Mi despertar Lésbico

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Confirmas lo que dudas de por vida con solo verla.
8.7k palabras
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Parte 36 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Hola, soy Yolanda. No es mi nombre real, pero sí el que siempre quise desde niña y aprovechando la recomendación de Agata de mantener el anonimato. Después de chatear varias semanas con ella, me convenció de contarles un poco de mi historia con su ayuda.

Me considero una persona más sensual y romántica que sexual, así que me voy a concentrar más en esos pequeños detalles que nos hacen latir el corazón a mil.

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Creo que soy esa típica mujer que toda la vida ha sentido algo diferente por las mujeres, pero ha querido ocultarlo de alguna forma colocándole algún manto de amistad encima.

Pese a que he tenido varios novios con ninguno pasaba de los tres meses, nunca me terminé de sentir del todo bien con ellos, no sé, siempre faltaba ese mismo escalofrío y revoltura en el estómago que sentía con personas del mismo sexo.

Mi último novio lo tuve en la universidad. Nos conocimos porque era un poco femenino, rozando el límite de la hombría y muchos hasta se preguntaban si era gay.

Con el me entendí mucho mejor que con los otros, al principio. Le encantaba ver películas románticas y no le daba temor poner su hombría en juego llorando delante de mí.

Ya llevábamos 6 mese, todo un record para mí, pero justo en el último semestre, decidió terminarme después varias semanas yendo a su casa a hacer visita, se enojaba porque pasaba más tiempo con su hermana que con él.

La conexión que sentía con esa mujer era casi magnética, pero por respeto a mi ex decidí cortar de raíz cualquier tipo de comunicación. Una lástima, porque creo que habría sido mi primera mujer, aunque la verdad no me arrepiento porque llegó una mujer más madura y centrada a mi vida.

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Llevaba exactamente 2 años y medio de no querer tener ninguna relación, necesitaba un respiro. Fue una época en la que me empecé a preguntar seriamente que estaba roto en mí y porque no podía tener una relación larga y duradera.

Ya ni salía a rumbear con mis amigxs y en el trabajo levantaba un muro de hielo al rededor con una actitud fría y tosca con cualquier hombre que lo intentaba.

Lo que perdí en amistades, lo gané en ascensos, llegando en 6 meses a un puesto de dirección de proyectos, cerca de los altos mandos.

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Melissa, una de mis jefes directora del área de mercadeo, es la típica mujer de negocios bien vestida y con un carisma de esos que hace que a todo el mundo le caiga bien.

Es una mujer trigueña, de estatura media, cabello rizado, ojos verdes oscuros y labios gruesos. Su cuerpo es carnoso, no tiene una cintura perfecta, ni senos muy grandes, pero lo que sin duda se roba todas las miradas cuando va de falda son sus piernas gruesas y fuertes necesarias para poder cargar ese culote que menea de forma deliciosa al andar.

Si ya sé que están pensando y si, esa mujer me encantaba, derrumbaba en instante toda posible idea de volver a salir con hombres de nuevo, casi que ni la veía caminar, para mi flotaba como una diosa.

Mis noches se convirtieron en un desastre, me quedaba mirando al techo sin saber que hacer. Me sorprendía en la madrugada pensando en ella, recordando lo hermosa que había ido ese día, su cara amable y ese ademan que usa para acomodar su cabello girando levemente su cuello, ufff cada que lo hacía sentía que se me chorreaba la baba.

Sin embargo, aún no entendía del todo de que se trataba todo esto. Las conversaciones con uno mismo, eran una tira y afloje del que no te puedes escapar con mentiras. Igual me repetía mil veces que debía reprimir y cambiar esos pensamientos, algo que solo empeoraba las cosas.

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Un día estaba en mi puesto concentrada escribiendo una propuesta de negocios, completamente ida escuchando música con los audífonos, ni me di cuenta de que estaba moviendo los labios siguiendo las letras y haciendo la mímica en el escenario, cantando apasionadamente para sus fans.

En segundo plano vi que alguien pasaba entre los cubículos y solo cuando ya estaba demasiado cerca me di cuenta de que se trataba de Melissa.

Me quedé helada cuando vi cómo se sentó sobre mi escritorio mirándome con esa hermosa sonrisa angelical. Me dijo algo, pero no le pude escuchar nada.

Me quité los cascos y los deje caer sobre mi cuello.

- Hola jefe ¿me necesitaba?

- No no, que pena, es que te vi y me pregunté que estabas escuchando ¿puedo?

- Si, claro

Me quedé pasmada y no era capaz de moverme, no caí en cuenta de que esa repuesta significaba que mi cerebro les ordenara a mis manos tomarlos cascos y pasárselos.

Ella de lo más normal, estiró sus dos manos, se inclinó hacia adelante para tomarlos. Su cuello quedó cerquita de mi nariz y mientras aspiraba para llenarme con su perfume mis ojos se desviaban a perderse en las profundidades su escote.

Se volvió a sentar en el escritorio, colocó los audífonos sobre sus oídos, los apretó con sus manos y cuando escuchó la tonada cerro los ojos, movía su cuerpo con el ritmo y cantaba sin importarle que los demás la escucharan.

"Let's raise a glass

Or two

To all the things I've lost on you

Ho, ooh

Tell me are they lost on you?

Ooh, oh

Just that you could cut me loose

Ho, ooh"

Me quede embobada, hasta con la boca abierta, no solo por lo hermosa y sexy que se veía esa mujer cantando con su dulce voz entonada, sino por la seguridad y lo poco que le importaba hacer el ridículo.

Abrió los ojos, me entrego los audífonos y me sonrió.

- Con razón estabas así, me encanta LP

Se levantó de la mesa y se fue cantando para su oficina, tronando los dedos y tarareando la tonada. Se sentó en su puesto, se colocó los audífonos y me mostró la pantalla de su teléfono con el video de la misma canción.

Le sonreí de vuelta y traté de evadir su mirada antes de que fuera demasiado evidente que me tenía embobada. Me concentré de nuevo en lo mío, o bueno al menos eso simulaba hacer, cuando me llega un mensaje interno y salta la notificación en la pantalla.

- Me deberías compartir tu playlist

De nuevo paniqueada con las manos congeladas sin saber que responder, mirando la pantalla con el corazón a mil.

Volteé a mirar a su oficina y ahi estaba ella haciéndome cara de puchero y sus manos juntas rogando por que lo hiciera.

- Ay jefe, no me da pena, es que yo tengo ahi una revoltura de todo

- No importa, mejor, me encanta conocer música nueva

- Es que... literal puede pasar de vallenatos, a salsa, k-pop, plancha y terminar en rock o metal

- Mejor todavía... yo escuchó de todo

- ¿En serio jefe?

- Si en serio, mi hermano tiene una banda de Rock así que estoy acostumbrada

- Esta bien, pero no me hago responsable

Copié el enlace de mi playlist para trabajar o estudiar y se la compartí. De lejos me quede mirando su reacción y cuando la abrió se notó un poco sorprendida, pero si miedo le dio play y me sonrió de vuelta.

El juego de miradas y risas no paro en todo el día, cuando una cancion le gustaba me escribía llamando la atención y cuando la volteaba a ver me hacía muecas de aprobación, hasta con las canciones pesadas de metal me hacía la señal de cachitos con los dedos y juntaba las cejas cabeceando, definitivamente era todo un caso. Todo el día me reí.

Llegando la hora de salir, tomo su cartera, dobló su abrigo sobre el brazo y se acercó caminando a mi puesto.

- La vida sin música, no es vida

- Definitivamente

- Que tengas feliz noche

Se inclinó y sin esperarlo se despidió de beso en la mejilla.

- Lo mismo... jefa --respondí tartamudeando un poco--

Pase delicioso, pero me desconcentro tanto que me toco quedarme casi hasta las 11 de la noche en la oficina para recuperar el tiempo perdido.

---

Llegué tan rendida a la casa que lo único que quería era una buena ducha de agua caliente y dormir.

Me quité la ropa dejándola en el camino tirada por el suelo, desnuda apoyé las manos contra la pared. Metí mi cara de frente al chorro y respiré profundo quedándome ahi en medio mirando al suelo, viendo caer el agua alrededor de mi rosto sin moverme para que el agua me dejara respirar.

Sentí un calor en mi vientre que fue creciendo por mi cuerpo al cerrar los ojos e imaginar que ella entraba a la ducha abrazándome y se quedaba recostada sobre mi besándome el cuello con sus pezones erectos en mi espalda.

Las piernas me temblaron al quedarse sin fuerza, levanté la cara para tratar de conseguir equilibrio y el agua me entro por boca y nariz haciendo que me ahogara. Terminé apoyada contra el vidrio, tosiendo, mirando de forma inquisitiva mi reflejo.

- ¿Qué coño te pasa Yolanda? ¿Acaso te volviste loca?

Abrí la llave del agua fría, esperando que me ayudara a despertar y se llevará por el desagüe esas ideas. No me podía permitir pasar ese límite, no con otra mujer.

---

Por lo general duermo casi desnuda, pero esa noche mi inconsciente temeroso de que hiciera algo más me hizo poner ropa interior, pijama, buzo y hasta una sudadera por encima. Si hubiera tenido una armadura medieval con cinturón de castidad no habría duda en vestirla también.

Traté de pensar en algo más, pero era imposible sacarme esas ideas de la cabeza. Mi último recurso fue tomar un libro de economía para una maestría que tengo en mis planes y sin siquiera darme cuenta caí dormida... a un reino que no puedo controlar.

En medio del sueño, estaba en la oficina buscando unos papeles en el archivo. Ella entró cerrando la puerta, cual felino acechando a su presa, fue directo hacia mi mirándome con hambre a la boca.

Me levanté tan rápido como pude quedando encerrada al final del pasillo apoyando la espalda contra la pared. Ella colocó sus manos a lado y lado para que no pudiera escapar y se acercó peligrosamente quedando su cara a escasos centímetros de la mía. Temblaba de susto.

- Jefa ¿qué hace?

- Es tu sueño, tú me trajiste, así que dime que hago acá

- No sé, yo no...

Me colocó su índice en la boca al mismo tiempo que acercaba su rostro al mío, mirándome fijamente a los ojos. Sin cerrarlos paso su lengua por la longitud de su dedo, me beso y sonrió.

- ¿Sigo?

- No sé

Bajó su mano pasándola entre mis senos, acariciando uno de ellos disimuladamente por debajo, pasando yendo hacia mis costillas, llevándola hacia mi espalda para apretarme contra su cuerpo. Mi corazón palpitaba tan fuerte que ella podía sentirlo con su cuerpo.

- ¿Sigo?

Me la comí a besos desesperadamente, las manos se movían sin control igual que nuestras lenguas, respiraba agitada y asustada. Fue inevitable, mis manos fueron directo a posarse en sus nalgas, la emoción me llevo a empujarla contra mi cuerpo y se le escapó un delicioso gemido mientras chupaba mi lóbulo.

- Ten cuidado con lo que sueñas...

Abrió los ojos sonrió y mientras nos mirábamos, paso su lengua por el contorno de mi boca y luego la tetica entre los labios superiores la metió en su boca y la degusto de una forma tan sensual, que al imaginarla haciendo lo mismo más abajo me hizo mojar.

- ...porque esos deseos reprimidos, a veces se hacen realidad

Al ver mi expresión de placer, se hizo de rodillas, levantó una de mis piernas la apoyó contra uno de los estantes y desapareció debajo de mi falda, me temblaba todo, sentía que no era capaz de moverme y al voltear a ver mis manos las vi amarradas a los estantes.

Quería gritar y pedirle que se detuviera, que no lo hiciera, gritaba con todas mis fuerzas, pero como en toda pesadilla no se salía ni un hilo de vos.

Estaba a su merced, su cara perversa y maldadosa aun la recuerdo cuando corrió las tangas a un lado y justo cuando sentí el calor de su boca en mi sexo...

Desperté sobresaltada de golpe. Levanté todas las cobijas tirándolas al suelo para asegurarme de que ella no estaba ahi. Todo eso había sido demasiado real.

Aliviada al darme cuenta que solo había sido un sueño, me llevé la mano al pecho, el corazón latía aún más fuerte y podía sentir mi sexo empapado debajo de todas esas capas de ropa.

Me tiré hacia atrás, exhalando con fuerza profundamente y cuando la adrenalina bajó un poco me empecé a reír frenéticamente y sin control, tanto que me tuve que tapar con la almohada para no ir a despertar a los vecinos.

- Ay Yolanda, solo fue un sueño, vuelve a dormir

- No, dormir no

Me daba terror, creo que sentía el mismo miedo que tuve de dormir que cuando me vi Freddy Krueger. Me daba pavor volver a soñar con ella, volverme a sentir vulnerable, sin saber si lo que estaba sintiendo era bueno o malo.

Tomé mi celular para ver la hora y aún estaba muy temprano para ir a trabajar, pero igual ya no iba a ser capaz de dormir.

Aprovechando que ya tenía la sudadera, me coloqué una camiseta, tenis, audífonos y decidí salir a trotar un poco. Asi seguro mi cuerpo se volvía a equilibrar y dejaba de pensar estupideces.

---

Llegué tempranísimo a la oficina y como es costumbre quién llega de primero pone a preparar el café.

- Hola Yolanda, buenos días ¿qué haces tan temprano por acá?

- Buenos días jefa --seme secó la boca-- este yo, este... el proyecto, si eso, entregar proyecto, hoy

Ay no, cómeme tierra, pero qué demonios hago hablando como si fuera Tarzan.

- jajajajajajaja creo que necesitas urgente ese café para despertar

- Si si --reí disimuladamente--

- Fresca que yo soy igual, hasta que no me tomo el primer café no soy persona

Me corrió una silla y risueña me acomodó tomándome con sus manos de los brazos para guiarme preocupada como si pensara que mi cuerpo ni siquiera tuviera energías para decirle a mis neuronas dónde estaba la silla.

Abrió la alacena, tomo un par de tazas y sirvió un café negro y cargado.

- ¿Cómo te gusta?

«Como vos» respondió la otra voz dentro de mi mente. Me sacudí la cabeza, cerrando los ojos.

- Asi, oscuro

- ¿Azucar?

- No

- Definitivamente vos y yo tenemos que ser amigas --dijo mientras se sentaba al frente-- buen gusto en la música y también sabes cómo se toma un buen café

- Si, si el azúcar le daña el sabor

Estaba tan nerviosa que en automático y sin pensarlo, tomé la taza para sorber un poco y ella me detuvo con la mano.

- Te quemas la lengua --con es hermosa sonrisa-- estas muy dormida

«y la lengua es muuuuyyy importante» dijo mi mente con tono burlón y mis ojos se posaron en sus labios. Volví a sacudirme de nuevo buscando que esas ideas salieran de una vez de mi mente.

Me sostuvo las manos encima de las mías para calentarlas y sopló mi taza un poco. Ay estaba esa mirada acompañada de esa hermosa sonrisa, esa maldita mirada que me hacía temblar todo.

- Estas helada --me dijo--

Me sentí un poco incomoda, al escuchar que más personas llegaban a la oficina y sin ser grosera bajé la taza en la mesa y retiré mis manos.

- Si es que con esta llovedera

Dije por disimular, pero estaba segura que era a causa de los nervios.

- A mí me encanta calentarlas con el cafe, es como un ritual

Levantó su taza con sus manos al rededor soplando sin prisa. Le dio un sorbo y se saboreó.

- ¡Ay dios mío! --gritó eufórica-- de ahora en adelante quiero que seas la primera en llegar

Incliné diez grados la cabeza y la miré extrañada.

- Este café te quedo espectacular

- jajajaja debe ser por la sobre dosis de café y el chorrito de ron --giñando un ojo--

- Entendido Jefe Gorgory --me giño exageradamente de vuelta--

Las dos nos reímos y más personas empezaron a entrar a la cafetería, saludando por educación y nosotras dejamos de hablar esperando que volvieran a salir.

Ella a cada sorbo no cambiaba su cara de placer. Esperó a que estuviéramos solas para retomar conversación.

- Se me olvido contarte

- ¿Qué?

- Anoche soñé con vos

Afortunadamente no tenía café en la boca en ese momento o la habría bañado escupiéndoselo encima. Llegaron todas esas imágenes de mi sueño a la mente y se me alcanzaron a sonrojar los cachetes.

Traté de disimular culpando lo caliente que estaba el café, me escudé levantando a soplar la taza, evitando mirarla a los ojos o si no me iba a sonrojar aún más.

- No me digas ¿qué soñaste? --pregunté temerosa--

- Qué estábamos en un concierto de LP

- Ay super --respiré profundo-- ya quisiera yo

- Casi lloro cuando me desperté, estábamos ahi en primera fila, al frente de nosotras

- Me muero

- Siiiii imagínate... al menos ya se con quién ir cuando venga de gira por acá

- Claro que sí, de una

Ella se levantó y se me quedó mirando fijo a los ojos como si me quisiera decir algo, pero sin ser capaz de atreverse.

- ¿Pasa algo?

Hizo una mueca de arrepentimiento, se sacudió la cabeza.

- No nada, solo me quería asegurar de que si hayas despertado y no sigas en modo zombie

- jajajajajaja si jefe, tranquila que puedo llegar a mi puesto por mis propios medios

- Melissa --respondió a secas-- no más eso de jefe, ya somos amigas --sonriendo una vez más--

- Esta bien --alcancé su taza y me levanté-- "Meli" vaya a su reunión matutina que yo me encargó de lavar esto

- ¡Gracias! --me dio un beso en la mejilla-- que tengas un excelente día

Salió de la cafetería y me quedé ahí parada viendo el infinito con sonrisa de pendeja. No podía creer todo lo que acababa de pasar. Aunque me lo negaba, ella de forma orgánica me producía mil veces y sin que pasara nada anormal lo que ningún hombre en mi vida.

Hasta que entró Karla mi compañera de puesto y me tronó los dedos al frente.

- Oe, oe tierra llamado a Yolanda

Siguió su camino a servirse un poco de café y sin que se me borrara la cara de pendeja camine al lavado.

- ¿Esa risita tan temprano qué?

- ¿Cuál risita?

- Pues esa, la que nunca tienes en la cara, pedazo de amargada

- Nada, no sé, solo me levanté feliz

- Uyyyy no me digas, al fin encontraste un galán que te hiciera el ñaka ñaka

- Nooooo jajajajaja para nada, solo me siento feliz, no necesito de manes para serlo

- No pues, que dijo, la independiente

- Mi independencia mide 15 centímetros, es rosado, lastimosamente aún necesita baterías y me ha dejado a medias más de una vez

- jajajajaja ya es hora de actualizarse y comprar uno recargable, dan horas de placer, créeme

- Ya se quién me puede asesorar cuando decida cambiar de "novio"

- Cuando quieras jajaja

Nos fuimos al puesto y por más que tarte de concentrarme, era imposible no mirar de vez en cuando para la oficina de mi jefa.

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En la tarde uno de los bordes de los vidrios de su oficina crea un efecto de prisma y se reflejan los colores del arcoíris. Es rato porque ella de forma inconsciente juega con ese haz de luz con sus manos.

Lo gracioso de todo eso es que me daba risa lo de los memes con el rayo homosexualizador, pero muy dentro de mi anhelaba que ese meme se hiciera real, que ese pequeño haz de luz, la "convirtiera" y yo no tuviera tanto miedo de verla como algo diferente a mi jefa.

Ella de vez en cuando levantaba la mirada y disimuladamente miraba para el techo o para otro lado. Obviamente me descubrió más de una vez, se hacia la tonta, pero esa risita coqueta la delataba. Maldito juego adolescente.

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Por un buen tiempo no volvimos a tener mucho contacto, ella estuvo de viaje y cuando regreso la encargaron de una nueva división y se le notaba por encima el corre corre de acostumbrarse a sus nuevas obligaciones.

En unas semanas íbamos a tener cierre de trimestre y todos estaba al límite, revisando cumplimiento de objetivos y dando el último esfuerzo para hacer los cierres.

Melissa estaba particularmente estresada, se veía bastante atareada en su oficina haciendo llamadas y caminando de un lado para el otro.

Las personas empezaron a salir en su horario habitual y algunos pocos nos quedamos terminando algunos pendientes para dejar todo listo y no correr peor el ultimo día.

A eso de las 8 agarré mis cosas y la vi demasiado concentrada en su portátil, con un lápiz en la boca, sus lentes de marco grueso que solo usa de vez en cuando, casi encorvada como si se fuera a meter a la pantalla mientras se rascaba el cuello.