Somos Felices Las Tres Capitulo 19

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Erika hace el amor a Nuria... parte 2 de 3.
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Parte 19 de la serie de 37 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/24/2020
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Erika estaba sorprendida de cómo ella había sido capaz de inflingir dolor y al mismo tiempo disfrutarlo. Era una nueva sensación, un descubrimiento que progresivamente iría llevando a niveles superiores, pues por primera vez en su vida una persona le había declarado su voluntad de ser usada y pertenecer a ella. Nunca se imaginó en toda su vida que producir dolor a otra persona le produjese placer y excitación. Por ahora era suficiente, pero ya vendrían otro tipo de manipulaciones más atrevidas y dolorosas para su esclava, pero había llegado el momento para cambiar de melodía en aquel concierto de amor lésbico.

Por ello, recostó todo su cuerpo sobre el de su amante, quien aplanó el suyo contra la cama. Erika acercó su cara a la nuca de Nuria, la besó tiernamente y le habló muy suavemente al oído,

- Perdóname, mi amor. Me emocioné demasiado y te mordí demasiado fuerte. ¿Te hice daño?

- Si, me dolió mucho, mi vida. Pero no me importa, porque te he ofrecido serivirte y permitir que hagas conmigo lo que quieras.

- Pero es que no quiero que seas mi mujer para hacerte daño. Quiero que nos amemos y gocemos este nuevo amor que estamos descubriendo.

- No me importa, cariño. Cualquier dolor que tú quieras causarme en algún momento, lo aceptaré y te lo ofreceré como muestra de mi amor por tí.

- Me excita mucho escuchar lo que me estás diciendo. ¿Te sientes cómoda al saber y reconocer que ahora me perteneces y que he adquirido derechos sobre tí?

- Eso nunca lo había experimentado, ni mucho menos imaginado, pero no sé por qué contigo me está pasando. No solo me estoy enamorando de tí, sino que deseo, necesito que me gobiernes, que me uses y sientas placer al hacerlo.

- Y yo te lo agradezco, mi negrita. Prometo que nunca te pondré en peligro, pero te advierto que te haré sufrir mucho dolor. Es algo que yo también estoy descubriendo, no sabía que era tan rico producer dolor, me excita mucho cuando te quejas y lloras. También me excita mucho cuando me dices que puedo hacer contigo lo que yo quiera. Esa sensación de poder es deliciosa, y la voy a practicar mucho contigo, mi vida.

- A mi me excita mucho entregarte ese poder para que juegues conmigo y me uses. Esa también es una experiencia nueva para mi... se siente tan rico el saber que has cedido tu cuerpo a alguien a quien amas para que juegue con él y me haga sufrir y me de orgasmos cuando le venga en gana. Gracias por aparecer en mi vida y convertirte en mi dueña y señora.

- Ven aquí, dame un beso.

- mmmmm

-Date vuelta mi cielo, que voy a jugar con el frente de tu cuerpo, esas tetotas tan ricas que tienes y el bollo tan peludo y tan caliente que tienes.

- Si, mi ama

Erika se acostó sobre el cuerpo que se le ofrecia rendido. Sus tetitas se frotaban contra los grandes pechos de su esclava, y podía sentir como sus duros pezones la estimulaban y excitaban a medida que ambas practicaban aquella danza horizontal, ondulando sus cuerpos. Erica sentía también como su bajo vientre era cepillado por aquella mata de pelos que tanta atracción le producia.

Erika quiso aplicar algo de aceite sobre los pechos de Nuria, pero prefirió primero saborearlos, besarlos, lamerlos, mordisquearlos. Comenzó por la parte baja de las tetas, aquella sección que tanta admiración le causaban, pues sus propios pechos no producían esa caída y ese espacio tan singular. La lengua de Erika pasaba y repasaba sin cesar aquel pliegue que se produce debajo de ambas tetas. Nuria gemia, pues esa zona es para ella muy sensible. En mi torpeza masculina nunca lo había detectado, y Erika estaba brindándole a mi mujer una nueva sensación, entre las muchas que aquella noche pudo descubrir.

Progresivamente la boca de Erika se dedicó a recorrer cada uno de los senos, besándolos, lamiéndolos, chupando la piel, hasta que al llegar al pezón se entretuvo jugando con su lengua con cada uno de aquellas extensiones carnosas y duras que respondían a una especie de juego de acción y reacción, Los golpeaba con la lengua y se admiraba por la dureza de los mismos, pero al mismo tiempo por la flexibilidad con la que respondían a sus ataques. Erika estaba en trance y no se despegaba de aquel par de pezones que a medida que eran acariciados crecían aún más en tamaño y rigidez. Nunca se imaginó que un pezón pudiese ser tan alargado, tan duro y tan cautivante como estos que ahora besaba, chupaba y lamía incansablemente, y que desde esa noche serían suyos para usarlos a su propia voluntad.

Nuria mientras tanto gemía y alzando sus brazos por sobre su cabeza cerraba los ojos y se dejaba hacer. Yo nunca le había dedicado tanta atención y mimos a aquella parte de su anatomía y ella disfrutaba ese momento tan especial que le estaba dando la única mjer en la que ella se había fijado como compañera sexual. Si antes le había prometido sumisión y pertenencia, ahora que estaba conociendo los beneficios del sexo lésbico se dijo a sí misma que iría tan lejos en esa relación con Erika como esta quisiera. Este placer la confirmaba en su previa decision de convertirse en la mujer de Erika, aún sin conocer las delicias que ahora disfrutaba. Ya nuestro matrimonio no podría ser exclusivo entre los dos, pues estaba decidido: sería mi mujer y la mujer de Erika también.

Erika al ver que las axilas de Nuria se le ofrecían en toda su atractiva y sensual belleza desplazó su boca hasta una de ellas, para primero inundar de pequeños besitos antes de comenzar a darle largas lamidas, desde la base hasta el tope de las mismas. Su saliva pintaba con el pincel de su lengua aquel lugar también inexplorado por mí y que tantas secrecciones sexuales estaban generando en la entrepierna de mi mujer. Las lamidas dieron paso a chupadas con menor o mayor fuerza que llenaban la habitación con los sonidos explosivos que su boca producía al chasquear contra aquella superficie de piel tenue y delicada.

Finalmente, y como era de esperar, se desató en Erika la pasión sádica de causar dolor y comenzó a mordisquear, primeramente de modo ligero hasta llegado un momento en que la fuerza era tal que dejaba sus dientes estampados contra aquella piel tan secreta, no sin que se escucharan los gemidos y alaridos de dolor de Nuria, quien una vez más estaba experimentando ese extraño placer emocional de los masoquistas al rendir sus cuerpos para brindarle a su dueña el placer, también emocional, de causarle daño y dolor. ¡Era tan excitante!

La huella de la dentadura de Erika se podía ahora ver en cuatro lugares, dos en cada axila, una en la parte superior, y otra en la parte inferior, hacia el pecho. Era como cuatro sellos circulares que marcaron un territorio de manera exclusiva. Además de su ano, esas axilas ahora serían también para el uso y disfrute exclusivo de Erika.

Nuria había resistido estoicamente aquel ataque, agarrándose las manos, para evitar bajar sus brazos ey de ese modo interferir con el ataque amoroso de su dueña y señora. Erika pudo darse cuenta del esfuerzo de su amante, quien lloraba y derramaba lágrimas por el dolor que le causaba su dueña y que le ofrecía como muestra de sumiso amor a su dulce torturadora y amante lésbica.

La historia de esta noche se estaba escribiendo con sensaciones nuevas e inéditas para ambas... jamás podría olvidar ninguna de aquellas amantes lesbianas todo lo que probaron por primera vez en una relación apasionada y llenar de amor de la una por la otra. Pero aún quedaba más por probar y experimentar...

Erika acerco su cara a la de su amante y besandole el rostro fue aspirando las lágrimas que corrían por el mismo, hablándole tiernamente y entre mimos y besos la enamoraba,

- Gracias mi amor, por regalarme este momento. Eres no solamente muy bella, sino que admiro la entereza con la que has decidido ser mía y aceptar mis caricias y castigos. Las tomo como demostración del amor que has desarrollado por mí en este breve tiempo y me siento muy honrada. Te prometo que siempre te protegeré, te haré vibrar y sentirte como una hembra enamorada y cuando te produzca dolor, quiero que lo entiendas como la manera de amar que solamente gracias a tí estoy descubriendo... y disfrutando.

- Sabes que soy tuya. El poder que tienes sobre mi cuerpo, y posiblemente también tengas sobre mi persona muy pronto te lo he concedido libremente. El poder sobre mi cuerpo lo he querido transferir porque confío en tí y me hace muy feliz servirte y darte la oportunidad de que disfrutes al usarme y abusar de mí. ¡Te amo!, Soy toda tuya y nunca tendrás que consultarme si estoy de acuerdo o si me gusta lo que en un momento dado se te ocurra hacer conmigo. Te juro amor eterno y obediente sumisión sin restricciones ni límites.

- ¿Sin límites?

- Si, mi dueña. Confío plenamente en tí y solo tú pondrás límite a lo que quieras hacer conmigo. Te amo tanto que no me da miedo, y me siento muy segura bajo tu autoridad y pertenencia.

- Gracias, mi cielo. Ahora voy a hacerte mi mujer. Voy a acercarme a tu adorable cuquita y hacerte el amor con mi boca, con mi lengua y mis dedos. Este es el momento desde el cual nuestras almas se unirán. Yo seré tu mujer y tú serás mi mujer.

- ¡qué rico! Anda, hazme tu mujer.

- Allí voy, mi amor... recorreré tu delicioso cuerpo con mi boca hasta llegar adonde ambas queremos... que emocionada me siento. Espero hacerlo bien, pues jamás lo he hecho. Quiero descubrir a qué sabes y cómo reaccionas a lo que pienso hacerte, mi vida.

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