Somos Felices Las Tres Capitulo 26

Historia Información
Las dos hembras juegan con otras dos mujeres.
4.8k palabras
4.67
1.1k
00

Parte 26 de la serie de 37 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/24/2020
Compartir este Historia

Tamaño de fuente

Tamaño de Fuente Predeterminado

Espaciado de fuentes

Espaciado de Fuente Predeterminado

Cara de fuente

Cara de Fuente Predeterminada

Tema de Lectura

Tema Predeterminado (Blanco)
Necesitas Iniciar sesión o Registrarse para que su personalización se guarde en su perfil de Literotica.
BETA PÚBLICA

Nota: Puede cambiar el tamaño de la fuente, el tipo de fuente y activar el modo oscuro haciendo clic en la pestaña del ícono "A" en el Cuadro de información de la historia.

Puede volver temporalmente a una experiencia Classic Literotica® durante nuestras pruebas Beta públicas en curso. Considere dejar comentarios sobre los problemas que experimenta o sugerir mejoras.

Haga clic aquí

CONTINUACION DEL CAPITULO ANTERIOR...

Belkis tomó la cara de Nuria entre sus manos y también le dio un beso en la boca, solo que esta vez forzó con su lengua los labios, para que los abriese y así meter su lengua. Eso también sorprendió a ambas mujeres, pero ninguna se ofendió ni se opuso. El beso de Belkis era profundo, y Nuria sintió que era una mujer muy experimentada en este tipo de besos, y se entregó, sin tener conciencia del tiempo, hasta que Erika las interrumpió tocándo sus hombros,

-Bueno, ¡ya está!... suficiente, suficiente, suficiente.

Los ojos de Nuria buscaron los de Belkis y entre ambas se disparó una mirada profunda. Ambas se sentían a gusto con lo que acababan de hacer. Entonces Belkis se dirigió a Erika,

-Perdona, amiga, pero es que tu hembra me atrae mucho, Esta tan rica y es tan bella y sensual. Me gusta mucho, y no me pude contener.

-Esta bien, no te preocupes. Solo recuerda que es mía y que yo soy su dueña.

-Jamás intentaría robártela, auqnue ganas no me faltan, porque es que es tan bella y está buenísima.

-Si, mi negrita esta bien buena... y sabe muy rico.

-Me imagino, aunque no me dejaste saborear sus jugos, ¡maluca!

-Ya lo harás algún día... ten paciencia. No he olvidado tu petición de que te la preste. Eso vendrá, pero todavía no, amiga.

-Ojalá sea pronto... es que verla así desnudita y tan frágil me excita mucho.

-Belkis, veo que has traido un maletín. ¿Qué hay dentro?

-Son varias cosas que te quiero mostrar, algunas de las cuales podríamos usar.

-Pero ¿no tienes que empezar a trabajar ahora?

-Antes de venir he llamado y cambiado mi horario de trabajo. Empezaré a mediodía. Si no les estorbo, puedo pasar la mañana con ustedes.

-¡Claro que no me importa! Aprovecharé para aprender algunas cosas de tí. Anda, muéstranos lo que has traido.

-Mira, estas son unas cuerdas para atar las manos y los pies.

-Que interesante... son suaves al tacto, no son ásperas.

-Si, tengo de dos calibres distintos... estas que son más delgadas, para algunos tipos de sujeción, y estas otras, más gruesas, para otro tipo de sujeción más fuerte.

-¡Me excita!

-Ya te voy a mostrar cómo usarlas con tu muñeca morena

-Y esto, ¿qué es?

-Eso lo llaman un "buttplug". Es un tapón que usa para insertarlo en el culo. Fíjate que tiene este tope para que no entre totalmente, y aquí es menos grueso, para darle oportunidad al esfínter a que se cierre y lo sujete al contraerse. La persona lo puede llevar dentro por horas.

-Pero lo has usado con otras personas, ¿está limpio?

-Si, claro. No solamente lo limpio y lo lavo después que se lo he insertado a alguien, sino que además lo desinfecto, para evitar contagios. Hay que ser audaces en el sexo, pero siempre jugar seguro. No hay necesidad de exponer la salud. ¿Te gustaría probarlo con Nuria?

-¡Me encantaría! Vamos a ponerlo aparte. Sigue mostrando lo que has traído.

-Esta son pinzas para pellizcar la piel. Estas son pinzas especialmente para los pezones, pero yo también la aplico en el clítoris y en los labios vaginales.

-¿Causan mucho dolor?

-Claro. Pero duele más al retirarlas, cuando se restablece la circulación de sangre suspendida por la compresión que han ejercido.

-Me gustaría probarla en mí, primero, para entender el dolor que le provocaré a Nuria.

-Ven acá. Déjame estirar tu pezón... es muy pequeño, pero vamos a intentarlo.

-¡UUUUUUYYYY! ¡Cuanto duele!

-Espera un poco, déjame chuparte el otro pezón, para estirarlo mejor, antes de ponerte la otra pinza.

-mmmmmmmm

-¿Te gusta, no? Aguanta que te voy a poner esta otra pinza

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYY! Quítamelas, que duele mucho

-Espera, niña. Te pido que aguantes solamente un par de minutos

-Ay ay ay ay ... no se si pueda aguantar...

-Espera niña, que queda tan solo un minuto. Ahora ya sabes lo que le va a doler a tu hembrita bella que tiene esos ojos de susto.

-Si. Pobrecita, hasta me da lástima por ella, lo que va a sufrir.

-Ese es el juego que ustedes han decidido seguir. No hay que temer, pues nadie se ha muerto por este dolorcito

-¿Dolorcito? Deberías aplicartelas tú misma

-¿Y no crees que ya lo he hecho? Bastantes veces me lo colocado o dejado colocar por otras

-¿Por qué dices "otras"? nunca lo has hecho con un hombre

-Nunca. Solo me gustan las mujeres.

-Entonces eres lesbiana

-Así es. No soy bisexual como tú, sino cien por ciento lesbiana. Y lesbiana dominante.

-Ya me doy cuenta. Mira, con la conversación hasta se me ha olvidado el dolor.

-Eso te había querido decir, que en un par de minutos te acostumbrarías. Por eso te pedí que aguantaras. ¿Quieres que te los quite?

-Si, por favor

-UUUUUUFFFF! Tenías razón. Cómo duele cuando los quitas. ¡AAAYYY!

-Bueno, ya tienes una idea de lo que sentirá esta hembra tan rica que te has ganado.

-Pobrecita. Me da lástima por Nuria, pero ya lo hemos decidido y lo vamos a hacer. ¿Qué más tienes ahí?

-Tengo estos látigos, de distintos materiales. Unos son pesados, otros livianos, cada uno es para una aplicación diferente. También tengo estas paletas de madera y de cuero, aparte de aquellas correas. Todos son instrumentos de castigo, como este fuete, que se usa para los caballos.

-Es un verdadero arsenal.

-Mira esto otro que he comprado esta semana. Nunca había visto algo así. Se trata de un vibrador muy diferente. Esta copa plástica la colocas alrededor del clítoris y al encenderlo, se produce una fuerza de succión, haciendo que se estire. Después que se ha alargado el clítoris, le das a este botón y se comienza a mover una lengua de goma, cuya velocidad se puede controlar. Dicen que produce un orgasmo muy rápido. Todavía no lo he usado con las chicas de mi harén.

-Te animarías a probarlo conmigo?

-Bueno... ahora en unos minutos. El resto de las cosas son instrumentos para usar cuando someto a mis chicas. Hay tapa ojos, mordazas, instrumentos de toda clase. No los he traido para usarlos todos. Solo las cuerdas, pero como todo lo cargo siempre en el mismo maletín, por eso los he traido.

-¿Cuantas chicas tienes?

-Tengo tres chicas, todas de 20 años, a quienes he entrenado como mis esclavas. Se desviven por complacerme. Son muy bellas. Se llaman Doris, Odalis y Anaís.

-Todos los nombres terminan como el tuyo, en "is".

-Si. Las escojo a propósito. Y después de seducirlas las introduzco en el placer de servir a una mujer mayor que ellas. Las consiento mucho y me adoran. Me obedecen por amor, no por miedo.

-Que bello...

-Tengo un plan para incorporar una cuarta gatita a mi harén, y ustedes me podrán ayudar

-¿Cómo?

-Ahora les explico. Primero, vamos a pedir el desayuno, para que nos lo traigan.

Erika tomó el menú y escogió por ella y por Nuria, como era de esperar, y Belkis añadió algo más, para ella. Después que Erika colgara el teléfono, Belkis tomó una de las cuerdas y le pidió a Erika y Nuria que se pusieran de pie, frente a la cama, para enseñarles una técnica.

Belkis le pidió a Erika que juntara las muñecas de sus manos, con los brazos extendidos hacia el frente. Belkis dobló la cuerda por la mitad y tomando las manos de Erika, pasó alrededor de las muñecas la cuerda dos veces, de tal modo que quedaba extendida una parte del asa que se había formado al ser doblada por la mitad. Entonces tomó las dos puntas y las deslizó por dentro del asa, halándolas hasta que ambas muñecas quedaron atadas. Luego le pidió a Erika que alzara sus brazos por encima de la cabeza, y colocándose detrás, haló la cuerda, forzando los brazos a doblarse hacia atrás, quedando sus muñecas a la altura de la nuca. Después extendió las cuerdas, hizo un nudo cruzado a la altura de la media espalda, y separó los dos extremos, haciéndolos pasar hacia el frente, por encima de sus teticas, para volver a traer hacia la espalda las puntas de la cuerda, y tras haberlas cruzado de nuevo, volvió a llevarlas hacia el frente, esta vez por debajo de las teticas, y de allí, llevarlas de nuevo hacia atrás, donde hizo un lazo final, con lo cual completó la tarea. Ahora Erika estaba completamente inmovilizada en la parte superior de su cuerpo. Con una cuerda que enmarcaba sus teticas y atada con una lazo en su espalda, sujetando firmemente sus manos y brazos en la posición deseada.

-Wow, ¡qué fácil, y qué rápido!

-Bueno, ya has visto y aprendido, para que lo pongas en práctica con esta belleza tan sexy... mmmm ¡cómo me gustas, Nuria!

-Gracias, Belkis. Tú también eres muy simpática. Pero no te hemos visto nunca sin ropas. Nosotras aquí desnudas, mientras sigues vestida. ¿Qué te parece, Erika?

-Tienes razón. Nuria, quítale la ropa a Belkis. Desnúdala, que queremos descubrir sus bellezas.

-Si, mi ama.

-Pero primero desátame, que me siento muy limitada con estos amarres.

-Espera, Nuria, que ahora voy a volver loca a tu dueña con el vibrador chupaclítoris.

Belkis empujó a Erika cuidadosamente hasta que cayó sobre la cama. Buscó el chupaclítoris y lo aplicó a la cuquita de Erika. Después de haber logrado estirar lo suficiente su pequeño apéndice vaginal, encendió la lengua vibratoria. Al instante Erika comenzó a gemir pues la estimulación era muy fuerte. Al cabo de un minuto, sintiendo que su orgasmo estaba cerca le pidió a Belkis que lo apagara, pero por el contrario lo que hizo la muy brivona fue acelerar la frecuencia de la lengua de goma. El orgasmo de Erika no se hizo esperar, y más que gemidos, eran alaridos y un fuerte jadeo. Pero Belkis hizo caso omiso a los ruegos de que apagara el aparato y aprovechando que estaba inmovilizada en los brazos, se sentó a su lado y le sujetó las piernas para evitar que con sus moviminetos de cadera se despegara el curioso juguete. Por ello Erika sintió un segundo orgasmo, mucho más fuerte que el anterior, y sentía que iba a desfallecer. Nuria miraba asombrada la escena, y casi que le suplicaba con la mirada a Belkis que suspendiera aquel ataque. Belkis ignoraba a ambas hembras y mantuvo el aparato hasta lograr un tercer orgasmo, tras lo cual Erika perdió el conocimiento, Belkis apagó el aparato, lo retiró, y se levantó. El impulso de Nuria fue el de acostarse al lado de su mujer y tratar de reanimarla con tiernos besos y caricias. Erika recobró el conocimiento y en un estado de letargo solo dijo ¡UFFF! ¡qué fuerte!... pero ¡qué rico!. Tras un par de minutos Belkis le pidió a Nuria que la ayudara a levantarse y la desatara.

Después de desatar a Erika, Nuria, recordando la última orden recibida antes de este explosivo episodio, se acercó a Belkis, Y empezó a desabotonar su blusa, la cual retiró, dobló y colocó sobre la cómoda. Después se arrodilló para quitarle los zapatos, los cuales colocó a un lado. Mientras estaba aún de rodillas frente a Belkis, alzó las manos para desabrochar sus jeans, y bajárselos, hasta removerlos por completo. Ahora Belkis estaba en sostén y pantaletas. No eran prendas muy sexies, pero permitían apreciar un abdomen plano, un buen culo, aunque no tan generoso como el de Nuria, y unas tetas que pedían a gritos ser liberadas del brassier que las sujetaba. Nuria se puso de pie, y poniéndose detrás de Belkis desabrochó el sostén, mientras Erika contemplaba toda la acción, de frente, por lo que fue la primera en darse cuenta que tenía unos pezones muy oscuros, casi como los de Nuria, pero con una aureola bastante menor, casi infantil, como los suyos propios. Estando aún detrás de Belkis, tomó la elástica de sus pantaletas y deslizó por sus caderas y después por sus piernas las mismas, hasta sacarlas por completo. Después de doblarlas, las colocó al lado del resto de la ropa.

Erika pudo ver que Belkis tenía su pubis completamente depilado, como ella. Pero a ella si se le notaban sus labios menores sobresaliendo desde los labios mayores. Erika disfrutaba de aquella escena de sumisión de Nuria, quien con fervor acababa de desnudar a aquella inesperada amiga y cómplice de sus próximas aventuras lésbicas.

Belkis buscó un collar de cuero, para colocarlo en el cuello de Nuria. Después enganchó una cadena, la cual entregó a Erika, diciéndole,

-Toma, te entrego a tu esclava. Este collar y cadena son signo visible de tu superioridad sobre ella y recordatorio de que ella te pertenece para todo lo que quieras hacer con ella.

-Gracias, Belkis. Me encanta la idea. Después vamos a comprar algo parecido para mi negrita.

-Está bien. Ahora quiero explicarles lo que quiero que hagan para mí... dentro de un rato vendrá Iris a traer el desayuno. Nuria le abrirá la puerta, así mismo como está ahora, y le pedirá que traiga la bandeja hasta esta mesa. Vendrá caminando delante de Iris, y se comportará lo más coqueta que pueda. Mientras, nosotras estaremos en el baño y por una rendija de la puerta quiero observar la reacción de Iris.

-Así lo haré, Belkis. ¿Estás segura que no se escandalizará?

-No podrá. Es parte de nuestro entrenamiento. Ni te imaginas las cosas que nos toca ver.

-¿Y de qué manera me debo comportar con ella?

-Tienes que exhibirte sin pudor. Pórtate como una verdadera puta. Incluso, buscarás la forma de agacharte y abrir las piernas para que te vea hasta el ano.

-Así lo haré. Me emociona coquetear y seducir a otra mujer por primera vez

-Pero no te emociones mucho, dijo Erika. Esto es solo porque estarás siguiendo instrucciones. Solo seducirás y coquetearás con quien yo te autorice, mi negrita

-Claro, mi vida. Tu eres mi ama y siempre seré tu fiel sierva.

-Bueno... ahora Belkis y yo estaremos en el baño, para que recibas a Iris

-Si, mi vida

Una vez en el baño, dejaron la puerta entreabierta, y pudieron descubrir que a través del espejo podrían ver buena parte de la habitación. Sin embargo, Belkis encendió su teléfono celular y activó la cámara para apuntar el resto del cuarto si fuese necesario. De ese modo podrían ver en la pantalla la escena de un modo más claro. Sólo tendría que asomar la punta del teléfono, sin que Iris se diese cuenta que la estaban espiando.

Mientras tanto, Erika se puso detrás de Belkis y agarraba sus tetas, le acariciaba todo el cuerpo y también hacía pasar su mano traviesa por la cuca, la cual ya estaba bastante mojada. Cuando sonó el timbre, se separó, para evitar ser escuchadas sus risitas y jadeos.

Cuando Nuria abrió la puerta, Iris se sorprendió de que una mujer desnuda con un collar y cadena la recibiera. Nuria le sonrió, y le pidió que la siguiera. Caminó muy lentamente, meneando su cadera, sabiendo que Iris la estaría observando. Al llegar a la mesa, le pidió que esperase un momento, para retirar las cosas (que a propósito había dejado encima). Lo hizo muy lentamente, un objeto a la vez. Alguna pieza de ropa, la llevó hasta el gavetero, mientras Iris esperaba con la bandeja en sus manos, mirando de reojo el cuerpo de Nuria, quien después dejó caer unas monedas que estaban en la mesa y se dobló, mostrando su culo a Iris mientras las recogía del suelo.

Belkis podía ver que Iris no buscaba ver a otra parte, sino que tenía su mirada puesta en el culo de Nuria. Cuando ésta se irguió de repente, Iris se vio descubierta y quiso disimular, pero Nuria le ofreció una sonrisa muy sensual. Le pidió que dejara la bandeja sobre la mesa, y le pidió ayudarla a servir los platos.

-Por favor ayúdame a servir mi plato y el de mi mujer, que está en el baño

-¿Mujer?

-Si. Hemos pasado una noche muy linda, como nunca antes en mi vida.

-Ahhh. Me alegro. ¿puedo hacerle una pregunta?

-Claro, preciosa, pero no me trates de usted, que no soy tan vieja

-¿por qué tienes ese collar y la cadena?

-Es que mi mujer es además mi dueña. Yo le pertenezco, y con esta cadena ella me controla y yo me siento su esclava

-Pero, ¿por qué? ¿cómo hizo para esclavizarte?

-No ha sido ella. He sido yo, quien me he entregado libremente bajo su control

-¿en serio? ¿Y no te da miedo?

-No, porque yo la amo con locura, y ella también me ama. Me usa y a veces me castiga, pero sé que siempre me protegerá. Me siento muy a gusto sabiendo que ella es mi dueña, y hasta disfruto cuando me produce dolor.

-¡qué raro! No me imaginaba que una pueda gozar si te maltratan. Y ¿cómo es ella?

-Es preciosa, rubia, y más joven que yo. Ahora está en el baño, si te esperas un poco, la podrás conocer.

-Es que me tengo que ir.

-Anda, chica, tan solo un par de minutos. (mientras se desarrollaba esta conversación Nuria se sentó en el sofa, y colocando uno de sus pies sobre el asiento y extendía su otra pierna exponíendo completamente su sexo a la mirada de Iris) Mientras tanto, hablemos. ¿Cómo te llamas?

-Iris

-Que nombre tan bello... como tú

-Gracias. Tu también eres muy bonita

-¿Te parece? ¿Qué te gusta más de mí?

-Tu cara es muy bonita

-¿Nada más?

-Bueno, tu cuerpo está muy bonito también.

-¿Qué te gusta más, mi culo o mis tetas?

-No se... es que me da vergüenza

-Anda, chica, no seas tímida.

-Tu culo es muy especial... no sé, distinto.

-¿Distinto?

-Si, es grande, pero no tienes celulitis, y cuando te agachaste me llamó mucho la atención algo.

-¿qué?

-¿no te vas a ofender?

-No, chica, dímelo

-No sabía que una mujer pudiese tener pelos en el ano, como tú.

-Si, es que soy muy peluda. Mira esta mata de pelos. Mi dueña quiere eliminar parte de mis pelos, pero no me ha dicho exactamente lo que hará.

-Yo tengo pelos, pero no tanto como tú. Jamás he pensado en afeitármelos, solo por las orillas cuando voy a la playa.

-Iris, ¿tienes novio?

-No... la verdad es que nunca he tenido.

-¿Y cuantos años tienes?

-19, señora

-No me digas señora. Mi nombre es Nuria. O sea, ¿que eres virgen?

-Si, Nuria. Nunca me ha tocado un hombre.

-¿Y una mujer?

-Tampoco.

-Pero, ¿alguna vez te hubiese gustado?

-Cuando estaba en la escuela estaba enamorada, pero nunca pasó nada

-¿Por qué? ¿qué pasó?

-Es que me daba miedo y vergüenza.

-Miedo ¿a qué? ¿al rechazo?

-Si. Me asustaba mucho un escándalo.

-Pero si se trataba de un chico, ¿donde iba a estar el escándalo?

-Es que no era un chico... era mi profesora de educación física.

-Claro, ahora entiendo. ¿Ella no se dio cuenta que te gustaba?

-No creo... fue un amor platónico.

-Y aparte de ella, ¿te ha gustado otra chica?

-No. Solamente ella.

-Y yo, ¿te gusto?

-Me pareces muy atractiva.

-¿Te gustó verme desnuda?

-La verdad es que me sorprendió cuando abriste la puerta, pero después me gustó mirarte cuando caminabas delante de mí. Eres muy bonita por detrás también.

-Si. Ya me dí cuenta que me mirabas, picarona.

-¡Ay Nuria!, no me hagas ruborizarme.

-¿Y que te parecen mis tetas? ¿sólo te atrae mi culo?

-Son bellas, muy exóticas, por su tamaño, sin ser exageradas, y esos pezones tan grandes y oscuros.

-¿Te gustaría tocarlas?

-No se...

-Anda, solo una tocadita. Las aprietas y si quieres me pellizcas el pezón.

-Es que nunca he hecho algo así.

-Vamos, anímate, antes de que te vayas. Tengo ganas de que me toques.

-Esta bien...

En el momento en que Iris momenzaba a estirar su mano para tocar las tetas de Nuria salió Erika del baño, vistiendo una bata, pero no la llevaba atada, solo la sujetaba con sus manos.

-Nuria, ¿qué haces?

-Nada, señora

-¿cómo que nada? Te dejo sola un rato y comienzas a coquetear con la primera que se te atraviesa

-Perdóname, mi ama. Es que esta niña es muy simpática. Pero solo estábamos hablando.

-¿Y para conversar tienes que adoptar esa postura tan vulgar? ¡Eres una zorra!

-No sé que me pasó, mi ama. Es que Iris me gustó mucho desde que le abrí la puerta.

-Si, la verdad que está linda la muchachita.

-Pero no llegamos a hacer nada. Solo hablábamos.

-A mí me pareció que ella te iba a tocar.

-Es verdad, solo quería que ella tocara una teta por primera vez

-¿Es verdad, niña?

-Si, señora.

-Esta bien. Nuria, levántate y ven conmigo

Erika tomó la cadena y haló a Nuria, obligándola a caminar hacia la puerta. Detrás vino Iris, recreando sus ojos con el culo bamboleante de Nuria, quien sentía la fuerza de la cadena que la halaba, descubriendo una sensación que se repetiría muchas veces por el resto de sus vidas. Al llegar a la puerta, Erika le dijo a Nuria

12