Somos Felices Las Tres Capitulo 13

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Nuria decide ser la mujer sumisa de Erika.
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Parte 13 de la serie de 37 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/24/2020
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Erika recuperó la compostura, y girándose tomó la cara de Nuria y le dió un gran beso, lo que Nuria no esperaba. Mucho menos que ese beso incluyera una invasión de su boca por la lengua de su Dueña y Señora.

Erika se colocó debajo de la regadera para un último enjuague, antes de cerrar el grifo y pedirle a Nuria

- seca el cuerpo de tu Dueña y Señora, Nuria

- con todo gusto, Señora

- cuando te hayas secado, vienes al vestuario, para que me vistas.

- si mi Dueña y Señora

Nuria entró en el vestuario un minuto más tarde y Erika la esperaba de pie, parada junto al gabinete en el cual habían guardado sus ropas.

- Vísteme, mi negrita

- primero tus leggings, mi Dueña y Señora. Por favor alza el pie... ahora el otro... que bello te queda. Ahora tu franela, mi amor... así es! Por favor siéntate mi Dueña y Señora para ponerte los calcetines y tus zapatos.

Cuando terminó de vestirla, ésta le dijo...

- no te pongas ropa interior, Nuria. Quiero que solamente lleves puesto el vestido

- de acuerdo, mi Dueña y Señora

- dame tus pantys, los quiero para mí. Guarda el brassiere en tu bolso. ¡Vámonos!

Al salir del local fueron despedidas con mucha amabilidad por el personal de recepción, y al ver a Lily, Nuria se regresó, para darle un beso en la mejilla y darle las gracias por el "happy end" que le había dado. Erika y Lily se miraron y compartieron una sonrisa cómplice.

Al montarse en el carro, Erika le dijo a Nuria,

- Quiero que te recojas el vestido. Quiero ver tu mata de pelo y si me provoca, jugar con ellos cada vez que tengamos que parar por una luz roja.

- Si mi Dueña y Señora. Pero ¿y si alguien se asoma y me ve?

- ese no es problema tuyo. Además ¿qué importa si alguien te ve si más nunca se cruzará en tu vida?

- como tu lo pidas, mi Dueña y Señora

- Cuando lleguemos a tu casa, no quiero que Claudio se de cuenta de que has decidido que yo sea tu Dueña y Señora.

- Asi será, mi Dueña y Señora

- Puedes contarle todo lo que ocurrió hoy, menos la parte cuando te provoqué dolor y que has decidido ser mi sumisa obediente, porque entiendo que eso es lo que quieres después que me llamaste Dueña y Señora, ¿me equivoco?

- No, mi Dueña y Señora. Me excita mucho la idea de pertenecerte y estar disponible para tus gustos y órdenes.

- Muy bien. Eso merece un premio...

Y estirando su mano, aprovechando que el tráfico estaba muy lento, tomo un mechón del vello de Nuria y le dió un fuerte y sostenido tirón, que provocó unas lágrimas de dolor en Nuria

- Así me gusta... sin lloriqueo ni quejas... vamos a disfrutar mucho esta nueva relación nuestra, mi negrita.

- gracias mi Dueña y Señora, yo también creo que lo que nos espera juntas va a ser muy bonito, excitante y lleno de emocionantes experiencias.

- Así será, mi negrita. También tenemos que diseñar una estrategia para acelerar la feminización de Claudia. Desde ahora en adelante cuando hablemos de él lo llamaremos Claudia, y también quiero que lo llames así esta noche cuando hagan el amor.

- por fin, ¿entrarás a mi habitación para vernos?

- creo que sí. Pero como tu Dueña y Señora la última palabra la tengo yo y no necesito adelantarte nunca mis planes. Quiero que tu obediencia y servidumbre se nutran de tu dependencia y mi autoridad para decidir, Por si acaso, deja la puerta sin cerradura, de todas maneras.

- Si mi Dueña y Señora.

- ¿Cómo te sientes, estás feliz con nuestra nueva relación?

- Si, mi Dueña y Señora... aunque nunca lo hubiese imaginado, y jamás haber considerado tener una relación de sumisión, me siento excitada. No podría ser de otra forma, pues así podré demostrarte cuanto te quiero. Espero poder servirte como tu lo esperas.

- Yo también lo espero. También ha sido un descubrimiento inesperado para mí. Nunca deseé ni pensé en tener un esclavo ni mucho menos una esclava. Las dos iremos aprendiendo a cómo llevar esta relación. Pero no quiero que olvides que ante cualquier duda u opción que debamos tomar, la decisión siempre será la mía, y que aunque te pida que hagas cosas distintas, como la de ahora, cuando te hice llevar tu cuquita descubierta. Siempre, ¡siempre! Todo lo harás sin rechistar. Ten siempre en mente que nunca te pediré algo que pueda arriesgarnos de ninguna manera.

- Gracias, mi Dueña y Señora por explicarme bien todo esto. Yo estoy de acuerdo, y quiero ser tu esclava, obedecerte en todo y servirte como una mujer tan bella y especial como tú lo merece.

- Muy bien dicho, Nuria. Bueno, ya hemos llegado. Ahora, ¡a disfrutar de la paella!

- Bienvenida a la casa de tu sierva obediente, que te ama y respeta. Gracias por el día que me has dado, por los descubriemientos que hemos hecho juntas... y por ese beso que jamás olvidaré.

- De nada, mi negrita bella y sumisa. No olvides que desde hoy me perteneces.

- Lo tengo muy claro, mi Dueña y Señora. Nada de cuestionar, o preguntar o de oponerme a cualquier cosa que se te ocurra pedirme. Soy tuya, y eso ya me hace sentir muy bien. No podría haber encontrado una mejor Dueña y Señora.

- Ya está bien... vamos dentro a disfrutar de la paella que Claudia ha estado preparando

- Seguro que está muy rica. Claudia tiene buena mano para la comida.

- No te cambies de ropa. Te quiero ver con ese vestido tan lindo, y sabiendo que es la única ropa que llevas sobre tu cuerpo.

- Si, mi Dueña y Señora.

El resto de la tarde transcurrió sin mayores novedades, pudieron compartir una buena sangría y la deliciosa paella que yo les tenía preparada. Se notaba que Nuria estaba ansiosa por contarme la experiencia, pero no lo hacía, como reservándolo para la noche. Me esperaba una sesión de sexo muy especial, porque estaba seguro de que algo había pasado, vistas las sonrisas que se daban, sin notar que yo me daba cuenta. Había una complicidad entre ellas que no existía antes. Se tocaban con mucha frecuencia, y hubo un momento en el que fui al baño y al regresar Erika estaba parada detrás de Nuria mientras esta tenía su torso apoyado contra el respaldo del sofá, y me dio la impresión de que la mano de Erika estaba debajo de su vestido. Ambas se separaron con una risa de disimulo, y yo me hice el tonto... ya le preguntaría esa noche a Nuria acerca de ese incidente.

Al final de la tarde nos sentamos en el sofá, para ver una película. Igual que en la vez anterior, Nuria se sentó entre Erika y yo. Como ya era costumbre, Erika posó su mano sobre el muslo de mi mujer, y acariciaba lentamente su muslo. Llegó un momento de la película en el que Nuria se puso mimosa conmigo, recostó su cabeza en mi hombro, y al rato decidí besarla. Mientras estábamos dándonos nuestro primer beso profundo enfrente de otra persona, tal era el grado de intimidad que se había creado con Erika, ésta metió su mano por debajo del vestido de Nuria y comenzó a acariciar su cuquita, la cual se mojó muy rápido, permitiéndole a Erika la fácil introducción de un dedo, y después dos. Yo quise terminar el beso, pero Nuria se pegó más a mí, y me agarró el cuello, para impedir que me separara de ella. Comenzó a gemir, y cada vez con más vehemencia, hasta que sentí cómo temblaba y sus gemidos se apagaban en mi boca. Era evidente que estaba experimentando un gran orgasmo, no tanto por nuestro beso, sino por las manipulaciones que Erika hacía sin yo haberlo visto, aunque suponía que algo estaba ocurriendo para que se produjera aquella deliciosa explosión. Cuando Nuria fue regresando a un estado de calma plácida, ya Erika había retirado su mano y mientras se chupaba los dedos nos dijo

- ¡Wow!, ustedes si que se besan rico... yo disfruté mucho ver todo lo que acaba de ocurrir. Gracias por haberme regalado este espectáculo.

- Me da un poco de vergüenza, Erika, pero es que Claudio me obligó besarlo

- ¿te obligó?, ¡jaja! Yo no vi que te forzara a responderle su beso... lo que pasa es que no aguantas dos pedidas, se ve que te gusta mucho.

- si, me gusta mucho, tanto mi hombre como lo que me acaba de pasar

- si, ya tendrás muy pronto ocasión para que te obliguen a tener más placer

- ¡jaja! Si, tienes razón, ya me obligarán de nuevo... Mi amor, nos vamos a la cama, "para que me obligues"?

- Vamos, Nuria... Buenas noches, Erika.

- Vayan, vayan a divertirse, que yo seguiré viendo la película. Mañana les contaré cómo termina.

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