Asesoría Inmobiliaria

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La mejor comisión de mi vida, y no tuvo que ver con dinero.
6.3k palabras
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Parte 28 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Hola, mucho gusto, mi nombre es Rafael y vengo por acá tentado por Ágata a contar una de mis historias, o como dice ella, mis excitantes historias.

Solo para que tengan una mejor idea de mi: desde que tengo memoria nunca le he hecho el feo a ningún tipo de comida, me encanta probar cosas nuevas y obvio, también cosas raras.

Mis gustos sexuales no son diferentes, si algo me llama la atención, le entro sin miedo o pena, ya sea de res, cerdo, pollo o pescado, ustedes me entienden; soy de los que "lo piden" y no de los que esperan a que lo hagan.

Hice una carrera de Administración de Empresas, pero por alguna razón me terminé dedicando al sector inmobiliario y de vehículos, principalmente enfocado en propiedades de lujo.

Soy un hombre extrovertido y bien vestido que cuida con detalle de su figura y no se pierde un día de gimnasio, no siquiera falto los domingos. Me gustan los lujos y dar pantalla. Si, lo aceptó, me encanta saber que llamó la atención.

Pero bueno basta de mí y concentrémonos en lo que quieren oír ¿cierto?

La historia que les voy a contar no es algo que suceda usualmente. Es más, ya quisiera yo que al menos se repitiera una vez más y con eso sería dichoso el resto de mi vida.

---

En noviembre se dispara mucho las visitas a los apartamentos, según lo he notado porque les encanta estrenar casa en diciembre y disfrutarla, o más bien presumirla, con sus familiares y amigos.

Tenía una propiedad en venta, un penthouse en uno de los sectores más exclusivos de la ciudad que llevaba 18 meses en exhibición y por el precio tan alto había sido difícil encontrar posibles compradores.

Estaba convencido de que la iba a vender y ni por el putas iba a darme por vencido hasta no meterme esa jugosa comisión a mi billetera.

El lugar espectacular, completamente amoblado, piso 25, duplex y vista panorámica.

El primer piso un concepto abierto, sala, comedor y terraza, chimenea en el centro, una pared con caída de agua con un sonido relajante y una sala amoblada en cuero, no una simulación de cuero, este era un maldito grueso, fino y exquisito cuero que olía delicioso.

La cocina empotrada contra una de las paredes se podia "cerrar" presionando un botón y ella sola se encargaba de esconderse tras la pared, dejando un estante para licores y servir algunos aperitivos.

El segundo piso una sola habitación sin paredes, rodeado de ventanales y balcones en todas las direcciones. En medio una cama enorme y una división para el baño en una piedra hermosa y rustica. Al dar la vuelta te encuentras con una bañera a la cual te podías meter y abrir el cielo corredizo para ver las estrellas. El closet fue algo que me sorprendió, pero luego les cuento el motivo.

No había ningún edificio a su altura, tanto estética como físicamente. Se habían asegurado de construir al límite de una reserva natural para asegurar la vista panorámica a futuro.

Te la puedes pasar completamente desnudo en ese lugar sin tener que preocuparte que alguien te estuviera viendo, siempre y cuando no te vayas para los balcones. Créanme es algo que comprobé la primera vez que fui a solas y mientras me tomaba una copa de vino caminé desnudo pensando lo deliciosos que sería una buena fiesta swinger en ese lugar, pero también ideando la forma rápida de venderlo.

---

- Buenos días, hablo con Rafael Cifuentes --dice una voz angelical y agradable-

- Buenos días, si con él ¿con quién tengo el gusto?

- Mi nombre es Brenda, lo llamaba para preguntar por el Penthouse del edificio Class ¿todavía se encuentra disponible?

- Señora Brenda...

- Por favor --me interrumpe-- Brenda a secas, sino me siento anciana

- Claro, como guste. Brenda, el apartamento tiene un par de interesados --mentí-- pero aún está abierto a la venta

- Ay no me digas eso, yo me enamoré de ese lugar y lo quiero para mi

- Si quiere programamos una visita para verlo

- Por favor ¿podría ser hoy mismo?

Esta mujer estaba mostrando tanto el hambre, que si seguía así, le iba a hacer firmar compra venta hoy mismo.

- Claro Brenda ¿a qué horas te quedaría fácil?

- Ve Rafa --se rio-- que pena yo toda confianzuda

- Fresca, me encanta

- Rafa, es que mi esposo solo puede a eso de las 10 de la noche y yo sé que a esa hora...

- No hay problema --interrumpí-- yo soy alma nocturna entonces no tengo problema con ese horario

- Somos almas gemelas --volvió a reír--

- Los espero a las 10 de la noche en la portería ¿saben cómo llegar?

- Si claro, ya he ido un par de veces a ver por fuera todo que tal

- Perfecto Brenda, nos vemos a la noche

- Listo Rafa, nos vemos

Colgué el teléfono y empecé a dar brincos de dicha, al fin una posibilidad. Me miré al espejo y no sé porque me entró un escalofrió que me recorrió la espalda y el cuello.

No sabía si era mal o buen presentimiento, pero como siempre soy positivo me sacudí esa mala vibra y me preparé para poner en marcha mi plan.

Un buen vino Rose y una tabla de quesos y carnes finas para la presentación. Llamé al servicio de limpieza para que dejara todo impecable y a eso de las 9 de la noche ya todo estaba reluciente y perfumado, incluyendo, él anfitrión. Ya saben como si fuera para una gala exclusiva, un buen traje y exquisito perfume. Ni por el putas quería que pensaran que estaba tratando con cualquier vendedorsucho.

Faltando 20 minutos, recibí su llamada. Si que estaba impaciente, una muy buena señal.

- Hola Rafa, ya llegamos, pensé que nos íbamos a demorar más por el tráfico

- No te preocupes que yo estoy acá, ya bajo por ustedes

---

Cuando se abrieron las puertas del ascensor hacia el lobby me vuelve a recorrer ese escalofrío.

Estaba una pareja adulta vestida con ropa de diseñador. Ella con unos veintitantos años hermosa y él cerca a sus cuarenta con unas canitas a los lados deliciosas que lo hacían ver más interesante.

Eso si bastante intimidante encontrarse con esa decena de escoltas con caras inquietas, observando cada rincón y muy atentos de cualquier movimiento.

- ¿Rafa? --se dirigió a mí con una sonrisa--

- Si mucho gusto --apreté su mano y ella me saludo de beso en la mejilla--

- Te presento a mi esposo Gerard

- Mucho gusto --extendió su mano dándome un fuerte apretón--

- Bienvenidos pasen por acá --guiándolos con mis manos al ascensor--

- Rafa te importaría una pequeña revisión --ella señaló con sus ojos a los escoltas que estaban inquietos-- antes de que les dé un infarto

- No pues claro, no hay problema --levantando mis manos--

Uno de ellos con mandibula cuadrada y mirada fría se acercó. Me tocó exhaustivamente por todos lados, cuando digo todos lados, es todos. Se hizo de rodillas subiendo sus manos por mis piernas y ni siquiera pidió permiso para calibrarme las bolas.

- Es la única arma que tengo --levanté la ceja y sonreí-- pero no es letal

Los dos se rieron, su guardaespaldas se levantó de frente clavándome su mirada helada sin una pizca de diversión.

- ¿Contentos? --dijo Brenda--

- Todo en orden señora

- Okay, por favor nos esperan acá

Cuando dimos los primeros pasos al ascensor, un par de ellos hicieron caso omiso y trataron de seguirnos. Él hombre les levantó la mano para detenerlos.

- Señor, al menos deje que yo lo acompañe

- No es necesario --con tono despreocupado mientras me miraba de arriba a abajo de manera despectiva-- él no representa ningún peligro

Estiró su mano y uno de ellos se acercó para entregarle una maleta rígida de cuero.

Al entrar al ascensor, pasé la tarjeta de acceso que bloquea la parada en otros pisos y nos llevó directo al penthouse en menos de un pestañeo.

---

- Hagamos esto rápido, recuerda que no podemos faltar a esa gala --dijo el hombre-

- Ay no mi vida, usted sabe que yo me tomo mi tiempo para estas cosas así que --llenó sus pulmones-- con calma --exhalo--

Los invité a pasar a la sala, el hombre descargó el maletín encima del mueble y de la parte baja de su espalda sacó un arma que colocó encima. Notó mi incomodidad al verla.

- Lo siento, esa vaina estorba demasiado, pero si no la llevo encima no me dejan en paz

- No se preocupe --dije titubeando y tragando saliva--

Les aceptó que en ese momento me dio algo de susto, pensaba que esto no iba a salir nada bien porque ya hemos escuchado varias historias de cómo se roban apartamentos de lujo y dejan a los vendedores amarrados en algún closet.

Un nuevo escalofrío me recorrió de arriba a abajo. Traté de disimular los nervios mientras los invitaba a pasar al bar a servirles una copa de vino.

- ¿A que se dedican? --dando un trago-- ¿si puedo preguntar?

Tratando de indagar un poco, para estar más tranquilo o ver si salía corriendo o me tiraba por un balcón.

- Rafa, no te asustes --me dijo ella tomándome de gancho-- que no trabajamos en nada malo. Ger es esmeraldero y como lo secuestraron el año pasado son exagerados y paranoicos

- Con razón, que susto, pero no se preocupe que este lugar es muy seguro, en esta zona viven varios jueces y artistas. Lo mantienen muy vigilado

Algo no tan cierto, pero si de verdad era una trampa al menos se lo iban a pensar dos veces. Me relajé un poquito y más bien decidí mostrarles la casa.

- ¿Qué tal les parece?

- No se ve muy diferente de las fotos --respondió el hombre-- que como cosas rara los vendedores le muestran a uno un palacio y después llega uno y se encuentra tremendas sorpresas

- Ah no, precisamente por eso mis clientes me persiguen, me gusta es darle lo que ellos quieren y no lo que yo quiero vender

- A mí me encanta --se rio con picardía la mujer-- pero necesito verlo a mi manera

Apoyó su mano contra una de las paredes, soltó los lazos de sus sandalias de tacón alto y las dejo a un lado.

- Son una tortura --le dije, tratando de ganarme su empatía--

Pero más me sorprendió cuando note que no era lo único que tenía pensado quitarse

- A mí la verdad es que me estorba todo --bajando un tirante de su vestido de su hombro-- ¿te molestaría?

- No adelante, siéntete como en tu casa, igual dentro de poco lo va ser

- Discúlpame, pero necesito sentir sin interferencias las vibras de esta casa y saber si de verdad fluye con nuestra energía o no

Volteé a mirar al hombre buscando una sonrisa de vuelta, pero ni siquiera le quitó la mirada a su mujer.

- Ella es así --tomó un poco de vino-- pasa más tiempo desnuda que con ropa

- Bueno, pues este lugar es perfecto, puede andar como quiera y nadie va estar fisgoneando

- Tampoco es que me moleste --dijo ella--

Cuando voltee a verla su vestido plateado se escurría de su cuerpo hasta el suelo. No traía nada por debajo y tuve que tragar saliva al ver lo malditamente deliciosa que estaba esa mujer. Volteé la mirada por respeto.

- Si esto te incómoda, me puedo...

- No fresca, solo que no estoy acostumbrado a vender una casa de forma --solté una risa tímida-- tan libre

- Pues si quieres estar igual de libre, adelante, no tenemos problema

Los dos me miraban de arriba a abajo como un pedazo de carne, tierno y jugoso.

- Con ese cuerpazo yo lo luciría con orgullo --dijo ella con intención--

- Ay tan divina, me va a hacer sonrojar --agitando mi mano al frente de la cara para airearme--

El corazón me palpitaba a mil, estaba que me le tiraba encima y me la devoraba de un solo mordisco. Respiré profundo para tratar de recomponerme.

- No le hagas caso --interrumpió su esposo-- que ella es demasiado pasada, mejor veamos el resto

- Estoy de acuerdo

Les mostré las comodidades, espacios y la transformación de la cocina. Ella, probaba las superficies sin temor a usar posiciones poco cuidadosas, por decirlo así, lanzándole miradas lascivas a su esposo, refregando las superficies contra su cuerpo y haciendo comentarios sobre sus futuras fiestas nudistas.

La muy maldita sí que sabía cómo coquetear, jugar con las miradas y movimiento de cabello. Mi entrepierna ya empezaba a delatar.

- Que calor hace acá --sonreí--

Traté de sorprenderlos, usando una App desde el teléfono abri uno de los ventanales para darle aire. Ella salió corriendo como si nada al balcón a dar una mirada sin importarle que alguien la pudiera ver.

- Gerard mira que delicia de vista, me vas a tener que meter una culeada acá apenas nos pasemos

- Pasada y directa --tosí para ocultar mi risa--

- Ni te imaginas --respondió él esbozando una sonrisa--

Disimuladamente miré su entrepierna y se notaba que no era inmune a sus juegos.

- Si esa te gusto, tienes que ver la del cuarto principal --le dije--

- No me digas --regresó corriendo con una sonrisa y sus sensos rebotando de arriba a abajo-- mostrá mostrá

Con un ademan la invité a subir las escaleras. No pude evitar quedarme atrás, levantar la mirada y encontrarme con ese par de deliciosas y suculentas nalgas.

Su esposo que venía detrás de mí se me acercó al oído con su voz gruesa. Una vez más ese escalofrío por todo mi cuerpo.

- Es imposible no hacerlo, si quieres mirar no tienes que disimular, yo no soy celoso

- Que vergüenza, es que es imposible no admirar tanta belleza

- ¡Mi mujer lo que esta es muy buena, pa que!

Ella siguió su rumbo hacia arriba sin esperarnos y cuando alcanzó el último escalón metió un grito de felicidad.

- ¡Ay no, esto está divinoooooo!

Volteé a reírme y él me lanzó una mirada que ya he visto en otros hombres, esa mirada de «¿será que sí?». Me di la vuelta tratando de ocultar mi sonrisa, ahora quería ver hasta donde querían llevar este juego.

- Por favor adelante --me dijo--

Se quedó sin subir las escalas mirándome el trasero con descaro. Ella en su efusividad me brincó encima dándome un abrazo, colocándome sus senos casi en la cara.

- Rafa, esta casa tiene que ser mía, yo no sé qué les va a decir a los otros, pero de acá no me voy

- Le ofrecemos un poquito más al dueño y listo ¿no?

- ¿Ger, porfis porfis sí?

- ¿Puedo terminar de subir y ver la habitación?

- ¿Qué más tienes que ver? --respondió ella emocionada-- es perfecta

- Todavía falta mucho por ver --me desnudo una vez más con la mirada--

- Rafa --se me pegó al oído y mi mano quedo en su sexo-- usa todos tus trucos para cerrar porque estas a un pelo de vender este lugar

Volteé a mirarla y quedé con la boca muy cerquita de la suya.

- ¿Todos los trucos?

- Si todos --respondió mordiéndose los labios--

Ella ya esperaba que yo cayera redondito en su trampa, pero la solté de la cintura y tomé rumbo hacia el baño.

- Entonces pasen por aca

Con el teléfono presioné el botón que cambiaba el tinte de los vidrios dejándolos transparentes, mostrando la excelente vista panorámica

- Y esto lo vas a amar --la tomé de la mano para ayudarla a entrar a la bañera--

Ella se recostó y estiró sus piernas completamente, presione otro botón y el techo se abrió para que pudiera ver hacia el cielo y las estrellas.

- ¡Ay no, lo amoooo!

- ¿No te hace falta algo? --preguntó su esposo--

- ¿Compañía? --respondió levantando las cejas--

Ella me miró con total hambre y descaro la entrepierna mordiéndose el labio inferior con una risita picara que hacía temblar sus senos.

- No --respondió él serio-- yo sabía que algo malo tenía que tener

- ¿Lo dices porque no hay closet? --respondí irónicamente-- ¿cierto?

- Claro es que ahí donde la vez le encanta andar como vino al mundo, pero ya no tiene donde meter más ropa o tacones

- Si me permites --le pedí que se hiciera a un costado-- y desde el teléfono presioné otro botón

Una plataforma comenzó a subir desde el piso cual nave espacial con luces led cálidas, justo detrás de la pared que separaba el baño de la habitación hasta rodearnos por completo.

- ¿Es suficiente?

El hombre resopló, sonrió y le lanzo una mirada a ella.

- Pobres mis tarjetas de crédito, le acabas de duplicar el espacio

Todos soltamos la carcajada. Ella se apoyó con sus brazos a los lados de la bañera y lo miró con alegría.

- ¿Amor, eso es un sí?

- Lo estoy pensando --riendo pícaramente-- aún no estoy seguro de la cama

Ingenuo e impulsivo con ganas de cerrar esa venta, no noté que lo que de verdad quería decir.

- ¿Cómo qué no? --presioné de nuevo el botón el closet, desapareció-- me pare justo al frente ¿Qué tiene de malo? --agitando los brazos--

- Ya creo saber que pasa --dijo ella-- tienes razón

Ni por el carajo se me iba a caer por una estupidez como una cama, hasta la sacaba de mi comisión y seguía ganándome una millonada.

- Si quieren una cama nueva la conseguimos, ese no es problema

- No sé --dijo ella apoyando su mano en su codo y colocando la otra en su boca con el índice sobre la nariz-- hagamos una prueba

Me tomó de la mano, la pasó por su cintura, me acarició el rostro y me invitó a meterme a la cama con ella, pero con pies de plomo no me deje mover.

- No soy tan fácil --reí con descaro dándole un beso en la mejilla-- bebe

- ¿Qué necesitaría para probar si esta cama sirve o no? --preguntó con voz picara--

- Primero los negocios, luego el placer

- Esta bien, hagámoslo --respondió el hombre-- pero quiero "ver" si hay voluntad para cerrar este trato

La apreté de la cintura hacia la mí, ella sonrió, mirándola a los ojos me le acerqué pasándole la lengua por el contorno de su boca y bajando mis manos hasta sus nalgas. Ella se lanzó a darme un beso y yo al esquivé como una hábil serpiente. Acto seguido tomé sus labios entre los míos y estiré su labio inferior con un mordisco.

- Me gusta ser el que está al mando

- Yo me dejó mandar todo lo que quieras --respondió suspirando y volteando a ver a su esposo--. Ay dios Ger, firma de una vez lo que sea, necesito estrenar esta casa ya mismo

Su esposo muerto de risa bajó las escalas. Cuando traté de despegarme, me sostuvo los brazos con los suyos.

- No vas a ningún lado

- ¿Ah, no?

Subi mis manos por detrás de su espalda, hasta su cabeza y la empujé hacia mí. Una deliciosa danza de labios, lenguas y saliva la hizo bajar la guardia y mi mano fue a buscar su entrepierna húmeda la cual recibió con facilidad mi dedo del medio.

Sentí los pasos de él por las escalas y la tomé con más fuerza esperando que él nos viera a ver como reaccionaba. Al dar la vuelta y darme cuenta que por el contrario lo llenaba de morbo, saqué mi dedo del medio y lo chupé de forma sugestiva mientras miraba su entrepierna.

- ¿Dónde firmo? --dijo--

La tumbé a ella en la cama, cayó de espaldas y le abrí las piernas me hice de rodillas mirando su sexo. Del bolsillo interior de mi saco saqué el documento de compraventa, una pluma y el huellero.

Él colocó el maletín sobre la cama para poder apoyar y con una espectacular vista de su mujer acariciándose sensualmente lo invité a firmar. Guardo una copia en su saco.

- Necesito un adelanto del 10% puede ser una transferencia bancaria

- Eso no va hacer falta

Movió los cerrojos del maletín, lo abrió y me quedé con la boca abierta. Nunca había visto esa cantidad junta de dinero en mi vida. No les voy a negar, eso me produjo una erección inmediata.

- Acaso estás loco ¿vas a pagar en efectivo?

- Y una bonificación en especie --mirando a su esposa--

- ¿Cómo demonios me llevo eso de acá?

- No sé --respondió altanero-- pero si eso es un problema... --cerrando el maletín--

- No, ninguno --le detuve la mano-- yo me encargo

La comisión en efectivo iba a ser casi el doble y así me tocara pagar el transporte en un carro de valores no iba a dejar pasar la oportunidad no de la venta, ni de celebrar con esa mamacita.

- ¿Queres contarlo?

Tomé algunos fajos y los dejé correr asegurándome de que no se trataran de una estafa con billetes encima y papeles de revista debajo. Reía de emoción mientras olía su aroma cual rosa primaveral.

- Segun este papel todo este billete ya es mío ¿o me equivoco?

- Es correcto, podes hacer con el apartamento todo lo que se te dé la gana

Me solté a reír a carcajadas no lo podía ni creer. Tomé el maletín abierto y se lo entregué en las manos.

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