buscar algo de vestir, pues suponía que Nuria había preparado lo que pensaba ponerse, apareció parada, recostada de la puerta, vistiendo exactamente lo mismo y con la sonrisa más pícara y atrevida que le haya visto. Yo me quedé mudo, sin atreverme a decir nada, hasta que fue ella quien dijo

- Si Claudio, ese es parte de mis regalos para tí en esta noche. Yo sé que tu sueñas con sentir contra tu piel este tipo de ropa, reservada para nosotras las mujeres, y quería no solo decirte que no me opongo a esa fantasía tuya. Por el contrario, te voy a ayudar y asesorar para que lo sigas haciendo y disfrutes la experiencia.

- Nuria, no sé que decir. No me esperaba esto, y te quiero dar las gracias por comprenderme y no haberme reclamado. Yo lo hacía en secreto porque temía que te escandalizaras y nuestra relación se viese afectada por este gusto extravagante.

- anda, calla, que no hace falta que me des explicaciones. Suelta tu toalla y ven a la cama, que te voy a enseñar y ayudar.

Nuria me enseñó como enrollar las medias antes de deslizarlas por las piernas, y después me enseñó cómo abrochar y ajustar el liguero. Después ella misma me puso esta panty, y tras ajustarla me llevó ante nuestro espejo y me hizo modelar tanto para ella como para mí mismo. Me dio un beso y me dijo

- falta aún otra pieza, déjame buscarla.

Y abriendo la gaveta sacó un baby doll negro, transparente, y me lo hizo poner.

- ahora ya estás vestido para la cena, mi amor. ¡Feliz Cumpleaños!

Erika me escuchaba en silencio, permiténdome narrar a mis anchas los detalles de esa noche tan especial en la que mi mujer aceptó y apoyó mi deseo de vestir femeninamente. Para sus adentros pensaba lo fácil que se le estaba poniendo su plan de transformarme en la otra mujer con la que compartiría mi cama y mi esposa, para ser "felices las tres".

- Después de la cena romántica las dos (uso del femenino intencional, para complacer a Erika) pusimos música y bailamos antes de ir a la cama. Cuando hacíamos el amor nuestras piernas rozaban y descubrí una nueva sensación, solo posible cuando ambas personas visten medias de seda. ¡qué rico, Erika!

- me alegra mucho, Claudia. Ya veremos de que manera vamos progresando en ese camino. Te prometo hacer de tí una chica muy sexy.

Parece incrible que una empleada hubiese llegado a tal nivel de confianza y dominio y se atreviese a decirme cosas como esas. Pero a mí me complacía mucho, y deseaba que tuviese éxito en la promesa que acababa de hacer.

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