Somos Felices Las Tres Capitulo 26

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-Discúlpate con Iris, zorra

-Si, mi ama

Nuria abrazó a Iris, quien sintió por primera vez en su vida todo un cuerpo de mujer desnudo contra ella. Nuria le pidió perdón por haberla retenido y le dio un beso en la mejilla. Erika le dijo,

-No luce tan convincente ese beso. Demuéstrale a Iris que de verdad lo sientes

Nuria entonces tomó la cara de Iris, quien sorprendida como estaba, no reaccionó y permaneció inmóvil mientras los labios de Nuria se aplastaron contra los suyos. Ese beso en los labios no duró mucho, pero no le pareció tan desagradable, sobre todo por la suavidad de los labios carnosos de Nuria.

Después que Nuria besó a Iris, Erika haló la cadena hacia abajo, obligándola a doblar su cuerpo hasta arrodillarse. Entonces Erika le dijo,

-Discúlpate conmigo ahora.

Erika se abrió la bata, ofreciendo a Iris una visión total de su desnudo cuerpo. Sus ojos se detuvieron en la cuquita, pues jamás había visto una que estuviese completamente depilada. Nuria acercó su boca y comenzó a besarla, mientras Iris exclamó un ¡AJH! de sorpresa. Era una escena cautivante, y sentía que su entrepierna se mojaba al contemplarla.

Erika abrió la puerta mientras Nuria seguía besando y lamiendo su cuquita. Iris entendió que debía salir, y lo hizo, pero sin despegar su mirada de aquella escena. Incluso, después de haber salido y estando ya en el pasillo del hotel, Erika mantenía la puerta completamente abierta, dándole unos segundos adicionales de aquel show lésbico, hasta que guiñándole un ojo, y enviándole un beso volado, cerró la puerta. Nuria seguía con su boca pegada a la cuquita de su dueña cuando Belkis salió del baño, exclamando

-Ha sido muchísimo mejor de lo que me esperaba. Gracias, Nuria, has hecho un trabajo excelente.

-mmmmmmffffmmmmmFFFFF

-Ya está bien, mi negrita, no me sigas mamando la cuquita, que me vas hacer acabar, y se nos enfriará la comida.

Belkis, ¿donde está la cuerda con la que me amarraste? Quiero practicar con Nuria, pues tengo una idea.

-Aquí la tienes, Erika. ¿Qué piensas hacer?

-Voy a darle de comer a Nuria mientras ella tiene sus brazos y manos inmovilizados.

Erika procedió tal como Belkis se lo había enseñado. Nuria guardaba un silencio serio, temerosa de ser obligada a experimentar una incomodidad desconocida para ella. Belkis, por su parte contemplaba, sonriendo al comprobar la destreza de Erika, quien en un santiamén ya tenía a Nuria atada. Entonces Erika le dijo a Belkis,

'- ¿Tu no tenías un tapaojos en tu arsenal?

-Si, voy a buscarlo.

-Gracias, es que quiero ponérselo a Nuria mientras le doy a comer el desayuno.

Ahora, Nuria, ven siéntate en mis piernas antes de taparte los ojos... asi...

Una vez que estuvieron sentadas, Erika tomó un trozo de fruta y con ella tocó los labios de Nuria, quien abrió la boca y comenzó a masticar su primer bocado de desayuno. Después Erika tomó algo para sí, y así, sucesivamente, en una escena de alto erotismo que Belkis gozaba al ver el contraste de dos pieles tan distintas de aquel par de mujeres desnudas que compartían el desayuno y en el que no quedaba duda de la sumisión de Nuria y el dominio de Erika.

Erika alternaba bocados con Nuria, compartiendo el desayuno que incluía tostadas con mermelada y mantequilla, huevos revueltos, jamón, tocineta y salchichas, además de jugo de naranja y café. Poco a poco iban consumiendo lo puesto en la mesa. En un cierto momento, Erika tomó un segundo bocado sin respetar el turno esperado para Nuria y Belkis le comentó que se le había olvidado alimentar a su mujercita, pero Erika le hizo una señal con la mano, mientras masticaba el trozo de tostada. Entonces acercó su boca a la de Nuria para besarla, y cuando ésta abrió la suya para darle la bienvenida a la lengua que esperaba recibir, se sorprendió pues Erika descargó el pan masticado. Después de la sorpresa inicial, sonrió y completó la labor de masticar antes de tragar. Belkis exclamó un ¡increible! Y aplaudió la creatividad de Erika.

Después de ese bocado Erika tomó un sorbo de café y tal como había hecho antes lo transfirió boca-a-boca a Nuria, quien gozaba con este nuevo juego. Erika siguió el juego con un bocado de huevos revueltos con un trocito de salchicha, lo cual masticó a medias antes de pasarlo a la boca de su mujer. Mientras ella tragaba, Erika tomó su propio bocado, y comenzó a preparar el siguiente bocado para Nuria. De ese modo continuó el resto de la comida, y ya Nuria nunca recibió otra cosa que comida pre-masticada, empapada de la saliva de su dueña, hasta que ambas se sintieron satisfechas y no podían comer más.

Como había quedado algo de la mermelada de fresa, Erika tomó el cuchillo, lo embadurnó y lo llevó hasta una de las axilas de Nuria, la cual untó de mermelada. Belkis verdaderamente disfrutaba todo lo que contemplaba, admirando la audacia y locura de Erika, quien repitió el procedimiento con la otra axila, dejando ambas pintadas de rosado. Obviamente, Nuria nada podía hacer pues estaba inmovilizada.

Al terminar de comer, Erika le ordenó a Nuria ponerse de pie, y después que ella misma también se levantó, se dedicó a lamer las axilas de su negrita, hasta dejarlas limpias. Esa acción, altamente erótica excitó no solo a Nuria, sino a Belkis, quien descaradamente se acariciaba su propia cuca.

Lo siguiente que hizo Erika fue llevar halando la cadena, a Nuria al baño. Erika le ordenó que se arrodillara, y parándose frente al lavamanos buscó su cepillo de dientes pero antes de comenzar a cepillarse ordenó a Nuria que le lamiera el culo. Nuria hizo lo mejor que pudo para enterrar su boca entre las nalgas de Erika, pero ésta la ayudó separando sus nalgas. Nuria no podía ayudarse con las manos pues las tenía atadas detrás de su cuello y tuvo que hacer un esfuerzo para complacer a su dueña, estirando lo más posible su lengua, acariciando el ano de su hembra mientras ella se cepillaba muy lentamente los dientes. Belkis ya no pudo más ante tanta excitación y comenzó a gemir por el orgasmo que se había provocado al masturbarse ante el show que se le estaba brindando.

Erika terminó de cepillarse, y tras enjuagarse la boca le dijo a Nuria

-Ya has oído que Belkis se ha hecho la paja y ha acabado. Seguro que está super mojada. Quiero que la limpies con tu lengua.

-¡oh! ¡qué sorpresa, Erika!, no imaginaba que ibas a compartirla conmigo y pedirle a tu muñeca que me sirviera. Ven acá, zorrita, mámame mi cuca hasta dejarla limpia.

-Si, Belkis. Haré lo que mi dueña me ha ordenado. Espero poder hacerlo bien.

-Claro que lo harás, porque de lo contrario te castigaremos. Ven, arrímate más. Yo me voy a separar los labios para que tu lengua llegue lo más adentro posible.

UFFFFF! ¡qué rico! No pares, sigue así... perdóname Erika, pero creo que tu hembrita me va a hacer acabar.

-No hay nada que perdonar. Te lo debemos por lo mucho que nos estás ayudando. Mientras Nuria te chupa la cuca, yo voy a encargarme de tus tetas. Voy a chupártelas hasta que te duelan.

-AAAAHHHHHHH! ¡pero que rico es todo esto! Sigan, sigan par de putas, sigan, que ya estoy a punto.

-Quiero que acabes rico en la boca de mi negrita, anda, llena su boca con tus jugos sexuales.

-¡SSSSSSSIIIIIIIIIII! ¡ay! ¡ay! ¡ay! ¡ay! ¡aaaaaaaaaaay! ¡aaaaaaggggggggghhhhhhhhh! Allí voy, zorrita, abre bien tu boca que me vengo. ¡ay! ¡ay! ¡aaaaayyyyyyyyyy!

-No te lo tragues todo, mi negrita, que quiero besarte, para descubrir a qué sabe Belkis. Ven, levántate y déjame besarte.

Belkis se apoyó contra el gabinete del lavamanos, jadeando, con las piernas temblorosas y débiles y con una gran sonrisa, mientras veía al par de amantes devorarse sus bocas con un beso aguado y sonoro, compartiendo salivas y sus propias secreciones orgásmicas.

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