Tienes Un Email

Para: Ti

De: tu nena

Enviado: hoy, 09:10

Asunto: Tengo ganas de ti, Papi

Papi:

Sé que estás trabajando pero quiero que sepas que ansío jugar con tu rabo. Me has entrenado para ser una excelente nena. Me has enseñado a pajearte, a chupártela... a darte placer. Así que hoy descansa un poco y déjame que te cuente una actividad que llevo días planeando para ti, mi Papi. Una sesión dedicada exclusivamente a adorar tu pollón.

Llegarías del trabajo cansado, pero esta vez no te diría «¿Qué quiere hacer Papi con su nena hoy?». No. Esta vez te preguntaría: «Papi, ¿quieres una ducha relajante después de un duro día de trabajo?». Me tomaría la libertad de dejarte unas toallas para que te secases y un tanga blanco para que te pusieses después de la ducha. Me encantaría ver cómo se marca tu paquete en ese tipo de ropa interior.

De mientras te esperaría de rodillas al lado de una silla que estaría frente a la tele del salón. En ella aparecerían los vídeos que a veces nos grabamos. Sé que te ponen mucho y que masturbas con ellos. Lo haces tanto que ya casi no entras en Pornhub.

Te sentarías en la silla y arrodillado frente ti observaría cómo crece tu bulto. Quitándole protagonismo a nuestros vídeos guarros, me levantaría y haría un pequeño striptease para ti, para tu disfrute. Puede que bailase sobre tus piernas, que acercase mi ropa interior a tu cara o que la restregase sobre tus mejillas o boca. Si quisieras hasta podrías quitármela. También podrías usar tu lengua... lo que tú me ordenes, Papi. Mi único propósito es satisfacerte.

En este punto ya deberías tener la polla durísima y yo podría volver a mi sitio de putita. Ese sitio es a tus pies. Me arrodillaría de nuevo frente a ti y admiraría la forma que dibuja tu polla dura en el tanga. Con los tangas nunca se sabe y puede que alguna parte de tu rabo se escape de tela. Ojalá no pase, pues en estos momentos me estoy mordiendo el labio pensando en cómo tú glande se dibujaría en ese tanga blanco.

Luego pondría mi cara muy cerca de tus huevos, dejando que primero mi nariz, y luego mis labios, toquen esa telita que los cubre. Los presionaría para ver cómo suben y bajan dentro de la bolsa. Y ya sería hora de ir liberando tus genitales. Lo que primero soltaría serían tus huevos. De nuevo me acercaría pero esta vez sería piel con piel. Abriría mi boca alcanzando uno de ellos. El otro tendría que esperar su turno. Lo besaría mientras disfruto del calor que irradia. Lo haría rodar por mis labios hasta que entre enterito en mi boca. Ahí notarías el calor y la humedad de mi boca y como poco a poco hago subo la intensidad de mi succión. Todo esto mientras te miro directamente a los ojos. Quiero que sientas adorado por mí.

Después de comerte los huevos, me ocuparía de ese pollón que tienes. Me desharía completamente del tanga y te la agarraría con una mano. Quiero disfrutarla cerca de mi cara. También quiero observar los dibujos que hacen tus venas, la tensión de tu piel al tenerla dura con el glande cubierto y el brillo de las gotitas que mojan su punta y que me confiesan que estás completamente excitado. Joder, sólo pienso en lo caliente que tiene que estar tu rabo en ese momento. Quiero sentirlo ya y descapullarla con la mano derecha mientras acaricio tus huevos con la izquierda. Me encantaría sentir cómo cuelgan y rebotan entre mis dedos mientras suavemente voy retirando tu prepucio hacia abajo.

En ese momento te diría «Gracias, Papi, por dejarme jugar con tu polla y tus huevos» y comenzaría a besar tus huevos de nuevo, esta vez ya liberados. Y esta vez también, pajeándote con mi mano. Entonces, recorrería con mi lengua toda la largura de tu rabo llegando a tu húmeda punta.

Me detendría ahí. Con la lengua posada en tu glande. Y te miraría para saborear el momento. Mi excitación viene de verte cachondo, de darte el placer que quieres. Tus ojos se abrirían más y más. Esperarían a que yo mueva la lengua.

De pronto, lo haría.

Con suavidad, mis labios y mi lengua masajearían tu glande mientras mi otra mano seguiría ocupada con tus huevos. Poco a poco, la humedad de tu glande no se debería a tus fluidos si no a mi saliva. En ese momento, empezaría ya a metérmelo poco a poco en la boca. Entraría y saldría, un poco más profundo cada vez. Me encantaría que gimieses, que fueses muy verbal, como lo son los norteamericanos en sus vídeos amateur. Eso me animaría. Me incentivaría a ir metiéndomela cada vez más adentro. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Hasta que mi lengua vuelva a encontrarse con tus huevos. Pero esta vez con toda tu rabo dentro de mi boca. Quiero sentir cómo tu glande deforma mi garganta. Cómo la anchura de tu polla bloquea mi mandíbula y me llena la boca. Y cómo tu vello me hace cosquillas en la nariz. Esto es erotismo máximo y quiero hacerlo durante horas.

Después de besar, admirar, chupar y tragar tu polla; masajear, lamer y succionar tus huevos; y restregar toda mi cara por tus genitales, seguro que tu rabo empezaría a palpitar con mucha más fuerza. Ya estaría preparado para disparar. Para ayudarte a terminar, lo rodearía con mis dedos y comenzaría a masturbarte con fuerza. Enseguida estarías muy cerca, estarías a punto de llegar al orgasmo. Tú gimiendo y yo notando en mi mano cómo en los segundos antes de estallar, se hincha tu polla.

Y justo entonces, el primer chorro saldría a gran presión golpeando tu pecho. Pap. Los siguientes latigazos ya no los conseguiría oír por tus gemidos, pero me da igual. Felizmente vería como mancharías todo a tu alrededor. Pegotes densos, blancos y calentitos por todo tu torso.

Mis dedos quedarían también manchados. Me encanta tener el semen entre mis dedos. Siempre me ha parecido algo muy erótico. De tan solo pensarlo me pongo tan caliente que mi imaginación me lleva a jugar con tu leche entre mis manos. Disfrutaría examinando su viscosidad y observando las formas y patrones que se dibujan en mis palmas cuando muevo las manos. Después, lo añadiría a la que tienes por todo tu torso y masajearía la zona, como si fuese loción de masaje. Al contrario de lo que ocurre en esas lociones, ésta se iría secando y volviéndose cada vez más pegajosa. Llegaría el momento en que no pudiese continuar con el masaje y tuviese que terminar con este juego. Sería entonces cuando besaría por última vez tus huevos para agradecerles el placer que han dado con su fruto y te pediría que fueras de nuevo al baño. Esta vez yo sería quién te bañase y cuidase.

Papi, después de leer esto imagino que tienes el rabo en tus pantalones completamente duro y quieres ir al baño a pajearte. Te pido, por favor, que aguantes. Que guardes tu leche para mí. Déjame que yo te la saque. Te garantizo que disfrutar mucho más y que tu corrida será muchísimo más grande.

Para tu disfrute,

Tu nena.