La Empleada

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Una cosa es ganarse un castigo, otra buscarselo.
7k palabras
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Parte 35 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Al terminar el encierro obligatorio de la pandemia, empezamos tratar de volver a levantar nuestra empresa, pero algo también muy importante nuestra vida social.

Somos una pareja muy alegre y fiestera, nos estábamos volviendo locos encerrados y ya necesitábamos una buena dosis de contacto humano adicional, me supongo que entienden a que me refiero ¿cierto?

Para poder mantener ese nuevo ritmo de vida, no nos quedaba mucho tiempo para atender la casa, pronto se volvió un caos con montañas de ropa por todos lados.

Decidimos usar una app para encontrar una persona que nos ayudara con el aseo de la casa y entrevistamos a varios hombres y mujeres. Por sus referencias y su forma de ser decidimos contratar a Lola, una latina de unos 25 años que necesitaba con urgencia ganarse la vida para ayudar a mantener los gastos de su familia. Fue muy sincera, nos contó que estaba en Estados Unidos sin papeles y debido a eso no le ofrecían buenos empleos o les pagaban una chichigua.

Lola en menos de una semana ya tenía la casa de nuevo en un estado decente y en pocos días ya hasta daba vergüenza entrar con zapatos a la casa. Todo estaba impecable, reluciente, ordenado y oliendo rico.

Inicialmente el contrato era por 1 mes y esa noche como agradecimiento nos recibió con una deliciosa cena para darnos las gracias. La invitamos a quedarse con nosotros, nos sentamos los tres a la mesa y nos contó un poco más todas las penurias que le tocó vivir con la familia para poder pasar por la frontera.

No por pesar, sino porque de verdad nos había gustado demasiado su trabajo, decidimos ofrecerle contrato directo con nosotros para que la app por la que le pagábamos no le descontara el 10% de comisión y con una oferta de un 25% más de su salario si también nos preparara de comer.

Obviamente aceptó y con lágrimas en los ojos nos agradeció infinitamente. Pobre mujer, se le notaba demasiado el esfuerzo por sacar adelante su familia.

---

Uno igual tiene su grado de desconfianza por tratarse de un desconocido y trata de estar pendiente de que nada se pierda, pero con Lola nunca tuvimos queja alguna. Mantenía todo a la orden del día y hasta más.

Se ganó nuestra confianza total y cuando uno en encuentra una persona así, no quiere que se vaya nunca, por eso cada que podíamos le dábamos una bonificación extra.

---

Ya llevaba casi un año de estar con nosotros y por casualidad del destino a ambos nos cancelaron unas reuniones al finalizar la tarde y decidimos irnos para la casa.

Íbamos entrando por el corredor, mi esposo había sacado las llaves para abrir la puerta, cuando escuchamos unos gemidos bastante fuertes.

- Uy se están clavando a la vecina con toda --me dijo mi esposo entre risas--

Casi a punto de meter la llave en la cerradura, le agarré la mano y le pedí que hiciera silencio.

- ¿Qué?

- Shhh --coloqué mi índice en la boca y abri los ojos-- no hagas ruido

Los gemidos no venían de la casa de nuestros vecinos, sino del interior de nuestro apartamento.

- No jodas, ¿esta HP metió a alguien a la casa?

Con cara de enojado, dispuesto a abrir la puerta y descubrirla en el acto.

- Shhh --lo detuve una vez más-- escucha pendejo

Se quedó callado, pero aun con ansias por entrar de una vez. Acerqué la oreja a la puerta y me tocó taparme la boca para no reírme.

Lo jalé del brazo para que también escuchara y su cara arrugada paso a llenarse de risas.

- ¿Qué dice?

- ¿Si jefe? ¿Qué?

Todo parecía que la nena no estaba adentro con nadie, sino que se estaba masturbando pensando en mi esposo, se le notaba que estaba recaliente.

- A ver jefe, entre y hágale el favor --me reí tapándome la boca--

Nos volvimos a pegar a la puerta y ella no paraba de gemir.

- Si mi señora, yo se lo dejo bien limpio aahhh ahhhh me lo trago todito si quiere

- ¿Que? --lo miré extrañado--

- Ya creo entender ¿se está imaginando que me la como porque le ordenaste que lo hiciera?

Mas nos sosteníamos el estómago y hasta nos tocó sentarnos en el piso de la risa. No queríamos interrumpirle su inspiración, sin embargo, no lográbamos entender por qué de vez en cuando se escuchaba que encendía la aspiradora y gemía más duro.

- ¿Qué coño está haciendo?

- No tengo ni puta idea

- Entremos --le dije a mi esposo mirándolo con picardía--

- No pobre Lola, le da un patatús, déjala terminar al menos

- No importa entremos --le mandé la mano a la entrepierna y lo tenía duro-- y le cumplimos el sueño

- ¿Será? si hacemos eso nos toca despedirla

- Ve no, ella trabaja muy bien ¿por qué la vamos a despedir por algo natural?

- Vos veras, pero ojalá no confunda las cosas

- Ojo pues, hora de jugar al policía bueno y al policía malo, no me dejes morir

Nos levantamos y Jim metió la llave muy muy despacio, giró la perilla sin hacer ruido y entramos los dos para sorprenderla.

---

La cara de terror de esa pobre mujer fue total, primero se puso pálida casi transparente, luego un color carmín cubrió todo su rostro y hasta su cuello mientras trataba de cubrirse los senos con la mano.

Se había puesto uno de mis baby doll, tenía el mango del plumero dentro de su sexo y con la aspiradora se estaba succionando los senos.

Ninguno de los dos nos esperábamos semejante imagen y nos quedamos peor de sorprendidos.

- ¿Ustedes que hace acá tan temprano?

Dijo sin levantar la mirada mientras se sacaba el plumero, se sentaba con la espalda contra uno de los muebles y trataba de cubrirse los senos con su brazo.

- Pensé que podíamos venir a ¡nuestra casa! cuando quisiéramos ¿no?

- Lo siento, lo siento no es lo que ustedes creen

- ¿Ah no? --le pregunté encogiéndome de hombros-- ¿entonces que se supone que es esto?

- Este... yo... ay no, lo siento lo siento, por favor no me despidan, por favor jefes, les juro que esto no vuelve a pasar, pero no me dejen en la calle

Jim cerró la puerta con llave, se sentó tranquilamente en uno de los muebles y descargó el morral a su lado.

- Hagamos algo Lola, te voy a dar una --mostrándole mi dedo índice--, escúchame muy bien, solo una oportunidad para que nos respondas toda la verdad --la increpé con tono amenazante--

- Ay mis jefes, no sé qué decirles. Se los juro que esto no vuelve a pasar

- ¿Esa es la ropa de Jane? --le preguntó mi esposo con tono amable--

- Si, señor, pero le juro que...

- ¡Es mejor que no hables más hasta que un abogado este presente! --dije enojada sacando mi teléfono del bolso--

- ¿Abogado?

- Si, abogado y policía

- Mi señora, no por favor, no me haga eso, me deportan, le juro que no...

- Vamos Jane, no creo que tengamos que llegar a esos extremos --dijo mi

esposo con voz amable y me sostuvo las manos-- ¿cierto Lola?

- Si si si, les juro que esto no vuelve a pasar y sí quieren yo les pago la ropa de mi sueldo, se los juro --se le salieron más lágrimas--

- Calma Jane, siéntate por favor y hablemos

Mi esposo se inclinó hacia adelante para apagar la aspiradora con el pie y le abrió espacio a su lado en el mueble.

Yo me quedé de pie, cruzando los brazos y taconeando en espera se una respuesta mientras marcaba sonoramente mi respiración.

- Lola, tranquila, como te dijo Jane si nos hablas con la verdad, lo podemos resolver ¿Ok?

Se quitó el saco del traje y se lo pasó por encima de los hombros para que se pudiera cubrir el cuerpo y no se sintiera mal por su desnudez.

- Si señor, está bien, de verdad lo siento, lo siento mucho mi señora --me dio una mirada tímida con lágrimas en los ojos y casi se me parte el corazón--

- Lola, yo entiendo que todos tenemos nuestras necesidades, pero ¿estás no son cosas que deberías hacer en tu casa?

- Si jefe, es que....

Estaba tan asustada que se le iba la voz y ni siquiera era capaz de respirar bien. Me apiade de ella, creo que se me había pasado la mano en mi papel de policía malo y la pobre mujer ya se estaba imaginando lo peor.

Le serví un poco de agua, me hice en cuclillas para quedar a su altura y le ofrecí de beber.

- Tranquila, relax, respira, toma un poco de agua --baje mi tono--

No era capaz de levantar la mirada, le dio un par de sorbos, logró regular su respiración y le recibí el vaso para ponerlo en la mesa de centro.

- De verdad, lo siento, yo no...

La pobre mujer se soltó a llorar como una niña pequeña y hasta me toco abrazarla para tratar de calmarla.

- Ey ey ya ya, relax, no pasó nada

- Por favor no llame a la policía, por favor

- No la voy a llamar, porfa cálmate y hablamos los tres

- De verdad --sorbia con la boca y la nariz-- lo siento, lo siento mucho

Mi esposo y yo nos mirábamos un poco arrepentidos, pero igual sabíamos que no la íbamos a dejar salir de esta a punta de un show de lágrimas.

- No tengo que llamar a nadie si hablamos ¿listo?

Le ayudé a tomar un poco más de agua, le entregué el vaso ayudando a que colocara sus manos al rededor y me senté en un mueble al lado del suyo.

- Mírame Lola

- No soy capaz, tengo mucha vergüenza con ustedes

Coloqué el teléfono boca abajo en la mesa de centro para que ella estuviera más tranquila. Respiró profundo, pero sin levantar su mirada.

- Solo habla con la verdad ¿ok?

- Si señora

- Nos decías --interrumpió mi esposo que aun esperaba respuesta a su pregunta--

- Lo que pasa es que en mi casa no puedo hacer esto, porque todos dormimos en un solo cuarto y el baño no tiene ni puerta, entonces es imposi.... -le temblaban los labios-- ... imposible

La lagrimas volvían a brotar de sus ojos y las palabras se ahogaba en sus suspiros.

- Con razón --dije con tono amigable--

Ella levantó la mirada un poco extrañada, con las cejas encorvadas tratando de entender.

- ¿Hace cuanto que no...

- ¿Qué no --hizo una pausa larga sin terminar--

- ¿Qué no te masturbabas?

- La verdad --hizo una pausa mirando al suelo jugando nerviosamente con sus dedos-- es que cuando terminaba de hacer las cosas de la casa y veía que estaba temprano aprovechaba para...

De nuevo se le salían las lágrimas por montones y no era capaz ni de terminar la frase.

- ... yo no me quiero ir mi señora, yo no me quiero ir

Se lanzó desde el mueble de rodillas a mis pies, tomándome las manos, como si estuviera pidiendo piedad a su verdugo.

- Lola, yo...

- Yo hago lo que quieran, pero por favor no me reporten

El lado más perverso de todo mi ser daba vueltas pensando en pedirle a cambio unos cuantos favores sexuales, pero definitivamente no es como funcionamos o nos gusta hacer las cosas, preferimos obviamente que sea por voluntad propia.

Le levanté la mirada colocando mi mano en su barbilla.

- Esto no es necesario, no te tienes que humillar, por favor siéntate y hablemos, solo eso, déjame entender porque lo hiciste y ya

Me beso las manos y se retiró caminando hacia atrás sin levantarse como lo hace un súbdito con su reina hasta regresar a su puesto.

- Lola, masturbarse no tiene nada de malo, todos lo hacemos, pero creo que si debiste buscar un lugar más privado --mirando al cuarto de huéspedes--

- Si señora, eso hago en ese baño, pero...

- Yo sé, hay días que uno esta más caliente y no da tiempo ni de pensar --le sonreí-- yo sé. Lo que no entiendo es ¿por qué estas vestida con mi ropa?

Pregunté bajando el tono de voz adrede como si empezara a sentir empatía por ella.

- Ay no mi señora, que vergüenza, si quieren no me paguen este mes y sacan la plata de ahi, pero no me despida

- No, no, eso te lo ganaste con tu trabajo y no lo vamos a mezclar con este incidente, pero si necesito que me digas la verdad si quieres que volvamos a confiar en vos

- Me da mucha vergüenza

- La vergüenza ya la pásate cuando llegamos y te vimos así, esto es lo de menos

- Jefa, es que --se mordió los labios y trago saliva-- hoy arreglando su cuarto sin querer se cayó esto --señalando la ropa que llevaba puesta-- y no lo pude evitar

- ¿Te querías ver linda y sexi?

- No solo eso. Me quería ver como usted

Al fin empezaba a soltar la lengua sin temor.

- ¿Cómo yo?

- Si, usted es una mujer muy linda y...

Ella se le escapó una risita tímida, levantó su mirada rápida a mi esposo y de nuevo agachó la mirada subiéndole unos cuantos tonos el color de su rostro.

- La verdad Lola, solo eso te pido que me hables con la verdad --revolví mis manos hacia adelante para que terminara--

- ...y me la coloqué por encima y me empecé a ver en el espejo e imaginar como la miraba su esposo cuando se vestía así

- Ok, ya voy entendiendo a donde nos estas llevando --hice una pausa- ¿eso te excita? ¿pensar que eres como yo?

Mirada al suelo, los colores de nuevo en incremento y una leve sonrisa se dibuja en su rostro.

- Si señora, así es

Levanté mi ceja y aprovechando que no nos estaba mirando le sonreí a mi esposo.

- Que interesante --cruce la pierna y me apoye en una rodilla-- ¿y solo te imaginas eso o --señales a mi esposo-- con él también?

- Ay mi señora, no me haga hablar más que después.... --se tapó la cara con ambas manos--

- Eso es exactamente lo que yo hago --complemento mi esposo-- cuando ella se viste, siempre me detengo a ver como lo hace, sobre todo con esa ropa interior, me gusta mucho lo sexy que se ve

- Ay señor, no diga más, que vergüenza --repitió si quitarse las manos--

- Lola, míreme --le pedí con suavidad--

- No señora, no soy capaz

Me abri los botones de la camisa para quedar con el pecho semi descubierto.

- Lola, míreme

Ella bajó las manos con calma y apenas me vio se tapó a boca abriendo muy grande los ojos.

- La ropa interior nos encanta a las mujeres porque nos hace ver más sexi ¿o no? --delineando mi sostén con la yema de mis dedos--

Afirmó moviendo su cabeza hacia adelante.

- Me supongo que como estas manteniendo a tu familia no te alcanza para comprarte ropa bonita, entiendo porque lo hiciste y te perdono

- ¡GRACIAS! ¡GRACIAS MI SEÑORA! Le juro que...

Levanté mi mano abierta al frente para que se callara, respiré con fuerza como si estuviera enojada y levantando una ceja gire mi rostro en señal de desagrado

- No la interrumpo mi señora --se tapó la boca con sus manos--

Golpeé el suelo con la punta de mi tacón derecho un par de veces.

- Es más, te puedes quedar con el igual ya no lo voy a usar

- Le juro que yo se lo voy a pagar

- No necesito que lo hagas. Igual creo que aún no nos has contado todo

- Se lo juro que no toqué nada mas

- Me refiero a que aún no nos cuentas que te estabas imaginando para terminar así de excitada, gimiendo y gritando tan duro que se escuchaba desde que entramos al edificio

Su inconsciente la hizo mirar de reojo a mi esposo y una vez más, su cara incendió de un rojo intenso.

- ¿Te gusta Jim? ¿Te parece atractivo?

Afirmó con su cara sin quitarse las manos de la boca.

- ¿Osea que era con él?

- Mi señora, de verdad lo siento yo no quise faltarle el respeto y yo...

Le levanté la mano abierta al frente para que detuviera sus excusas.

- ¿Si o no?

- Si, pero...

Volví a levantar mi mano y la miré directo a los ojos.

- ¿Qué pasaría si te dijera --me pasé la lengua por los labios-- que a mí me gusta ver eso?

Se sacó el rostro de las manos y me miró completamente desconcertada. Yo me recliné hacia atrás en la silla, observé mis uñas y le regresé la mirada levantando una ceja.

- ¿Qué? ¿Acaso no es eso lo que querías?

- No jefa, pues como, eso se lo imagina uno, pero yo no sería capaz de...

- ¿Segura que no serías capaz?

La pobre Lola aún no sabía si le estaba hablando en serio o si estaba aprovechando que ahora había abierto la boca para sacarle más información y usar sus confesiones para despedirla con más argumentos. Noté su angustia y preferí no darle más vueltas al asunto.

- Lola, nosotros somos una pareja swinger, que una mujer encuentre atractivo a mi esposo no me provoca enojo o celos, todo lo contrario

- ¿Swinger? --un sarcasmo demasiado obvio--

Ella sabía completamente lo que significaba, se le notaba que no era ninguna tonta.

- ¿Queres jugar a la inocente conmigo?

- No señora, si se, sí sé que es

Si algo he aprendido en la vida es que nosotros no somo los únicos con vidas diferentes, y abrirse con los otros contándole como somos hace que esas murallas imaginarias se derrumben sin temor a ser juzgados, pero a veces confrontarlos es la mejor opción.

- Yo no me canso de jugar estos juegos, vos decidís Lola hasta cuando quieres mantener ese papel de víctima desprotegida o si de una vez nos decís que putas es lo que quieres

Se secó las lágrimas, se acomodó bien en la silla y junto sus dedos de forma nerviosa. Levantó la mirada y noté un brillo que nunca había visto en sus ojos, una especie de fuego en su interior acompañada de una risa casi diabólica.

- ¿Ah ok, entonces quieren conocer a la Lola de verdad? ¿No a la Lola empleada doméstica?

- Tal cuál

- A esta Lola --se quitó el saco de encima dejando ver sus atributos-- le encanta el sexo, le encanta masturbarse e imaginar cosas bien puercas con sus jefes

Fue como arrancar una vendita de la herida de un solo tirón. Estábamos frente a una Lola completamente diferente, minutos antes se veía como un cervatillo asustadizo y ahora, al contrario, su actitud era la de un depredador.

Se giró hacia mi esposo, se corrió el baby doll a un lado y se apretó uno de sus senos mirando la entre pierna de mi esposo.

- Esta Lola estaba imaginando que mi jefe me tenía en medio de la sala fallándome como loco, mientras mi jefa disfrutaba ver como lo hacía y me torturaba succionándome los senos con la aspiradora

Se giró hacía mi con una ceja levantada, volviendo a acomodar el baby doll.

- ¿Contenta? --pregunto de forma arrogante levantando una ceja--

- Si, contenta pero no del todo

- ¿Qué más quiere? Ya le dije toda la verdad, ya me puede despedir si es lo que quiere

Me abri de piernas y me quite las tangas metiendo mis manos por debajo de la falda sin mostrarle aun nada. Levanté mi mano sosteniéndolas con el pulgar y el índice y la deje caer en el suelo.

- Recógelas --le ordené--

- Lo siento, mi hora de trabajo ya terminó

Me quedé mirándola fijo a los ojos sin volver a repetírselo, golpeando con la punta de mis tacones el suelo como el tic tac de un reloj.

Ella con cara de desgano se levantó, se hizo en cuclillas y sin cambiar de posición me los colocó con su mano para que los recibiera.

- Póntelas

Me miró extrañada por lo que le estaba pidiendo.

- ¿Qué?

- Que te las pongas

- ¿Pues cómo? --me increpo un poco indignada--

- Asi igual, como te colocaste mi baby doll

- Pero eso es difer...

- Pense que querías ver como Jim te miraba mientras te vestías como yo

Volteo a mirar a mi esposo que apoyando su mano en su barbilla se la comía con la mirada. Ella le sonrió y le brillaron los ojos. Sin chistar, se levantó y colocó las tangas levantando el baby doll dejándonos ver su sexo y sus deliciosas nalgas.

- ¿Qué opinas Jim? ¿Se ve como yo?

- Se ve bien, pero nunca como vos

La devoró con la mirada y se acomodó con la mano su miembro dentro del pantalón.

- Anda --la empujé de las nalgas-- cumple tu sueño

No dio vuelta, esperando mi aprobación, camino rumbo a él de forma sensual y provocativa, se le montó encima a horcajadas, le tomó las manos colocándolas en su trasero y ella pasó las suyas por detrás de su cuello.

Lola se movía de forma candente restregando su sexo contra el bulto en su pantalón, no le quitaba la mirada a sus ojos y se reía con picardía con sus labios muy muy cerca esperando que mi esposo tomara la iniciativa de besarla.

- La comida esta lista, jefe --mordiéndole los labios-- y caliente

- Espero que alcance para los dos --le respondió dándome una mirada--

- Pensé que a ella solo les gustaba ver, pero bueno, mejor para mí, hay comida suficiente para los dos

Levantó su mano derecha por encima del hombro y sin mirarme me llamó con su dedo índice para que me les uniera.

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