Somos Felices Las Tres Capitulo 12

Historia Información
Erika y Nuria se bañan y rasuran. Nace el amor entre ambas.
2.2k palabras
4.63
1.3k
00

Parte 12 de la serie de 37 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/24/2020
Compartir este Historia

Tamaño de fuente

Tamaño de Fuente Predeterminado

Espaciado de fuentes

Espaciado de Fuente Predeterminado

Cara de fuente

Cara de Fuente Predeterminada

Tema de Lectura

Tema Predeterminado (Blanco)
Necesitas Iniciar sesión o Registrarse para que su personalización se guarde en su perfil de Literotica.
BETA PÚBLICA

Nota: Puede cambiar el tamaño de la fuente, el tipo de fuente y activar el modo oscuro haciendo clic en la pestaña del ícono "A" en el Cuadro de información de la historia.

Puede volver temporalmente a una experiencia Classic Literotica® durante nuestras pruebas Beta públicas en curso. Considere dejar comentarios sobre los problemas que experimenta o sugerir mejoras.

Haga clic aquí

- Hablando de Claudio, si quieres que te ayude con el proceso de feminización, me dices

- si me gustaría, pero no sé como involucrarte en el proceso

- ya se nos ocurrirá algo, mi negrita. Voy a meter más a fondo el dedo, ¿te importa?

- tú no tienes que preguntar, cariño. Simplemente hazme cualquier cosa que se te ocurra

- ¿cualquier cosa?

- si, siempre que no me cause un daño permanente ni sea asqueroso

- ¿estás segura? ¿podría hacer contigo lo que yo quiera? Mira que se me pueden ocurrir cosas muy audaces

- yo confío en tí, cariño, y sé que no me harás nada malo y que cualquier cosa que se te ocurra al final será para que lo disfrute y para que nuestra amistad siga creciendo

- si, nuestra amistad se ha transformado en algo muy lindo. Jamás me lo habría imaginado

- me gustaría hacerte una confesión

- dime, negrita

- no lo vayas a tomar mal, pero es que desde hace un tiempo pienso mucho en tí. Me gustas como persona, y creo que me estás empezando a gustar como mujer.

- no sabía que te gustaran las mujeres.

- ¡no! Jamás he sentido algo así por otra mujer. Eres tú quien ha despertado este nuevo sentimiento en mí

- que halagada me siento. Y yo ¿qué he hecho para que sientas eso por mí?

- simplemente por la forma en que te comportas conmigo, siempre adivinando mis gustos. Tu personalidad me atrae mucho, esa seguridad en tí misma, tu buen humor, y ese cuerpo tuyo tan perfecto

- tú también me gustas mucho, mi negrita. Pero no sé si pueda llegar a sentir lo que me acabas de confesar.

- espero que no te hayas ofendido, Erika

- no chica! Por el contrario, me halaga mucho que una mujer tan hembra como tú y tan bien casada y enamorada de su esposo tenga un espacio en su corazón para mí.

- yo solo quisiera poder disfrutar mucho más de tu compañía, y que no dejes de acariciarme como lo has sabido hacer... y también a darme un poquito de ese dolor sensual que hoy hemos descubierto entre las dos

- te prometo que te complaceré y trataré de hacerte muy, pero muy feliz con eso que me pides.

- como ahora, cuando me estás cogiendo con tus dedos. Fíjate que ni me di cuenta cuando fuiste agregando primero uno y después otro.

- si, estás muy relajada, ahora tengo tres dedos dentro de tí.

- ¿te das cuenta de lo que te digo? Solo contigo me pasan estas cosas. Siempre me sorprendes y me gustan todas tus travesuras.

- gracias por confiar en mí. Al ponerte en mis manos me siento responsable de no fallarte y responder a tus espectativas. Te prometo que te haré muy feliz con nuestra amistad tan bonita.

- y yo también te quiero ofrecer lo mejor de mí. Cambiando de tema, ¿te gustaría dormir en nuestra casa esta noche?

- no se si sea conveniente... supongo que por todo lo vivido hoy querrás tener una sesión de sexo apasionado con Claudio.

- y lo tendré... sólo que quisiera involucrarte en esa sesión desenfrenada de esta noche

- ¿estás loca? Yo no me atrevería a meterme entre ustedes. Mejor disfruta tú solita a Claudio y que te coja bien rico.

- es que lo que tengo pensado no va a significar ningún riesgo en nuestra relación. Confía en mí, que va a ser algo inolvidable.

- y ¿qué piensas hacer?

- después de cenar y que hayamos visto alguna película él y yo nos iremos a nuestra habitación, donde haré que Claudio se vista con lo que nos has regalado, y le pediré que se deje vendar los ojos. Yo habré dejado la puerta sin cerradura para que tú entres y nos veas haciendo el amor

- no se... ¿y si se quita la venda? Además, es un acto muy íntimo y mi presencia sería como una violación

- anda, porfa... es que yo siempre he tenido una fantasía de que nos vean haciéndolo, pero Claudio nunca ha querido. Siempre ha preferido las luces apagadas y las ventanas tapadas. Y solamente me atrevería hacerlo delante de alguien en quien confío... y a quien quiero, como tú.

- bueno, ya veremos. Por lo pronto, sí acepto la invitación a pasar la noche en tu casa.

- ¡te quiero! ¡te quiero! ¡te quiero! ¡te quiero!

- Bueno, ya va siendo hora de irnos. El tiempo ha pasado muy rápido, parece mentira que ya sean las tres de la tarde

- ¿en serio?

- si, vamos a ducharnos, pero antes debes llamar a Claudio para que vaya preparando la paella... ¡tengo un hambre!

- ¡yo también!

Erika sacó los dedos del culito de Nuria, le dio un fuerte pellizo en la nalga y se levantó. Nuria tambié se paró, sobándose por el dolor causado, pero con una enorme sonrisa en sus labios. Erika una vez más la condujo, de manos agarradas. Esta vez hacia las duchas. Nuria tomó de las manos a Erika y le dijo en el tono más meloso posible,

- vente cariño, vamos a compartir el mismo espacio, la misma ducha.

- esta bien, mi negrita

- ¿me enjabonas?

- ¡Por supuesto! ¿cómo no aprovechar la oportunidad de deslizar mis manos una vez más por ese cuerpo moreno tan sedoso y atractivo?

Erika comenzó a enjabonar la espalda y luego los brazos de Nuria. De pronto dijo

- espera un momento, Nuria

Fue a un gabinete que había visto en la entrada de la sala de duchas, tomó una rasuradora y regresó a la ducha.

- Es que acabo de notar que tienes unos cañoncitos de pelo en tus axilas. ¿me permites rasurarte?

- Claro, ya sabes que conmigo nunca debes pedir permiso ni consultar. A mí me agrada ponerme en tus manos, cariño.

- levanta el brazo derecho, negrita, para enjabonarte y rasurarte... eso es... ahora el otro brazo, negrita

- perdona el descuido, pero es que no lo he hecho en varios días y anoche olvidé hacerlo.

- no importa, negrita. Mejor así, pues me has dado la oportunidad de hacer algo que toda mi vida he querido hacer. Me parece tan sensual estoy que estoy haciendo. Ahora estas lisa, déjame sacarte el jabón.

- Y ahora ¿qué haces, cariño?

- estoy comprobando que no quedó nada sin rasurar

- pero, ¿con la lengua?

- claro, nada mejor que la lengua para comprobar que la rasurada ha sido verdaderamente al ras

- es que me parece que no deberías hacerlo

- no te imaginas cuanto me gusta. Es más, te voy a lamer y besar, para que sientas algo especial

- uuuy, que rico se siente,... y que sensual, cariño

- desde ahora, te lo voy a hacer cada vez que nos juntemos. Te besaré con pasión esa parte de tu anatomía que estoy segura nunca habías considerado como una zona erógena

- ¡me encanta!

- ahora date vuelta, negrita, para enjabonar tus hermosas tetas

- cómo me gusta la forma en que me estás enjabonando, cariño. Puedo sentir tus teticas pegadas a mi espalda. ¿estás cómoda?

- si, así siento mejor el peso y la forma de tus tetas. ¡Se te volvieron a poner los pezones durísimos!

- ¿y tú que crees, que no me excita sentir el cuerpo de la única mujer que me ha gustado en la vida frotándose contra el mío y acariciando mis tetas?

- ahora te voy a enjabonar el culo, negrita

- ¡qué rico!

- es que no sé que me gusta más, si tus tetas o tu culo. Son tan distintos a lo que yo tengo, y me encanta tu abundancia donde yo tengo escasez

- nada de escasez, tonta, solo proporcionada de otra manera... ahhh! Eso, cariño, méteme otro dedo, por favor

- te voy a meter más de un dedo, negrita. Y te prohibo quejarte

- está bien mi Dueña y Señora

- ¡ya está! Así es como quiero que me llames, "Dueña y Señora"

- así lo haré siempre, mi Dueña y Señora

- Levanta más el culo, negrita

- si, mi Dueña y Señora

- ya tengo tres dedos dentro, ¿lo sientes?

- si, mi Dueña y Señora

- y ahora, voy por el cuarto...

- ¡aaay! ¡aaaaaaay! ¡ay!

- aguanta, que podrás acostumbrarte

- si, mi Dueña y Señora

- ¡cuanto me gusta tomar tu virginidad anal, negrita!

- y a mí que hayas sido tu, mi Dueña y Señora

- ahora sabes que puedes recibir el pene grueso de Claudio. Solo necesitas paciencia y aguantar el dolor

- pero es que no es lo mismo... el dolor contigo significa mucho para mí, es como algo que te ofrezco. En cambio con Claudio sería simplemente algo doloroso, sin placer.

- bueno, ya veremos. Por ahora no le des el culo a Claudio, resérvalo solamente para mí

- si mi Dueña y Señora

- ahora te voy a lavar la cuquita, que todavía está llena de tus jugos. Cuando te hacía la pedicura, pude notar que estabas super mojada, y además el olor que desprendía tu cuquita daba testimonio del orgasmo que tuviste sobre la camilla.

- anda, mi Dueña y Señora... siempre lo que tú quieras

- todo este pelo abundante, ¿no te molesta? ¿alguna vez has pensado en rasurarte tu vello púbico?

- si, mi Dueña y Señora, pero no me he atrevido, por miedo a cortarme.

- pero, ¿te gustaría llevarla como yo?

- creo que sí, pero como ya te dije, no me he decidido ni he podido vencer el miedo

- te gustarÍa que yo te ayude con eso?

- claro que si, mi Dueña y Señora

- bueno, está decidido, el próximo sábado incluiremos en nuestra sesión de embellecimiento un tratamiento para remover pelo de tu cuquita

- así será, mi Dueña y Señora... tus gustos son desde hoy órdenes para mí, que cumpliré para halagarte y hacerte feliz.

- OK. Ya estás limpia. Ahora me enjabonas tu, y esta vez te doy permiso para que juegues con mi cuerpo. Además déjame decirte que estoy caliente después de haberte acariciado, lamido, tocado y cogido con mis dedos y porque a mí no me dieron el "final feliz" en la camilla de masajes como a tí. Te ordeno que le des a tu Dueña y Señora un orgasmo que ella no olvide.

- Si, mi Dueña y Señora

Nuria comenzó a enjabonar muy lenta y suavemente la espalda de Erika para después pegarse a ella y restregar sus tetas contra su espalda resbalosa. Erika podía sentir aquel par de pezones clavándose sobre su piel, y la respiración de Nuria contra su cuello al mismo tiempo en que enjabonaba sus pechos, se los apretaba y le daba besos tiernos en el cuello,

- ¡qué bella eres, mi Dueña y Señora!

- me encanta lo que estás haciendo, negrita. No pares, y tampoco tengas reparos en tocarme toda, toda, sin dejar un centímetro fuera de tus caricias.

- si, mi Dueña y Señora

- me encanta sentir tus pezones contra mi espalda... y también tu mata de pelos contra mis nalgas

- gracias por permitirme servirte asi, mi Dueña y Señora. Ahora quisiera lamer tus axilas como hiciste conmigo.

- muy bien. Eso es lo que espero de ti, imaginación y falta de pudor entre nosotras.

- ¡pero que rico se siente besarte aquí, mi Dueña y Señora.! ¿te puedo dar un ligero mordisco?

- hazlo, pero no te emociones mucho y termines haciéndome daño

- si mi Dueña y Señora

- que rico se sienten tus dientes acariciandome allí, mi negrita, sigue haciéndolo, que me estoy excitando aún más.

- es que se siente tan rica tu delicada piel en mi lengua y entre mis dientes, mi Dueña y Señora.

- ahora hazme acabar, mi negrita, usa tus dedos para hacer feliz a tu Dueña y Señora

Nuria volvió a colocarse detrás de Erika y rodeándola con sus brazos, comenzó a juguetear con el vientre y vulva de su Dueña y Señora.

- ¡qué tersa y lisa tu piel aquí abajo, libre de vellos, mi Dueña y Señora! Me encanta esta sensación...

- si, ya hablaremos de eso después. Ahora concéntrate en hacerme acabar... dame mi "happy end".

Nuria estiraba los labios de la cuquita de Erika con una mano mientras que con la otra recorría todo el canal entre los mismos, para después animarse a meterle un dedo, y volver a repetir todo varias veces ese mismo orden; después con un dedo comenzó a frotar el clítoris de su Dueña y Señora al mismo tiempo que la penetraba, primero con un dedo, y después dos, los cuales dobló una vez dentro de su vagina, buscando su punto G. Al sentir la superficie esponjosa del mismo, hundió sus dedos e incrementó la rapidez con la que frotaba su clítoris. Pudo sentir como comenzaba a jadear y ponerse rígida hasta que en medio de una serie de convulsiones le vino un explosivo orgasmo. Nuria sintió en su mano un chorro caliente que salía a pulsos de la vagina de su Dueña y Señora y tuvo que retirar las manos para sostenerla, ya que sus piernas flaqueaban y temía que se cayera al piso. Mientras la sostenía en sus brazos, la besaba y besaba

- te quiero mucho, mi Dueña y Señora, te quiero mucho. Gracias por permitirme darte este momento. Te quiero mucho. Te quiero mucho.

A mis amables lectores les pido que den su voto por esta lectura

Se aceptan sugerencias sobre el contenido de los próximos capítulos.

Por favor califica esto historia
El autor agradecería tus comentarios.
  • COMENTARIOS
Anonymous
Our Comments Policy is available in the Lit FAQ
Postear como:
Comparte esta Historia

LEER MÁS DE ESTA SERIE

SIMILARES Historias

Rencuentros Hay personas en tu vida que te marcan.
Ex-citacion La primera mujer que compartimos como esposos
Tienes Un Email Tu novia quiere excitarte mientras trabajas.