Amor Adolescente

BETA PÚBLICA

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- ¿A ti te gustó la mía?

- Si, es tibia, suavecita y sabe muy rico

- ¿Sabe? ¿la probaste?

- Si, cuando te fuiste me chupe los dedos

- Ay Mateo me tienes muy mal

- Yo estoy peor

- ¿estás desnudo?

- Si y tu

- Casi, en tanguitas ¿me las quitarías?

- A besos mamacita

- Yo quiero besarte todo el cuerpo

- ¿Todo?

- Si todo, a él también

- ¡Agata! No seas necia

- ¿ya te estas tocando?

- ¿tú qué crees?

- Igual que yo

- ¿Te puedo llamar?

La lluvia era torrencial, el sonido de la lluvia era ensordecedor y los truenos la excusa perfecta para poder hablar con él sin que mis padres se dieran cuenta.

- Espera le bajó el volumen --con prisa cambié la configuración de las llamadas, colocándolo en silencio al mínimo de vibración--

- Ok

- Ya

En pantalla vi su llamada, me acosté boca arriba y coloqué el teléfono vibrando en mi clítoris viendo su nombre en pantalla "Mateo futuro novio". Corrí las tangas a un lado y mientras contestaba y me pasaba un dedo de arriba a abajo esparciendo mis fluidos.

Su respiración agitada me hacía volar aún más, me lo imaginaba desnudo sobre mi respirando de igual forma en mi oído y me enloquecía. Él me hablaba entre susurros y yo solo respondía con monosílabos.

- ¿Ya te estas tocando?

- Ajam

- Cierra los ojos

- Ya

- ¿Estás imaginando que soy yo?

- Si --ahhhhh--

- Gimes tan rico Agata

- Por tu culpa --ahhhh ahhhh-- quiero escucharte

- ¿Quieres que me toque?

- Si como en las escalas cuando te lo cogí

- ¿Te gustaría tocarlo?

- Si

- ¿y chuparlo?

- Mucho, quiero meterlo a la boca y chuparlo, pasarte la lengua

- Yo también quiero probarte, meterte la lengua

- Ay Mateooohhhhh ¿cuándo? ¿cuándo?

- Pronto mamacita, pronto

- ¿Por qué no vienes hoy? Yo te abro la puerta

- No mamacita, quiero que la primera vez estemos tranquilos y lo disfrutemos, te quiero solita para mi

- Mateo, no aguanto más, te quiero ya en mi cama

- Me tienes mamacita, cierra los ojos y escúchame

No nos dijimos más palabras, solo los gemidos y la respiración nos guiaban. Ya no era suficiente con acariciarme el clítoris, por lo general con eso me bastaba, pero esa noche tuve que hacer lo mismo que me hizo, metí un dedo en mi vagina tocándome igual que él lo hizo.

- Ahhh ahhhhhh ay maatteeooo que rico estas

- No pares mamacita, no pares

Cada que la luz de los relámpagos iluminaba mi habitación, se venían a mi mente las imágenes de nuestro encuentro previo, recordaba sus manos, su aliento, sus gemidos y sus besos. Recordé lo que sentí cuando me agarré de las nalgas y sin pensarlo saqué mi dedo para verificar, mi culito palpitaba, medio lo tocaba con la yema de los dedos y sentía como si un rayó me atravesara el cuerpo.

- Ay mateo, mateo no pares --lo imaginaba metiéndome la lengua por detrás--

- Me voy a venir mamacita... AAAARARGGGGHHHHHHHHHHH

Mordí una de las almohadas, sabía que me iban a escuchar si no lo hacía. Mi espalda se arqueó como si estuviera poseída, sentía que mis ojos se iban hacía atrás, era la primera vez que me venía tan fuerte. Arqueé la espalda. Terminé temblando y riendo con la cara metida en el colchón.

Con una mano sostenía mi sexo aún tembloroso y con la otra buscaba el teléfono.

- ¿te gustó?

- Ay mateo, la próxima vez que lo vea no respondo

- jajajaja pronto mamacita pronto

- Que sueñes conmigo

- Igualmente preciosa

Me lanzó un beso y colgué la llamada. La mandibula aún me temblaba y apretaba la mano en mi sexo para tratar de controlarme, apenas y vine a notar que ese dedo había entrado por otro lugar, había sido el culpable de hacerme venir de esa forma. Lo peor de todo es que ni me di cuenta que nos solo me había metido un poco, sino que lo había metido completamente y hasta el fondo.

No les niego que estaba muy sorprendida y anonadada, en una sola noche me acababan de pasar mil cosas y mi mente aún no sabía cómo procesarlas. Afortunadamente había quedado demasiado agotada para pensar y caí dormida arrullada por la lluvia.

---

El papá de Mateo tuvo una conversación muy sería con él al otro día. Obviamente se había dado cuenta en qué andábamos, esos cachetes colorados no iban a ser por estar brincando en Mario Bross.

Le dijo a Karla que no quería problemas con mis papás, a partir de ahora si queríamos estudiar tenía que ser en mi casa. Mi mamá no es tan alcahueta como la suya, siempre estaba pendiente y apenas terminábamos los ejercicios casi que lo sacaba de la casa. Ni siquiera nos daba espacio para robarnos un besito, eso sí las manos debajo de la mesa eran otro cuento.

Por más que traté de convencerlo para escaparnos y hacer real lo que tanto me soñaba, él quería esperar un poco, al menos hasta que terminara la prepa, no había evolución más allá de sexo telefónico. Que tortura la mía, aún faltaba un trimestre para graduarme.

Los meses más largos de toda mi existencia, nunca en mi vida, pensé que fuera posible masturbarse tantas veces al día imaginando ese momento, eso sí por mi propia salud mental y para no terminar deshidratada decidí no volver a tocarme por allá atrás en ese lugar prohibido.

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La fiesta de grados se juntó con el día de mi cumpleaños, la excusa perfecta de mis padres para montar una buena fiesta en pleno diciembre. Ese día me levanté feliz, alegre y me preparé para todo, ropa nueva de adentro hacía afuera.

Me pare frente al espejo con mi ropa interior de encaje, coqueteando y seduciendo la figura del otro lado imaginando que era Mateo. No me quería ver como una niña, cambie por completo mi estilo de maquillaje, unos jeans bien apretados que resaltan mi mejor y trasero atributo, una camisa blanca sin mangas y unos tacones altos. Rimel, maquillaje oscuro, labios carmín y mi mejor perfume: por si acaso --en el cuello--, por si de pronto --entre los senos--, por si las moscas --abri el pantalón y rocíe las tangas--.

- Hoy es el día Agata, hoy te conviertes en mujer --me dije sonriendo y dejando un beso estampado en el espejo--

Mis amigos y amigas fueron los primeros en llegar a eso de las 8 de la noche con sus padres. Estuvimos bailando, brincando y tomando un champagne que parecía más agua con soda, emborrachaba más un confite de anís.

Yo solo esperaba ver a una persona y era el único que no aparecía pese a que había puesto a mi madre a invitar a doña Karla como excusa. Alargaba la partida de la torta, disimulaba riendo y bailando, pero no dejaba de mirar la puerta esperando que viniera a rescatarme.

Casi a las 9:30 de la noche, sonó el timbre y corrí a abrir la puerta. Su mamá me saludó con un abrazo y se disculpó por Don Alfonso que aún seguía en el trabajo. Para mí solo era un blah blah blah blah blah, estaba hipnotizada por ese papacito de hombre que estaba detrás de ella todo arreglado, bien peinado y perfumado.

- Hola Agata, feliz cumpleaños --me pasó la mano por la cintura y me dio un beso en la mejilla-- estas hermosa

- Hola Mateo, gracias

Me entregó una caja de tamaño mediano con papel brillante y un moño rojo.

- Espero que te guste, ahorre mucho para comprarlo

Abrí el paquete de inmediato rasgando el envoltorio, era una calculadora científica programable, en esa época podían costar 2 o 3 veces lo que un smartphone ahora.

- Bienvenida a la Universidad

- Wow me encanta, gracias!

Le di un abrazó y un pico cerca de su boca de vuelta. Lo cogí de la mano para llevarlo adentro y me detuvo.

- ¿No la vas a abrir?

- ¿Acaso no es como la tuya?

- Ábrela

Destape la caja, saqué la calculadora y él me la recibió, voltee la caja y cayó en mi mano una pulsera de plata con un dije de una alita.

- ¿Te la pongo?

- Claro, me encanta

Extendí mi brazo y él me la colocó en la muñeca, mientras yo lo miraba a los ojos. Le di otro abrazó colgándome en su cuello, no me aguanté y le di un beso.

- Gracias

- ¡Agata!

- ¿Qué? nadie nos vio y su mamá ya sabe

Lo cogí de la mano y a doña Karla de gancho, los invité a entrar y corrí a mostrarle a mi papá la calculadora. Creo que él estaba más contento que yo de no haber tenido que sacar de su propio bolsillo lo que valía ese aparato.

Estuvimos bailando otro rato y no me despegué de Mateo, era demasiado obvio lo tragada que me tenía y mientras bailábamos nos mirábamos con esa risita coqueta. Subí la música disimulando estar contenta, pero era para poder hablar tranquila con él.

- Ya me gradué y con honores

- Yo sé

- Y ya tengo cupo en la universidad

- Eso también lo sé

- No me vas a sacar más excusas ¿cierto?

- No

- ¿Nos volamos entonces?

- No nos tenemos que escapar

- ¿Ah no y entonces?

- Relax yo me encargo

Bailamos uno de esos merengues eternos que junta una canción con otra de esos que te hacen arrepentir de llevar tacones. Al fin terminó, se apagaron las luces y apareció mi padre con la torta cargada y 19 velas encendidas, mientras todos me cantaban el cumpleaños en coro.

- Espera espera --dijo mi mamá-- piensa tu deseo antes de soplar

Era obvio que ya sabía lo que quería y con quién lo quería, es más creo que me delate demasiado cuando lo mire, los pómulos me dolían tratando de parar de sonreír. Cerré los ojos, tomé aire y exhale «quiero hacer el amor toda la noche con Mateo».

- No lo digas para que se te cumpla

- No madre, es secreto --hice mueca de cierre en los labios y botas la llave--

Prendieron las luces, repartimos la torta con gaseosa, yo me senté con mis amigas y Mateo se sentó con doña Karla y sus papás. Las personas se empezaron a despedir y solo quedaban mis tíos y primos estirados con los que la verdad no hablo mucho.

- Ha sido un placer --escuché que se despidió Mateo y se me enfrió todo ¿cómo así se va ir sin mí?-- hoy es la fiesta de fin de semestre y ya se me hace tarde

- ¿Mijo tan temprano? quédate otro ratito.

- No má, así vuelvo temprano

- Venga mija --me llamó doña Karla-- ¿por qué no invita a la niña entonces? --me volvió el alma al cuerpo--- a esa edad hay que bailar hasta cansarse ¿cierto Lucy?

- Eso sí --contestó mi mamá que ya estaba bastante contenta por el alcohol-- hasta que duelan los pies

- Si don Luis le parece bien --dijo Mateo a mi papá-- no tengo problema y obvio si Agata quiere

Mi papá no hizo muy buena cara, pero mi mamá lo convenció a punta de codazos "disimulados".

- Mateo ¿usted no ha tomado cierto?

- No señor solo gaseosita

- No vayan a tomar en esa moto

- No señor como se le ocurre

- Más bien --se sacó las llaves del bolsillo-- se van en el carro ¿usted tiene pase? --dijo mi padre--

- Claro --interrumpió doña Karla-- si Alfonso le sacó el pase desde los 16 para el poder tomar jajajaja

Mi papá extendió las llaves y cuando Mateo las cogió, volvió a insistir.

- En serio, nada de beber

- Si señor

- Y me cuída la niña

- ¡Pá! Ya no soy una beba

- Usted va ser la niña de nosotros toooooooda la vida --dijo mi mamá--

- Tan lindos --les di un abrazo y pico en la mejilla-- los quiero mucho

- A las 12 acá --dijo mi papá--

- No cuales 12, se embobó a esa hora apenas están empezando --se volvió a meter mi mamá tomándose el resto del vino que le quedaba--

- Tranquilo don Luis que antes de que salga el sol estamos acá --le dijo en broma y mi papá lo miró rayado--

- Máximo a las 2 de la mañana

- Si señor, a esa hora o antes estamos acá

Salimos sin siquiera cogernos de la mano, como un par de vecinos cualquiera que se van de rumba y nos montamos al carro. Mi papá nos miraba desde la puerta esperando que arrancáramos.

- Mija, tiene el celular cargado --me gritó desde la puerta antes de montarme--

- Si pá, toda la batería y minutos

- Listo, me llama si necesita algo --me dio la bendición en el aire--

- Claro pá --hice la seña de la bendición para que él quedara tranquilo--

Mateo me ayudó a subir, cerró la puerta y dio la vuelta para montarse al lado del piloto.

- Parce, su mamá es lo más alcahueta de este mundo ¿ya le habías dicho?

- No, yo le iba a decir a tu papá que íbamos de rumba con tus amigas, las dejábamos en buenas manos con unos amigos de la U y después nos volvamos nosotros dos solitos, pero bueno, siquiera metió la cucharada

- jajajajaja si siquiera, así podemos estar juntos más tiempo

- ¿Dónde quieres ir a bailar?

- Yo no quiero ir a bailar

Nos reímos, giró las llaves de encendido y a la vuelta de la esquina se orilló para darme un beso.

- Lo siento, ya no aguantaba más, estas demasiado hermosa

- Yo tampoco --tomé su rostro en mis manos y lo volví a besar--

Reinicio la marcha descansando su mano en mis muslos cada que metía un cambio y yo ya me empezaba a acalorar.

---

Llegamos a un edificio en un sector bastante exclusivo de la ciudad, se anunció por el citófono con el portero y nos parqueamos en el sótano.

- ¿Dónde estamos? --lo miré extrañada--

- En un motel

- No, esto no es un motel

- ¿Ya conoces como son los moteles?

- No --se me subieron los colores a la cara-- pero esto no es un motel

- Es un apartamento de un amigo de la Universidad, me lo presto esta noche

- Osea que ya tenías todo planeado ¿y si te decía que no?

- Si quieres nos vamos para la casa, no tengo problema

- Ni loca, además ya pedí mi deseo

- Ah sí --se acercó a besarme-- ¿qué pediste?

- Si cuento --bajé la mirada y me mordí los labios-- no se me cumple

Se bajó del carro, me abrió la puerta y me ayudó a salir. Me abrazó por la cintura y se acomodó muy cerquita de mi cara.

- Agata, me he soñado este momento

- Ay Mateo, no te imaginas cuanto

- Si sé cuánto ¿acaso crees que no me daba cuenta como me mirabas cuando llegaba en la moto?

- Tan convencido, a mí me gustan las motos, eso era lo que veía

- Si claro, entonces por eso se puso rojita y salió corriendo ¿cierto?

- Tan bobo. Eso fue hace casi un año y esta vez no voy a salir corriendo

Me dio un beso, me miró a los ojos y sonrió, entre cruzamos nuestras manos por primera vez como una pareja y pidió el ascensor. Me tomó de la cintura, presionó el botón del último piso y yo me recosté en su pecho mientras llegábamos. Dimos vuelta a la derecha y abrió la última puerta del corredor.

Un aparta-estudio, muy pequeño pero acogedor, en un solo espacio abierto: cocina, sala, comedor y un balcón ancho con una vista impresionante de toda la ciudad. Fue inevitable entrar y no ir directamente hacía allá.

Me apoyé en la barra mirando al infinito tratando de reconocer algunos lugares. Él cerró la puerta, bajó la intensidad de las luces, colocó música a volumen moderado y se acercó por detrás, pasando sus brazos por mi cintura, besándome el cuello y hablándome al oído.

- ¿Cómo me tienes guardado en tu teléfono?

- Mateo vecino

- ¿En serio? --iba dejar de abrazarme y lo tomé de las manos--

- Mentira, Mateo futuro novio

- ¿Ya lo puedes cambiar?

- ¿Por cuál? --me di la vuelta--

- ¿No crees que "Mi novio" se vería bien?

- Me gusta --rodeé su cuello con mis brazos, cerré los ojos-- mi novio

Nos besamos como un par de enamorados, suavecito, delicado, con amor y pasión, eso me encantaba de él daba pie al romance y si han leído hasta acá y aún no se han dado cuenta, eso soy, una romántica.

Estaba sonando una balada "Me gusta todo de ti" de Joan Sebastian y él me empezó a cantar y luego me llevó a la sala para bailar, juntó su frente a la mía, me miraba a los ojos y me cantaba con sentimiento. Se me erizaba la piel, una cosa es que me tuviera tragada, pero otra es que me hiciera enamorar, le callé la boca estampando un beso con todo mi amor, con todas mis ganas.

- ¿Me pellizcas? --me reí--

- Es verdad, me gustas, toda me gustas

- No quiero que nadie sepa

- ¿Por qué?

- Siempre hay alguien que se mete y no quiero que nadie lo haga, quiero estar así toda la vida, enamorada como caminando en las nubes

- ¿enamorada?

- Si, enamorada de ti

Lo besaba con mi alma, me palpitaba el corazón con dicha y regocijo, sus labios eran como chocolate, sus ojos unas estrellas, sus manos como la seda y su voz, hay su voz cantando era lo que me tenía más que mojada.

- ¿Vamos a beber algo?

- Corazón, yo le prometí a su papá que no íbamos a beber

- Una copita y ya

- Además, quiero que estés completamente consciente de lo que quieres y de lo que haces

- Yo estoy completamente consciente de lo que quiero --agache la mirada apenada--

- Ah si --me levantó de la barbilla-- ¿qué quieres?

Lo hice sentar en uno de los muebles, me miró sonriendo, me le monté encima a horcajadas.

- ¿Dónde nos habíamos quedado? --le cogí las manos y las coloqué en mis nalgas-- creo que íbamos acá ¿no?

- Si --me beso con ternura y apretó sus manos-- más o menos

En segundos nos encendimos, nos tocábamos de arriba a abajo, nos llenamos de besos, la respiración agitada y mis gemidos ya se escuchaban más alto que la música. Le saqué la camisa, abrí los botones y metí mis manos acariciando su torso, sus pectorales, besándole el cuello, abriendo su correa y el botón de su jean.

- Agata, calma amor que tenemos toda la noche

- Yo sé, pero te dije que quería hacerlo ¿o no te acuerdas de la llamada?

- Nunca se me va olvidar

Él se levantó un poco, deslizando sus pantalones y su bóxer, dejando a la vista su miembro. Yo miré hacía abajo, me mordí los labios encantada por lo que veía. Cerré los ojos y empecé a acariciarlo mientras lo besaba. Si, era un poco torpe, era la primera vez que tenía uno en mis manos y no en mis pensamientos, pero lo disfrutamos.

Mateo me quitó la camisa y me hizo levantar las manos para sacarla. Me avergoncé un poco por mis senos pequeños y me tapé con ella.

- No, no hagas eso

Me la quitó despacio y me colocó las manos a los lados, se inclinó hacia atrás y me miró de arriba a abajo suspirando.

- Eres hermosa

- ¿Si te gusto?

- Demasiado, me encantas

Pasé mis manos hacía atrás, solté el broche del sostén y dejé que se deslizara lentamente por mi piel hasta quedar desnuda.

- ¿No son muy pequeños?

- Ay amor, son perfectos

Tomé su mano y la descargue sobre uno de ellos, estaban tibias y suaves. Me acariciaba con ternura sin dejar su cara de asombro, se inclinó hacia adelante y metió su cara entre ellas suspirando, pasando sus manos, sus labios. Sentí la calidez de su aliento en una de ellas, ni siquiera la tenía en su boca, solo respiraba sobre ella mientras la sostenía con su mano sintiendo como mis pezones se endurecían, cerré los ojos tirando la cabeza hacía atrás y cuando sentí su lengua mi cuerpo brinco de forma involuntaria.

- Ay Mateo

Metí mis manos detrás de su pelo, jugando con su cabello, sin poder controlar mis gemidos, porque cada que él chupaba sentía como si mi sexo fuera a explotar y no sabía si iba ser capaz de no venirme antes. Me abrí el pantalón y me lo iba a quitar sin cuidado y él me detuvo.

- Déjame verte

Me coloqué de pie y di unos pasos hacia atrás, a ese punto me sentía la mujer más hermosa en toda la faz de la tierra. Me quité los tacones y bajé el jean despacito, me encantaba su cara con la boca abierta y todo.

- ¿Te gustan? --le dije luciendo mis tangas de encaje--

- Si, te ves muy sexy

- Las compre pensando en ti

Metí los dedos en los elásticos para quitármelas y brincó del mueble a cogerme las manos.

- No, no mi amor, no me quites ese placer

Me acercó a él, me besó el vientre. Se terminó de quitar la ropa, me tomó de la mano y me invitó a acostar en el mueble y luego se hizo encima. Me corrió el cabello detrás de las orejas para poder verlo y besarme con pasión. Me encantaba poder sentir su piel contra la mía, su respiración, sus manos acariciando mis senos, delineando mi ropa interior y apretando mis nalgas, su perfume, su cuerpo, su miembro erecto rozándome las piernas.

- ¿Quieres que mejor nos vayamos a la cama?

- No --mire la ciudad a través del balcón-- me gusta acá

- ¿Si en algún momento no te sientes bien me lo haces saber?