Sarah Ass 03 - Final

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- Coño Sarah las tiene todas contigo en esa bella cabeza, que idea tan genial y maravillosa! Le dije después de abrazarla con fuerza y besarle largamente en la boca, en señal de que estaba completamente de acuerdo con su adecuada propuesta.

Los tres estábamos parados alrededor de la botella de champaña, cuando Paulina propuso que continuáramos brindando, hasta el amanecer, ahora con motivo de la celebración de la despedida de soltera de su tia, por quien ella había tanto pedido para que terminara su soltería o su viudez mejor dicho, con el hombre apropiado.

Sarah se arrodilló al frente de los dos y en su afán de demostrarme las nuevas habilidades adquiridas con su boca, o más bien con su garganta, comenzó a revivirme la verga con besos y caricias, las cuales no tardaron mucho en lograr su propósito, ayudadas claro está por las chupadas de tetas que le estaba proporcionando a Paulina, al tiempo que por detrás de sus nalgas dejaba colar mi dedo índice dentro de su mojada vagina.

- Pon atención ahora Grande, me dijo agarrándose de mi tiesa verga, y como una boa constrictora, comenzó a engullir poco a poco la totalidad de ésta hasta que mis bolas quedaban como aretes colgando sobre un lado de su terso cuello.

Paulina y yo observábamos boquiabiertos, como la mandíbula de Sarah había quedado como desprendida de sus articulaciones, y casi que su quijada rosaba su tráquea, lo que permitía el paso completo a lo largo de su esófago de la integridad de mi verga.

Buscando equilibrio y apoyo Sarah se agarró de mis nalgas y comenzó a moverse hacia atrás y hacia adelante, de una manera rítmica que permitía la entrada y salida de un pedazo de la verga, unos cinco centímetros más o menos, los anillos de su tráquea y el tubo de su esófago eran perfectamente sentidos por mi inflamada verga.

Y ese calor idéntico al de su vagina, solo que ahora lo percibía en la totalidad de la verga, me llevaron al borde de mi primer orgasmo de la noche, y de no haber sido por mis técnicas de autocontrol ayudada por la cantidad de licor que había ingerido, le habría eyaculado sin contemplación en su esófago.

Sarah debió haber notado que me encontraba al borde de explotarle en lo más profundo de su ser, que despacito fue como devolviendo todo mi miembro al exterior de su garganta, y como en un acto de magia comenzó a jalarlo con ambas manos hasta quedarse únicamente con la cabeza dentro de su boca.

Paulina que se había colocado a su lado se ofreció a ayudarla y mientras con su lengua recogía las lágrimas que habían brotado de los ojos de Sarah, me agarraba la verga por la mitad y con los ojos le suplicaba que se la permitiera, para deleitarse chupando y lamiendo parte de la baba interna de que había quedado esparcida a lo largo de esta.

- Menos mal que no me acabaste dentro! Exclamo Sarah mientras que en un acto como de bondad le pasaba la verga a Paulina. Quien golosa comenzó a tragar lo más que podía, mientras lamía y chupaba con verdadero esmero.

- Por qué? Pregunté, Te hubiera hecho daño si lo hubiese hecho?

- No mi Grande, no! Es solo que no quiero perder el placer de degustar a boca llena, tu ultima leche de soltero, añadió con su sonrisa más sexy. - Por otra parte, ya habrá tiempo y momentos para que me acabes dentro del estómago prácticamente, remató riéndose a carcajadas!

- No vas a tener que esperar mucho, le dije mientras gentilmente retiraba mi verga de la boca de Paulina y se la colocaba a ella en los labios.

- No te preocupes bella Paulina, que presiento que va a alcanzar para llenar ambas bocas. Dicho esto empecé a sentir en mis bolas la tensión que auguraba una inmediata explosión, la cual ocurrió con dos potentes disparos que casi ahogaron a Sarah.

Sarah manejó con habilidad estos dos disparos, tragando lo más rápido posible, reteniendo en su boca el tercero y cuarto, a la vez que le ofrecía la verga a Paulina, quien con avidez pudo recoger el quinto disparo, más el remanente que hábilmente ordeñó de la verga que había comenzado a aflojarse dentro de su boca.

Liberada mi verga de las caricias que ambas le habían propinado, esta comenzó su franco descenso a su posición de descanso habitual.

Ambas mujeres con las bocas abiertas una enfrente de la otra, se mostraban sus recompensa y comenzaron a tragar el anhelado liquido mientras sellaban sus labios en un beso de lenguas que más bien parecía un duelo entre ellas para ver quien se hacía con la mayor parte de los residuos de leche que habían quedado en sus bocas.

Un poco exhausto como había quedado, me recosté en la cama para recuperarme, mientras Sarah y Paulina se procuraban un trago y ofreciéndome uno, se tumbaron también una a cada lado mío, y así retomamos la conversación sobre nuestro futuro, que había sido interrumpida por tan extraordinario polvo.

- Sarah, le dije, esa idea tuya de la boda, que a todos nos pareció genial, además de una solución valida a nuestro problema de mantener en el mayor secreto posible nuestras relaciones íntimas, hay que agregarle un ingrediente adicional para cuadrar completo la felicidad de nuestro futuro.

- Y cual podrá ser ese ingrediente? Preguntó Sarah

- Ese ingrediente, pienso que lo puede o lo debe proporcionar Paulina, eso si ella ésta de acuerdo.

- Ambas se miraron las caras como confundidas, hasta que Sarah dijo;

- Dispara Grande, di lo que estás pensando de una vez, que nos vas a matar de angustia!

- Bueno el caso es que todos en esta familia tienen hijos, todos excepto yo, y al casarme contigo, por ley natural ya no podré tenerlos, tú sabes, tu edad. Dije dirigiéndome a Sarah. Por lo que pensé en Paulina.

- Claro mi Grande! Contestaron casi al unísono las dos mujeres, abrazándome y besándome.

- Mira que son dos niños los que deseo tener, le dije a Paulina

- Ocho que desees mi querido Grande! Respondió a tono de broma

Y notando que con sus caricias, besos y amapuches la verga estaba dando señales de vida, continuó

- Y tú no crees mi querido Grande que ya es tiempo de comenzar a poner a funcionar la fábrica? Eso por supuesto si la novia lo permite!

- Por supuesto que lo permito y lo autorizo, sería maravilloso que el primer hijo de Grande naciera nueve meses después de su boda!

Reímos, charlamos, compartimos e hicimos el amor toda la noche hasta el amanecer, habiéndose compartido mi semen en ambas vaginas, llevándose la mayor parte Paulina, según la intención que teníamos todos de que se preñara lo antes posible.

Las pájaras volaron del lecho a eso de las siete de la mañana aproximadamente, con la idea de que las niñas estuvieran todavía dormidas cuando ellas llegaran, y así no notaran su ausencia.

También la idea era llevar a Marcos la buena nueva sobre todo lo que habíamos planeado y acordado, así como de enviarlo a la habitación para que celebráramos mi despedida de soltero.

Sarah V

Marcos llegó como a las nueve de la mañana, y me encontró dormido, boca arriba en la cama, y después de darme como media hora más de tiempo para que completara mi descanso, se metió a la cama en sentido contrario a mí y comenzó a jugar con mi verga, lo cual hizo que me despertara, y sus juegos, conjuntamente con la visión de sus blancas y redondas nalgas que se asomaban provocativas desde sus tangas, provocaron también el despertar de mi miembro, y halándolo por sus tangas le puse sus nalgas en frente de mi boca, las cuales comencé a mordisquear y lamer a la vez que con la punta de mi lengua le rozaba la entrada de su ano, lo cual yo sabía que lo excitaba demás.

- Métemelo Grande, suplicó mientras agarrado de la verga se levantaba un poco y alejaba sus nalgas de mi boca, métemelo coño que quiero acabar con el adentro!

- Ven acuéstate aquí a mi lado de espaldas en la cama, que quiero probar contigo el polvo que nos enseñó Paulina en nuestra pasada velada.

Le acomode entonces una almohada debajo de sus nalgas, y mientras le lubricaba el hoyo y lubricaba mi verga, Marcos se recogía las bolas con sus manos, cosa que no interfirieran con la operación

Le puse sus piernas sobre mis hombros, y despacito como a él le gustaba comencé a enterrarle toda mi verga, hasta que sentí que la base de esta le rozaba el comienzo de su entrepierna. Retiré la almohada de sus nalgas y le abrí sus piernas sobre la cama cosa de que quedáramos en la posición del misionero.

Entonces, entrelazando sus dedos con los míos, le subí ambas manos por sobre su cabeza, y tendido sobre él, le susurré al oído.

- Así te quería tener, mi puta linda, muévete ahora como la esposa fiel que eres.

Marcos comenzó sus movimientos al igual que había visto a Paulina la vez anterior hacerlo, sus bolas y su miembro aprisionados por nuestras barrigas, agregaban algo más de placer, que agradable y desconocido por mi hasta entonces, me hizo buscar sus labios y comenzar a mordérselos, a la vez que introducía mi lengua dentro de su boca buscando la de él para morderla también.

Esto no solo puso a Marcos al borde, lo cual pude sentir por las pulsaciones que se sentían de sus bolas y verga contra mi ingle, sino que sus esfínteres comenzaron a apretar mi verga, con unos movimientos como de ordeño, que aun con toda la técnica de auto control de la eyaculación que había aprendido, no me pude aguantar, y desprendiéndome de sus labios, busque sus tetas desesperadamente y mientras se las chupaba, estallaba toda la potencia de mis bolas dentro de sus intestinos.

Cuando hube terminado, me medio incorpore, eche una ojeada a la barriga de Marcos y a la mía y pude notar que ambas estaban embadurnadas por su leche , me tumbe de nuevo sobre él y mientras la verga se me bajaba, nos besamos tiernamente, hasta que se lo pude sacar sin esfuerzo y Marcos se levantó para buscar una ponchera con agua y una toalla para asearnos.

Lo invite a que nos bañáramos juntos en la bañera, cosa de relajarnos un poco después de tan inolvidable polvo, y continuáramos nuestra velada de despedida, que era a la vez nuestra primera sesión de Luna de Miel.

Hicimos de todo, me refiero me cogí a Marcos en todas las posiciones; por delante, por detrás, en cuatro, de lado, le acabé en la cara, en la boca, en el culo, lo pinté prácticamente de leche y ya cuando no teníamos fuerzas ni para "amarrar un gallo" dejamos la cueva en busca de comida.

La boda se celebró unos días después en el restaurant, y desde ese mismo día me mudé a la casa de la familia, ocupando por supuesto la habitación principal con Sarah, ahora mi esposa, compartiéndola varias noches con Paulina, hasta que su estado de preñes se lo permitía. Y con Marcos cuando las mujeres se llevaban a los niños fuera, cosa que fuera imposible para estos, o descubrirnos o notar algo raro en su padre.

Fueron dos los niños que tuvimos Paulina y yo, lógicamente eran reconocidos y presentados como hijos de Paulina y Marcos, dos hermosos hijos varones, que nos alegraron la vida a todos en la casa.

Sarah nos acompañó hasta ya comenzada su octava década de vida, y fue mi compañera en la cama, prácticamente hasta sus últimos días.

La cama, ya en la ausencia de Sarah la compartimos desde ese momento, Paulina, Marcos y yo. La mayoría de las veces solo en pareja, los tríos se habían ido con Sarah, en virtud de que, Marcos perdió toda su afición por el sexo opuesto dejándonos solos a Paulina y a mí, para el deleite de nuestras pasiones.

No que Marcos no disfrutara conmigo sus inclinaciones homosexuales, que al final habían ganado la batalla en su ser interior sobre la bisexualidad casi que impuesta por su madre, sino que ahora según sus deseos manifiestos prefería tenerme para el solo, esto es sin la presencia de Paulina, a la hora de nuestras veladas intimas.

En los negocios nos fue bastante bien, tanto que a estas alturas ya no tenemos necesidad de trabajar, vendimos los cuatro establecimientos que habíamos creado desde mi incorporación al grupo, y las niñas ya convertidas en mujeres se habían casado y formado tienda aparte. Solo quedaban con nosotros los varones, que todavía estudiaban, el mayor en la Universidad y el segundo terminando la secundaria. Por lo que pronto estaríamos los tres, disfrutando de todos los placeres que la vida en lo adelante está por ofrecernos.

Fin

Quino Lubrio

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