Doble Placer

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Escuché como abría otro preservativo y me pareció un poco extraño que el también fuera a usar uno, pero este momento no tenía nada de normal. Igual me volaba la mente, saber que mi esposo era quién me animaba a disfrutar ese momento completamente sin restricciones, podía ser tan degenerada como quisiera. Un sentimiento liberador y excitante.

Se lo chupaba con todo gusto como toda una buena guarra, llenando de saliva, escupiendo y empujándolo de las nalgas para que me entrara hasta hacer que las lágrimas se salieran de mis ojos. Chupaba como si no fuera a tener una miembro nunca más en mi boca. Levanté mi mano buscando a mi esposo que hace rato no sentía, me tomó de la mano y la colocó en su miembro.

Se había desnudado del todo y tenía una erección que apreté con fuerza. Que deliciosa esa sensación de poder tener en cada mano una deliciosa verga dura y palpitante, de poder elegir cual chupar, pasar de una a otra y escuchar como los haces resoplar de placer. Hambrienta imaginaba como si me estuviera viendo e imaginaba que nos estaban viendo en el club swinger.

Pensaba e imaginaba cientos de locuras y había una que no podia dejar de intentar, puede que mi esposo no lo haya disfrutado tanto, pero colocar ese par de miembros juntos con mis manos, masturbarlos juntos y chuparles el glande a la vez hizo que tuviera mi segundo orgasmo. Mi sexo palpitaba y estaba tan caliente que me acomodé perpendicular a ellos, quedando en cuatro, meneando las nalgas, esperando cuál de los dos tomaba la delantera.

Sentí unas manos en mi cadera, un par de nalgadas que me hicieron morder los labios y soltar una risa que me hacía sentir toda una sucia. Metió su miembro directo hasta el fondo aprovechando que estaba hecha un mar y después de un par de veces de meterlo y sacarlo, pude deducir que se trataba del otro hombre por la presión que ejercía su miembro curvado hacia un lado.

Estuve gimiendo por un buen rato, mis senos brincaban bailaban y mis pezones dibujaban círculos amplios en el aire. De repente sentí mi boca llena apagando mis gritos y se lo chupé con gusto a mi esposo. Oh dios, tanto placer.

El sabor del preservativo iba desapareciendo dejando el sabor al latex en mi boca, traté de quitárselo un par de veces, pero no me lo permitió. Hasta que me empujó las manos dejándome apoyada con las palmas en el suelo, me recogió el cabello en una coleta con sus manos y me follaba la boca. Parecía que se ponían de acuerdo para que cuando entrara uno saliera el otro y hasta noté como se reían y chocaban sus manos encima de mí.

Las piernas me temblaban, las gotas de mis fluidos bajaban por los muslos. Cambiaron de lugar, me empalaron y luego de unos minutos de comerme durísimo, me tomaron del cuerpo levantándome unos centímetros del suelo, sentía como si en algún lugar en medio de mi cuerpo ambos miembros se fueran a chocar hasta que me hicieron venir de nuevo.

Ni siquiera me daban tregua, volví a sentir el suelo debajo de mis rodillas y pude volver a apoyar mis manos. Ya sentía la mandíbula entumida cuando mi esposo empezó a jugar con mi agujero pasando su dedo en círculos al rededor, estaba segura que él podía ver como mi culito se expandía y contraía como si quisiera hipnotizarlo para que se rindiera de una vez a las delicias del lado oscuro.

Yo misma empujaba mis nalgas hacia atrás buscando meter su dedo que se deslizo suavemente al interior, pensaba que no iba ser posible venirme tan rápido otra vez, pero todo parecía indicar lo contrario. Me tomo por sorpresa y sin querer, cuando todo mi cuerpo empezó a temblar, apreté tan duro la boca que creo que los dientes contra y bbbbboooooommmm un orgasmo explosivo me dejó tirada en el piso chapaleando totalmente sin fuerzas, pero con una sonrisa que no era capaz de quitarme.

Uno de ellos me llevo cargada en sus brazos a un lugar acolchado, supongo que se trataba de un mueble. Escuche la vos de mi esposo a lo lejos que gritaba...

- ¡Ese culito lo que quiere es huevo!

...terminando casi en mi oído. Entre los dos me hicieron dar la vuelta dejándome boca arriba y separándome las piernas desde las rodillas. Se hizo de rodillas y se clavó a chupármela, cada que pasaba la lengua me hacía brincar porque aún la tenía demasiado encalambrada. Puede que no lo pudiera ver, pero sabía que estaba muerto de risa, lo conozco y sé que le encanta hacerme esa maldad.

Colocó una mano sobre mi boca para que me quedara quieta y luego sentí como se levantó, colocó su mano mirando con la palma hacia mi sexo y me metió los dedos del medio encorvados buscando mi punto g. Los agito con fuerza hasta que mi sexo estuvo de nuevo empapado desde adentro, metió también su meñique para humedecerlo y luego lo deslizó hacía abajo hasta meterlo tímidamente por el culito, los ojos se me fueron hacía atrás dejándolos en blanco y en mi pechó sentía un taco que no me dejaba respirar.

- Si, definitivamente ya es hora

Sacó su mano y con ella recobre el aliento. Me levantó para colocarme a horcajadas sobre el otro hombre y me dejó caer a horcajadas sobre su miembro. Me llenaba de besos y restregaba su barba contra mi rostro, me excitaba la sensación picosa e irritante. Levantaba su pelvis penetrándome con decisión, se metía mis senos en su boca y los mordía como si quiera cobrarse lo que le había hecho hace unos minutos.

Mi esposo llegó por la espalda, tirando mi cabeza hacía atrás y llenándome de besos. Me abrí las nalgas para él esperando que me lo metiera de una vez, pero como nada ocupaba ese espacio decidí meterme un dedo para ver si con eso lo convencía. No fue hasta que lo mentí al fondo hasta que sentí como me tiraba las manos hacía la espalda las sostenía con unas manos y me lo metía de un solo empujón hasta el fondo.

- ¡AY QUE RICOOOOO, QUE RICOOOOOO!

- Shhhhh --me dijo entre risas--

- ¡SI SI ASII ASIIII!

- ¡SHHHH! --repitió de manera contundente--

Era prácticamente imposible mantener mi promesa de no hablar y delegar todo ese placer solo a los gemidos, pero no quería que todo terminara antes justo en el momento que más había esperado. Me tomó del cabello, tirando mi cara hacía atrás, sentía su respiración agitada y me entregaba su lengua para que la mamara como si de un tercer miembro se tratara.

Gritaba y gemía como loca, sus miembros a veces entraban al unisono, a veces de forma discontinua, a veces los sentía tan grandes que hasta dolía cuando los dos entraban al tiempo, pero segundos después se sentía demasiado delicioso que lo compensaba. Creo que no fue suficiente el tiempo para descubrir de cuál de todas las formas que me comieron me había gustado más, pero sea cual fuera, esa sensación de tener dos miembros adentro dispuestos para vos, era especial.

El otro hombre estaba muy excitado y sus gemidos roncos eran una delicia que contrastaba contra la respiración fuerte de mi esposo. Me chupaba durísimo los senos, tomó uno de mis pezones con sus dientes y lo empezó a estirar. La respiración me empezó a faltar, un calor extrañó iba desde mis extremidades camino al centro, hasta llenar todo mi cuerpo y concentrarse en mi vientre. Sabía que era mi último orgasmo, traté de aguantar tanto como pude, pero al sentir como el hombre miembro del hombre barbado bombeaba el semen llenando el condón y gritaba entre mi pecho no pude contenerlo más.

Mi cuerpo extrañaba la falta de fluidos y hacía mi sexo palpitar como socavando en lo más profundo de mi ser por más. Ambos agujeros se apretaban y relajaban espasmódicamente hasta que sentí una segunda explosión en mi trasero y como por arte de magia una vez más me vine de la forma más deliciosa y espectacular que nunca me he venido en la vida.

- AY DIOOOOOOOOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

Caía tumbada sobre el hombre sin poderme mover, la cara me dolía de tanto reírme, no me alcanzaba la felicidad para describir lo que sentía. Mi esposo sonreía a mi espalda tratando de recuperar la respiración y con besos bajo por mi espalda probando con sus labios el sabor salado de las perlas de sudor.

Me levantaron entre ambos, me acostaron a un lado y sentí como chocaron las manos, les había encantado, lo sé. Volví a reír y hasta las mejillas me dolían de tanto hacerlo.

---

Escuché como levantaban la ropa del suelo, el sonido metálico de la hebilla de su cinturón contra el suelo y supuse que el hombre se estaba vistiendo. Luego a la distancia sin que pudiera entender lo que hablaban se abrió la puerta y una corriente de aire frio me alcanzo provocando escalofríos. Segundos después el motor de una puerta de un garaje seguido del motor de un carro diferente al nuestro que salió para alejarse con premura.

- ¿Amor?

- Aca estoy

Lo escuché más cerca de lo que lo esperaba, con voz completamente descansada, esperaba que al igual que yo todavía estuviera recuperando el aliento.

- Ven acá

- ¿Te gusto?

- Claro que sí, me encanto que me follaras con otro hombre

- ¿Follara?

- Si, que rico me diste por el culo

- Te deberías quitar esa mascara --dijo con tono misterioso--

Me sente con dificultad, bajando los pies al suelo. Tanteando con las manos removí con cuidado la correa en mi cuello, tras quitarme la capucha, apreté varias veces los ojos para tratar de acostumbrarme a la luz y poder volver a enfocar.

Me sorprendió verlo ahí sentado con un vaso de whiskey en la mano, vestido con su impecable traje y ni una sola gota de sudor.

- ¿Te gustó? --me preguntó dando un trago--

- Acaso vos...

- No, yo no. Te lo dije, era mi regalo

- ¿Y qué regalo es ese?

- Escuchar y ver como se hace tu sueño realidad

Me terminó de explotar la cabeza. Repace momentos, esas pequeñas señales diferentes que si hubiera prestado atención me habrían dejado saber que ninguno de ellos dos era mi esposo, pero la excitación jugo en mi contra.

- Juraba que eras tú

- Lo sé, me gusta saberlo

- Pero vos me...

- Si, eso sí lo hice yo, mientras ellos te sostenían

Me agarre la cabeza y me reía mirando al suelo, no lo podía creer. Lo peor es que ahora que sabía que él estaba ahi mi sexo empezó a palpitar de nuevo pensando que mientras ellos me comían también pude haber disfrutado de darle una buena mamada y recibir su leche en mi boca.

- ¿Te gusto tu regalo? --le pregunte--

- Mucho, me encanta verte al límite

- ¿Por qué tu no...

- Te lo dije --interrumpió-- nada de preguntas sobre esto, ni ahora, ni luego, ni nunca

- Pero...

Movía su cabeza negando hacía los lados, se palmeó la pierna y corrí a sentarme sobre el rodeando su cuello con mis brazos, dándole un delicioso beso y acariciando su miembro que tenía una erección deliciosa.

- Quisiera darte otro regalo --dije arqueando una ceja--

Metí mi mano entre su saco y tomé su teléfono, me acomodé de espaldas a él para que pudiera leer lo que escribía en el grupo de Signal.

- Hola amigos y amigas ¿quién disponible para video llamada?

Lo volteé a mirar y arrugo sus cejas algo extrañado. Sin esperar a que nadie contestara lo tomé de la mano y así desnuda lo llevé hasta afuera, frente a nuestro carro empujándolo para que se sentara sobre el motor con una espectacular vista de la ciudad detrás de mí.

Sonó el timbre de llamada, contesté y solo al otro lado me saludó Ingrid acostada en su cama en ropa interior. Una deliciosa universitaria que está a punto de terminar su carrera de derecho. Mas de una vez le ha tirado unas miradas matadoras a mi esposo y que le encanta restregarle el trasero en las discotecas cuando bailan juntos.

- Lei ese mensaje y no lo podía creer ¿al fin se decidieron?

- Algo así. Nadie más ha respondido

- No, al parecer el resto anda muy ocupado

- Es la primera vez que hago esto así que entre menos mejor --le respondí-- ¿y tu novio?

- Trabajando

- Bueno preciosa, entonces --cambié la cámara y le mostré la ciudad a lo lejos-- que disfrutes la vista

Le entregué el teléfono a mi esposo para que filmara y modelé para ella mi cuerpo desnudo, luego le señale para que filmara hacia su miembro me hice de rodillas y lo saqué despacito de su pantalón agitándolo primero con mi mano y riendo a la cámara.

- Me encanta esa vista --dijo ella--

Me lo metí a la boca y se lo empecé a mamar mientras lo miraba a los ojos. Chupaba su miembro y luego le pasaba la lengua primero a un lado y luego al otro.

- ¿Se te antoja? --le pregunté--

- Mucho --dijo mientras le mostraba a mi esposo como sacaba sud dedos húmedos de sus sexo--

Me concentré en darle una buena mamada, embadurnarlo bastante de saliva y chuparle las bolas mientras que dirigía su miembro a la cámara y acariciaba su glande brillante como si se lo estuviera ofreciendo.

- ¿Están muy lejos? --dijo con la respiración entrecortada--

- Un poco ¿por qué?

- Para caerles

Me detuve para mirar a la cámara hablando con ella como si su miembro fuera un micrófono. Disimuladamente miraba la cara de sorpresa de mi esposo detrás del teléfono.

- ¿Te le vas a volar al novio?

- No se tiene que enterar de todo --respondió con una sonrisa-- ¿o si?

- ¿Nos vemos en la esquina de la iglesia en una hora?

- Claro que sí, que rico, volarme con ustedes

Me volví a meter su miembro a la boca y no paré de mamar hasta que lo hice venir. Le abrí la boca hacía la cámara y luego me lo tragué chupándome los dedos.

- Ufff que rico, yo quiero

- Fresca mamacita que todavía nos quedan más para compartir, ya sabes en una hora

- Cuidado me dejan plantada pues

- Nunca, nos vemos pronto

Colgamos la llamada y me quedé otro ratico chupándoselo a mi esposo para que disfrutara la vista, hasta que el frio me atacó y regresamos adentro a vestirnos. No nos decíamos nada, no quería explicarle nada y al parecer el tampoco necesitaba de ella. Eso si su cara de emoción era total.

No era precisamente lo que tenía planeado, solo quería que me vieran mamárselo. Sin embargo, las cosas se dieron así y después de toda la cantidad de sexo que acababa de tener iba a estar tan irritada y sensible que iba a necesitar una mujer sexy y bien caliente que me ayudara a atenderlo bien.

Cuando la recogimos estaba recién bañada y super sexy con una faldita que lucía sus largas piernas y su gran trasero. La llevamos directo a un motel y pasamos una noche muy loca que recordaremos por siempre... pero esa es otra historia. Lo único que les puedo contar es que no estuvo tan mal como me imaginaba eso de estar con otra mujer.

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Relato: Natasha

Editado: Agatha

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