Inter...cambio

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Una de las dos se va de intercambio y eso lo cambio todo
5.7k palabras
4.75
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Parte 21 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Conozco a Helena desde que empecé a cursar la primaria, hemos sido amigas desde el primer día de estudio y desde ese momento nunca más hemos estado lejos la una de la otra.

Inclusive cuando estábamos por terminar la secundaría decidimos estudiar la misma carrera en la misma universidad para seguir juntas y porque no solo somos buenas amigas, también hacemos buen equipo para estudiar o trabajar.

Nos entendemos a la perfección y nos conocemos tanto que muchas veces no nos tenemos ni que hablar para saber lo que la otra piensa, me da risa porque nuestros novios muchas veces nos dicen que parecemos telepatas.

Eramos tan ridículamente unidas que en todas partes nos conocían como las siamesas, no había forma de separarnos, ni con cirugía.

Nos sabemos la vida de pe a pa de la otra, los desamores y secretos más íntimos, TODOS completamente todos hasta los que hacemos y como lo hacemos con nuestros novios.

Si algo es sagrado para nosotras, es una llamada de auxilio, dejamos todo tirado sin importar nada por correr a apoyarnos.

---

En los últimos semestres de la carrera se nos abrió la oportunidad de presentarnos a una pasantía de intercambio en Canadá y nos empeliculamos con el hecho de tener que aprender francés, la lengua más romántica y erotica del planeta para podernos presentar.

Hicimos todos los papeles, vueltas de visado y no podíamos de la emoción. Hasta que nos dieron la noticia de que solo habían aceptado a Helena porque el presupuesto del programa lo habían tenido que recortar y ella me había ganado por solo unos puntos en el examen de ingreso.

El mundo se nos fue abajo, por primera vez en la vida después de 16 años de amistad íbamos a estar separadas y lo peor a kilómetros de distancia. Helena inclusive iba a rechazar la propuesta y me toco convencerla de que una oportunidad como esa no se da dos veces, igual con la ayuda de Internet íbamos a poder hablar todos los días.

Nos despedimos casi un mes, hicimos planes para que vernos todos los días, excepto la noche antes de su viaje que la tenía reservada para despedirse de su novio. Mi tusa por la separación era como si me arrancaran el alma. Aunque mi novio hizo planes para no sentirme aburrida le dije que mejor nos quedábamos en su casa bebiendo y "viendo" alguna película.

Ya estábamos bastante tomados y obviamente teniendo sexo, él estaba acostado en la cama y yo encima sin camisa cabalgando sobre su miembro sin quitarme la falda. La pantalla de mi teléfono se iluminó y empecé a escuchar el timbre que tengo diferente para ella. Me estiré para alcanzar el teléfono y mi novio me preguntó.

- ¿Vas a contestar en este momento?

- Lo siento es Hele

Para que no apagar del todo el momento, le contesté y seguí moviendo mi cuerpo sobre él y le pedí que hiciera silencio.

- ¡Manu! --me grita llorando--

- ¿Que pasó Hele? ¿qué pasó?

- El estúpido de Raúl me terminó por teléfono, me dejó tirada con todo lo que había preparado para él y ni siquiera quiso venir a despedirse

Lloraba la pobre como una Magdalena y no tenía que decir más para saber que me necesitaba.

- Ya voy para allá amiga

- ¿Vas para ¡QUE!? --dijo mi novio molesto--

Le callé la boca, le hice muecas de enojo por interrumpir y apreté mis piernas girando para un lado para que no pudiera seguir moviéndose.

- Manu, no te quería molestar, yo sé que estas...

- Ya voy para allá, bye --le lancé un beso y colgué--

Me separé de mi novio levantándome de la cama y me comencé a vestir de prisa mientras pedía un Uber.

- Manuela ¿en serio? ¿me vas a dejar así?

- Amor lo siento, es una emergencia

- Siempre es igual con Helena

Lo miré con fuego en los ojos, él torció la cara al darse cuenta que la había cagado al tratar de ponerse por encima de ella. Levantó las manos en señal de disculpa.

- ¿Al menos podemos terminar lo que empezamos? --me miró señalando su miembro--

- Que te sirvan esas manos para algo

Le grité mientras salía de la habitación azotando la puerta. Me quedé afuera de su casa esperando a que llegara el Uber que afortunadamente no estaba tan lejos.

---

Ella abrió la puerta, estaba bañada en lágrimas completamente destrozada. Yo me lancé a darle un abrazo para que apoyara su cabeza en mi hombro y consentirla con mis dedos entre su cabello.

- Ya mi bebe, ya estoy acá

Cerré la puerta con el pie y la llevé abrazada hasta el sofá. La pobre estaba completamente destruida, ahora no solo tenía que lidiar con nuestra separación sino con el rompimiento de un hombre desalmado.

Me contó todo como había sucedido, me daban ganas de ir hasta donde estaba y darle una buena golpiza por imbécil.

- ¿Cómo se atreve ese idiota? mi pobre niña

- Compre vino, una tabla de quesos, velas y hasta esto --se abrió el vestido para mostrarme la sexy ropa interior--

- Que rabia, maldito infeliz.... pero ya estoy acá y no quiero que estés triste porque mañana comienza una nueva aventura

- Si, una en la que tu no estas --más lloraba--

- Ya hablamos de eso Hele, solo va ser un año

- Un año es como toda una vida

Ella vivía en una pequeño aparta-estudio sin divisiones por lo que sala, cocina y cama se encontraban en el mismo lugar. Traté de cambiarle el tema para sacarla de ese estado.

- ¿Ya terminaste de empacar? --le pregunté al ver que aún tenía maletas abiertas--

- No lo deje para mañana temprano para poder despedirme de Raúl

- No vuelvas a mencionar a ese infeliz, nunca más, no se merece ni eso

Estuvimos terminando de empacar todo lo que aún estaban pendientes. Organizamos maletas, las cajas y cosas que le iba a guardar en mi casa mientras tanto.

- ¿Y ahora que hago con todo esto?

- Pues, para que estamos las amigas

Prendimos las velas, colocamos musiquita a volumen moderado. Una lista compartida en Spotify que llevábamos años construyendo juntas. Empezamos a beber y recordar historias de toda nuestra vida. Al fin logré cambiarle la cara, ahora reía a carcajadas y estaba feliz, justo como me gusta verla.

El vino que ni siquiera nos preocupamos por servir en copas, sino que tomábamos directo de la botella como buenas despechadas ya nos tenía bastante mareadas y nos ayudó a relajar.

Inclusive repasamos la historia con nuestros mejores ex y vaya cara que hizo cuando le recordé a Jorge, su segundo hombre con el que a diferencia del primero si pudo explorar plenamente su sexualidad y a día de hoy aún la hace dar escalofríos, lastimosamente también cayó en la lista negra cuando lo descubrí montándole los cachos.

- Ay Manú, mira cómo me pongo --levantaba su mano con los pelitos erizados--

- Ese si no habría desperdiciado ese regalo

Le dije entre risas levantándole la falda y descubriendo que no solo tenía ropa interior de encaje sino también unos ligueros.

- Pero que zorra

Ella se bajó la falda y se tiró hacía atrás en el mueble riendo a carcajadas.

- Era la despedida, tenía que hacer algo para que no me olvidara

- Y el muy imbécil se lo perdió

- Si, hasta iba a bailar para él y que me tomara fotos

- ¿Fotos? eso no es muy...

- Peligroso, sí, pero así soy de estúpida

Sus ojos se encharcaron, le pasé los dedos bajo los parpados y sequé sus lágrimas.

- No, ese idiota no se merece ni siquiera que llores por él

Vi un sombrero que habíamos comprado en uno de los viajes colgado en el perchero y se me ocurrió algo para subirle el ánimo.

- Espérame acá --con risa misteriosa--

Me levanté a coger el sombrero, saqué una corbata que usamos para disfrazarnos en Halloween de "MIB" y me metí al baño cerrando la puerta.

- ¿Qué haces Manuela? estas loca --golpeaba la puerta-- ábreme

Sin que ella dejara de tratar de abrir golpeando la puerta y girando el pomo, me pinté una barba a toda prisa con el lápiz para las cejas, me coloqué la corbata y el sombrero. Abrí la puerta y ella se partió de risa.

- ¿Que ese esto?

- Hola Helena, tiempo sin vernos --con vos de hombre, estirando mi mano--

- ¿Manu? --torció su cara sin entender de que se trataba--

- No te acuerdas de mi --le hice muecas para que me siguiera el juego--

- Emmm noo

- Tu amiga Manuela me dijo que mañana te vas de viaje y que me querías ver

- Raú... --dijo dudosa--

- No sopendeja --le contesté con mi vos de mujer--, obvio que no

- ¿Jorge?

- Si, el mismísimo Jorge

- Como estas de cambiado --levantó su cara riéndose a carcajadas-- te luce esa barba --dándome una caricia--

- Vos cada vez más hermosa --levanté su mano y la hice dar una vuelta--

- Gracias --brillaba su sonrisa blanca y perfecta--

- ¿Puedo pasar?

- Si, si claro pasa pasa

Nos sentamos en el sofá y simulamos ponernos al corriente, hasta que le saqué el tema de lo que llevaba puesto y se sonrojo un poco.

- Era una sorpresa de despedida para mi novio, pero me dejo plantada

- ¿Cómo puede ser uno tan IMBÉCIL de dejar a una mujer como vos esperando?

- No sé, tal vez tenía algo más importante que hacer

- Más importante que ver como se desnudan para ti con esa ropa interior tan sexy --pasé mis manos debajo de las tiras de su sostén-- no lo creo

- Manu --abrió los ojos un poco apenada-- estas loca

- Que no soy Manu --respondí con mi voz de mujer--, soy Jorge y pienso igual que él, sería un desperdicio que hayas comprado todo esto para nada

Eso no tenía por qué ser un misterio para nosotras. Nos hemos vista desnudas infinidades de veces y de viaje, inclusive si nos cogía el día para llegar al aeropuerto hasta nos duchábamos juntas para no perder el vuelo.

- ¿En serió? ¿quieres que te baile a vos?

- A mí no --refunfuñando-- a Jorge --respondí con voz varonil--

Tomé mi teléfono del mueble, deslicé la list de canciones hasta encontrar la que quería: Skin de Rihanna.

- En serio, lo dices en serio --se rio a carcajadas--

- En serio, no voy a permitir que te arregles tan mamacita y nadie lo disfrute

- Esta bien, pero no te rías

- Te lo prometo

Se levantó del sofa y apagó unas cuantas velas para bajar la intensidad de la luz. Se hizo en el medio y empezó a moverse despacito al ritmo de la música.

- Ay no me da pena --se soltó a reír--

- Boba, dale pues que vas bien

Le pasé la botella le dio un trago enorme y me la devolvió. Se hizo de espaldas para evitar mi mirada y así poder sentirse más tranquila. Estaba divina y se movía super delicioso, sus manos iban por sus piernas, levantaban esquivamente la falda y por segundo dejaba ver su ropa interior y su trasero.

- ¡Wow --gritaba-- hermosa!

- No digas nada que me da vergüenza

- Imposible

- Boba en serio

Tomé un trago de la botella y dejé caer mi mano al lado del sofa sosteniendo la botella en el aire.

Se pasó una mano por encima del hombro y otra subió por su espalda, bajándose el cierre del vestido. Paso sus manos por los hombros hasta descubrirlos y se dio la vuelta y al ver que abrí la boca para hacerle un cumplido se apuró a callarme colocando su dedo índice en la boca.

- No puedes decir nada, solo mirar

Asentí con la cabeza, me senté derecha y bajé un poco el sombrero para ocultar mi rostro, así podía sentirse más confiada e imaginar que de verdad era Jorge el que estaba ahi sentado.

Lentamente dejó caer su vestido hasta la cintura, se veía espectacular con ese brasier de encajé y una leve transparencia que permitía ver sus pezones.

Estaba nerviosa, lo sabía, esa forma en que se remoja los labios con la lengua y luego los aprieta dentro de su boca me la conozco desde el colegio. Le quería gritar de todo para hacerla sentir mejor, pero me tocaba guardar silencio y dejarla concentrar.

Se relajó un poco más y empezó a reírse, ahora se divertía. Me colocó cada pie entre las piernas para que le ayudara a desabrochar las hebillas de los tacones y metida en mi papel acaricié sus muslos antes de quitarlos, era algo que Jorge siempre le hacía y la volvía loca. Inclusive sentí como su respiración se alcanzó a agitar en ese momento y después de darle otro trago a la botella se retiró con rapidez.

Volvió a quedar de espaldas, se terminó de bajar el cierre con sus manos hasta más abajo de las caderas y se quitó la falda, bailo un rato acariciándose, cerrando los ojos dio la vuelta, se tocó los senos, el cuello y paso sus dedos por debajo de los ligueros.

- Ya ya --se empezó a reír nervios y se cruzó de brazos con un poco de pudor--

- Bravo, bravo --aplaudía y la halagaba-- perfecto mamacita, perfecto

- Obvio tenía planeado otras cositas --con tono picaro-- pero...

- Ah no, entonces sigue sigue

- No Manu, de verdad me da pena

- Boba ¿pena de qué? ¿pena de mí?

- Ay no sé --se encogió de hombros--

- Güeva ¿cuántas veces nos hemos visto empelota? deja la bobada

Cerro los ojos, sonrió para liberar la vergüenza y retomó donde se había quedado, acariciando su cuerpo mientras se meneaba de lado a lado. Sus mejillas se estiraban por su sonrisa, seguro se estaba imaginando lo que tenía planeado y pensaba como romper esa barrera para poder ejecutarlos.

- ¿Prométeme que no te vas a reír?

- Ya Hache deja la bobada

- Maldita, no me digas Hache que Jorge era el único que me llamaba así

- Te lo dije, soy Jorge --con voz ronca--

- Esta bien --se rio y tiro la cabeza hacía atrás-- esto es lo que le haría a ese papacito

Abrió los ojos y me miró directo a los míos, se acercó al sofa, se dio la vuelta y se sentó sobre mis piernas bailando sobre mi entrepierna moviendo sus nalgas encima buscando lo que obviamente no tengo, un miembro.

- ¿Lo desabrochas por favor? --con su espalda recta--

Con delicadeza, acaricie su espalda desde abajo hacia arriba con mis dedos y pude ver como su piel se erizaba, solté el broche y ella lo sostuvo al frente para que no se cayera. Se levantó a bailar dejando que los movimientos hicieran que las tiras bajaran de forma sensual por sus hombros y luego a turnos con sus manos lo sacó de sus brazos si dejar ver nada.

- ¿Quieres ver Jorge?

- Si, te quiero ver desnuda --respondí con voz de mujer, me tenía asombrada--

Se colocó ambas manos encima de las copas y se acercó pisando fuerte, meneando sus caderas, se montó a horcajadas sobre mí, colocando sus piernas por fuera de las mías, haciendo unos pequeños movimientos sugerente hacia arriba y abajo.

Sabía que era un juego, yo misma fui la que la motivé a hacerlo, pero no podía entender porque mi corazón estaba que se me salía del pecho. Era demasiado hermosa y sexy como para no descomponer a cualquiera al tenerla tan cerca.

«Es mi amiga, MI AMIGA» repetía mentalmente «no la podes mirar así».

Agaché la mirada y ella gentilmente dejando una de las copas caer, me levantó del mentón y espero a que la volviera a mirar a los ojos.

- ¿Quieres ver?

- Si, quiero verte

Ahora que estaba avergonzada era yo, porque esa respuesta no la estaba dando Jorge, la estaba dando Manuela. Mi mano con vida propia se acomodó en su cintura y ella sonrió, bajó su mirada hacía sus senos indicándome donde mirar y cuando lo hice dejo caer su sostén y los cubrió con sus manos. Apreté mi mano en su cintura sin querer.

Ella amasaba sus senos sin quitarme la mirada, sus ojos brillaban y su sonrisa perfecta culminaba con unos mordiscos de su labio inferior. «Maldita sea ¿por qué le pedí que hiciera esto? Nunca la había visto de esta manera ¿por qué ahora?»

Bajo con su mano por la que yo tenía en su cintura y la colocó sobre su corazón, estaba igual o peor que el mío. Luego la deslizó y apretó con su mano encima para que acariciara su seno e hizo una cara de placer exquisita.

Ella me levantó el sombrero para poderme ver bien, me miró directo a los ojos, entre abrió su boca y se empezó a acercar a la mía. Me quedé pasmada, no era capaz ni de moverme y cuando sus labios tocaron los míos me asusté tanto que dejé caer la botella de mi mano y se quebró al chocar contra el piso.

- Lo siento, lo siento --se trató de levantar-- me deje llevar y no sé porque... --dijo ella apenada--

Instintivamente la agarré de la cintura y no dejé que se fuera, le pasé mi mano por el cuello y la atraje hacía mí y nos empezamos a besar. Respirábamos profundo y el corazón nos retumbaba en el cuerpo de la otra. Nunca antes unos besos me habían gustado tanto como los suyos.

- Ay Manu que estamos haciendo

- No sé, pero no quiero parar

El mundo entero despareció, no había nada más que ella para mí, sus labios carnosos y delicados, su lengua mezclándose con la mía, su respiración agitada rozando los gemidos.

No había forma de que esos besos fueran a terminar y no lo hicieron. Nos levantamos de ahi sin separarnos, ni siquiera nos fijamos en donde habían quedado los pedazos rotos de la botella, solo sé que a su cama llegue casi desnuda únicamente con mis tangas.

No mediábamos palabra, no era necesario, nuestros cuerpos decían más y no creo que mi cerebro fuera capaz en ese momento de unir dos palabras de forma coherente.

Ella me besaba el cuello y me retorcía de placer viendo su deliciosa figura con esa ropa tan sensual y esos ligueros apretando sus nalgas. Me empezó a besar les senos y sentía un cosquilleo hasta mi vientre, no sabría como describirlo, bajo marcando el camino por mi esternón pasando por mi ombligo llenándolos de besos y cuando empezó a bajarme las tangas se me vino a la imagen que solo hacía unas horas estaba teniendo sexo con mi novio.

- Hele, preciosa, espera espera

Ella levantó su mirada y me miró ansiosa con su lengua lista para clavarse en mí.

- Antes de venir yo estaba con...

No me dejó terminar, sentí el calor de su aliento en mi sexo, miré al techo y apreté las sábanas con mis manos arrancándolas del colchón.

- Ay Hele...

Gemía sin control se me iba la mente y el alma pensando que una mujer, mi mejor amiga era la que dándome el placer más grande que ningún hombre pudo con su lengua. La forma en que me acariciaba las piernas, jugueteando con sus dedos en mi pantorrilla, detrás de las rodillas en los muslos y luego en mi sexo.

- Ay Hele, por favor, espera... ahhh ahhhh ahhhh

Acariciaba mis labios externos, los tomaba entre sus dedos y luego los metía entre su boca dejando expuesto mi clitoris el cual después tomaba succionando y acariciaba solo por encima de forma delicada con su lengua.

- ¡No puede ser, Hele, Helena Helanaaaaaahhhhhhhhhhh!

Cerré los ojos y me entregué al placer, introdujo uno de sus dedos con las yemas hacía arriba y mientras estimulaba mi clitoris acariciaba presionando la parte rugosa en mi interior hasta que encontró un punto que al presionar me hizo brincar. Ella sonrió y lo uso hábilmente hasta hacerme enloquecer.

- Helena porfa, porfa bebe, espera espera

No sé porque me daba tanta vergüenza venirme estando ella ahi, traté infinidad de veces de aguantarla o al menos de que se quitara de ahí porque sé lo fuerte que me vengo, pero no pude soportar más.

- Helenaaaaaaahhhhhh ahhhhh ahhhhh ahhhh

La espalda se me encorvó por completo, quedé apoyada de la cabeza y las nalgas. Apreté tan fuerte las sábanas mientras me venía que terminé envolviéndonos. Ella degustaba dichosa mi orgasmo sin parar de besar mi sexo y reír. Cada que pasaba su lengua me hacía brincar, le terminé pidiendo, al cogerla del cabello que se quitara de ahí.

Salió de entre las sábanas con una expresión de felicidad que no le veía desde hace mucho tiempo. Nos abrazamos, llenamos de mimos y besos, mirándonos a los ojos sin creer que esto fuera verdad.

Nos acostamos de lado, nos quedamos mirando mientras le acariciaba el rostro con ternura, pasaba mis dedos por sus labios y me mordía los míos recordando sus besos.

- ¿Hele que estamos haciendo?

- No sé, pero ahora te voy a extrañar mas

- ¿No te arrepientes?

- No, nunca, me siento demasiado bien y lo repetiría ¿tu como estas?

Se levantó y se acomodó sobre mí, apoyó su frente a la mía, mirándome a los ojos, encantada de hacerme suspirar al pasar las yemas de sus dedos por mi cintura y la espalda.

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