La Madre De Su Amigo Es Su Puta

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Bryan se coge a la madre de su mejor amigo.
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Bryan comienza un juego peligroso. Es un chico joven y dominante y decide que quiere cogerse a Cassandra, la madre de su mejor amigo Tom. Primera parte de una serie de 3 episodios.

DISCLAIMER: Todos los personajes son mayores de 18 años y la historia es ficticia a pesar de estar narrada de otra manera. Esto es solo una fantasía.

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Cassandra es una mujer sencilla. O al menos lo era. Licenciada en derecho, trabajaba en una oficina con algunos de sus compañeros del colegio y le estaba yendo bastante bien. Divorciada, madre de dos hijos, un joven de 18 años y una chica que recién había cumplido sus 20.

A sus 42 años no podía quejarse por la vida que le había tocado. Económicamente estable, dos hijos a los cuales amaba con toda su alma, feliz del divorcio y con las cosas cada vez mejor. Además, un cuerpo espectacular, sus tetas grandes y firmes aún no se dolían del paso de los años, aunque se había hecho una operación que se negaba a aceptar para mantenerlas firmes, mismo caso en su culo.

Le gustaba llamar la atención de los hombres y tenía el ego de cualquier mujer necesitada, por lo que un pequeño par de operaciones no era algo que afectara su autoestima. Especialmente cuando se daba cuenta como la miraban los hombres, especialmente los amigos de su hijo cuando la veían llegar con las lindas faldas que se llevaba al trabajo.

Sin embargo, nunca espero encontrarse en la situación en la que se encontraba actualmente. Caliente, necesitada, y con una joven verga de 18 años dispuesta a complacerla. Y sobre todo, a hacer que esa mujer fuerte e independiente se transformara en una pequeña y sucia puta.

Bryan era el mejor amigo de su hijo. Tenía la misma edad pero sus cuerpos eran muy diferentes. Mientras Tom, su hijo, era bajito y delgado, Bryan era mucho mas alto, con piernas gruesas y un culito bien formado gracias a que practicaba futbol y baloncesto. Alto, aproximadamente 1:80, lo había visto sin playera en varias ocasiones y su cuerpo lo enloquecía. No era un cuerpo muy musculoso, pero si se veía fuerte.

Brazos bien marcados, un six pac que casi parecían ocho, pectorales definidos y una hermosa línea en V que se perdía de vista. Definitivamente iba al gimnasio en su tiempo libre.

Aunque, para ser honesta, eso no era lo que mas le llamaba la atención sobre él. Sino su entrepierna. Debido a que era deportista había visto a Bryan muchas veces en su casa con esos shorts deportivos y la volvía loca en cada maldita vez. Sin importar la situación, su bulto siempre se marcaba y cuando caminaba para sentarse en la mesa, ella podía ver perfectamente la forma de su verga y como esta se movía de lado a lado, libre. No usaba ropa interior, estaba segura de eso.

Lo necesitaba. Se había masturbado decenas de veces imaginando que él finalmente la follaba... Nunca pensó que eso siquiera pudiera hacerse realidad.

Bryan un día pidió permiso en su casa para quedarse a dormir con Tom. Quería estudiar para un examen importante al otro día y Tom era la mejor persona para enseñarle. Estuvieron en su habitación encerrados toda la tarde, riendo y leyendo, hasta que al llegar la noche le aviso a Cassandra que si no tenía problema, había pedido permiso para pasar la noche. Obviamente ella no lo tenia. Se había quedado a dormir en su casa en muchas ocasiones.

No tenia idea de que esa noche particularmente seria diferente.

Ella ya se había ido a la cama y estaba durmiendo cuando, aproximadamente a la una de la mañana, se despertó cuando alguien abrió la puerta de su habitación. Asustada encendió la luz, por un momento quedo ciega por el destello, pero cuando esto paso, quedo anonadada por la sorpresa.

Bryan estaba de pie en el umbral de su habitación, con su cuerpo perfecto, sus abdominales marcados, sus pectorales y tan bello como la primera vez que se dio cuenta que ya no era un niño y era un muchacho hecho y derecho.

Tenía el pelo negro azabache, ojos azules oscuros y rasgos finos, nariz respigada, labios gruesos y una lengua afilada por lo que Tom le contaba de él.

Quedo tan sorprendida por la imagen de ese chico que parecía un ángel de cabellos oscuros en su puerta que tardó casi 10 segundos en darse cuenta de que estaba desnudo.

- ¿Bryan? ¿Qué estas...?

No pudo terminar su pregunta, Bryan camino hacia la cama, con su verga que aun dormida parecía enorme moviéndose de lado a lado por sus piernas mientras se metía en la cama con ella.

Instintivamente le dio la espalda, pero él rápidamente la tomo y la acerco hacia ella. Por un segundo quiso resistirse, sin embargo Bryan tiro de ella y la pego a su cuerpo.

Cassandra pudo sentir su verga, caliente pero aún suave contra su trasero. El chico ni tardo ni perezoso puso sus manos sobre sus tetas y eso devolvió a la madre de familia a la realidad.

No tenía ni idea de que esta pasando ahí, solo sabía que no podía pasar.

- ¡Bryan! -Intentó no gritar para no despertar a nadie pero su voz fue mas alta de lo deseado- ¿Qué demonios estás haciendo? Sal de...

Nuevamente no pudo terminar su frase. Bryan le puso la mano en la boca mientras con la otra seguía tocando sus tetas, buscando sus pezones. Sus manos eran grandes y sus dedos largos, pudo callarla y ella no supo como reaccionar.

- Cállate.

Bryan comenzó a hablar, sus palabras iban intercaladas de caricias sobre sus pechos y su respiración en su cuello. Podía sentirlo a través de su larga cabellera.

- Llevo mucho tiempo queriendo hacer esto, así que te voy a decir lo que va a pasar. Te voy a comer las tetas, vas a comenzar a mojarte. Después de eso te voy a coger, no me pidas que me ponga condón, no lo voy a hacer. Te voy a coger y si eres buena y haces lo que yo te pida, te vas a convertir en mi putita. Entonces voy a comenzar a cogerte periódicamente, siempre que se me de la gana y cuando yo quiera. ¿Esta claro?

Cassandra no podía creer lo que estaba pasando ni lo que estaba escuchando.

¿Qué demonios le pasaba a ese muchacho? Tenia 18 años, ella tenia 42, podía ser su madre, literalmente porque se supone que él y su hijo tenían la misma edad. ¿Cómo podía atreverse a hablarle así?

Se revolvió para intentar alejarse, pero las poderosas manos de Bryan se lo impidieron. Ante la imposibilidad de lograrlo, se esforzó por hablar:

- ¡Bryan! Salte de mi cuarto por favor. No puedes estar haciendo esto, ¡déjame!

El grito fue demasiado para el chico que respondió dándole una bofetada en la cara. La sorpresa del golpe fue tal que se quedo sin habla y por unos segundos el miedo se apodero de ella. Él... ¿De verdad la había golpeado?

- Dije que te calles la puta boca. De todas maneras te voy a coger y te va a gustar, esto es lo que has estado pidiendo desde hace medio año.

¿Crees que no me doy cuenta la forma en la que me miras? ¿Crees que no me doy cuenta como miras mi verga siempre que estoy por aquí? Además, te escuche masturbándote el otro día... Gimiendo mi nombre. Hoy voy a darte razones de verdad para que lo hagas.

Cassandra se quedo helada. Lo sabía. La había visto. No podía creerlo.

En un segundo todas sus defensas se vinieron abajo y poco a poco la lujuria se abrió paso para ganar las batallas que se libraban en su mente.

Si él ya lo sabía... Entonces... ¿Qué sentido tenia negarse? ¿Para que resistirse? Además, sus manos se sentían tan bien... Y podía sentir como su verga crecía contra su culo. Podía jurar que la humedad que sentía era su liquido preseminal.

Inevitablemente, sus manos dejaron de forcejear.

- Así me gustas -Dijo inmediatamente Bryan al darse cuenta de que su presa había caído- Sabía que esto es lo que eras.

La mano de Bryan se alejo de la boca de Cassandra cuando se dio cuenta que ya no sería un problema. Lentamente, bajo por sus pechos, rozando sus pezones, acariciando su abdomen y bajando hasta su ropa interior.

Ella tenia puesto solo su panti y un camisón.

La mano del chico de tan solo 18 años se poso finalmente sobre su panti directamente en su vagina. Ella no pudo evitar soltar un gemido al sentir su tacto.

Cassandra no lo sabía, pero esto para Bryan no era mas que un pequeño reto, un juego que le encantaba jugar desde que se dio cuenta de que su físico y personalidad le podían abrir un montón de puertas... O piernas.

Llevaba un buen récord con sus compañeras de escuela y siempre había tenido las ganas de follarse a una MILF. Ahora que estaba en esa posición, no podía dejar pasar la oportunidad. Además, la madre de Tom era caliente como el infierno.

Igual que ella hizo con él, él se masturbo varias veces pensando en ella, en sus tetas, en como tenia que ser su coño, lo bien que se sentiría estar dentro de ella sin condón. Y también se corrió en mas de una ocasión pensando en lo bien que se sentiría decirle a Tom que se había follado a su madre.

Si, él era esa clase de personas. Algunas personas le llamaban psicópata, para él, solo era un sentimiento de superioridad.

Aún recordaba la noche en que la vio, sus tetas al aire, sus manos entre sus piernas, susurrando su nombre... Que clase de puta sin vergüenza. Justo su tipo favorito de puta. Lo hacían tan fácil...

Ahora él estaba ahí, tocando su coño sobre esa diminuta panti, sus tetas debajo del camisón, grandes y duras como sabía que lo eran. No podía dejar de jugar con su pequeño pezón duro y saltón. Le encantaba. Y sería todavía mejor chupárselas.

Su verga aún estaba semidura. Se enorgullecía de su autocontrol. Esperaría a poner a la linda madre de su amigo a mamar antes de ponerse completamente duro. Quería que creciera en su boca y mirar su reacción.

Cuando sintió suficiente humedad a través de la ropa interior, subió su mano unos centímetros y ahora la deslizo por debajo de la panti de la madre de su mejor amigo. La sensación en sus dedos casi lo pone duro de inmediato.

Tan caliente, tan suave, tan húmeda... La rajita de Cassandra era todo lo que había pensado y más.

En el momento en que sintió esos dedos largos y delgados explorando su coño, buscando su agujero y su clítoris, ella se perdió mas allá de toda posibilidad de retorno.

Tomo su almohada con sus manos, la acerco a su boca y la mordió, sino lo hacia sus hijos la escucharían gemir.

No entendía como es posible que un chico tan joven pudiera demostrar tanta experiencia y seguridad a la hora de explorar el cuerpo de una mujer mayor, pero eso lo único que le decía es que si algo le sobraba a Bryan era experiencia. Además de verga porque ella estaba segura que él no estaba aún completamente duro pero podía sentir como su miembro no dejaba de soltar su pequeño lubricante sobre sus nalgas y las embarraba con cada movimiento de sus cuerpos.

Entonces él comenzó a besarle el cuello y a hablarle al oído.

- Vas a hacer todo lo que te diga ¿verdad?

Ella sin ninguna defensa respondió lo único que sabía que podía decir.

- Si.

- Si ¿Qué?

¿Quería que lo llamara de alguna forma?

- Si papi.

Dijo la primera palabra que se le ocurrió y el respondió apretándole el pezón y metiendo dos dedos en su vagina, grito contra la almohada y juraría que estaba a dos toques de sentir su primer orgasmo en las manos de otro en mucho tiempo.

- Así me gustas.

Las caricias del chico subieron de nivel hasta que sin miedo comenzó a meterle 3 dedos, apretar sus pezones y su pulgar se acercaba juguetonamente a su ano.

En ese momento ella subo que no podía mas y grito mordiendo la almohada lo mas fuerte que podía rezando porque ninguno de sus hijos estuviera despierto o tuvieran el sueño ligero como para escucharla.

Para Bryan esa fue música para sus oídos y la señal de que podían pasar a lo siguiente.

- Vaya puta de mierda estas hecha -Le soltó sin ninguna vergüenza-.

Cassandra se estaba recuperando del orgasmo como para preocuparse de las palabras recibidas, aunque si hubiera estado en sus 5 sentidos tampoco se hubiera quejado. En ese momento era exactamente lo que sabía que era.

El joven chico se alejo pero antes de hacerlo, la obligo a lamer sus dedos, haciéndola probar sus propios juegos. Quito las sabanas de la cama y se acostó sobre ellas, con su pene aún no en completa erección, pero grande y brillante debido a que no dejaba de brotar liquido preseminal.

- Desnúdate -Le ordenó directamente.

Ella aún confundida estaba a punto de empezar a hacerlo aún en su lado de la cama pero él le chicheo como si se tratará de un animal.

- No no no, párate frente a mi y desnúdate como la puta que eres. Cada vez que te pida que te desnudes tu lo vas a hacer en frente de mi y posando como zorra, ¿Entiendes?

- Si -Respondió sumisamente.

Pero eso no lo dejo satisfecho.

Bryan se levanto un poco y la abofeteo, con mas fuerza que la ultima vez.

- Si ¿qué? Pequeña perra.

- Si papi -Contestó ella tocándose la mejilla.

- Ahora Apúrate y hazlo.

Cassandra, madre de dos hijos y humillada, se levanto, se paro frente a la cama y poso para el chico de 18 años que la estaba ultrajando.

Bryan la observo fascinado. Dominar a sus compañeras de clase hasta ese momento le había parecido sencillo. Ellas disfrutaban de ser morbosas y rebajadas por él porque era la pequeña fantasía de ese momento. Además la mayoría lo deseaban y simplemente contestaban que si a lo que sea que él preguntara.

Pero Cassandra lo estaba haciendo todo mucho mejor. Ella era madre de familia, trabajadora, viuda, estaba acostumbrada a hacer de su vida lo que ella quería y a reprender a sus hijos cuando no le hacían caso... Pero en ese momento era suya. Su puta. Su perra. Su mujer necesitada de verga y de un hombre de verdad que le dijera que hacer para ganarse su aprobación. Y claro, él ya sabía lo que ella tendría que hacer para lograrlo.

La vio quitarse el camisón que realmente ocultaba muy poco y liberar sus tetas. Nuevamente sintió ese deseo juguetón recorrer su verga. Que ganas tenía de follarla.

- Date la vuelta, muéstrame el culo.

Le ordeno cuando vio que estaba por quitarse su diminuta panti que a esas alturas parecía una tanga.

Ella obediente nuevamente lo hizo, dándole la espalda, quitándose la panti y dándole un vistazo perfecto de su culo.

- Ahora vení aquí y cómeme la verga -Se le había escapado un poco el acento argentino de su madre, pero no le importo. Le hizo una seña con su dedo índice señalando su pene y ella fue gustosa sobre la cama para cumplir la petición.

Cassandra lentamente subió a la cama y se acerco entre las piernas de su amante a esa jugosa verga con la que llevaba fantaseando tantos meses.

La tomo entre sus manos, grande pero no completamente dura. No pudo evitar cierta sensación de decepción. Recordaba la verga de su esposo y siempre estaba dura para cuando ella se desnudaba. Se pregunto si tal vez no le había parecido lo suficientemente sexy y cabía el chance de que al final se arrepintiera y no quisiera hacerlo.

Eso le causo pánico. No. No podía dejarlo ir. Quería tenerlo dentro después de todo lo que estaba pasando.

Tenia que darle la mamada de su vida para que no pudiera pensar dos veces en lo que quería hacer. Y así lo hizo.

El chico no hizo otra cosa mas que disfrutar de la forma en que esa mujer madura le estaba comiendo la verga. Puede que Cassandra tuviera mucho tiempo sin comerse una verga (Al menos que él o su amigo Tom supieran) pero definitivamente no había perdido la experiencia.

Comenzó lento, lamiendo la base y subiendo poco a poco hasta pasar varias veces la lengua por su cabeza, como si estuviera lamiendo una paleta. Eso le hizo pensar que tendría que enseñarle cosas, pero pronto ella comenzó a chuparlo como nadie.

Cuando noto que Bryan comenzaba a ponerse duro de verdad, entonces aumentó la intensidad y se metió su verga en la boca.

No podía creer que lo estaba haciendo, realmente estaba chupando la verga del mejor amigo de su hijo. De verdad estaba mamándosela a un chico de 18 años que se había metido en su cama y se lo había ordenado. Estaba mojándose todavía más solo de tener esa clase de pensamientos.

Además su pene era precioso. Completamente rasurado, grande, gordo, no circuncidado pero con una cabeza rosa perfectamente visible. No entendía como podía ser tan grande. ¿Cómo un chico de 18 años podía tener una verga tan grande? Tenían que ser 20 cm al menos. Deseaba hacer esas preguntas y que alguien le respondiera.

Además su cuerpo... ¡Lo volvía loca! Ahora que estaba de frente a él, o debajo de él como se quisiera ver, podía ver su pecho, completamente lampiño, perfecto y definido, sus abdominales que se veían mas duros que antes, tal vez por el placer o la posición y esos hermosos ojos viéndola con deseo, lujuria y superioridad.

Su cabello se enredaba sobre su frente y ella solo deseaba verlo mas de cerca cuando la estuviera follando.

El miembro era tan grande que no le cabía entero en la boca, pero eso no impidió que la madre lo intentara una y otra vez, ahogándose en cada ocasión y mandando a Bryan al cielo con cada intento.

El chico no podía creer la clase de puta que era la madre de su mejor amigo. Si imagino que ella haría todo por complacerlo pero no a ese nivel. La miraba con satisfacción, haciéndole entender que estaba haciendo un buen trabajo.

Pronto no pudo soportar mas, la tomo de la cabeza con ambas manos y comenzó a follarle el rostro sin piedad.

Bryan pensó por un momento en si lo ideal sería que se corriera en su cara y dejarla con ganas de sentir su verga en su coño para otra noche. Pero tenía grandes planes y lo mejor sería darle lo que deseaba. Eso si, no sin antes hacer que rogara por ello.

Saco su verga de su boca, la tomo con fuerza por los hombros y sin permitirle siquiera pronunciar una palabra, la tiro sobre la cama, colocándola boca arriba y tomando una posición de poder sobre ella.

Apresó sus brazos con sus piernas, la obligo a abrir la boca y metió su polla nuevamente. No podía creerlo, ¡Desde arriba se sentía aún mejor! Además, como él controlaba el movimiento, podía entrar aún mas profundo. Sentía como sus bolas colgando rosaban la barbilla de la madre de Tom.

Cassandra quiso resistirse, pero a pesar de que Bryan era un chico delgado, era fuerte y pudo con ella sin problema. Se notaba que se ejercitaba.

El chico se recostó por completo, metiendo su miembro lo más profundo posible en su garganta mientras ella evitaba que los reflejos le vencieran y se ahogara.

- Que pedazo de perra eres -Comenzó a murmurar el chico- Mira solo como te la tragas. Esto te encanta ¿Verdad?

A Cassandra le estaba calentando mucho la manera en que Bryan le hablaba. Esa forma tan sucia y vulgar de hablar... Nadie le había hablado de esa manera en su vida y que lo hiciera un chico tan joven solo aportaba más morbo a la situación. No creía que alguien así fuera capaz de hacer eso.

- Pregunte si te encanta perra.

Repitio el chico gruñendo mientras movía sus caderas.

"Aja" murmuro ella con esa verga blanca, grande y gorda en la boca. Él, sin que ella pudiera verlo, sonrió de satisfacción.

El chico siguió de esa manera durante un rato hasta que la propia ansiedad de ambos los superó. Él necesitaba estar dentro de su coño y ella estaba tan mojada desde hacía algunos minutos que no podía pensar en otra cosa.

Cuando Byran se retiro de la boca de Cassandra, ella por alguna razón se sintió vacia. Era como si esa verga fuera parte de ella, como si le perteneciera y de repente se la habían quitado... Casi se sintió triste y patética, solo reconfortada ante el hecho de que pronto la tendría de nuevo en otro lugar.

Bryan se coloco justo entre las piernas de la madre de su mejor amigo, con su verga erecta de 20 cm justo en la entrada de su vagina... Cualquier otra persona se hubiera sentido culpable o habría pensado en los sentimientos de Tom. Pero él no. Esto era lo que quería. Y lo que esta puta necesitaba.

Tomo su miembro en sus manos y roso su cabeza por los labios de Cassandra que comenzó a gemir y retorcerse. Sentía su humedad en la punta y casi podía saborearla.

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