Un Viaje de Amor, Ensueño y Fantasía

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No resistiendo más decidimos bajar de inmediato hacia la playa.

Amor en la playa

Al llegar a la playa nos quitamos nuestros zapatos y tomados de la mano cada quien con su pareja en un absoluto silencio, pues todos íbamos excitados por el deseo, pensando en lo mismo, el hacer el amor con la pareja de la otra persona. Empezamos a caminar por la orilla donde llegaban cálida y suavemente las olas del mar, por momentos las olas llegaban un poquito más fuertes mojando nuestra ropa, hubo un momento en el que nos detuvimos contemplando la belleza del mar alumbrada brillantemente por la luna. En ese momento y sin pensarlo más rompí el silencio diciendo "que les parece si nos metemos al mar a nadar un poco", a los tres les brillaron los ojos y asintieron con una sonrisa, y sin hablar más, empezamos a despojarnos de nuestra ropa, quedando en completa desnudez.

Los cuatro observamos detenidamente nuestros cuerpos y nuestros genitales con miradas plenas de un fuerte deseo, pues Emmilio y yo teníamos totalmente parados nuestros penes, mientra ellas mostraban a la luz de la luna sus bellos senos con los pezones erguidos y desafiantes a las caricias.

Depositamos nuestra ropa donde el mar no pudiera llevársela e iluminados por el brillo de la luna llena que bañaba nuestros cuerpos, y tomados de la mano los cuatro, caminamos lentamente hacia dentro del mar, sintiendo su rica temperatura. Di gracias a Dios por permitirnos vivir esos increíbles momentos.

Nadábamos entre nosotros salpicándonos con el agua , cuando Emmilio, propuso que jugáramos "caballazos", lo cual aceptamos gustosos, y de forma natural cada hombre cargó a la pareja del otro, Emmilio a Afrodita y yo a Emmy.

Al subirme a Emmy, una fuerte oleada de deseo me inundó al sentir sus piernas sobre mis hombros, pero aún faltaba más, pues ella abrió sus piernas así como los labios de su vagina, se pegó a mi cuello y cerró sus piernas alrededor mío y sentí como ella me apretaba y temblaba, me imagino que estaba sufriendo un orgasmo. Pensé excitado que estaba soñando, que era irreal y que no estaba pasando, pero Emmy seguía presionándome con sus piernas y frotándose contra mi cuello. Volteé mi vista y pude admirar a mi Afrodita sobre los hombros de Emmilio, y me imaginé que ellos también estarían sintiendo lo mismo que nosotros.

Nos acercamos los dos caballos con sus sensuales jinetes y empezó el jaloneo entre nuestras mujeres, quienes riendo trataban mutuamente de tirar a la otra pareja, quien caía y en medio de carcajadas se volvía a levantar para intentar tirar a la otra pareja, hasta que cansados suspendimos el juego, y lentamente agarrados de la mano de nuestros respectivos jinetes, regresamos a la playa a sentarnos para recuperar el resuello y contemplar la belleza de la noche.

De repente nos contemplamos los cuatro y admiramos nuevamente la desnudez de nuestros cuerpos. Al mirarnos a los ojos se hizo un silencio tenso lleno de sensualidad y que presagiaba que algo tenía que suceder.

Afrodita fue quien tomó la iniciativa y recostándose le pidió a Emmilio que la besara, éste se me quedó viendo y yo con una sonrisa lo invité a que lo hiciera.

Casi junto a ellos pude observar como Emmilio la besaba en los labios, en el cuello y como se daba vuelo con Afrodita mamándole y mordiéndole los pezones de sus grandes pechos, y le decía con voz suave, Afrodita, me encantas, me gustaste muchísimo desde que nos sentamos junto a ti en el avión, la sensualidad de tu rostro me hizo que te empezara a desear, y no he dejado de pensar en ti desde que llegamos al hotel, luego cuando nos encontramos en el teatro, pero sobre todo cuando ví en el mar la forma en que te acariciaban, y de repente ver tus senos al aire, me hizo efecto en el estómago y de inmediato sufrí una fuerte erección que hasta Emmy se dio cuenta, y me dijo, Emmilio, veo que tú también estás igual de excitado que yo, creo que ambos los estamos deseando y no se que vaya a pasar.

Te amo Afrodita, le dijo Emmilio, y Afrodita, besándolo con pasión en los labios una y otra vez, le murmuraba, Emmilio, me gustaste desde que nos conocimos en el avión, y al igual que tú también te he estado deseando, e imaginando la posibilidad de cogernos y sentir tu verga dentro de mi. Emmilio, en este momento siento que también te amo.

Volví a sentir celos ricos de Emmilio, de ver como se besaban y como mi Afrodita le decía cuanto lo deseaba sin embargo la excitación y la lujuria que me provocaban eran mayor que mis celos.

Por su parte Emmy me rodeaba con sus brazos el cuello y me atraía hacia ella, empecé a cubrir de besos su rostro sensual y agitado, iluminado por los rayos de luna que la bañaban, bajé a sus senos, lamiéndolos y mordiendo suavemente sus duros pezones, después bajé hasta sus pies cubriéndolos de besos y chupando cada uno de sus dedos, y fui subiendo hasta llegar a la unión de sus piernas, las separé lentamente hasta llegar a sus labios vaginales, y separándoselos empecé a lamerlos y besarlos, introduciendo mi lengua dentro de su vagina, para después darle una serie de rápidos y leves roces con ella a su erecto clítoris, lamiéndolo con amor. Los gemidos de Emmy no se hicieron esperar, ya no aguantaba la excitación y me tomó de la cabeza para que me levantara, al hacerlo ella empezó a besar mis piernas y a mamarme la verga, y mis testículos, yo ya no resistí más, por lo que me recosté sobre ella introduciendo mi pene en su vagina sedienta de placer.

Empecé a besarla con frenesí en sus sensuales labios, por momentos levantaba yo la cara para contemplar sus preciosos ojos verdes, "en los que podía yo ver hasta siempre". Te amo, me decía Emmy, y yo con pasión, le respondía que también la amaba.

Había momentos en que el agua de las olas cubría nuestros cuerpos, incrementando el placer y el erotismo de nuestras caricias, era algo realmente divino el estar allí con nuestra bellas mujeres y compartiéndonos mutuamente entre todos.

Emmy y yo observamos como Emmilio también era acariciado por Afrodita, besando y recorriendo todo su cuerpo y como al llegar a la mitad del mismo empezaba a mordisquearle la piel de los testículos y en rápidos movimientos le lamía y le mamaba la verga.

La verga de Emmilio era más o menos del mismo largo que la mía pero si aprecié que ésta era más gruesa, por lo que Afrodita debió de disfrutarla con gran placer.

Emmy y yo, empezamos a movernos rítmicamente, cogiéndonos y besándonos mutuamente. Por momentos ella se situaba sobre mi cuerpo y se movía hacia arriba y hacia abajo o con rotaciones circulares, provocando en nuestros genitales un gran placer. Cuando ella se colocaba arriba de mi, yo inmediatamente le acariciaba con delicia y placer sus paradas y preciosas nalgas y trataba de meterle un dedo por el culo ante la excitación de ella.

Poco a poco el ritmo de nuestros movimientos empezó a ser más fuerte y más rápido, las dos parejas hacíamos el amor a escasos veinte centímetros la una de la otra, por lo que en ocasiones sentíamos el roce de sus cuerpos, Hubo un momento en el que Afrodita y yo estábamos recostados boca arriba con nuestras respectivas parejas sobre nosotros. Fue en ese instante en el que Afrodita y yo nos vimos y nos tomamos de la mano mientras seguíamos cogiendo con Emmy y Emmilio, eso era con lo que tanto habíamos fantaseado y soñado.

Le pregunté a Afrodita si estaba feliz y me dijo "mi amor tu sabes cuanto te amo, pero en estos momentos es Emmilio el que me tiene feliz, estoy gozando este momento de manera increíble, el tener la verga de otro hombre dentro de mi y que tú me estés acompañando me resulta muy excitante.

Y fue en ese momento en el que las olas que mojaban cálidamente nuestros cuerpos cuando Afrodita y yo, tomados de la mano y al ver y oír a nuestras amadas parejas gimiendo de placer al hacer el amor con nosotros, "sentimos que nos amábamos mucho más que antes", nuestra excitación la extrapolamos a Emmy y a Emmilio, y sentimos que un gran orgasmo nos iba a llegar simultáneamente al de ellos, por lo que aumentamos aún más nuestros movimientos.

Y así fue como, sin soltar la mano de mi amada Afrodita, nuestro orgasmo llegó bajo la luz de la luna llena y brillante que teñía de plata las olas del mar y con el sonido de las mismas al reventar cerca de nosotros. El orgasmo fue un estallido de placer que recorrió nuestro cuerpo y cimbró nuestra mente.

Fueron segundos de un placer inenarrable, deseando que éste se prolongara por más tiempo.

Y fue Afrodita la que en un rápido movimiento quedó sentada sobre la verga de Emmilio y empezó a cabalgar fuertemente sobre ella, tal como lo había hecho la noche anterior conmigo, y su nuevo orgasmo acompañado de roncos gemidos no se hizo esperar, Emmilio sintió su "venida" que le mojaba la verga, sus testículos y la piel de su bajo vientre. Afrodita dejó de moverse y se recostó de lado, la verga de Emmilio aún estaba dura por lo que empezó a moverla dentro de ella, la petición de Afrodita fue casi inmediata, pidiéndole que dejara de moverse, pues su vagina estaba demasiado sensible.

Le grité a Emmilio, ¡Síguete moviendo, no pares¡, Emmilio así lo hizo, abrazándola sin hacer caso de sus gemidos y súplicas de que parara de moverse, cuando de repente, ella es la que empieza otra vez a moverse frenéticamente sobre la verga de Emmilio y con bramidos sufre un nuevo orgasmo "viniéndose" otra vez sobre los genitales de quien se la estaba cogiendo.

Yo estaba encantado y muy excitado al observar y oír el placer de Afrodita, pues como se lo había yo dicho en repetidas ocasiones "Tu placer es mi placer"

Los cuatro estábamos exhaustos y perlados de sudor por el esfuerzo realizado, por lo que nos quedamos tendidos boca arriba contemplando la brillantez de la luna llena que nos contemplaba fijamente, y vimos también en el cielo la cantidad de estrellas testigo de nuestro amor y pasión. Afrodita volteó a verme con una tierna sonrisa, yo le tendí mi mano apretándola amorosamente. Cuanto nos amábamos ella y yo.

Así estuvimos durante un buen rato, sin emitir palabra alguna.

Emmy se había levantado y se acomodaba junto a Afrodita, y juntas, una de la otra con los dedos de sus manos entrelazados, disfrutábamos la belleza y la quietud de la noche, únicamente rota por el sonido de las olas del mar. Deseábamos que el momento nunca terminara. Y volvimos a dar gracias a Dios por permitirnos experimentar tanta felicidad.

Lentamente nos levantamos, nos vestimos y emprendimos el regreso a nuestras habitaciones, pero antes de separarnos, Emmilio nos pide que vayamos con ellos a tomar una copa a su habitación, no lo pensamos mucho y encantados le respondimos que si.

Nuevamente Afrodita y Emmy tomadas de su cintura caminaban delante de nosotros, platicando en voz tan baja que no podíamos entender lo que se decían, sin embargo algo en mi mente me indicaba que ya había surgido entre ellas un fuerte deseo sexual.

Afrodita y Emmy

Llegamos a su Habitación, Emmilio nos invitó a pasar y a sentarnos ya fuera en uno de los silloncitos que allí había o, directamente en la cama, yo me acomodé en el sillón mientras Emmilio nos servía un whiskey, y brindamos por los cuatro, por la amistad y el sentimiento que entre nosotros había surgido, y bebimos nuestra copa, mencionando Afrodita que "el whiskey le sabía a trapo", todos nos reímos de su comentario,

Emmilio nos sirvió una segunda copa, con la cual empezamos a sentirnos un poco eufóricos, y Emmy expresó que quería con un regaderazo quitarse el agua de mar y que nos invitaba a los tres a seguirla al baño. Todos aceptamos y quitándonos la ropa la seguimos a la regadera, ya en la cual quedábamos un poco apretados los cuatro, Emmy abrió la llave del agua caliente y ésta empezó a caer deliciosamente sobre nuestros cuerpos.

Empezamos a frotarnos en el cuerpo con los jaboncitos que allí había, nos ayudamos a jabonar mutuamente nuestra piel de manera tierna y suave, sin embargo al tocarnos nuestras partes nobles, nuevamente la excitación hizo presa de nosotros y empezamos acariciarnos con deleite, besándonos mutuamente nuestras partes más sensibles al placer sexual, nosotros lo hacíamos con sus senos, su clítoris, su vagina, ellas lo hacían con nuestras vergas y testículos, de repente era Emmilio el que también acariciaba a Afrodita y yo a Emmy, girábamos dificultosamente en la regadera, de repente llegaba yo a sentir la verga de Emmilio rozando y frotándome involuntariamente las nalgas, provocándome un estremecimiento de rechazo y al mismo tiempo de placer, luego era yo el que rozaba y frotaba su cara con mi verga al estar él hincado lamiéndole los pliegues de la vagina a Emmy.

Afrodita y yo empezamos a lavar sus culos con jabón y metiéndoles la espuma con el dedo hasta que sentimos que ya los tenían perfectamente limpios, mientras ellos llenos de placer se dejaban hacer.

Salimos del baño, y sin secarnos nos fuimos hacia la cama para recostarnos en ella y seguir acariciándonos.

No resistí mas, atraje hacia mi a Emmy, la abrace, y nos besamos con pasión, empecé a besar su cuello, sus pechos, mordisquiando sus erectos pezones, y bajando mis manos empecé a acariciar sus labios vaginales, le introduje un dedo, después otro y un tercero, provocándole gemidos de placer, finalmente la monté y le introduje mi verga, moviéndome al compás de ella durante un buen rato, me salí y empecé a besar y acariciar sus nalgas, a lamerle los labios de su nido totalmente mojados y darle pequeñas mordidas en el clítoris que le provocaban fuertes estremecimientos de placer y volvía nuevamente a meterle la verga para continuar cogiendo mientras nos besábamos con deleite.

Al vernos Afrodita y Emmilio, la excitación se apoderó de ellos y abrazándose se besaron con furor dando rienda suelta a su mutuo deseo, de inmediato Emmilio empezó a lamerle y morderle los pezones ante el placer de ella, y metiéndole la verga empezó a moverse rápidamente.

Hubo un momento en el que coincidimos Emmilio y yo al pararnos para que ellas pudieran mamarnos la verga, y es entonces cuando Emmy toma también la de Emmilio y la besa, la lame y las junta y trata de meterse ambas a la boca, luego era Afrodita la que tomaba ambas vergas y también las besaba y lamía y mamaba una y otra, y así ambas se turnaban disfrutando el tener al mismo tiempo esas dos vergas, que en esos momentos eran completamente de ellas.

Emmilio me sirvió otra copa de whiskey, y después de un buen rato volvimos nuevamente a hacer el amor con ellas, yo abrazando, besando y pasándole de mis labios a los labios de Emmy un poco del whiskey, después le dejaba caer gotas del mismo licor sobre sus pezones, y con mi lengua se las absorbía. Nuevamente la excitación se apoderaba de nosotros, así que le introduje la verga a Emmy, al mismo tiempo que le acariciaba las nalgas y por momentos la nalgueaba, provocándole gemidos de placer.

Afrodita y Emmilio también habían empezado nuevamente a hacer el amor.

Yo estaba extasiado y disfrutando enormidades viendo como a mi Afrodita, Emmilio le acariciaba los pechos mordiéndole los pezones para después subir a su boca y besarla con desesperación, y verla a ella como lo gozaba, lo abrazaba y gemía de placer, sobre todo el ver la buena verga de Emilio como se la metía y la sacaba cogiéndose rico a mi amada.

Afrodita al ver la excitación en mis ojos me pide que me acerque y también le meta la verga, ella se pone de lado dándome la espalda para que sin sacarse la verga de Emmilio, la mía también se la introduzca por el culo para sentir ambas vergas. Y así lo hice aprovechando lo mojado que tenía los labios de su vagina froté su culo para lubricarlo, y pude poco a poco metérsela junto con la de Emmilio, los gritos de placer de Afrodita no se hicieron esperar. Por fin se cumplía otra de sus fantasías, sentir dos vergas que se la cogían al mismo tiempo.

Y exclamaba "Cielo, finalmente mi gran fantasía está siendo superada por la realidad que estoy viviendo, pues estoy sintiendo dentro de mi dos vergas, la tuya y la de Emmilio, a quien estoy también amando , así que por favor muévanse, y cójanme, cójanme como quieran, en éste momento soy de los dos, háganme lo que quieran.

Sus palabras fueron muy excitantes tanto para Emmy y Emmilio como para mi.

El meterle la verga junto con Emmilio para mi fue también algo diferente y extraño y al mismo tiempo sumamente rico al sentir el bulto de su verga como chocaba y rozaba la mía al cogernos a Afrodita al mismo tiempo.

Afrodita ya no pudo resistir más y sufre un orgasmo que la hace temblar del placer inenarrable que sentía, y tiene otro y otro más hasta que se viene y baña la verga y los testículos de Emmilio, quien gozaba del placer que sentía Afrodita.

Volteé a ver a Emmy quien con sus lindos ojos verdes llenos de lujuria nos veía a los tres, mientras se dedeaba y acariciaba los pechos con gran excitación.

Al terminar el último orgasmo de Afrodita, me salgo de ella y sacándole mi verga me volteé hacia Emmy para continuar haciéndole el amor, pero Emmy nos dice "yo también quiero que me cojan tú y Emmilio al mismo tiempo".

Emmilio se levanta y con dulzura le dice "claro que si mi amor" y recostándose bocarriba le pide a Emmy que se siente sobre su verga, ella se acomoda y tomándole con la mano su miembro se lo acomoda y empieza a moverse hacia arriba y hacia abajo golpeando con sus nalgas los huevos de Emmilio, y con voz ronca me dice "por favor métemela también.

Yo deseaba fuertemente sus preciosas y respingadas nalgas, las cuales me excitaban sobremanera por lo que empecé a lamer y a besar su culo, me acomodé por detrás de ella, la empine y empecé e meterle lentamente mi pene, ella empezó a gemir de dolor y de placer, diciéndome "métemela, métemela todavía más", y así lo hice, escuchando con placer sus "ayes" de dolor.

Nuevamente oímos la voz de Afrodita que nos decía, "no saben cuanto estoy disfrutando estos momentos en el que los dos hombres que me han hecho feliz al cogerme al mismo tiempo, están ahora metiéndole sus vergas a Emmy a la que quiero mucho, así que cójansela y cójansela y cójansela hasta que ya no pueda.

Los tres empezamos a movernos lentamente durante un buen rato, gozando enormidades hasta que Emmy ya no puede resistir más el placer de sentir como le metían y sacaban las dos vergas al mismo tiempo y llega al orgasmo gimiendo y gritando llena de placer.

Yo ya tampoco pude aguantar más la excitación y llego al orgasmo, viniéndome con deleite dentro de su ano, llenándolo copiosamente de semen, mientras Emmy apretaba y geñía su culo exprimiéndome hasta la última gota.

Emmilio y yo volvimos nuevamente a besar y acariciar cada quien a la mujer del otro para empezar a meterles la verga con gran deleite de todos.

Hubo un momento en el que Emmy y yo nos quedamos quietos, mientras contemplábamos con deleite a Afrodita y a Emmilio como se cogían, hasta que llegó el momento en el que Afrodita presintiendo que Emmilio ya se iba a venir lo obliga a salirse de ella diciéndole, "por favor Emmilio vente sobre mi cuerpo", así lo hizo Emmilio y como fuente empezaron a salir de su magnífica verga fuerte chorros de semen que caían sobre la cara, el cuello y los pechos de afrodita, entonces fue Emmy la que le gritó, "Emmilio por favor a mi también báñame", Emmilio dirigió entonces su pene hacia Emmy rociando su cara y sus senos. Cuando terminó se recostó fatigado.

Fue entonces cuando Emmy y Afrodita se quedan viendo fijamente una a la otra, y ambas aún cubiertas por el semen de Emmilio, se abrazan y con apasionados besos, empiezan a acariciarse mutuamente, y empiezan a lamerse el semen de Emmilio intercambiándolo con sus besos y sus lenguas, tragando y sintiendo el sabor dulzón del semen.

Después se besan los senos, mordiéndose con fruición los pezones de ambas, los labios vaginales, el clítoris, y emitiendo profundos gemidos de placer, Emmy, montada sobre Afrodita restregaba los labios de su vagina contra los de Afrodita, al mismo tiempo que se besaban con amorosa pasión, hasta que les llegó a ambas un fuerte orgasmo que las hicieron estremecerse de placer, y exhaustas las dos, quedaron recostadas una frente a la otra, abrazadas, besándose suave y dulcemente y diciéndose al oído bellas palabras de amor. Si, entre ellas se había despertado un nuevo sentimiento que nunca pensaron llegar a tener, el amor carnal por otra mujer.