Somos Felices Las Tres Capitulo 28

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Nuria bebe licor dorado y es llevada a una sex shop.
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Parte 28 de la serie de 37 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/24/2020
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DEL CAPITULO ANTERIOR

... Ambas hembras gemían mientras sus lenguas no solo se entrelazaban entre sí, sino que exploraban el interior de la boca de la otra, las encías, el paladar, por debajo de la lengua, en fin, no solo era un beso sensual y sexual, sino de reconocimiento anatómico también. Por eso resultó tan entretenido y prolongado.

-Mi amor, no sabes lo feliz que me has hecho, dijo Erika.

-Y tú a mí, mi vida. Todo lo que imaginaba que podría ocurrir entre nosotras, en mi primera vez con otra mujer, se ha quedado corto. Ha sido una experiencia maravillosa. Todo ha sido tan bello. Si antes te quería y deseaba, ahora te amo. Y por amor me refiero a que estoy dispuesta a dar sin esperar nada a cambio. Me siento más mujer, completa, diferente. Lo que me has hecho vivir ha marcado mi vida en dos mitades, quedando la mejor de ellas aún por vivir. Quiero que estés siempre a mi lado. Ya no podría imaginarme una vida sin Claudia ni sin tí.

-Lo sé, mi amor. Yo también siento lo mismo. Ya verás que desde hoy, seremos felices las tres...

/ / / / /

-Para mí ha sido un agradable descubrimiento, pues jamás imaginé encontrar en el cuerpo de otra mujer las delicias del amor sexual.

-Ni yo, mi amor. En mi caso el impacto es mayor, porque tú estás tan requete buena, y tus tetas, tu cadera y tu culo son muy especiales, fuera de lo común. He descubierto contigo a disfrutar la belleza de todas las partes del cuerpo de una mujer. Es tan bello tu cuerpo, y la naturaleza nos ha hecho tan distintas a los hombres, que después de haber descubierto todo esto contigo, dudo que me sienta atraida por un varón.

-¿Crees que serás mi amante lesbiana de ahora en adelante?

-Mucho más que eso, mi amor. Te veré como mi mujer. Ya no necesitaré buscar entre los hombres una pareja. Te he descubierto, y pienso hacerte cada día más mía. Después de haber sentido lo sabroso que es una cogida como la que me dio Belkis, no creo necesario frotar mi cuerpo contra el cuerpo áspero y velludo de un hombre para sentir placer sexual.

-En mi caso, tendrás que entender y aceptar que amo a Claudia, y no me disgusta el sexo con ella.

-Pero te va a gustar mucho más a medida que lo vayamos transformando en una mujer. Su piel será más suave, delicada y sensual y te seguirá cogiendo como hasta ahora, pero estoy segura que en esta nueva etapa lo disfrutarás aún más.

-Pienso lo mismo. Además ahora te tengo a tí, y mi vida será más bella, compartiendo mi cama con ustedes dos.

-Así será, mi amor. Esta noche será la última que pasarás a solas con tu cónyuge. Desde mañana dormiré con las dos, y mudaré mis pertenencias a tu casa, y cancelaré el contrato con el apartamento donde vivo ahora. Goza todo lo que puedas esta noche, que será tu última noche tendiendo sexo con Claudia sin que esté yo presente.

-Me encanta la idea. Es un sueño, y si nos ponemos a ver, ha sucedido todo tan rápido. Hace un mes eras tan solo una empleada de Claudia, y ahora seremos tus esclavos sexuales.

-Y espero que sean siempre muy obedientes y sumisos.

-Lo seremos, lo seremos, mi dueña y señora.

En eso salió Belkis del baño y mientras se vestía y recogía las cosas que había sacado del maletín le recordó a las dos enamoradas que debían irse preparando para entregar la habitación, si no querían que les cobrasen un día adicional, pues ya iba siendo la hora del chequeo de salida. Erika lamentó tener que separarse de su mujer pues estaban viviendo un momento muy romántico e íntimo, y comenzó a desatar las cuerdas que habían mantenido los pies y manos de su hembra unidos e inmovilizados, para dárselas a Belkis.

Nuria sintió un gran alivio al poder mover y extender sus extremidades, confinadas por la pasada hora, y lo primero que hizo fuscar el cuerpo de su mujer y abrazarla, llenando su cara de besos al mismo tiempo que repetía incesantemente ¡te amo! ¡te amo! ¡te amo! ¡te amo! ¡te amo! ¡te amo! ¡te amo! ¡te amo! ¡eres lo mejor que me ha pasado, mi dulce amor! ¡te amo! ¡te amo!. Erika se dejó besar y escuchaba complacida la voz apasionada de su hembra, mientras sentía sus abundantes pechos contra el suyo. Sentía un gran deseo de volver a hacer el amor, pero sabía que no tendrían el tiempo necesario para hacerlo sin prisas. Con cariñosa delicadeza le dijo a Nuria, que debían bañarse y vestirse para salir del hotel. Nuria entendió, y se dirigió al baño.

-Nuria, mi vida, abre el agua caliente y mientras tanto voy a llamar a recepción para decirles que vamos a salir unos minutos más tarde de la hora prevista, para que no nos carguen un día adicional.

-Si, mi dulce amor.

Cuando Erika entró al baño ya el agua estaba a punto, con la temperatura adecuada. Erika quiso sentarse a orinar y Nuria le pidió que no lo hiciera.

-¿Por qué, mi amor?

- Es que quiero hacer algo único, para sellar mi amor incondicional por ti, dulce cielo.

- Qué travesura tienes en mente, mi amor?

- No es una travesura. Es algo que decidí hacer después de haber escuchado a Belkis contar como una de sus tres mujeres manifestaba su amor sumiso.

- ¿Cual de ellas, ¿Estás hablando de Odalis?

- Si. Me impresionó mucho lo que contó acerca de la devoción para complacerla en todo y además de eso estar a su servicio cada vez que necesita cumplir con sus necesidades fisiológicas.

- ¿Pretendes hacer lo mismo conmigo?

- Me gustaría mucho llegar algún día a hacerlo como lo hace Odalis, solo que necesito ir aprendiendo poco a poco a superar el asco y reemplazarlo por amor, que no me importen ni los olores ni los sabores, simplemente porque te amo.

- Yo también necesitaría ir aprendiendo y descubrir los límites hasta los cuales podría permitirte llegar. Se trata de algo que no hace falta en nuestra relación, pero estoy abierta a considerarlo, solamente si tú lo quieres hacer. Es algo que jamás te voy a pedir, en eso te voy a respetar. Soy tu dueña, pero nunca abusaré y obligarte a hacer cosas que te desagraden o repugnen.

- Lo sé, mi dulce dueña. Por favor entiende que es algo que quiero ir probando.

- ¿Qué quieres que haga?

- Párate de un lado, donde no nos caiga el agua de la regadera, que yo me voy a arrodillar frente a tí.

- ¿Cuando quieres que comience a mear?

- Un segundo, mi dulce amor. Voy a pegar mi boca a la más bella y adorable de las cuquitas del mundo entero, tratando de crear un sello para que no se pierda ni una gota de tu bello líquido, tan dorado como tu preciosa cabellera.

- ¿Estás lista, mi amor?

- uhummm

- Voy a mear de a poquito, para no inundar tu boca, para darte chance a que tragues, antes de soltar el siguiente chorro.

- uhumm

A Erika le tomó casi un minuto el poder relajarse y liberar el primer chorro. No era la posición normal, ni la situación, como para que sus músculos abdominales se relajasen suficientemente y rápidamente para soltar el contenido de su vejiga urinaria.

Mientras eso hacía su mente hizo un acelerado recorrido de cómo había comenzado esta aventura, que a medida que avanzaban en esta extraña relación era menos una aventura para convertirse en un nuevo estilo de vida. Desde el día en que se presentó a solicitar el empleo, el primer día en que su jefe Claudio la invitara a comer en su casa una parrillada y pudo conocer a la mujer que ahora estaba de rodillas con su boca envolviendo su área genital. El día en que descubrió el contenido de la computadora de su jefe, y cuando pudo descubrir además su carácter sumiso, a partir de lo cual fue adquiriendo autoridad sobre él. Cuando le confesó su afición por el porno, y de manera especial por el tema lésbico y el crossdressing, traduciéndose en su interés por vestir lencería femenina y ser feminizado. Recordaba el día en que comenzó a ver a Nuria con otros ojos, detallando más su exótica belleza e imaginándose cómo sería tener sexo con otra mujer, pero más específicamente por la hembra que en breves segundos recibiría un caudal de orina. Ese simple hecho serviría para unirlas de una manera muy particular, pues al salir del hotel, el estómago de su mujer estaría lleno de aquella substancia producida por su propio cuerpo, para ser asimilada por el organismo de Nuria, y parte de ella llevaría una carga celular con información genética que hasta ahora ningún otro ser humano había recibido.

Finalmente sintió que las primeras gotas salían de su uretra y resbalaban directamente a la boca de su hembrita. Se preguntaba donde estarían cayendo, si sobre la lengua, debajo de ésta, o directamente en la garganta. Después de soltar un breve chorro, contrajo sus músculos, para suspender el flujo del dorado líquido que con tantas ganas había decidido ser alimentada Nuria.

Por su parte Nuria sintió que su boca se llenaba, aunque no a desbordar. Por instinto comenzó a tragar de inmediato, pero era tanto el ardor amoroso que sentía por su mujer, y que la había llevado a proponer esta locura, que quiso saborear mejor la esencia de su adorada dueña. Realmente no tenía un sabor agradable. Aunque había pasado su lengua por la vulva de su dueña inmediatamente después de ella haber orinado, notaba que el sabor ahora era más agresivo, posiblemente por el volumen. Pero ella lo había pensado, lo había decidido y lo había solicitado. Ya no era posible echarse para atrás, aunque si lo hubiese hecho, Erika no se hubiese molestado. Simplemente decidió, al igual que cada vez que había permitido que la usaran en la última semana, y de manera más intensa en las horas más recientes, entendió que tenía que seguir adelante. Lo difícil era tomar la decisión, y después de eso, aceptar las consecuencias.

En este momento, más importante que la sensación percibida por los sentidos, era el significado de lo que estaba ocurriendo. Ese acto de total sometimiento a otra persona, esa renuncia a darse gusto para halagar a la otra, esa audacia de contener en la boca y tragar un fluido emanado de las entrañas del ser amado no tiene comparación ni es posible definirlo con simples palabras. Era una locura, tal vez un acto irreflexivo, pero sentía la satisfacción de ofrecerse a sí misma y ofrecer este gesto a la persona que se había metido en su corazón de un modo inesperado y profundo. Lo que estaba haciendo en ese momento, estaba segura, no lo haría con más nadie en el mundo. Ni siquiera con su esposo podría considerar ofrecer su boca de esta manera tan degradante. Solo por el amor y la pasión que esta bellísima mujer había despertado en ella se había atrevido a cometer esta locura. Una deliciosa locura, que sellaría ese amor entre ambas que cayó como una sorpresa tanto en su vida como en la de Erika.

Mientras estaba de rodillas ante su ama y dulce amante, las manos de Nuria sujetaban las nalgas de Erika. Cuando hubo tragado la primera porción del dorado líquido, apretó las manos, lo cual Erika interpretó como la señal para liberar el siguiente chorro. Esta vez Nuria no se quiso entretener saboreando el regalo que su dueña le estaba entregando, y lo tragó de inmediato. De nuevo volvió a apretar las nalguitas de su bella mujer, quien soltó otra porción de orina dentro de la boca de su sumisa esclava y tierna amante. Una vez más Nuria tragó de inmediato la tercera entrega. Erika sentía que ya no le quedaba mucho más, y decidió despegar su cuquita de la boca de Nuria, aunque está quiso mantenerse pegada, esperando otro trago de aquel amargo elíxir. Erika le pidió que cerrara los ojos, y casi de inmediato dirigió el chorro hacia los pechos de Nuria, quien se sorprendió de aquel baño dorado, pero lo disfrutó al sentir que con cierta habilidad Erika estaba dirigiendo el cada vez más débil chorro por todo su pecho, haciendo que el líquido resbalase por su cuerpo.

Después de esta travesura, Nuria se puso de pie y antes de colocarse bajo la regadera restregó sus manos por todo su cuerpo previamente mojado por Erika, quien la miraba absorta, admirada de la perversión de su amada hembra, quien sonreía pícaramente como quien ha sido descubierto haciendo una travesura. Sin pronunciar palabra, sus ojos gritaban un ¡te amo! Y es cada minuto que pasaban juntas servía para enriquecer mejor las memorias que tendrían de esta noche de bodas y se ataba más aún el lazo que las uniría por el resto de sus vidas. Casi nada de lo que habían venido haciendo había sido planeado, todo estaba sucediendo como ocurrencias inesperadas, y lo mejor de todo, es que eran placenteras, únicas e inolvidables, como que si existiensen solo en la mente creativa de alguna persona inventando esta historia.

Las dos amantes se ducharon rápidamente, para alistarse y salir del hotel. Erika terminó primero, se secó y buscó sus prendas para vestirse. En la mesa de noche encontró un paquete que le había dejado Belkis con una breve nota. Se trataba de un kit de entrenamiento anal de butplugs de tres tamaños, para que los usara en Nuria. Mientras Nuria se terminaba de secar en el baño, Erika buscó en su maletín la ropa que había traído para que Nuria la vistiera al salir del hotel, y la puso sobre la cama, junto al paquete que le había dejado Belkis.

-Mi amor, aquí está lo que quiero que vistas ahora. Pero también tres piezas para entrenar tu culito. Te voy a insertar el más pequeño, para que lo lleves puesto todo el día. Los otros dos los usaremos más adelante.

-Como tú digas, mi cielo. ¿Qué quieres que haga?

-Dóblate sobre la cama, que te voy a poner un poco de crema en el ano para que se deslice sin problema en tu recto.

-Ojalá no me duela, mi vida

-Trataré de no hacerte daño, pero si te duele, tienes que aguantar. Eres una mujer valiente que me ha demostrado no tenerle miedo al dolor.

-Solo cuando estoy contigo, dulce amor.

-¡Qué bello es tu culito, mi amor! Me alegra saber que me lo has entregado y que solo yo por el resto de tu vida puedo jugar con él, o autorizar a otros para que lo hagan, siempre con mi consentimiento. Con esta crema que te estoy untando te va a entrar más facilmente este bichito. Alli voy, este no es muy grande, tan solo un poquito más grande que mi dedo pulgar. Aguanta.

-¡Ahhhh! Yo esperaba que me doliera más.

-Déjame acomodar mejor las aletas que tiene para impedir que se te meta todo. Ahora entiendo el porqué una es más angosta que la otra... esa va orientada hacia tu precioso coño. Ya está. Ahora levántate y camina. Dime cómo se siente.

-Es una sensación extraña, mi dulce amor. Es como que si alguien te tiene metido el dedo en el culo todo el tiempo.

-Agáchate y levántate para ver si se sale.

-No. Fíjate que permanece en su sitio. ¿Se puede notar que lo llevo puesto?

-No. Tus preciosas nalgas lo cubren y nada se puede ver, solo si te doblas, se puede notar la parte de las aletas exteriores. Siéntate, para ver como lo sientes.

-¡ahhh! ¡qué rico!. Lo siento de un modo más intenso, sobre todo cuando muevo el trasero así.

-Bueno, ya lo hemos probado. Ahora lo llevarás puesto el resto del día. Vamos a vestirnos. Allí está la ropa que te he traído.

-Me encanta ese color amarillo pálido, Con el contraste de mi color de piel va a lucir espectacular. Pero es muy clarito, y algo corto, mi dulce amor.

-Si, ya lo sé. Por eso mismo es que lo he comprado para esta nuestra primera salida juntas. Quiero que luzcas lo más sexy posible y se noten mejor tus bellas piernas.

-La talla me queda perfecto, a la medida. Pero con mis senos sin brasiere se notan mucho más mis pezones.

-Asi es. Quiero que al caminar por las calles la gente note tus pezones, y si eso te excita, aparecerán más obvios a las miradas de todos.

-No se... nunca he sido tan desvengonzada.

-Desde hoy serás una nueva mujer. Mi mujer, y quiero causar la envidia de todos cuando nos vean agarradas de las manos al andar juntas.

-Me va a costar mucho, pero por tí haré todo lo que se te ocurra, mi dulce dueña.

-Me encanta como se te ve ese vestido. Ahora ponte este cinturón para complementarlo, y termina de ponerte tus aretes y sandalias, mientras yo me visto y recojo nuestras cosas.

Cuando estuvieron listas, cada una tomó sus pertenencias y salieron de la habitación en la que habían celebrado su noche de bodas. Erika tomó la mano de Nuria y se dirigieron al ascensor. Dentro del mismo, se besaron y dieron mutuamente las gracias por la entrega que se habían dado, haciendo posible una inolvidable experiencia. Todavía estaban abrazadas cuando se abrió la puerta del ascensor al haber llegado al lobby. Había un matrimonio de personas mayores esperando, quienes se sorpendieron por la escena, pero Erika sin inmutarse tomó de nuevo la mano de Nuria y le dijo,

-Vamos, mi amor

Y mientras salían caminando hacia la recepción para devolver la llave y saldar la cuenta sentían cómo eran observadas no solo por aquella pareja sorprendida, sino por las personas que por allí estaban. La recepcionista al verlas aproximarse les brindó una gran sonrisa y con sus ojos daba su aprobación a lo que adivinaba pasaba entre ambas mujeres, por lo que les preguntó, ¿Lo han pasado bien las señoras?, ¿Ha sido su estadía placentera?, haciendo un énfasis picaresco en esa última palabra. Nuria guardó silencio mientras Erika le respondió, que si, y que había sido una experiencia inolvidable y muy bella. Tras eso, la empleada recibió las llaves y buscó la cuenta de la habitación. Mientras Erika estaba esperando la cuenta, Nuria pudo ver a Iris, y pidiéndole permiso a Erika se le acercó.

-Hola Iris, ¿Como estás?

-Hola señora, bien ¿y usted?

-¡Feliz!, mi novia me ha dado la mejor noche de mi vida

-Me alegro mucho. Se le nota en la cara. Está muy linda y radiante.

-No me sigas tratando de usted, Iris. Recuerda que me llamo Nuria. Tú estás muy linda también.

-Gracias, Nuria.

-¿Tienes un minutico para mí?

-Claro Nuria, ¿qué quieres?

-Quisiera decirte algo, pero en privado.

-Ven, vamos al baño que está aquí al lado.

-Cuando entraste al cuarto y te abrí la puerta estando desnuda me dio mucha vergüenza, pero al mismo tiempo me sentía excitada y me atreví a coquetear contigo. Si te ofendí, por favor discúlpame.

-Para nada, Nuria. Debo confesarte algo... me gustó mucho lo que ví.

-¿En serio? ¿por qué?

-Bueno, después de la sorpresa inicial, me atrajo mucho tu culo. Es tan redondo y perfecto, sin celulitis, y me atrajo mucho.

-¿Te gustan las mujeres?

-No, no es que sea lesbiana. Aunque si debo reconocer que me encanta admirar la belleza en las mujeres.

-Entonces, ¿no te ofendió mi desnudez?

-Para nada, Nuria. Por el contrario, me hubiese gustado quedarme más tiempo para seguir mirando tu bello cuerpo. Pero tu amiga...

-No es mi amiga, es mi dueña.

-¿dueña?

-Si, anoche me entregué a ella y le he jurado sumisión y obediencia.

-Por eso es que llevabas esa cadena atada al cuello.

-Si. Me he enamorado de ella perdidamente.

-Entonces, ¿eres lesbiana?

-Realmente soy una mujer casada, pero mi esposo me ha animado a tener esta experiencia. Me gustan los hombres y una mujer, Erika.

-Y yo, ¿qué te parezco?

-Me gustas mucho, eres muy tierna, linda y te comería ahora mismo si no le hubiese prometido fidelidad a mi dueña y amor.

-Yo nunca he tenido novio... ni novia, por supuesto

-¿pero tienes curiosidad?

-Si

-Entonces no lo pienses mucho. Cuando tengas la oportunidad de estar con una mujer, no lo dudes, vas a disfrutar mucho más que con un hombre. Te lo digo yo que estoy casada.

-Lo tendré en cuenta.

-Ya me tengo que ir, pero antes déjame besar tus labios...

-Mmmmmmm ¡qué rico!... es mi primer beso, Jamás nadie me había besado.

-¿en serio? Y eso que ha sido un beso casto, solo en tus labios.

-Gracias, Nuria. Que seas muy feliz

-Hasta luego, Iris. Espero verte de nuevo muy pronto... y ya me contarás. Ojalá encuentres novia muy pronto.

-Hasta luego, belleza... ¡Espera!

-¿Qué, Iris?

-¿Te puedo preguntar por qué estás vestida así?

-¿Cómo?

-Con un camisón de dormir..

-¿Camisón?

-Si. ¿No te habías dado cuenta? Solo que con el cinturón encima y ese collar luce como un vestido.

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