Somos Felices Las Tres Capitulo 17

Historia Información
Erika y Nuria pasan su primera noche de amor en el hotel.
2.9k palabras
4.91
1.2k
00

Parte 17 de la serie de 37 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/24/2020
Compartir este Historia

Tamaño de fuente

Tamaño de Fuente Predeterminado

Espaciado de fuentes

Espaciado de Fuente Predeterminado

Cara de fuente

Cara de Fuente Predeterminada

Tema de Lectura

Tema Predeterminado (Blanco)
Necesitas Iniciar sesión o Registrarse para que su personalización se guarde en su perfil de Literotica.
BETA PÚBLICA

Nota: Puede cambiar el tamaño de la fuente, el tipo de fuente y activar el modo oscuro haciendo clic en la pestaña del ícono "A" en el Cuadro de información de la historia.

Puede volver temporalmente a una experiencia Classic Literotica® durante nuestras pruebas Beta públicas en curso. Considere dejar comentarios sobre los problemas que experimenta o sugerir mejoras.

Haga clic aquí

Durante esa semana Erika y Nuria se comunicaban con frecuencia, para decirse palabras de amor y para avivar el mutuo interés en disfrutarse sexualmente en la noche del viernes que cada vez estaba más cercana. Erika estaba muy impresionada por la pasión desatada en Nuria, de quien se podría afirmar que ardía en deseo por ofrecerse a Erika, una especie de furor uterino lésbico que unas semanas antes hubiese sido inimaginable. Erika estaba plenamente segura de que a Nuria no le temblarían los pies a la hora de juntarse para vivir la que sería la primera de muchas experiencias sexuales que las uniría para siempre como pareja en un amor compartido conmigo, a medida que entre ambas me irían feminizando.

Finalmente llegó el día soñado, y ese viernes, después de mi cotidiana penetración matinal, Erika me dijo que iba a ponerse linda para su novia. Se iba a repasar cualquier rincón de su cuerpo que necesitase depilación y a que le hicieran la pedicure y la manicure y de ese modo estar lista para tener el sexo más deseado de su vida, con mi mujer. A partir de esa misma noche ya no sería "mi mujer" sino "nuestra mujer", según la misma Erika me lo había dicho mientras me penetraba con la última de las salchichas del paquete que había comprado al comienzo de la semana.

Nuria por su parte no pudo darse ese lujo pues por ser viernes y fin de mes, le tocó trabajar muy duro. Sin embargo, pudo salir a la hora prevista de su trabajo, con tiempo suficiente para llegar a casa, darse un baño y vestirse tal como Erika le había instruído: Conjunto sexy de brassier y panty, blusa abotonada al frente y pantalón. Sandalias de tacón alto completaron su vestimenta para la noche de bodas que la excitaba tanto como a Erika, quien decidió vestir tan solo un vestido veraniego, sin ropa interior y sandalias muy sexies.

Tal como habían acordado, Erika pasó a recoger a Nuria a las 6 y de nuestra casa se dirigieron al hotel, el mismo en el cual habíamos estado ella y yo en nuestra primera y única cita sexual.

En el trayecto, no muy largo, por suerte, ambas escuchaban en silencio la música romántica que Erika había seleccionado, y cada vez que Nuria quiso decirle algo, Erika le pidió,

- Cállate mi vida, ya tendremos tiempo para que nos digamos todas las cosas lindas que querramos decirnos. Ahora sólo quisiera disfrutar de tu olor y de saber que tengo a mi lado la única hembra que me ha movido el piso en mi vida. Te quiero mucho, mi negrita.

- Y yo te amo, mi Dueña y Señora.

Al llegar al hotel, aparcaron el coche y Erika tomó de la mano a Nuria, llevándola a la recepción, donde les asignaron una habitación. Era obvio que se trataba de una pareja lésbica, y ambas se sentían observadas con interés por el personal del hotel y otros huéspedes que las miraban mientras andaban de manos agarradas. Pero era mayor la excitación que sentían que la posible vergüenza de ser observadas. Sabían que se encontraban a minutos de darse la una a la otra en una noche de sexo y pasión anhelada, misteriosa e impredecible, y poco le importaba todo lo demás.

Al entrar en su habitación y cerrar la puerta, Nuria se avalanzó sobre Erika y se la comía a besos. Le ayudaba el hecho de llevar zapatos de tacón alto mientras Erika calzaba unas sandalias planas, de modo que no tenía que alzar mucho su cuello para inundar de besos el rostro de la mujer que la tenía enloquecida. Erika se dejó hacer, y lentamente los besos se centraron en sus respectivas bocas, haciéndose cada vez más sensuales y deliciosos, acompañados por suaves quejidos de aquellas dos hembras en celo.

Erika se separó un breve instante, para sintonizar una línea de música lenta y romántica y así comenzar a bailar pegadas un número interminable de canciones, mientras se besaban en la boca, en sus cuellos, se mordisqueban suavemente el lóbulo de la oreja, se daban chupones en el cuello, sin importarle las marcas que dejarían y se decían toda clase de palabras tiernas y románticas.

Llegado el momento, Erika posicionó a Nuria enfrente de un largo espejo, poniéndose ella detrás, mientras la rodeaba con sus brazos al tiempo que se veían reflejadas y le besaba el cuello, diciéndole lo bella que estaba y lo mucho que había deseado este momento que apenas estaba comenzando.

Le fue desabotonando muy lentamente la blusa, mientras se veían a través del espejo en una danza sensual y sin palabras, hasta que se abrió por completo y pudo verse el brassiere amarillo con encajes que Nuria había comprado para la ocasión y que realzaba el contraste con su piel canela. Erika deslizó de sus hombros la blusa, dejándola caer al piso para enseguida aprisionar cada seno entre sus manos temblorosas por la emoción. Continuó besando su cuello mientras que sus dedos jugueteaban con el interior de las copas del brassiere.

- ¡cómo me gustan tus pechos, mi negrita! Desde el día en que Claudio nos presentó siempre me sentía atraída por su forma y tamaño. ¡Qué rico se siente tu piel aprisionada por este bello brassiere! Me los voy a comer, ¡me los voy a comer!

- Son tuyos, mi amor. Usalos como a tí más te guste

- Ya lo creo que los voy a usar... ya verás lo que haremos con estos globos tan bellos que tienes, mi vida.

Erika desabrochó el brassiere y lentamente fue deslizando los tirantes de sus brazos hasta dejarlo caer, sobre la blusa que estaba en el piso. En todo este tiempo se miraban a los ojos a través del espejo. Erika tomó cada teta en sus manos y los apretó, los acarició y los sostuvo, comprobando su peso y delicada piel. Llevó su mano derecha a la boca de Nuria y le metió un dedo, para empaparlo en su saliva y de allí pasó al pezón para acariciarlo suave y lentamente. Igual hizo con su otra mano, para acariciar sensualmente ambos pezones a la vez mientras estos se erguían muy rígidos. Erika disfrutaba el momento pues su pequeños pezones jamás hubiesen podido crecer de ese tamaño. Para ella esto era una novedad y se entretuvo jugando con aquellas puntas de carne oscura, suavemente rígidas mientras escuchaba la música para sus oídos provenientes de la garganta de Nuria quien gemía sin parar.

Sus manos se recrearon largo tiempo en aquellos pechos cuyo tamaño, textura y color tanto le gustaban, y hasta evidiaba, Fueron acariciados dulcemente, apretados, arañados suavemente, sus pezones fueron acariciados, apretados, pellizcados con ternura y todo ello era una delicia para Nuria. Lentamente sus manos se deslizaron por el vientre de Nuria y la acariciaban toda el área. Se entretuvo jugando con su ombligo, metiendo sus dedos, pellizcándoselo suavemente y alabando lo bello que lo tiene, a diferencia de otros ombligos imperfectos que se suelen ver, hasta en las modelos. Yo nunca le había prestado atención a ese rinconcito de su anatomía, y Nuria se recreaba escuchando las tiernas palabras que Erika le susurraba al oído acerca de lo bello que le parecía aquel agujero superficial.

Las manos de Erika se deslizaron hacia los botones del pantalón y comenzaron a desabrocharlo y deslizar la cremallera hasta liberar completamente el pantalón, de manera que pudiese deslizarlos hasta abajo. Al hacerlo, Erika se agachó y pudo descubrir que las nalgas de Nuria resaltaban a cada lado de la delicada y angosta franja amarilla que se hundía entre ellas. Erika jamás había vestido una panty de este estilo y siempre se preguntaba cómo se sentiría al rozar su ano, y había preferido no arriesgarse a irritar ese delicado agujero de su cuerpo. Por eso admiró la decisión de Nuria de haber escogido aquella prenda tan sexy.

De inmediato le pasó sus manos por el culo, amasando aquellas nalgas tan suculentas, sobándolas, acariciándolas en todas direcciones mientras susurrándole al oído le confesaba la envidia que le tenía por aquel culo tan gordito, sin celulitis, pero duro, no de carnes fofas. Se entretuvo largo rato pasando sus manos por aquel glorioso trasero. Después pasó sus manos al frente y le apretó la cuca por encima de su panty diciéndole,

- Esta cuca será mía desde hoy. Ya verás cómo te la voy a acariciar, te la besaré, y hasta te la morderé, mi vida.

Y metiendo sus dedos por debajo de la elástica, jugueteó con la abundante mata de pelos que allí se escondían.

- ¡Coño! ¡Cómo me gusta enredar mis dedos con esta melena, mi vida!

- Es toda tuya, mi Dueña y Señora

- Ya lo sé, mi negrita... ya jugaré con este mechón tan atractivo... ya verás.

Lentamente sus dedos se movieron más abajo, descubriendo un clítoris erecto y mucho más grande que el de ella, Allí sus dedos lo palparon y estudiaron y frotaron larga y suavemente antes de seguir su camino más al sur, para descubrir un pozo de fluidos que inundaban la cuquita de Nuria como producto de la excitación que sentía ante todas estas manipulaciones de su Dueña y Señora.

Poco a poco se dedicó a palpar y estudiar cada pliegue, cada centímetro de piel exterior, antes de introducir un dedo y sentir la húmeda superficie esponjosa de su interior, la cual exploró haciendo girar su dedo dentro de la vagina de su amante. Aunque ya había metido sus dedos en aquel delicado tunel de amor cuando estuvieron en la sala de masajes del spa, ahora era distinto. No se trataba de una rápida masturbación sino que era un delicado y amoroso reconocimiento de la cuquita que sus labios besarían y su lengua acariciaría más tarde.

Todo esto ocurría mientras se mantenían de pie frente al espejo, declarándose su amor con la mirada, sin necesidad de decir palabras. Fue algo muy bello y a la vez sensual. Una experiencia inolvidable para ambas. Esta noche estaban construyendo un castillo de ilusiones y memorias para el resto de sus vidas, y no había prisa para dar un siguiente paso. Se daban todo el tiempo necesario para disfrutar cada caricia, cada roce, cada beso y cada palabra susurrada en el acto más íntimo y ansiado de sus vidas.

Erika se separó de Nuria y en una rápida maniobra se sacó el vestido para quedar completamente desnuda ante su amante y esclava. Se acercaron para darse un largo y profundo beso sientiendo sus cuerpos frotándose. Obviamente Erika recibía más sensaciones porque los pechos y los pezones de Nuria son más prominentes, y el gran mechón de pelos se restregaba contra su vientre. Nuria poco podía recibir del cuerpo de su Dueña y Señora, pero le bastaba sentir su piel contra la suya, y las caricias que intercambiaban mientras se besaban. Comenzaron a bailar lenta y románticamente, ahora desnudas y sintiendo cómo su excitación iba in crescendo, lo cual se comprobaba en la manera en que ambas jadeaban y sus lenguas eran cada vez más atrevidas y hambrientas en la boca de la otra.

Erika decidió que era el momento para sumergirse en el jacuzzi, y le ordenó a Nuria que llenara la bañera y le agregara las sales de baño mientras ella llamaba al bar del hotel para pedir que les trajeran una botella de champagne. Una vez completadas ambas tareas Erika le dijo a mi mujer,

- Ven, mi negrita, quítate esa panty tan sexy y entra conmigo a disfrutar este momento tan sabroso acariciadas por el agua tibia y la espuma que tan rico huele.

- Si, mi amor. ¡qué bella estás! Te adoro, mi rubia, mi dueña, mi señora, mi mujer...

- Si, desde hoy seré tu mujer y tú serás la mía. Esta es nuestra ceremonia de bodas, nuestra noche de bodas, mi cielo.

- No solo seré tu mujer desde hoy, sino además tu esclava. Me encanta que me poseas y puedas usarme como mejor te parezca. Mi placer personal es secundario, el tuyo es primordial. Mi placer vendrá al verte feliz después de haberme usado y yo haber servido a satisfacer tus necesidades sexuales y tus perversiones, mi amor, mi adorable hembra y dueña.

- Ven, no hablemos tanto y bésame. Bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez

- ji ji ji... como la canción... ¡te amo!

Esta vez la experiencia vivida en el jacuzzi fue muy diferente, pues ambas sabían lo que estaban consolidando. No se trataba de una aventura exploratoria como había ocurrido en el spa. Esta vez era un darse mutuo, una entrega de amor, el inicio de un acto sexual prolongado por las horas que compartirían aquella noche tan especial.

Cuando llevaban un buen rato besándose y acariciandose sus cuerpos, tocaron a la puerta.

- Debe ser la champagne que ordené, mi negrita. Anda, ve y abre la puerta.

- ¡Pero estoy desnuda!

- Toma esta toalla y cúbrete, ¡anda!

- Si, mi Dueña y Señora.

Nuria se cubrió todo lo que pudo con la toalla y al abrir la puerta Erika le gritó,

- Dile que pase y que ponga la bandeja aquí al lado de la bañera

- Si, señora

Cuando Erika identificó a la misma mujer que había servido el pedido cuando había estado con Claudio, la llamó por su nombre,

- ¡Hola Belkis!

- ¡Ah! Hola señora

- ¿Qué es eso de "señora", chica? Yo no soy ninguna vieja para que me trates así. Anda, ven y trae la bandeja, por favor. Y tú, Nuria, vuelve a meterte conmigo aquí que el agua está muy rica.

Nuria no pudo hacer otra cosa que dejar caer la toalla para exponer su desnudez ante aquella extraña. No se sentía lo mismo que cuando habían estado en el spa, pues en aquel otro lugar la desnudez era la norma y el resto de personas también estaban en pelota. Nuria sintió un poco de vergüenza ante aquella extraña, completamente vestida, y se ruborizó más aún cuando descubrió cómo la observaba mientras hacía la maniobra de entrar en la bañera con Erika, quien le extendió su brazo dando a entender que la quería allí recostada en su hombro.

- ¿Que tal, Belkis? ¿Cómo estás?

- Pues bien, aquí, trabajando como siempre

- Que grata coincidencia que en mi segunda vez en este hotel nos vemos y has venido a mi habitación

- Si, es una gran casualidad, pues hay otras mucamas disponibles, sobre todo en las noches

- Te presento a Nuria. ¿Verdad que es preciosa?

- Si. Está muy guapa.

- Ella es la esposa de Claudia, con quien me viste la otra vez

- Ah, ¿si?

- Si. Hoy estamos celebrando nuestro primer encuentro. Una especie de Noche de Bodas.

- ¡Qué bonito! Ojalá lo pasen muy bien

- Ya lo estamos pasando muy bien, ¿verdad mi amor?

- Si, señora.

- Abre la botella y sirve las copas, mi negrita. Belkis, acerca un vaso para que brindes con nosotras.

- No se si deba, señora. Estoy de servicio

- ¡Otra vez con lo de "señora"!. Mi nombre es Erika, recuérdalo.

- Esta bien, Erika, pero es que debo regresar.

Mientras tanto Nuria se había erguido para destapar la botella y servir las copas. De nuevo podía sentir las miradas de Belkis examinando su cuerpo desnudo. Erika también lo notó y tomó nota mental de ese detalle, antes de decir,

- Solo un trago con nosotras, Belkis, y te vas... es que queremos brindar por nuestro amor. Es nuestra primera vez.

- ¿Es la primera vez que lo hacen entre ustedes?

- Si, pero además es la primera vez que ambas tendremos sexo con otra mujer

- Entonces de verdad que sí se trata de una ocasión especial. Lo pasarán muy rico, se los aseguro.

- Gracias, Belkis, eres muy amable. Me gustas mucho.

- Okay... A la salud de ustedes, que forman una pareja muy linda... y exótica. Me encanta el contraste de sus pieles y de la forma de sus cuerpos, tú, tan blanca y rubia y esbelta y ella tan morena y exhuberante. Te digo que me han dado un regalo para mis ojos, dos mujeres tan bellas. Gracias por invitarme a brindar por ustedes. Que se amen mucho y duren muchísimo como pareja.

- ¡Salud! Oye Belkis, ¿a qué hora termina tu turno esta noche?

- Me toca trabajar hasta las nueve

- ¿Te podría pedir que antes de irte vengas de nuevo y nos traigas algo para comer, que no sea muy pesado?

- Claro, con todo gusto, Erika. Y como yo tengo llave para entrar en la habitación, no las distraeré tocando la puerta haciendo que interrumpan lo que puedan estar haciendo, y entonces entraré con el pedido sin molestarlas.

- ¡Magnífico! No te dé vergüenza entrar, porque aunque estemos "ocupadas" no nos sentiremos ofendidas, ¿verdad mi vida?

- Por supuesto, mi Due...Erika

En ese momento Erika se avalanzó sobre Nuria y la besaba de modo profundo mientras Belkis salía de la habitación sin despegar su mirada de aquel espectáculo lésbico que le estaba siendo ofrecido. El poco tiempo que estuvo con aquellas dos mujeres fue suficiente para excitarla y sentir una fuerte humedad entre sus piernas. El resto de la jornada de trabajo lo pasó pensando e imaginando lo que se encontraría después de las nueve, cuando volviese a aquella habitación y abriese la puerta.

Si te ha gustado este capitulo, y deseas seguir viendo otros más, te ruego que antes de cerrar esta página me des la puntuación que creas que merece lo que has leido.

Por favor califica esto historia
El autor agradecería tus comentarios.
  • COMENTARIOS
Anonymous
Our Comments Policy is available in the Lit FAQ
Postear como:
Comparte esta Historia

historia ETIQUETAS

LEER MÁS DE ESTA SERIE

SIMILARES Historias

Sweet Is The Night Bi-curious girl allows herself to be picked up.
Frances of Venus: Report 01 Adult branch out from 'Star Trek'.
Just Like Old Times Two couples reunite after ten years & share an anniversary.
Me and Lisa Lisa falls asleep, and her friend tenderly falls in love.
Love Lost And Found Anew She loses a guy and gets her woman.
Más Historias