Turista Perdida en el Tiempo 01

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Laura se despierta desnuda y encadenada en un sucia celda.
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Mientras esperaba desnuda, encadenada y amordazada que alguien entrara en la celda y la explicara la situación, Laura movía la cabeza como intentando despertar de una pesadilla, llevaba una semana disfrutando de sus vacaciones en Tánger, y disfrutaba todavía más por dos motivos: era la primera vez que salía de Estados Unidos y eran las primeras vacaciones que se tomaba desde que abrió su pequeño restaurante en Los Ángeles tan pronto como abandonó la universidad.

A los 24 años Laura estaba contenta con lo que la vida le había dado, podía vivir bastante bien dedicándose a lo que más le gustaba del mundo que era cocinar, ahora aprovechando unas obras para reformar su restaurante había decidido tomarse estas vacaciones sin más preocupaciones que lucir su esbelto y tonificado cuerpo y su cabello rubio en las playas privadas de su hotel.

Aunque en su Boston local nunca tuvo mucho éxito con los chicos ya que no prestaban demasiada atención a su cuerpo larguirucho y esbelto con tetas demasiado pequeñas para su gusto, todo cambió cuando se mudó a Los Ángeles libre del control de sus padres y de su hermana mayor, Laura decidió ir al gimnasio para tonificar su cuerpo y vestirse de una manera que resaltara más sus otros encantos, gracias a estos cambios su vida sexual había mejorado mucho aunque habían pasado más de tres meses desde que rompió con su último novio sin disfrutar de un buen polvo, porque para Laura las dos noches de sexo lésbico con una bailarina que conoció en una discoteca no contaban como sexo ya que una buena polla no estaba por medio.

Afortunadamente, Laura descubrió tan pronto como comenzó sus vacaciones que una joven rubia occidental como ella, era el premio gordo para los jóvenes locales y de inmediato se vio rodeada por un buen grupo de jóvenes musculosos y guapos de tez oscura. Aunque tardó varias noches en dar el paso de acostarse con uno de ellos, ha pasado las dos últimas noches disfrutando de maratones sexuales con uno de los socorristas que trabaja en la playa del hotel, un joven de 19 años llamado Hussein.

Los dos amantes han pasado la última noche follando durante horas en la playa bajo la caseta del socorrista y Laura ha acabado tan excitada por los orgasmos que ha tenido gracias a la polla y a la hábil lengua de Hussein que incluso le ha permitido follársela por el culo. A pesar de que a Laura le gusta disfrutar del sexo anal con sus parejas, nunca había disfrutado tanto como esta noche con Hussein, su polla la estiraba más de lo que nunca hubiera creído posible y tan pronto la follaba de forma suave y relajada como de repente empujaba violentamente haciéndola soltar pequeños gritos de dolor.

Tras volver al hotel y meterse en la ducha para lavarse la arena de la playa, Laura se encontró masturbándose con el chorro de la ducha en su coño recordando la sensación de la polla de Hussein dentro de su coño y sobre todo en su culo, apenas se corrió se metió en la cama y se durmió instantáneamente agotada por la excitación sexual.

Laura se despertó cuando sintió frío en el cuerpo y rápidamente se dio cuenta de que ya no estaba en la habitación del hotel, estaba tendida en el suelo húmedo a la orilla de un río.

Cuando se levantó y vio el puente cercano, se dio cuenta de que era el mismo puente que había visitado por la mañana camino al bazar, pero los edificios modernos y las luces eléctricas habían sido reemplazados por casas bajas y antorchas.

De repente Laura vio a dos hombres con armadura acercándose a ella y echó a correr para intentar escapar, pero estando descalza apenas pudo dar dos pasos antes de resbalar en el barro y caer al suelo. Sin darle tiempo a levantarse, fue agarrada por los dos hombres que rápidamente la empujaron de espaldas contra el suelo, arrancándole el camisón con claras intenciones de violarla.

Cuando Laura pensó que nada podía salvarla de ser violada, uno de los guardias le agarró la cabeza para follarle la boca, pero de repente se detuvo y llamó a su compañero, ambos examinaron la parte del cabello de Laura que no estaba cubierta de barro y hablaron entre ellos.

Ignorando a Laura, uno de los guardias saco unas cuerdas y la ató las manos a la espalda e hizo lo mismo con sus tobillos para evitar que pateara, luego la levantó echándosela sobre su hombro y comenzaron a caminar hacia el área donde los guías le habían dicho a Laura que se alzaba el antiguo Palacio del Emir.

La caminata duró unos quince minutos hasta llegar a un edificio con varias tarimas de madera en la puerta y con decenas de cadenas y grilletes colgando de las paredes, nada más entrar los dos guardias al edificio se encontraron con un hombre de unos 40 años que tras intercambiar unas pocas palabras volvió a examinar el cabello de Laura para indicarles que debían llevarla a una habitación. Al entrar a la habitación Laura observó que tenía un enorme baño en el medio, pero antes de que pudiera decir nada la arrojaron descuidadamente a la bañera para luego dejarla sola.

Atada como estaba Laura, le resultaba imposible ponerse de pie, y cuando lo logró fue agarrada por tres mujeres desnudas que acababan de entras y se metieron al agua con ella.

Las mujeres empezaron a frotar el barro del cuerpo de Laura con ásperas esponjas sin preocuparse por su bienestar y tomándose su tiempo para limpiar a fondo sus tetas y su coño, cuando una de las mujeres vio el pequeño mechón de pelo rubio en su pubis le hizo una señal a otra de las mujeres que regresó de inmediato con una navaja, en pocos minutos Laura estaba completamente limpia y su coño afeitado, lo último que hicieron las tres mujeres antes de dejarla fue ponerla un collar metálico similar al que ellas mismas llevaban.

En cuanto las mujeres salieron de la habitación, Laura vio al hombre que la había inspeccionado antes, acompañado de dos enormes hombres de color que se acercaron a ella y después de cubrirla la cabeza con una capucha, se la volvieron a echar al hombro. Laura notó como caminaban durante un buen rato hasta que al final la arrojaron sobre un frio suelo de piedra y la sujetaron tirando de sus brazos hacia atrás, lo siguiente que notó fueron unas pulseras de frío metal que se cerraban alrededor de sus tobillos y muñecas.

Antes de dejarla sola le quitaron la capucha aunque Laura no abrió los ojos hasta que escuchó el ruido de la puerta cerrándose y cuando lo hizo descubrió que las cosas solo habían empeorado, estaba arrodillada desnuda con los brazos a la espalda encadenados al pared, los tobillos unidos por una cadena y el collar que le habían puesto las mujeres cuando la lavaron enganchado al techo por otra cadena, obligándola a quedarse con el cuerpo estirado.

En cuanto Laura recuperó el control de sí misma empezó a gritar pidiendo ayuda, pero lo único que consiguió fue que uno de los dos negros entrara a la celda y después de abofetearla, le metiera una mordaza con una pelota de cuero en la boca.

La siguiente media hora Laura la paso forcejeando con las restricciones sin lograr nada, cuando ya estaba desesperada por la situación la puerta se abrió de nuevo y el hombre que la examinó hace horas entro en la celda acompañado de otro hombre que después de mirarla varias veces se acerco a ella para inspeccionarla a fondo, pellizcándola las tetas y metiendo sus dedos en su coño y su culo como si fuera un caballo de carreras pero sin decirla ninguna palabra que pudiera darla alguna pista sobre lo que estaba sucediendo.

En las horas siguientes otros ocho hombres y tres mujeres han entrado a la celda y examinado a Laura sin ningún cuidado, dejándola con las tetas y el coño doloridos, cuando luego de una hora sin ninguna visita Laura pensó que todo había terminado la puerta de la celda se abrió de nuevo y el gerente, como Laura rebautizó al primer hombre entró acompañada de otro hombre de avanzada edad pero con un porte que denotaba un alto estatus.

Afortunadamente para Laura, los hombres comenzaron a hablar en latín y ella trató de prestar toda su atención con la esperanza de recordar lo suficiente del antiguo idioma que estudió hace unos 8 años cuando estaba en la escuela secundaria.

'Dos guardias la encontraron en la orilla del río y pensaron que era una prostituta borracha, cuando la voltearon para follarla vieron a pesar de la suciedad su cabello rubio y su ropa de seda de buena calidad y la trajeron aquí pensando que sería una esclava fugitiva de algún harén, las sirvientas la lavaron el barro y la depilaron el coño y encontraron que no estaba marcada aunque lamentablemente ni su coño ni su culo son vírgenes, aunque todavía están bastante apretados. La he estado mostrando a varios comerciantes toda la tarde y antes de llevarla a la subasta decidí llamarle pensando que podría complacer al Emir.'

Laura no podía creer lo que había escuchado, apenas había entendido una docena de palabras pero entre ellas estaban, harén, esclava, subasta y Emir, '¡¡Esto no puede ser real, estamos en el siglo XXI!!' Laura se repitió tratando de despertar de esa pesadilla.

Cuando volvió a concentrarse en los dos hombres, vio al anciano entregándole una bolsa de oro al gerente, 'Marcarla como una esclava y llevarla al harén, el Emir no ha tenido una esclava rubia desde hace mucho tiempo, si después de follársela un par de noches no la encuentra satisfactoria, seguro que será muy popular en alguno de los prostíbulos de la ciudad.'

Laura vio como el anciano salía de la celda con el camisón en la mano e inmediatamente los dos negros entraron con cuerdas y la capucha en la mano.

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