Sarah Ass

Historia Información
Madre interesada en definir futura inclinacion sexual de su.
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Parte 1 de la serie de 3 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/03/2020
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Introduccion

Este es un relato de mis años mozos, cuando por intermedio de un amigo, conosco a su madre y las circunstancias y particularidades del giro de nuestras relaciones me llevaron a vivir esta interesante aventura que hoy comparto con ustedes.

Sarah I

Esta es la historia de una mujer excepcional, que preocupada por la salud y bienestar sexual de su hijo, mi compañero de estudios, tuve la suerte de conocer en mis años mozos, dejándome estas maravillosas memorias que hoy comparto con todo aquel que muestre sus gustos por este tipo de lectura. Los nombres, de los personajes y las situaciones vividas han sido modificadas por razones obvias, cosa que no puedan ser identificadas con la realidad. Toda esta historia ocurre cuando tanto Marcos, mi amigo, como yo habíamos alcanzado la mayoría de edad, como todos los personajes de este cuento, de hecho cuando comienza la naturaleza sexual de nuestra amistad ya teníamos 19 años.

La Amistad entre Marcos y yo había surgido a finales de nuestra niñez y comienzo de la adolescencia, habíamos concurrido a la misma escuela primaria, continuamos la secundaria en el mismo Liceo y posteriormente acudimos a la misma universidad y a pesar de que escogimos carreras distintas, nuestra amistad y frecuentes encuentros se mantenían a un ritmo si se quiere cotidiano.

Vivíamos en el mismo vecindario, y como antiguos compañeros de estudios también compartíamos ratos de ocio y de esparcimiento, lo cual nos llevó a vivir los episodios que a continuación voy a narrarles, tratando de ser lo más exacto que los recuerdos me permiten para así lograr revivir momentos de placer para el deleite propio y de aquellos que puedan tener acceso a estas memorias.

El vecindario donde vivíamos era una zona de clase media de la Capital, conformada por edificaciones multifamiliares; edificios de apartamentos de seis y siete pisos en promedio, así como también una parte de casas quintas, donde habitaban las familias originarias del vecindario.

Tanto la familia de Marcos como la mía, pertenecían a los nuevos habitantes de este vecindario, que ya conformábamos la población mayoritaria del barrio, y éramos en su mayoría, los habitantes de los edificios de apartamentos; gentes profesionales, levantando sus familias con el esfuerzo de sus trabajos. Bien sea como empleados o trabajadores independientes.

Marcos al igual que yo vivía en un edificio de seis pisos, pero el edificio donde vivía Marcos estaba rodeado de otras edificaciones más bajas, hacia donde se podía ver la rutina diaria de sus moradores dentro los mismos, sin temor a ser notado.

Un día, jugando abajo en el edificio de Marcos, paso una muchacha que era la admiración de todos los jóvenes del barrio, por su belleza corporal, todos la deseábamos y a más de uno esta bella señorita, había inspirado sueños húmedos. Después de habérsele rendido, a viva voz, todos los elogios y piropos imaginables a la belleza de la muchachada por parte de los que estábamos allí, Marcos se acercó y me murmuro al oído

- Tienes que verla desnuda

- Y cómo es eso?, explícame, sorprendido le respondí

- Fácil, lo que tenemos que hacer es subir hasta mi apartamento o a la azotea del edificio, para que la veas no solo a ella bañándose, sino también a otras que pueden estar a estas horas haciendo cosas interesantes de ser vistas.

Accedí con gusto a la invitación que Marcos me había hecho y de mutuo acuerdo decidimos que fuera la azotea del edificio nuestro punto de observación, ya que no me agradaba la idea de que su madre fuera a conocer en que andábamos.

Subimos pues a la azotea, la cual como en todas las edificaciones de la época estaba conformada de dos niveles: un área común a todos los moradores del edificio, que servía de secadero o tendedero para la ropa lavada; y un nivel superior al cual se accedía por unas escaleras metálicas, de hierro, donde se ubicaba la sala de máquina del ascensor. Desde allí, sentados sobre unos pedazos de cartón que Marcos había colocado convenientemente con antelación en el piso, recostado a la pared del cuarto de máquinas, se disfrutaba de la más amplia vista interior de por lo menos una media docena de apartamentos, sin la menor posibilidad de ser visto a menos que alguien subiera hasta donde estábamos ubicado.

Uno de estos apartamentos era el de la amiga que habíamos piropeado minutos antes, y quien como mi amigo me había indicado estaba ya dispuesta para tomar su baño. Entro al cuarto de baño vistiendo una bata suelta, abrió la llave de la regadera, después de un momento probó la temperatura del agua, se secó la mano con la bata y se despojó de esta dejando al descubierto su maravilloso cuerpo desnudo; erguidos y abundantes senos, vientre plano, y sobre todo lo más impactante y resaltante de su curvilínea y hermosa figura; un triángulo de pelos negros que cubrían su vientre casi desde el ombligo, hasta el nacimiento de sus piernas en su amplia y voluminosa cadera.

Mi erección fue inmediata, me desabotone la bragueta y libere mi miembro del interior, el cual ya tenía todo mojado por la cantidad de líquido que había empezado a babear desde que la muchacha había entrado al baño.

Primero con una mano, después con las dos, al principio suavemente luego con más velocidad comencé a masturbarme sin importarme que Marcos estaba allí presente, a mi lado, y sin notar siquiera cual había sido su reacción comencé a eyacular disparando largos chirretes de leche que me hicieron volver en sí, tomar consciencia de la presencia de Marcos y ya menos excitado, más calmado poder conversar con él acerca de las condiciones para el uso futuro de 'su puesto de observación'

- Sabe alguien más acerca de este paraíso?, ¿Has traído otros amigos para acá?

- No, este es mi escondite secreto y aquí vengo casi todas las tardes después de hacer mis tareas universitarias. Es así como tengo conocimiento de los horarios a los que la mayoría de las parejas vecinas que están a la vista desde aquí, tienen sus relaciones, así como sus preferencias y posiciones favoritas.

Y refiriéndose a mi verga, la cual estaba todavía medio inflamada me dijo;

- Coño es grande y gruesa!

- Si, y a modo de juego le dije, y pesada también cuando quieras puedes ayudarme a descargarla y así le agarras el peso.

- Mira que me lo tomo en serio. y sonriendo, mirándome a los ojos, con una mano lo agarró, y suavemente comenzó a acariciarlo y a moverlo hacia adelante y hacia atrás.

- Espera un momento que a esta hora viene lo mejor de la tarde; la del quinto, aquella señora toda seria y respetuosa que parece que no rompe un plato, siempre rezando y dando consejos, la vas a ver como se chupa al marido, yo la bauticé la mamadora del barrio.

Al ver que no me soltaba la verga lo atraje hacia mí y le comencé a agarrar las nalgas por sobre el pantalón, lo mire a los ojos y le pregunte.

- Eres marica verdad? -

- Si, fue su respuesta, y agarrado de mi verga como estaba, se arrodilló y como si temiera a que yo lo fuera a detener, se llevó la cabeza a los labios, la besó con suavidad, le paso la lengua húmeda por todo el rededor y luego se la metió en la boca, ahí lo agarré por detrás de la cabeza y traté de que se la tragara completa, era demasiado para él, se la sacó un poco porque casi se ahogaba y me dijo.

- Deja esto de mi parte macho, porque esto es un sueño hecho realidad, desde la primera vez que te la vi en el baño de la universidad, no he pensado sino en este momento, de tenerlo en mi boca y hacerte acabar en mi cara y boca para así sentirte mi dueño.

Lo deje entonces de su cuenta y mientras jugaba con su lengua con la cabeza de mi verga, con una mano me acariciaba el resto de ella y con la otra me acariciaba las bolas, al mismo tiempo yo estaba disfrutando del espectáculo que él me había anunciado y que se estaba sucediendo en el apartamento del quinto piso donde la señora muy respetable, "la mamadora", estaba haciendo de las suyas con su marido.

Las emociones eran muy fuertes y placenteras y no fue mucho lo que pude resistir con aquel tratamiento bucal y manual que Marcos le estaba suministrando a mi verga, de modo que sujetándolo nuevamente por la parte posterior de su cabeza, le anuncié la buena nueva.

- Me voy Coñooo!

- Échamela toda en la boca macho mío. - Y abrió su boca para permitir que mi verga le llegara hasta la garganta, donde le descargue el primer disparo que casi lo ahoga

Fueron como cuatro o cinco disparos de leche que Marcos trataba de tragar lo más rápido posible para no ahogarse, al final lo que escurría de mi verga se lo paso por la cara y así con la cara sucia de leche y de verga, aun arrodillado ante mi exclamó.

- De ahora en adelante quiero ser tu mujercita, dime que vas a ser mi marido, por favor te lo suplico quiero ser tuya, quiero que seas tú el que me desvirgues, el primeo que me rompa ese culo virgen, que he guardado para mi príncipe y que ahora sé que eres tú.

Para la época y a nuestra edad, diez y ocho años, el conseguir una pareja del sexo opuesto con quien tener sexo de manera regular, casi que habitual, era sumamente difícil, así que los jóvenes que estábamos sexualmente motivados, solo conseguíamos consuelo con la masturbación, algún maricón y muy rara vez una puta, la mayoría no teníamos como pagarla. Por lo que la oferta que me estaba ofreciendo Marcos no era nada despreciable. Aunque no era bien visto entre los hombres que se tuviera relación con los homosexuales, esto significaba una válvula de escape preferible a la masturbación

Con todo esto en la mente mi respuesta fue esta.

- Primero tienes que jurarme que todo esto va a ser entre nosotros dos, nadie tiene que saber nada de esto. Segundo nada de mariquerias en la universidad, en la calle o en cualquier sitio público que pueda la gente sospechar que tú eres mi mujer. Y Tercero, si vas a ser mi mujer vas a ser mía y solo mía no de más nadie porque el día que yo sepa algo de que tú le das el culo o le mamas la verga a alguien más hasta ese día te lo meto.

Marcos que en todo ese tiempo no había parado de jugar con mis bolas, lamer y mordisquearme la verga, salto de alegría y gozo y mientras me expresaba con sus gestos lo feliz y contento que se sentía por la respuesta que yo le había dado, se bajó los pantalones y volteándose de espaldas me mostró sus nalgas redondas y blancas, e inclinándose hacia adelante se las abrió con ambas manos diciéndome.

- Esto es todo tuyo mi macho, tuyo y solamente tuyo, así que prepárate para gozarlo y comenzar nuestra luna de miel.

Con mi miembro revivido por aquella hermosa vista me le acerque y con un poco de saliva en la punta se lo coloque entre sus nalgas, trate de forzar la entrada y no pude, demasiado pequeño su orificio y mi verga demasiado gruesa.

- Tienes que ser paciente ya te dije que soy virgen, mañana voy a traer una crema lubricante de la casa, para que me rompas ese culo papito y me hagas tuya por siempre. Pero mientras tanto no te puedo dejar así con ese bicho parado, acuéstate boca arriba en el cartón que me voy a montar de caballito sobre él.

Hice como me dijo, me ensalivó la verga toda por debajo, y abriéndose las nalgas con las dos manos se sentó sobre ella como abrazándola, moviéndose entonces hacia adelante y hacia atrás comenzó a masturbarme.

Lo agarre por las caderas y ayudándolo en su movimiento le restregaba con mayor presión mi palo a todo lo largo de su raja.

A pesar de mis esfuerzos para contenerme, debido a lo contentos y excitados que estábamos ambos con el nuevo carácter de nuestra relación, de amigos pasábamos a marido y mujer, al poco rato estaba yo anunciando mi tercer orgasmo de la tarde, con un, - Me voy! - Seguido por un,

- Yo también coño! - de mi mujercita que mientras se movía en su 'caballito', se entretenía jugando con su verga.

Mi leche, a pesar de las maniobras de Marcos para atraparla entre su raja, me mojó el pecho y la barriga, lo cual agrado mucho a mi mujercita por el trabajo de aseo y limpieza que hubo de realizar con su lengua; lamiéndola y bebiéndola toda sin dejar escapar una sola gota. La de ella cayó sobre el cartón, pero no se molestó en recogerla porque según me explicó era preferible dejarla secar allí, y conservar la mancha como un agradable y excitante recuerdo.

Nos despedimos con una ceremonia que acordamos iba a ser nuestra ceremonia de despedida; él besando y acariciándome la verga, yo agarrándole las nalgas e introduciéndole o más bien tratando de introducirle el dedo medio en el ano. En ese primer intento a penas si pude meterle media falange aun cuando toda su raja estaba embadurnada con parte de mi reciente acabada.

Acordamos para el día siguiente reunirnos en la parte baja del edificio para subir juntos ya que Marcos por ser residente del edificio, poseía llaves de la terraza.

A pesar de que Marcos se presentó con la crema lubricante, una crema que según me dijo utilizaba su madre para untarse en la cara por las noches, antes de dormir, para retirarse el maquillaje de la cara, y de que estuvimos intentándolo varias veces, no fue posible meterle mi verga ese día, demasiado estrecho su ano, y demasiada gruesa mi verga. Marcos sentía mucho dolor y no aguantaba y yo sentía temor a desgárralo, así que nuestra sesión se limitó a montadas en el 'caballito,' mamadas y tragadas de leche, así como introducción de mi bien lubricado dedo en su agujero, como una medida de comenzar el trabajo de ensanchamiento.

Así continuamos por varios días hasta que Marcos sintiéndose un poco frustrado por no haberme podido entregar su culo virgen, sugirió que buscáramos ayuda de su madre.

- No entiendo nada, le dije, pero mi amigo me aseguró diciéndome.

- No temas, déjalo todo de mi parte, ya conocerás a mi madre.

II

La madre de Marcos era una mujer excepcional, con una relación de confianza y amistad con su hijo que no es usual entre padres e hijos, al menos para mí, y para la época en la que transcurre este relato.

Me refiero a que ellos eran capaces de hablar de las cosas intimas y sexuales con una naturalidad y libertad sin límites, que cuando Marcos me contaba, yo pensaba que esas cosas a mí me sonrojarían y me daría cierta pena y vergüenza conversarla con, por ejemplo, algún miembro de mi familia, mucho más con mi madre.

Fue así gracias a este tipo de relación que pude conocer que su madre se había propuesto tomar la educación sexual de su hijo como una cosa primordial para ella, y a través de sus conversaciones Marcos la había convertido en su confidente íntimo, consultándole todo lo necesario para aclarar sus dudas en su despertar sexual.

Cierto día le pregunte a Marcos; - Sabe tu madre acaso acerca de nuestras aventuras en la terraza casi todas las tardes?

- Bueno ella sabe algo, porque le he ocultado ciertas cosas como para mantener, al menos parcialmente el juramento que te hice a cerca de la secrecía de nuestras relaciones. Y continuó.

- Ella me dijo que te invitara participar en una de nuestras "charlas educativas", como ella llama nuestras conversaciones, llegado el momento oportuno, el cual sería cuando papá esté fuera de la ciudad, para así no confrontar ningún tipo de interrupción.

- Completamente de acuerdo, fue mi respuesta y ansioso de participar en sus charlas y que ojalá la oportunidad se presentara pronto.

En mi mente en nuestras sesiones en la azotea, siempre pensaba en su madre, ella era una mujer bastante atractiva, con unos senos abundantes en un pecho si se quiere delgado, lo que los hacía ver más pronunciados, su altura es superior al promedio del común, lo que se diría una mujer alta y sus bien torneadas piernas, caderas y trasero eran algo que hacían que hombres, mujeres y jóvenes del vecindario voltearan al verla pasar, para echarle una segunda mirada. Algunos, los más atrevidos se atrevían a dirigirle elogios a su figura, a lo cual ella respondía con una amplia y coqueta sonrisa.

Cuando esta historia comienza Sarah tendría unos cuarenta y dos o cuarenta y tres años, Marcos y yo andábamos en los diez y nueve años ya cumplidos, y su estilo de vida; costumbres alimenticias, visitas frecuentes al gimnasio, y el hecho de que no había vuelto a dar a luz, la mantenían con una figura deseable y sexy.

Mi imaginación pues cuando Marcos me mamaba o yo se lo acomodaba entre sus nalgas, siempre estaba con ella. Eran las nalgas de su mamá, las que yo agarraba con frenesí cuando le acababa a Marcos en su raja o en su boca.

El momento oportuno llego cuando el padre de Marcos tenía que ausentarse de la ciudad por motivo de trabajo. Marcos me aviso en la mañana que su padre estaría saliendo al aeropuerto al mediodía, y su madre le había pedido que por favor estuviéramos en su casa al momento de ella regresar de llevarlo.

Sarah llegó del aeropuerto y al entrar a la sala nota el estado de excitación en el que nos encontrábamos y con una amplia sonrisa de aprobación nos dice, - veo que no han perdido el tiempo! Espero hayan dejado algo para compartir conmigo.

- Claro mami! Si tú eres la protagonista de esta velada. Como te íbamos a dejar por fuera?

- Bueno ya estoy aquí, denme unos segundos mientras me pongo cómoda y comenzamos.

Dicho esto, se fue hasta su cuarto y reapareció a los pocos minutos, vestida con una bata, que Dios mío! Dejaba muy poco a la imaginación, esta era una pieza de vestir como de seda, abierta adelante, y la cual se amarraba al frente, a la cintura por un lazo el mismo material, sus abundantes y firmes tetas quedaban expuestas hasta más de la mitad, y el celaje de su abultada y peluda cuca se dejaba notar con el mínimo movimiento de piernas que hacía al caminar. Igual que sus blancas y anacaradas nalgas, las cuales al Sarah dar una vuelta pidiendo nuestro veredicto, se mostraron en toda su belleza y esplendor. producto de que la bata apenas cubría un poco más abajo de la curvatura máxima de sus nalgas y el hecho de que este atuendo iba acompañado de un par de zapatos tacón alto, provocando en nosotros la reacción esperada por ella.

- No me van a invitar a sentar? Inquirió Sarah, al vernos como petrificados, boquiabiertos en el sofá observando su espectacular figura.

Mi reacción fue automática, separándome del lado de Marcos e indicándole con la mano sobre el sofá, que se ubicara entre los dos.

Así lo hizo, pero antes se dirigió al cuarto de baño y trajo una toalla grande, que colocó en el sitio indicado y sonriéndonos exclamó, -- Por si acaso!

- Bien. Dijo Sarah, tomó asiento entre los dos y dirigiéndose a mi continuó, - relájate que te noto incómodo. Poso una mano sobre mi bragueta, buscó mi boca con la de ella y nos besamos largamente, después susurrándome al oído con su sensual voz; - No tienes que estar incomodo, relájate, ven Marcos y ayúdame a bajarle los pantalones a tu amigo, a ver si rompemos el hielo.

Marcos se arrodillo frente a nosotros, y mientras yo me jamoneaba a su madre, mamando, lamiendo y mordiendo sus tetas, el me desabotonaba los pantalones y me pedía que levantara las caderas para así quitármelo por completo y dejar mi verga libre.

Una vez liberado mi miembro, Marcos lo tomó en sus manos y blandiéndolo, con una mano le dijo a su madre, - Que te parece mami no es grandioso?

- Hijo mío, con razón esto ha dominado tu pensamiento todo este tiempo, es grande coño! es maravilloso! te comprendo y te juro que de ahora en adelante te ayudare y hare lo posible para que este miembro te penetre y te haga suyo. Y arrebatándoselo de la mano, se bajó hasta mi pinga y comenzó a lamerla y mamarla de una forma que yo nunca había sentido

Ya yo no era prácticamente yo, sentía mi verga como si se iba a reventar y ella lo sintió también porque después de lamerse todo el líquido seminal que brotaba de mi miembro me dijo;

- Suéltalo hijo, suéltalo todo que yo me lo tomare completo.

El primer disparo salió hacia arriba y le cayó en el pelo, ese la agarro desprevenida, los otros cuatros o cinco Sarah no perdió tiempo y los pudo tomar y tragar completo, luego con mi pene desinflándose dentro de su boca se voltio hacia Marcos, agarro su palo y masturbándolo con rapidez lo hizo acabar en su mano, recogió la que pudo de su esperma y la tragó con deleite, mirándolo a sus ojos y diciéndole:

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