Sarah Ass 03 - Final

Historia Información
Resultado de influencia de la madre en sexualidad del hijo.
5.6k palabras
5
2.6k
00

Parte 3 de la serie de 3 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/03/2020
Compartir este Historia

Tamaño de fuente

Tamaño de Fuente Predeterminado

Espaciado de fuentes

Espaciado de Fuente Predeterminado

Cara de fuente

Cara de Fuente Predeterminada

Tema de Lectura

Tema Predeterminado (Blanco)
Necesitas Iniciar sesión o Registrarse para que su personalización se guarde en su perfil de Literotica.
BETA PÚBLICA

Nota: Puede cambiar el tamaño de la fuente, el tipo de fuente y activar el modo oscuro haciendo clic en la pestaña del ícono "A" en el Cuadro de información de la historia.

Puede volver temporalmente a una experiencia Classic Literotica® durante nuestras pruebas Beta públicas en curso. Considere dejar comentarios sobre los problemas que experimenta o sugerir mejoras.

Haga clic aquí

Después de múltiples conversaciones telefónicas y análisis de las disponibilidades de nuestros tiempos para la reunión pendiente de mi reencuentro con Sarah después de unos largos veinte años de ausencia. Acordamos reunirnos para el venidero viernes, coincidiendo en que este sería el mejor día; en virtud de que el restaurant no tenía actividad durante el fin de semana, y la reunión prometía ser más prolongada que la anterior entre Marcos, Paulina y yo.

Llegado el día, me apersoné al negocio a esos de las seis de la tarde, cosa de poder saludar a Sarah y a Paulina lo más calmado posible, mientras me tomaba unos wiskis en la barra y entablaba una amena conversación con Sarah esperando que Paulina despachara los últimos clientes, que por costumbre dejaban el sitio alrededor de las 8pm.

Paulina quien me recibió en la entrada, me guio hasta el bar detrás del cual se encontraba Sarah preparando unos tragos, esta al verme dio la vuelta y salió a mi encuentro, nos abrazamos fuertemente y no pudimos evitar un largo beso de boca, con las debidas salutaciones de nuestras lenguas, y profundas y devoradoras miradas que debieron ser interrumpidas por la intervención de Paulina que nos hizo volver en sí, para que de alguna manera mantuviéramos la compostura y preserváramos la reputación del negocio.

Mi sorpresa fue grande al encontrarme de frente con Sarah, para esta mujer el tiempo no había transcurrido prácticamente y si lo había hecho, había sido en su beneficio. Me refiero en cuanto a la belleza de su rostro, y la sensualidad de su figura, la cual si bien es cierto algunos rastros de su madures podían ser notados, hay que recordar que ya Sarah había entrado en su sexta década de vida, no es menos cierto que estos rasgos lo que habían hecho era aumentar más el deseo en mí de poseerla. Aun con la vestimenta de barmaid que su momentánea actividad la obligaba a utilizar.

Sarah estaba todavía buena, como lo había expresado Paulina en la reunión anterior cuando le pregunte por ella, y buena para todos los estándares, no solamente para mis gustos, los cuales eran sujeto de broma dentro del grupo de mis amigos, que siempre se referían a estas preferencias mías llamándome el "coge viejas". Pero Sarah de verdad estaba buena y pienso que a cualquier hombre en el inicio de sus cuarentas, como yo tenía en ese tiempo, para nada le hubiese importado cargar con ese sobrenombre, si se le presentara la oportunidad de deleitarse con una dama de la belleza físicas de Sarah.

- Madre estas increíble! Le dije después de ojearla de arriba abajo

- Y tú Grande, ahora de adulto luces más varonil y provocador. Me contestó con una amplia e invitadora sonrisa, al tiempo que me ofrecía algo de beber.

- Que te tomas?

- Un wiski con agua estará bien

- Perfecto! Yo te acompañare con otro igual, ya que esta noche quiero celebrar por todo lo grande lo maravillosa que ha sido la vida conmigo al permitirme este nuevo encuentro con alguien que hasta hoy era solo un tesoro super preciado en mi mente.

- Perfecto, me contesto. Y así con guiñadas de ojos, besos furtivos, risas picaras, caricias fugaces y una alegría indescriptible, ambos consumimos las dos horas de espera para el cierre del restaurant, que nos permitió a los tres quedarnos en la intimidad planeada para el transcurso de nuestra ansiada velada.

Cuando el ultimo cliente se hubo retirado, Paulina cerró las puertas del local y caminó a nuestro encuentro al lado del bar, donde ya tanto Sarah como yo habíamos comenzado a deshacernos de nuestras vestimentas, mientras tratábamos de comernos literalmente a mordiscos y besos.

Con la ayuda de Paulina, dejamos libres las tetas de Sarah, las cuales para mi asombro y posterior deleite se mantenían firmes, retadoras, con sus pezones todavía con el color rosado de veinte años atrás, y unas agradables curvas que se levantaban hacia arriba, en un intento final para vencer los efectos de la edad. Cosa esta, que las hacia lucir más seductoras.

Agarre a Sarah por la cintura y con un rápido movimiento la levante y la senté en la barra, e inmediatamente hundí mi cara dentro de su par de formidables tetas, mientras Paulina se entretenía desabrochando y bajándome los pantalones para liberar mi verga que ya estaba dispuesta para la batalla que comenzaba.

- Dios mío, que cosa más maravillosa, que belleza! Fue la expresión de Paulina, cuando agarrando mi verga con sus manos, se arrodilló debajo de nosotros y comenzó con su lengua un recorrido que iba desde la cabeza hasta el comienzo de las bolas.

Después de devorar con besos y mordiscos las apetitosas tetas de Sarah la hice reclinar hacia atrás, y apoyada en sus codos, le levanté las caderas para sacarle la falda, lo cual se me vino en las manos con todo y pantaletas.

Sarah se había actualizado respecto a la usanza del look de las partes íntimas femeninas, y un sorprendente coño depilado apareció delante de mí, invitador y retador a la vez, haciendo desaparecer de mi todo rasgo de control y dominio, zambulléndome casi que de inmediato en ese canal maravilloso y profundo, desplegado ante mi vista.

Los labios de su coño, ahora completamente expuestos, producto de la depilación, lucían aún más abultados que cuando nos conocimos, claro que esto se debía un poco también a la edad de Sarah, por cuyo efecto, su cuca, aunque aún carnosa, comenzaba a mostrar signos de la acción de la gravedad.

Comí y bebi del coño de Sarah como un animal sediento y mi lengua no encontraba lugar donde detenerse a lo largo de aquel canal rojo casi sangre, con sitios tan placenteros e invitadores como la entrada de su vagina, y la protuberancia en forma de espuela de su clítoris.

Mientras tanto, Paulina atraída por los gemidos previos al orgasmo inminente de Sarah, tan conocidos por ella, se levantó del suelo donde permanecía arrodillada jugando con mi verga, se acomodó a un lado y comenzó a acariciar y masajear las tetas de su tia, quien se vino en un torrente de fluidos multisápidos, entre ácidos, dulces y salados, que pude degustar a boca llena.

Moví mi cara a lo ancho y largo de su raja, con la intención de mojarla toda con el producto de su orgasmo, y al sentir el desfallecer de los movimientos involuntarios que habían producido su orgasmo, me despegué de su cosa, y abrazando a Paulina que se encontraba a mi lado la besé en la boca y le dije.

- Anda, prueba de la primera leche de tu tia del día de hoy.

- Si mi macho, con todo el placer del mundo! Y comenzó su trabajo de limpieza en mi rostro con diestras lambetadas, retirando de esa manera todo lo que yo había recogido de la cuca de su tia.

Sarah, quien había quedado algo como mareada por la magnitud de la acabada, comenzó a incorporarse y se unió a Paulina en la labor de limpieza de mi cara, encontrándose ambas bocas y sellando sus empegostados labios con un beso de lenguas que presagiaba la intensidad de la pasión que apenas comenzábamos a encender esa noche.

Tomé a Sarah por las asentaderas, la levante de la barra donde la había colocado, la atraje hacia mi cuerpo y poco a poco la fui bajando hasta la altura de mi verga que permanecía tiesa, así Paulina quien había conocido mi intención se arrodilló a un lado, busco la verga y se la colocó en la entrada de la vagina a Sarah. Una vez allí, sentí lo húmedo de su entrada y con un pequeño movimiento hacia adelante le enterré un poco menos de la mitad, para asegurarla que no se le fuera a salir mientras la llevaba a la habitación

Así con Sarah a horcajadas, agarrada de mi cintura con sus piernas, con media verga adentro y sostenida por sus nalgas con ambas manos por mí, nos dirigimos a la oficina del restaurant, el cual estaba convenientemente acondicionada para reposo y disfrute de ocasiones especiales cuando los propietarios lo consideraran conveniente.

Al llegar al cuarto, acosté a Sarah suavemente en la cama, sin retirarle la verga y al inclinarme hasta su cara para besarla, ella abrió los ojos en señal de asombro y preocupación, como queriéndome decir algo, algo que yo inmediatamente recordé y le dije

- No te preocupes mi bella que yo recuerdo muy bien hasta donde te lo puedo meter sin causarte dolor y recuerdo también cuál es tu posición preferida conmigo para disminuir el inconveniente del tamaño de mi verga.

Ella sonrió, yo me voltee de lado, me coloque de espaldas en la cama y Sarah quedo sentada sobre mí, manteniendo un pedazo de verga fuera de su vagina, pero que le permitía cabalgarme a su antojo sin temor a que le fuera a presionar demasiado el útero

Le hice señas a Paulina para que se nos uniera en la cama, la posicione de manera tal que su afeitada cuca me quedaba en la boca y entonces con pasión desbordada comencé a mamársela lo mismo que minutos antes había hecho con Sarah.

Los gemidos de placer tanto de Paulina como los de Sarah se mesclaban en una melodía tan agradable a mis oídos, que de no haberme yo entrenado en ciertas técnicas orientales para aguantar el orgasmo, no habría podido disfrutar, tanto en tiempo como en intensidad el momento que estábamos celebrando.

Ambas mujeres, a pesar de que yo no podía observarlas desde mi posición, se estaban besando y acariciando sus tetas y clítoris, produciéndose orgasmos tras orgasmo, que yo los sentía por los quejidos que producían y el aumento de sus fluido vaginales, que en el caso de Paulina, yo lo que estaba era como bebiendo de una fuente inagotable, tal era la cantidad que producía, que me llevo en varias ocasiones a levantarle las nalgas, cosa de poder limpiarme las narices, por donde me penetraba parte de su delicioso fluido.

Fue Paulina entonces la que le sugirió a Sarah cambiar de posición, y paso ella tomar el lugar de mi verga mientras Sarah me posaba su hermosa y madura cuca en mi hambrienta boca. Mientras me deleitaba limpiando la raja de Sarah del exceso de jugos producidos por sus orgasmos, aumentados con la cantidad de mi líquido seminal, Paulina se acomodaba mi verga en su estrecha y bien lubricada cuca, hasta desaparecerla por completo ante la mirada de sorpresa y asombro de Sarah que no podía creer lo que sus ojos veían.

- Paulina querida, si me lo hubieran contado no lo hubiese creído!

- Si mi tia, tengo una vagina larga y aunque esta es la verga más grande que me he metido, no lo vas a creer pero no he conseguido ninguna que me toque el útero

- Mujer que felicidad! Ya quisiera yo que Grande me lo pudiera meter hasta las bolas, para quedarme allí días enteros clavada como una mariposa de colección

- Bueno mi tia pero algo debes inventar para tragártelo todo

- Claro mi querida nuera para eso tengo ese culo hermoso que Dios me dio, que ya Grande lo ha llenado por completo cogiéndolo varias veces, y ahora sorpresa para él también me lo voy a tragar todo por la boca, técnica que no manejaba hace 20 años.

Mientras esta conversación se celebraba entre mis dos mujeres, recordé lo hermoso del culo de Sarah, y abriendo sus nalgas me deleite de nuevo con aquella visión que antaño me había producido tan maravilloso placer, así que saque mi lengua de su vagina y comencé a pasársela de arriba abajo hasta que deteniéndome en la entrada de su ano comencé a besárselo, mordérselo y tratar de meter mi lengua dentro de él.

Estas caricias produjeron su efecto en Sarah, y con otro orgasmo explosivo se abalanzo sobre Paulina, quien la sostuvo con un abrazo firme, y besándola en la boca la fue calmando hasta que ella misma tampoco pudo resistir su propia explosión y se tumbaron de lado en la cama, quedando yo de espaldas en la cama, con media verga dentro de la cuca de Paulina y la cabeza entre las piernas de Sarah.

- Tiempo para el primer descanso. Dije, mientras desenganchaba mi erecta verga de la vagina de Paulina, me incorporaba y me dirigí al pequeño bar que se encontraba en la habitación con la intención de servir una ronda de tragos, que complementaran la venidera charla

Mientras, Sarah y Paulina permanecían en la cama, abrazadas, regalándose con suaves besos y caricias y contemplándose una a otra, como cualquier pareja de enamorados después de una larga y agotadora jornada amorosa.

Curioso por la novedad, la calidad y la intensidad de la pasión que las dos mujeres mostraban en sus caricias, les pregunté.

- Cuando y como comenzó eso? Y quien sedujo a quién?

- Fue algo que duró como dos semanas, pero a las dos nos pareció un siglo! Explicó Paulina.

- Recién mudada Paulina a la casa, continuó Sarah, ambas comenzamos a intercambiarnos miradas furtivas sobre nuestras humanidades.

- Hubo una vez en la que capté a Sarah mirándome las tetas, que ha propósito había dejado medio cubiertas con una blusa semi abotonada, que permitía ver el celaje de un pezón, mientras me inclinaba.

- En esa oportunidad le pude ver una teta completa, y tuve que morderme el labio inferior para no dejar escapar un gemido de admiración y placer. Interrumpió Sarah.

- Me di cuenta de la grata impresión que había causado la visión fugaz de una de mis tetas en la cara de Sarah, pero como no tenia ninguna experiencia previa en una relación con una mujer. No supe que hacer, me llevé la mano instintivamente a la blusa, como para taparme, en un acto púdico, pero en realidad lo que deseaba era que Sarah tomara la iniciativa y me quitara la blusa y se deleitara y me deleitara a mi mamándomelas. también me atemorizaba la idea que me hubiese equivocado, y poner en peligro la relación de amistad tan estrecha que existía entre mi madre y Sarah y motivo por el cual yo estaba viviendo en su casa

- Te cuento Grande, que desde que Paulina se mudo a vivir con nosotros, no hacia mas que pensar en lo hermosa que ella era, su cara hermosa, y su cuerpo de formas tan sensual y provocadora, que comenzaron a despertar en mi viejos recuerdos. De una pasada experiencia, corta, pero muy grata que había tenido en una visita de control a la ginecóloga, cuando salí en estado de Marcos.

- La doctora en cuestión, mientras me practicaba el tacto vaginal, comenzó a acariciarme el clítoris con su pulgar y mientras me miraba al os ojos me preguntó

- Te duele?

- No, le respondí en un tono medio excitada, entonces ella continuó con su tacto y su masaje, ahora mas evidentes, mientras me preguntaba de nuevo

- Te gusta?

- Es divino! Le conteste suspirando, a lo que ella sin dejar de masajearme e introduciéndome un dedo más en la vagina se fue hasta mi cara, beso mi boca y al introducirme su lengua, me produjo un orgasmo tan vibrante, que casi me caigo de la camilla donde estaba siendo examinada. Por razones diversas esa experiencia no pudo ser reproducida, y esa era toda mi experiencia lésbica que había tenido hasta la aparición de Paulina.

- Bueno, como podrás imaginar, Sarah y yo andábamos como jugando a la gallinita ciega, viendo a ver quien daba el paso decisivo, ambas carente de experiencia en ese campo, lo que hacíamos era cada vez mostrar más partes de nuestros cuerpos, sin llegar por supuesto a la desnudez total, pero si enseñándonos cada vez que la ocasión lo permitía un pedazo de nuestra anatomía que tácitamente conocíamos que nos excitaba.

- Hubo una mañana entonces en la que me armé de valor y encontrando a Paulina en el fregadero, me le acerque por detrás y abrazándola por la cintura le recosté mis tetas de la espalda y le murmure en el oído; Que quieres desayunar hoy?

- Sentí la presión de no solamente de sus tetas, sino también de su vientre que se aplastaba contra mis nalgas y en un momento de decisión y valentía, me volteé y abrazándome a ella busque sus labios, los bese y comencé a meter mi lengua dentro de su boca, la cual se abrió en señal de aprobación y allí se disiparon todas nuestras dudas e inseguridades que nos habían mantenido alejadas de tan exquisita experiencia. Entonces le conteste hoy te voy a comer completa a ti mamacita!

- Lo demás ya puedes notarlo, Grande, como hemos avanzado en nuestras relaciones, todo prácticamente de cero, porque no hay mejor maestro que la atracción y la pasión cuando dos personas se desean y están dispuestos a satisfacerse. Fue así, continuó Sarah, donde planeamos la boda de Paulina con Marcos y diseñamos nuestro mundo, el cual viene a perfeccionarse con tu aparición.

- Eso merece un brindis! Exclame con alegría

Descorché una botella de champaña, y después de llevarles sus respectivas copas, me dirigí con la mía en la mano y me acomodé sentado en el medio de las dos, y así recostados los tres del copete de la cama, comenzamos a brindar por nuestras renovadas relaciones.

Fue Sarah la que propuso el primer brindis, el cual comenzó así.

- Grande, esto es la vida, debemos primero que nada dar gracias al Grandísimo, por habernos reunido en este mundo, y permitir que nuestros más íntimos deseos nos fueran conocidos, compartidos, aceptados, disfrutados y deseados. Propongo entonces porque esta relación perdure lo que el Señor disponga para nosotros!

Bebimos y le tocó el turno a Paulina quien habló así.

- Gracias mi Dios! Por haberme colocado en esta maravillosa familia, la cual Tú has conformado para mí. Me uno mi Dios a los deseos de Sarah en que nuestra unión no se disuelva jamás y que permanezcamos contento y en goce total por el resto de nuestra existencia, Salud!

Bebimos de nuevo, y mientras Sarah rellenaba nuestras copas y se acomodaba de nuevo en su puesto en la cama, comencé mi brindis de esta manera.

- Ha querido nuestro Señor Creador juntarnos en esta vida, y proporcionarnos los medios mentales y corporales para que en armonía disfrutemos las cosas que nos hacen felices, por lo cual le agradezco! Debo decirles que; me uno a ustedes en sus deseos de que nuestra relación sea eterna y brindo porque hoy mismo sentemos las bases prácticas para que se haga realidad.

Alcé la copa y bebimos hasta finalizarlas, Paulina se paró y procedió a descorchar otra botella de champaña, con la cual rellenó nuestras copas y sentándose de nuevo inquirió

- Explícate Grande, que tienes en mente cuando dices que debemos sentar las bases prácticas para lograr nuestros deseos?

- Me refiero a que debemos construir los vínculos necesarios para mostrar a la sociedad lo valedero de nuestras relaciones, y para ello propongo comprarles una parte de su empresa, y comenzar a trabajar juntamente con ustedes y buscar formas de agrandar el negocio. No tienen que contestar ahorita, deben además consultarlo con Marcos, mi esposa.

Sarah y Paulina intercambiaron miradas, mientras sorbían de sus copas, y después de un momento de silencio que me pareció duró una eternidad. Ambas me abrasaron y besaron y entre eufóricas risas me manifestaron su consentimiento y alegría.

- Solo hay un detalle, expresó Sarah después de las manifestaciones de aceptación y regocijo.

- Y cuál es ese? Se me adelantó Paulina.

- El detalle que yo quiero destacar, contestó Sarah, es que si bien es cierto que al público, la sociedad en general podemos satisfacer sus curiosidades al mostrarnos como una sociedad familiar mercantil muy unida Eso no va a ser suficiente para nuestra familia; mis nietas, tus hijas, haciéndole un gesto a Paulina. Y continuó - A quienes a pesar de su corta edad no podríamos justificar, con la figura de socio solamente, la estadía de Grande en nuestra casa, porque, Grande tienes que vivir con nosotros, compartiendo nuestras actividades familiares. Me entienden?

- Por supuesto que entiendo, y que propones al respecto? Intercedí

- Propongo que contraigamos matrimonio!

Al ver la expresión de asombro que habían causado sus últimas palabras en el rostro tanto de Paulina como el mío propio, Sarah prosiguió.

- Si, así como lo oyeron, tú Grande, entrarás a mi casa como mi marido, y así tanto las niñas como los particulares en general no encontraran nada extraño en la circunstancia de que mi marido, comparta con nosotros tanto el negocio como mi cama.

- Lo más que pueden hablar, terció Paulina, en tono de aceptación de la propuesta, es la diferencia de edad entre los conyugues, y la suerte de Sarah, de a su edad, el haberse conseguido un hombre tan apuesto y hermoso que ya quisieran muchas con la mitad de su edad disfrutar.

12