La Empleada

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- Ni creas que ella te va a venir a buscar --le respondió mi esposo--

Se bajó de la silla, lo agarró de la corbata y lo hizo que la siguiera hasta mi mueble. Mientras se acercaba abría mi pierna por encima del reposabrazos y me levantaba la falda indicándole directamente a donde tenía que aterrizar.

Frente a mí, le abrió el pantalón a mi esposo, le bajó los boxer y le agarró el miembro.

- Justo como me lo imaginé --se pasó la lengua por los labios--

Se hizo de rodillas y se lo empezó a chupar, dándome unas cuantas miradas de vez en cuando. Era una puerca total, se llenaba de saliva y lo chupaba de forma sonora sin importar que su cara quedara toda mojada.

Se lo sacó de la boca y se limpió la saliva con su brazo dándosela vuelta apoyando sus manos casi en mis rodillas para separar mis piernas.

- Una vez me masturbe pensando que veía como le dabas una mamada en el baño y yo los espiaba por un espacio muy pequeño en la puerta

- ¿Te gusta imaginarte porquerías o hacerlas?

- Las dos, también me gusta ver

Miré a mi esposo y se acercó a un lado del mueble, tomé su miembro con mi mano y empecé a darle lametazos, a pasar mi lengua por sus venas y saborear su glande.

Ella suspiró, había esperado por mucho tiempo poder ver esa escena fuera de su mente. Se inclinó hacia adelante y comenzó a pasar su lengua de abajo hacia arriba terminando con ella en punta separa dome los labios externos.

Repitió la operación, mirando de vez en cuando como yo se lo chupaba a él, mi sexo se mojó rápidamente y la punta de su lengua encontró mi clítoris.

Levanté mi otra pierna sobre el reposabrazos para abrirme completamente y ella no se concentró en un solo lugar. Besaba y mordía mis muslos, iba de uno a otro jugando en medio al pasar de lado a lado.

En algún momento aplicó una combinación perfecta con sus dedos que con mi mano en automático la tomó de la cabeza pidiéndole que continuará. Abrí los ojos y volteé a mirar a mi esposo.

- Quiero que cuando te la comas, pienses que soy yo y que la llames por mi nombre

- ¿Tener dos como tú? Imposible

Él sabe cómo excitarme con halagos y por eso no me preocupa verlo con otras mujeres porque siempre me pone a mí por encima de las demás.

Se terminó de desnudar, sacó un preservativo de su pantalón y forró su miembro ubicándose detrás de ella. Se hizo de rodillas, le levanto el baby doll hasta la cintura y con sus dedos intento quitarle la ropa interior.

- No, no, tiene que ser con todo puesto

Se inclinó hacia adelante, le lamió las nalgas y luego le pego un par de nalgadas. Corrio el hilo entre su trasero y fue directo a chuparle el culo.

- Ay jefe, por allá no

- ¿Acaso no quería ser como yo?

- ¿Y es que a vos te gusta que te den por el culo? --pregunto con interés--

Levanté mi ceja sin responder y ella se rio, colocando uno de sus dedos en mi trasero moviéndolo en círculos. Mi esposo la hacía cerrar los ojos y cuando los abría repetía con sus dedos lo que él le hacía con la lengua.

- Te van a culear Jane --le dije riendo pícaramente-- te lo buscaste

Jim también estaba jugando con su mano en su sexo sobre la tela de las tangas, frotaba su sexo en círculos y con su pulgar empujaba la tela en su interior.

Ella gemía, sus ojos se iban hacia atrás y su lengua se hacía torpe. Esa risita de placer me encantaba y que cuando le daba un respiro de inmediato buscara mis ojos esperando algún tipo de aprobación.

- ¿Cómo lo llamas en la cama?

- Mi amor

- ¿Quiere que le diga Jim o mi amor?

- Quero que se coma a Jane, así que quiero que le digas mi amor, quiero que también pienses que estas en mi cuerpo

Jim me miró un poco extrañado, era un juego con una línea muy frágil que no nos habíamos atrevido a pasar.

- Mi amor --le dijo mirándolo por encima de su hombro-- quiero que me lo metas

Quería dejarle bien claras mis intenciones.

- Una metida para que pruebe, pero lo que quiero es ver cómo te le comes el culo a "tu esposa"

Jim se acomodó de rodillas tomando sus caseras con las manos para acomodarla. Le corrió las tangas a un lado y comenzó a pasárselo por toda su raja.

- Si jefe que rico, métamelo

- Si lo vuelves a llamar jefe, te vas --le dije señalando la puerta--

- Métemelo mi amor --dijo con rabia mirándome a los ojos--

Empujaba su cuerpo hacia atrás y ella misma fue la que cogiéndolo con su mano se lo llevó a su interior.

- Ay jef... --se mordió los labios-- mi amor, sí que chimbo tan rico

Arqueó su espalda y sus ojos se fueron hacia atrás, la tomé detrás de la cabeza y la metí en mi sexo para que me diera placer.

Jim y yo nos mirábamos a los ojos, nos coqueteábamos con la mirada y le daba unos pequeños empujones más fuertes apretándole las nalgas justo como a mí me gusta que lo haga.

- ¿Y las palmadas?

Levantó sus manos, le dio unas cuantas nalgadas y ella no pudo ocultar del todo sus gemidos. Me terminé de quitar la camisa y desabroché el sostén para poderme amasar los pechos y apretar los pezones.

- Quiero que la hagas venir --le pedí--

Él la agarró de las caderas, moviendo las suyas en ocho al meter y sacarlas. Le levanté la cabeza, tenía que ver esa cara de placer. Ella se apoyó en mis manos y sus senos se tambaleaban cada que él se lo metía.

- Si mi amor, si asi asi ahhh ahhhh ahhhhh si si siii ¡te amo!

Plasf le di una cachetada para regresarla a la realidad, eso ya era demasiado para encarnar mi papel.

- Usted me dijo que...

La metí de nuevo a mi sexo empujándola de la cabeza para hacerla callar.

- ¡No! cuando él me come, no lo amo, lo deseo y lo único que quiero es que me folle

Mi esposo entendió que eso me había hecho enojar y se lo sacó de su sexo, regreso las tangas a su lugar y luego las empujó con su miembro sometiéndola solo a su antojo sin poder obtener el placer.

A ella se le notaba el desespero porque se lo metiera de nuevo, empujaba cada vez más, más y más, con fuerza, pero como estaba encima de las tangas no lo lograba. Trato de bajar sus manos para correrlas a un lado, pero yo la tome de las muñecas.

- Ay HP jefe --ma lanzó una mirada de odio-- que rico, métamelo, métamelo con tangas y todo, métamelo, métamelo bien duro, métamelo con güevas y todo

A Jim lo excitaron sus palabras, agarró el hilo de las tangas a un lado y lo reventó con sus manos y luego hizo lo mismo con el otro, tomándola de las caderas y empujando mi ropa interior dentro de su cuerpo a cada embestida hasta que solo se veían las tiritas rotas colgar.

- Si jefe, duro duro, métamelo más duro

Mi esposo se lo metía y sacaba con furia, dejaba caer saliva en su trasero y jugaba en el con sus pulgares para irla preparando. Se lo saco, le abrió las nalgas y le metió la lengua dentro de su agujero. Yo le levanté la cara.

- No te muevas de ahí

Quería ver sus caras, mientras se los metía por detrás.

- Si señora, como mande

Jim se lo acomodó entre las nalgas y justo cuando empujó se movió tanto hacía adelante del susto que terminó por entrar en su otro agujero.

- Creo que tenemos una miedosa Jim

- Lo siento, en cuatro me duele, pero venga le muestro como si me gusta

Se levantó, lo empujó hasta el mueble, él cayó sentado y se hizo encima dándole la espalda y mirándome a mí. Se escupió la mano se llenó el culo de saliva y tomando su miembro ella misma se lo empezó a meter a su propio ritmo, con su cara ambigua entre dolor y placer.

Tenía que disfrutar ese espectáculo a la distancia, me masturbaba viendo como ella lo cabalgaba, se agarraba los senos, estiraba sus pezones y las tiritas de mi ropa interior que salían de su sexo iban de un lado a otro.

Ella se mordía los labios viendo cómo me masturbaba y cada que probaba mis fluidos sacaba su lengua pidiendo que se los compartiera.

A lo lejos vi la aspiradora y no podía de la risa. Me acerqué a un lado del mueble a recogerla y froté el tubo contra su sexo.

- Jefa, me está matando, por favor hágalo --suplicando con la mirada-- ¡hágalo!

Tomé una de sus manos le di la vuelta colocando su palma hacia arriba deje sus dedos del medio arriba, recogí los demás y me monte encima metiéndolos en mi sexo. Apunté el tubo hacia mis senos y encendí la aspiradora pulsando el botón y ella gemía más duro.

- Por favor, por favor

- ¡Cállate!

Voltee el tubo directo a su boca metiendo sus labios al interior. Cerro sus ojos, estaba a punto de tener otor orgasmo. Le baje la potencia para poderla liberar, se apretó uno de sus senos deformándolo con la mano.

- Por favor, se lo suplico

Subi de nuevo la potencia y jugué por varias partes de su cuerpo, succionándolas sin hacerlo en el lugar que quería.

- Ay jefa por favor, en las tetas, quiero que me chupe las tetas

Le entregué el tubo en sus manos y la deje que ella misma lo hiciera.

- Ay jueputa que ricoooo, sí que rico jefe, esto es mejor de lo que me imagine maldita seaaaaa

Me hice de rodillas, probando su sexo, su clitoris estaba hinchadísimo y con solo tocarlo con la lengua la hacía brincar y gritar.

Jim se acomodó mejor, la tomó de la cintura para poderla mover con sus brazos de arriba a abajo, podia ver sus bolas rebotar entre el mueble y sus nalgas.

La miré a los ojos de forma lasciva y con los dientes empecé a jalar las tiritas de la ropa interior para sacarla lentamente.

- Ay dios, ay diooossssss por favor no haga eso, no lo haga jefa, no no no

Con mi lengua enrollé las tiras hasta meterlas en mi boca, como si fiera espagueti hasta que mi lengua alcanzo de nuevo su sexo, chupé su sexo como si se tratara de otra aspiradora metiendo sus labios en mi boca.

Ella cerró los ojos empezó a temblar, sus gemidos cesaron porque no siquiera podia respirar, los músculos de su vientre y muslos estaban completamente rígidos.

Apreté con mis dientes las tiras y de un solo tirón las arranqué de su interior y como si estuvieran sirviendo de tapón. Un delicioso squirt me baño la cara, cerré los ojos y disfruté como chorro bañando mí rostro.

Jim la levantó y la tiró a un lado del mueble, nunca le da su polvo a alguien más que no sea yo. Se arrancó el condón con prisa y yo me abalance a metérmelo en la boca, lo masturbe lo más rápido que pude y mmmm mmmm me saboreé todo su delicioso, tibio y viscoso semen tragándomelo enterito.

La nena se quedó en el mueble tratando de recuperarse, escondiendo su cara hacia abajo un poco avergonzada. Nosotros decidimos darle un respiro, nos fuimos a duchar y cuando regresamos ella ya no estaba.

---

La estuvimos esperando al día siguiente y nunca llegó, mando un audio al WhatsApp.

- De verdad les pido disculpas por todo lo que hice, espero que puedan entenderme

No nos dijo que renunciaba, ni nada y nosotros entendimos que necesitaba unos días de descanso.

Paso un mes y nosotros igual le seguíamos pagando su salario, no por sentirnos culpables, sino porque sabíamos de sus necesidades. Hasta que recibimos un cortante mensaje.

- Por favor no me sigan transfiriendo, yo ya no trabajo con ustedes

Ahora si nos quedaba demasiado claro que había renunciado y que no iba a volver. Probamos por tres meses con diferentes personas y no nos pudimos adecuar, siempre le veíamos algún pero y esperábamos que las hicieran como Lola.

No nos aguantamos, la llamamos y siempre nos tiraba a buzón, le escribimos, le mandamos correos. No aparecía por ningún lado. Una noche viendo TV me entro una llamada desde un numero desconocido.

- Alo, buenas noches

- Buenas noches jefa habla Lola

- Lola, al fin, casi que no te encontramos

- Yo vi sus mensajes, no quería responder, pero la verdad es que....

- No me tienes que dar explicaciones, nosotros entendemos

- Señora Jane, de verdad yo necesito el trabajo y quiero volver, pero no sé... como hacer con lo que pasó el otro día

- Vienes y hablamos

- No mi señora, no puedo, no en su casa

- ¿Entonces hablemos en un bar y nos tomamos algo?

- Ay doña Jane, prefiero en un lugar público, donde no estamos solos

- Dale donde quieras

- Pero, en serio, solo a hablar sin intensiones de nada mas ¿ok?

- Si, créeme que si

Nos arreglamos y fuimos a encontrarnos a un McDonald's cerca de su casa, la pobre comió con tantas ganas que se le notaba que no la estaban pasando bien ni ella ni su familia.

- Lola nos queremos disculpar, proponerte en esta situación tan incomoda, nos excedimos como jefes

- No para nada, ustedes antes fueron muy comprensivos. Lo que pasó después fue algo que me busqué

- Pero igual estabas en una posición de desventaja y te podías sentir obligada por lo que dije de la policía

- Jefa, vea uno siempre sabe que esta el riesgo de ser descubierto y la verdad es que yo en el inconsciente quería que eso pasara

- ¿Como así?

- Si, yo no les dije toda la verdad

Tuvimos un silencio incomodo, Jim y yo nos miramos sin entender del todo lo que nos trataba de decir.

- En mi país natal hacia parte de una comunidad BDSM ¿saben lo que es?

- Si, claro, pero eso que tiene que ver

- Trabajar como empleada doméstica para ustedes, me recordaba demasiado mi papel como sumisa y recibir órdenes de ustedes me excitaba demasiado

- Wow, Lola, lo siento no lo sabíamos, no era nuestra intención

- Lo sé, ese es mi problema, que por más que yo quiera volver a trabajar con ustedes no voy a poder separar las dos cosas

- Si quieres te adecuamos la habitación de huéspedes y cuando tengas tus necesidades pues... bueno ya sabes

- Creo que no me están entendiendo

- Lola --interrumpió mi esposo-- te entendemos perfectamente. Sabemos que puede ser difícil, pero te queremos de vuelta

- Si quieres --complemente-- buscamos la forma de no vernos, llegas más tarde y sales más temprano, ninguno de los dos tenemos problema con que te masturbes donde quieras hasta en nuestra cama, pero si no quiero que uses mi ropa intima

Ella se quedó cayada mirando la mesa, jugando de forma nerviosa con sus dedos.

- No verlos --levanto su casa con fuego en sus ojos-- sería un castigo peor

- Rayos Lola, de verdad te necesitamos de vuelta ¿qué quieres que hagamos?

- Solo se me ocurre una forma

- Lo que sea --respondí entusiasmada--

- Las cosas no pueden seguir igual, ya no pueden ser más mis jefes

- Listo perfecto ¿cómo quieres que hagamos las cosas?

- Yo vuelvo a trabajar para ustedes, bajo las mismas condiciones económicas

- Claro, eso sin duda --respondió mi esposo--

- Pero, me tienen que comprar unos uniformes acordes a mi trabajo en la casa

- ¿Uniformes?

- Si, unos uniformes de mucama, ya saben, apropiados para mi labor y... --se rio tímidamente bajando la mirada--

- ¿Y qué?

- ...y se tendrían que convertir en mis amos y yo tendría que cumplir las funciones que eso trae a cargo

- ¿Cómo qué? --preguntó mi esposo--

- Una sumisa nunca le va a decir a sus amos lo que deben hacer, eso lo tendrían que averiguar ustedes mismos. Yo hago mi trabajo, ustedes hacen el vuestro

Lo pensamos por unos minutos y hasta le pedimos un espacio a Lola para discutirlo. Tal como veíamos las cosas, nos necesitábamos mutuamente y además nos estaba dando la posibilidad de experimentar algo nuevo como pareja.

- Esta bien Lola, aceptamos, pero este trato se ve limitado solo a nuestra casa, por fuera de ella nadie se puede enterar de que...

- Si así lo ordenan mis amos, así será

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Estuvimos leyendo bastante del tema de amos y sumisos, entendimos que no se trataba de imposición, sometimiento o dolor. Se trata se aprender a conocer la persona que deposita en tus manos parte de su esencia y darle el alimento necesario para su alma.

Los uniformes eran una necesidad explicita para ella y no nos importó gastar una muy buena cantidad de dinero en lencería y vestuario de mucama francesa. Eso la verdad no sabía si había sido un regalo para ella o para nosotros, calientes sí que nos mantenía.

Al lado de la puerta instalamos un perchero con diferentes collares y nos pidió marcar las placas con nombres "Lola", "Cachorra", "Gatita", "Esclava" y "Zunga" contramarcados por detrás con la inscripción: "Propiedad exclusiva de Jane y Jim, mis amos". Segun como se sentía ese día y como quería que la tratáramos al llegar a casa se colocaba uno de ellos en el cuello y al salir era lo último que se lo quitaba.

---

En fin, nuestra casa ahora se mantiene en perfectas condiciones, nuestra relación mejor que nunca, respetando los términos de nuestro acuerdo. Ella ahora tiene su propia habitación y sabe que se puede quedar todas las veces que quiera, pero rara vez lo hace.

Hemos dejado a un lado el tema swinger y nos hemos enfocado en aprender mejor de este mundo del BDSM y nuestra función como amos. Ella se ha encargado de cubrir todas nuestras necesidades y no solo las sexuales, es una mujer muy inteligente con una mente despierta y alegre.

De las cosas que más disfruto es meterme los fines de semana a la tina, con agua tibia, velas. Ella se meta desnuda detrás de mí, me frota con una esponja todo el cuerpo y me desenreda el cabello mientras me canta.

Igual también pasan muchas locuras cuando busca a mi esposo para que le dé lo suyo, me encanta ese juego previo de coqueteo o cuando de gusto se porta mal para que la castigue. Él si ha aprendido a disfrutar suplir sus otras necesidades de dolor y sometimiento apoderándose de papel de amo dominant, yo aún no me siento capaz de tratarla de esa forma, no más allá de unas buenas nalgadas, pero no niego que me encanta verlos juntos jugando ese papel.

En fin, acá me podría quedar contándoles mil historias con ella, pero la que quería contarles es como conocimos a Lola, un espectacular accidente que nos regaló la vida. Esperamos poder seguir disfrutando y descifrando esa compleja mente unos cuantos años más, tenemos muchos planes e ideas para y con ella.

Al escribir esta historia se me ocurrió desafiarla y en honor a ella este fin de semana le vamos a dar una sorpresa. Vamos a invitar otra pareja con la que nos gustaba hacer intercambios en los clubes swinger mientras ella nos atiende con uno de sus excitantes uniformes de mucama. Primero la vamos a torturar para que piense que no la vamos a incluir, luego se la queremos ofrecer a ellos para que hagan con ella lo que quieran... y tal vez me anime a contarles como nos fue.

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Relato: Natasha

Edición: Ágata

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