El Feriante. Parte 08.

BETA PÚBLICA

Nota: Puede cambiar el tamaño de la fuente, el tipo de fuente y activar el modo oscuro haciendo clic en la pestaña del ícono "A" en el Cuadro de información de la historia.

Puede volver temporalmente a una experiencia Classic Literotica® durante nuestras pruebas Beta públicas en curso. Considere dejar comentarios sobre los problemas que experimenta o sugerir mejoras.

Haga clic aquí

"¿Quién era él?"

"Yo tenía catorce... quizás quince. Un chaval, de mi misma edad aproximadamente, se acercó mientras yo y mis amigos nos bañábamos desnudos

"¿Y?"

"Y comenzaron a burlarse de él... llamando puta a su madre. Todos sabíamos que ella se entregaba a los hombres por dinero... los tiempos eran tan difíciles por aquel entonces... tenía un niño que criar y el dinero era tan difícil de conseguir", suspiró.

"¿Qué pasó?"

"Me enojé y tiré al suelo al que peor se comportaba de mis amigos... hice que se disculpara... se me puso muy dura al hacerlo. Estaba sobre su pecho... me sentí bien... nunca había sentido la piel de otra persona con anterioridad. Todo el mundo se empezó a reír ... todos menos yo y ese chaval, quiero decir. Cuando lo solté, todos se pusieron la ropa y salieron corriendo".

Parecía estar regresando a ese lugar mientras seguía follándome con los dedos.

"Era un chico mono... piel blanca como la leche... aspecto frágil... como la mayoría de los niños por aquel entonces, supongo... excepto yo. Agarré mi polla y se la sacudí delante... '¡Adelante! ¡Ríete!', le grité."

"¿Se rió?"

"No... él solo la miró... y luego a mí... este grande, grande y peludo idiota con un pedazo de polla dura como una piedra apuntando directamente a él... y luego me dio las gracias por salir en su defensa".

"¿Y qué hizo entonces?"

"Me pidió que si la podía tocar."

"¿Le dejaste?"

"Sí... lo hice. Se arrodilló frente a mí y me la rodeó con las manos... sus dedos se veían tan pequeños y delicados al apretarla... Empecé a gotear. Comenzó a pasar su otra mano sobre mi estómago... 'Eres tan peludo', dijo. 'He visto muchos hombres desnudos... ninguno tan grande y peludo como tú', continuó.

"¿Y qué hiciste?"

"Le dejé que satisficiera su curiosidad... nunca había sentido nada tan bueno... ni tampoco visto a un chico tan bonito. Lo siguiente que supe fue que estaba haciendo conmigo todas las cosas que había visto hacer a su madre con sus amigos. Yo no sabía nada sobre sexo... pero él sí con toda seguridad. Fue la primera vez que me sentí amado... deseado... antes de que llegaras tú. Seguimos así durante más de un año antes de que él y su madre desaparecieran sin dejar rastro. Era un chico dulce... lleno de amor. Siempre me pregunté qué habría sido de él".

"Apuesto a que encontró a alguien... alguien grande, fuerte, lleno de bondad... alguien que le hiciera pensar en ti... todos los días", dije mientras apoyaba la cabeza en su pecho y clavaba los dedos en sus poderosos hombros.

"Eso espero", suspiró.

"¿Te hago pensar en él?"

"No", dijo, iluminando la habitación con su sonrisa, "eres fuerte y seguro de ti mismo... un hombre... no un niño frágil e indefenso".

Sacó su dedo de mi trasero y comenzó a acariciar mis nalgas.

"Un hombre... pero con un corazón tan tierno y un amor tan sincero como el suyo... todo lo que he querido o necesitado", suspiró.

Me besó de una manera que me dejó saber en términos inequívocos que cada palabra dicha era cierta. Me aferré a él tan fuerte como pude y dejé que me llenara de una alegría que me dejó sin necesidad de nada más.

Pronto sentí la cabeza de su erección empujando mis bolas. Estiré una mano hacia atrás y jugué con mis dedos sobre ella. Suspiró y me apretó contra él.

"¡Eres MI hombre!", declaró, su voz profunda llena de satisfacción.

Lo era. Al completo. No había nada más que quisiera ser a partir de ese momento.

"Hazme el amor", le insté.

Agarró una nalga en cada mano y apretó con fuerza, hundiendo dolorosamente sus dedos en ellas.

"Sabes que lo voy a hacer", prometió con un gruñido ronco.

Fue el comienzo de un día de sexo que recordaré el resto de mi vida. El amor que hicimos fue intenso e ilimitado, el más especial que jamás haya existido.

Nos llenamos el uno al otro con nuestra leche hasta que nos dolieron las pelotas por la tensión de corrernos. Cuando no estábamos follando y chupando, llamémoslo así, jugábamos a toquetearnos.

Apretó los mechones de pelo que se extendían en mi pecho y vientre entre sus dedos como salchichas, y arrulló como si yo estuviera tan generosamente dotado de esa pelambrera como él.

La infancia que moraba en mí aquella noche en que arrojé por primera vez mi bolsa de lona en su camioneta, se convirtió en poco más que un recuerdo lejano en sus manos fuertes y amorosas.

Mordisqueé y chupé sus pezones grandes y ásperos con pasión desenfrenada. Nos besamos, nos manoseamos y nos chupamos las pelotas, tocándonos nuestros gastados agujeros con desenfreno.

A veces simplemente nos acurrucamos en los brazos del otro. Cada momento que pasaba era más exaltadamente erótico que el anterior.

Por fin estaba completamente cómodo con mi propia masculinidad, mi propia hombría. Nunca más me sentí eclipsado y nunca más dudé de la imagen que tenía de mí en su mente.

Éramos dos hombres... dos hombres profunda y perdidamente enamorados.

*****

Texto original: https://www.literotica.com/s/the-carny-pt-08

12
Por favor califica esto historia
El autor agradecería tus comentarios.
  • COMENTARIOS
Anonymous
Our Comments Policy is available in the Lit FAQ
Postear como:
Comparte esta Historia

historia ETIQUETAS

LEER MÁS DE ESTA SERIE

El Feriante. Parte Información de la Serie

SIMILARES Historias

La venganza de Tsunade Tsunade da una lección muy cruel a Jiraiya.
Abusé de un moribundo Me aproveché de un chico que iba a morirse.
Mi Doctor y Yo Mi revisión médica fue un poco diferente.
El Cura y Yo Mi mujer me deja cuando se entera de lo que hice con el cura.