El Feriante. Parte 05.

"No... nada de eso."

Intenté localizar las palabras correctas.

"Es que... verás... yo... nunca... he estado con nadie."

"¡Oh-h-h, Eddie! No hay nada que temer. Te lo prometo."

Su tono de voz era muy tranquilizador. Eché mis sábanas hacia atrás y lentamente me puse de pie entre nuestras camas.

La habitación de repente se sintió helada y crucé los brazos para poner mis manos sobre mis hombros temblorosos. Mi polla estaba dura como una roca y se estiraba frente a mí.

Levantó sus sábanas para mostrarme su ancho cuerpo, su polla descansando sobre su muslo y al menos tan dura como la mía. Retrocediendo, me dejó espacio.

Se veía tan hermoso y yo estaba tan abrumado por el miedo de poderle causar una decepción. Tragué saliva y finalmente di un paso hacia delante, aceptando su invitación.

Me deslicé a su lado y apoyé la cabeza en la parte superior de su brazo derecho extendido. El dorso de mi mano izquierda se deslizó bajo la cabeza de goma de su furiosa erección. Una pizca de su líquido preseminal se filtró en él.

Puso su brazo izquierdo sobre mí y me atrajo hacia él con más fuerza. Su peluda masa corporal me calentó y me calmó de inmediato. Mis escalofríos cesaron. Tiernamente, tocó mi mejilla con sus labios.

"Eso ha estado bien... muy bien," dije en un medio susurro, "pero... no sé lo que se supone que debo hacer, Roy."

Suspiró y besó mi mejilla otra vez.

"No tienes que 'hacer' nada. Simplemente nos abrazaremos... y haremos todo lo que venga de forma natural."

Rodé sobre mi costado y deslicé mi brazo sobre el costado de su vientre, saboreando su calidez y firmeza. Mi polla descansó sobre la suya y la sensación fue electrizante. Instintivamente empujé la mía sobre la suya.

"Sí... así," me dijo satisfecho.

Presionó sus labios sobre mi frente en otro beso. Su barba estaba áspera, pero sus labios se sentían suaves y cálidos. Una sensación de seguridad me envolvió y apreté mi cuerpo contra el suyo casi como si tratara de fusionarnos en un solo ser.

"... y también eso," suspiró con satisfacción.

Rozó la punta de mi nariz con otro beso. Me enterré en él con más fervor y presioné un lado de mi cara contra su mandíbula pinchante. Me podría haber muerto en ese momento y tendría la seguridad de haber experimentado todo lo que jamás quise de la vida.

"¿Estás a gusto con esto?"

"Oh, Dios, Roy... ¡es perfecto!"

Me aferré a su inmensidad con todas mis fuerzas. Lágrimas de alegría empezaron a formarse en mis ojos.

Me las arreglé para girar mi mano izquierda debajo de su voluminoso mango para que descansara en mi palma, la cabeza presionando contra mi cadera. Suavemente, envolví mis dedos alrededor de él y descubrí que mi pulgar no podía encontrar mi dedo medio sin apretarle la polla. Incapaz de resistir la tentación, lo hice.

"Oh... h...h... h... me gusta esto", susurró.

Se encorvó suavemente sobre mi agarre.

"Es tan grande...", informé.

Besó mi mejilla otra vez y entonces suspiró.

"Hace tanto tiempo... años... pensé que nunca volvería a repetir esta sensación de nuevo."

Nos quedamos callados en ese punto y simplemente dejando que cada uno tocara al otro sin necesidad de decir nada.

No tengo ni idea de cuánto tiempo nos llevamos así, pero al final empezó a roncar. Nunca había sonado tan suave y satisfecho.

Estoy seguro de que solamente fueron unos minutos, pero parecieron horas las que pasé tendido en sus brazos esperando a unirme a él en el sueño. La emoción de esa sensación de seguridad completamente nueva que sentí en su abrazo fue abrumadora.

Me quedé perfectamente inmóvil y amasé muy suavemente el miembro hinchado que descansaba en mi palma, cautivado por su calor y peso. Nunca supe cuando el sueño finalmente me venció.

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Texto original: https://www.literotica.com/s/the-carny-pt-05