Somos Felices Las Tres Capitulo 29

Historia Información
Nuria se somete a Erika y practica algo de exhibicionismo.
5.8k palabras
5
1k
00

Parte 29 de la serie de 37 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/24/2020
Compartir este Historia

Tamaño de fuente

Tamaño de Fuente Predeterminado

Espaciado de fuentes

Espaciado de Fuente Predeterminado

Cara de fuente

Cara de Fuente Predeterminada

Tema de Lectura

Tema Predeterminado (Blanco)
Necesitas Iniciar sesión o Registrarse para que su personalización se guarde en su perfil de Literotica.
BETA PÚBLICA

Nota: Puede cambiar el tamaño de la fuente, el tipo de fuente y activar el modo oscuro haciendo clic en la pestaña del ícono "A" en el Cuadro de información de la historia.

Puede volver temporalmente a una experiencia Classic Literotica® durante nuestras pruebas Beta públicas en curso. Considere dejar comentarios sobre los problemas que experimenta o sugerir mejoras.

Haga clic aquí

DEL CAPITULO ANTERIOR...

Al llegar al auto Erika abrió el maletero y ordenó a Nuria que colocara las bolsas de la compra que acababan de hacer dentro, pero que lo hiciera doblándose lo más posible y con las piernas abiertas. Nuria entendió que su dueña quería humillarla, exhibiendo su culo con el botón de goma que llevaba insertado. Procedió a hacerlo sin rechistar, y sorprendió a Erika al mantener la posición más de lo que hubiese sido necesario. Ello permitió a Erika moverse hacia su puerta y desde allí observar a los transeuntes que pudieron contemplar la desnudez de su hembrita.

Cuando Erika consideró que ya era suficiente ordenó a Nuria entrar al auto y pasar a su asiento. Nuria abrió la puerta y recordando la instrucción previamente dada por su dueña, de posar sus nalgas desnudas directamente sobre la superficie del asiento, no esperó a estar adentro para subirse la ropa, sino que allí, estando de pie después de haber abierto la puerta, pero antes de entrar, se levantó el vestido, y después fue que entró. Erika sonrió y no pudo reprimir un comentario

-¡Coño Nuria, qué puta eres!

-Eres tú quien ha destapado esa nueva personalidad mía, mi dulce amor...

/ / /

-Yo nunca me hubiese imaginado que fueses capaz de hacer todo lo que te he obligado a hacer, y ahora tú has sido creativa, primero con Iris, y ahora al desnudarte en la vía pública. Me gusta mucho, sigue sorprendiéndome, mi amor.

-Debo confesarte que he ido descubriendo un cierto placer en la humillación. El hecho de ser sumisa no consiste solo en permitir que otra persona te domine, pienso yo, sino en disfrutar ese deseo morboso de realizar actos que en condiciones normales no harías. No sé cómo explicártelo, pero la adrenalina que se dispara cuando estoy asustada o nerviosa cuando por ejemplo ahora que me levanté el vestido, sin saber si me verían el culo y mi cuca, me deja un estado de semi-euforia extraño. Debo confesarte que disfruto mucho no tanto mientras ocurren los hechos, sino después. Es como si me sintiera orgullosa de mí misma por la audacia y osadía, el vencer el pudor, o por la valentía de permitir que otra persona me moleste y abuse de mí, como pasó con Yadira hace un rato en la tienda o que me vean desnuda y se vea violada mi privacidad. ¿me comprendes?

-No mucho, pero te prometo que voy a reflexionar lo que me has dicho, para sacarle más provecho a esa hambre tuya de sentir una humillación. Por los momentos, no olvides mantener tu cuca al descubierto mientras estamos en el auto... vamos a inyectar algo de adrenalina en tu sangre, jaja!

Dicho esto, Erika encendió el auto y le dijo a Nuria que ahora irían a un centro comercial porque quería hacer una compra especial para algo que estaba pensando hacer al día siguiente, pero esta vez Claudia las acompañaría. Nuria no quiso preguntar, y se quedó en silencio preguntándose qué travesura se le estaría ocurriendo a Erika ahora. Al llegar, aparcaron el auto cerca de una de las puertas del mall y Nuria se bajó del auto y quedó inmóvil y en silencio, esperando que Erika decidiera cómo debía proceder. Erika tomó la cadena y llevó a su mujer quien estaba muy ruborizada pues era la primera vez en la que era exhibida en un lugar de mayor concurrencia de público vestida como iba, con un collar y siendo halada con la cadena. Muchas cabezas se voltearon a ver la escena, y Nuria se limitó a bajar la mirada, llena de vergüenza. Al llegar a la puerta Erika decidió desconectar la cadena, la cual metió en su bolso, pero mantuvo el collar.

-Mientras estemos en este centro comercial no te conduciré con la cadena, mi amor. Pero sí quiero que camines a mi lado con tus manos atrás. También quiero que no escondas la mirada, y por el contrario, busques con tus ojos la mirada de las personas que caminen a nuestro alrededor, y que mantengas una sonrisa, aunque no muy amplia.

Recorrieron todo el mall hasta que finalmente consiguieron la tienda que Erika esperaba encontrar, una en la que venden trajes de baño. Antes de entrar, sacó de su bolso la cadena, la conectó a su collar, y condujo a su negrita dentro de la tienda. Allí encontraron un par de damas quienes se sorprendieron al ver la escena de una bella rubia en evidente dominio y control de una sensual morena, cuyo "vestido" dejaba poco a la imaginación.

-¿Qué desean las señoras?

-Quiero comprar un bikini, algo sexy, de color blanco.

-Vengan por aquí, que les muestro lo que tenemos. Hay unas piezas muy sexies que nos han llegado de Brasil.

-Están muy bonitos. Quisiera uno cuyo tope no sea muy ancho, que me cubra los pezones y algo más, pero no todo el pecho. Y la parte inferior que sea del tipo que se pueda atar con unas tiras laterales.

-No tenemos nada así, como un conjunto en este aparador, pero sí podría armar un juego con piezas sueltas. Vengan, por favor, que les muestro las piezas que tenemos, que estoy segura les van a gustar.

Erika siguió a la dependienta, halando la cadena que la unía a Nuria, quien permanecía pasiva y silente. La dependienta sacó varios modelos de topes de bikini, hasta que uno de ellos fue el escogido por Erika. Se trataba de un par de triángulos no muy grandes, pero lo suficiente para cubrir la mayor parte de sus modestos pechos. Erika le pidió tres iguales a la dependienta, quien procedió entonces a mostrar los distintos modelos de la parte complementaria inferior. A Erika le gusto mucho uno que no cubría completamente las nalgas, y la parte frontal era algo reducida. Llevaba, como quería Erika unas cintas a cada lado, para ajustar al gusto. Otra vez, Erika le pidió tres piezas de ese mismo modelo.

La dependienta le preguntó si quería probárselos, a lo que le respondió que no era necesario, pues se los podría medir allí mismo, por encima de la ropa.

Se colocó la parte superior sobre sus tetitas, comprobando que le iban bien. De inmediato llamó a Nuria,

-Ven acá, perrita. Vamos a ver cómo se ajustan tus grandes tetas en este pequeño sujetador.

Y bajando el cuello de su camisón, descubrió sus pecho ante la mirada atónita de la dependienta, quien de inmediato revisó si no habían otros clientes que se pudiesen escandalizar ante aquella desnudez fuera de los probadores. Erika superpuso los dos trángulos, confirmando que cubrían convenientemente los pezones y las aureolas. También vió que las tetas iban a ser suficientemente sostenidas, pero bastante expuestas. De inmediato le volvió a subir el cuellos del camisón, para alivio de la dependienta, y de Nuria, quien a pesar de su obediencia y disfrute secreto de la humillación no podía evitar la vergüenza a la que había sido expuesta. Todos los clientes que en ese momento pasaran frente a la tienda podrían ver claramente aquella exhuberante morena siendo sujeta por una cadena y un collar que sostenía una atractiva rubia. Después de haber pagado, Erika desenganchó la cadena, y ofreciendo su mano a Nuria la invitó a salir, para caminar a lo largo del corredor en el que se encontraban muchas otras tiendas de aquel mall.

-Para qué has comprado esos bikinis, mi dulce vida?

-He planeado que mañana vayamos las tres a la playa. Será la primera vez en que Claudia saldrá en público vestida como la hembrita que quiere ser.

-Pero el mío es un poco pequeño, ¿no crees?

-Si. Así es. Quiero que todos y todas los que te vean se impresionen con tu exhuberante belleza, mi amor.

-¿Y cómo vamos a hacer con Claudia?. Es obvio que tiene su bulto para tan poca tela.

-Ya verás, mi amor, hay un truco que he visto en youtube, y tanto tú como ella se impresionarán de los resultados. Es más, con tu melena allí abajo, tu bikini lucirá más abultado que el de Claudia.

-Me alegra ser tu perrita, pues todo lo tienes pensado, mu dulce dueña.

-Y a mí me alegra que aceptes ese nombre que te dio Yadira, "perrita". Me gusta bastante.. Mi perrita morena.

Mientras caminaban, Erika pudo notar como la mayoría de los hombres fijaban su mirada en los pechos de Nuria, pero también pudo notar que algunas mujeres también lo hacían, algunas de ellas de modo intenso. Fue cuando Erika quiso hacer un experimento, y le pidió a Nuria que fuese caminando sola, varios pasos más adelante. Erika quería ver la reacción de algunas de esas mujeres, no le interesaban los hombres, sino las mujeres, sobre todo las que la miraban con mayor detenimiento. Erika quería estudiar sus reacciones después de aquellos breves encuentros. Y notó, que algunas de ellas sonreían ampliamente, pero más notable aún, fue que un par de veces, mujeres se voltearon para verla de nuevo, con lo que descubrieron aquel par de nalgas tan suculentas batiéndose dentro del camisón que llevaba por vestido. Una de ellas fue a más, pues se giró, y comenzó a seguirla, sin notar que más atrás venía Erika. Sin duda alguna, le gustaba lo que estaba mirando. Se trataba de una mujer madura que no se despegó por un largo rato de Nuria. Erika pensó que era una oportunidad para hacer una travesura, y aceleró el paso hasta colocarse al lado de la mujer, caminando casi juntas, hasta que se volvió hacia ella y le dijo,

-Esa morena sí que esta buena, ¿verdad?

-Si

-Mira esas nalgas, como se bambolean, ufff

-Si, es algo fuera de lo común

-Me gustaría conocerla, ¿por qué no nos acercamos y le hablamos?

-No se... ¿y si se molesta?

-Nada. Nos disculpamos y cada una coge por su lado.

-Bueno, vamos. Pero háblale tú... yo no me atrevo.

Erika y la desconocida se acercaron a Nuria y Erika le dijo,

-Hola morena, andas sola?

Nuria al ver que Erika venía acompañada y por el tono de la pregunta comprendió al instante que se trataba de otra de las travesuras de su mujer y dueña, y le sigió el juego.

-Si. Ando sola, porque mi amiga me dejó plantada. Estoy caminando a ver si es que se metió en alguna tienda.

-Nos gustaría conocerte. Eres muy atractiva, y si no te molesta, podríamos hablar hasta que llegue tu amiga.

-Está bien. Allí hay unos asientos, si quieren me esperan que necesito ir al baño un momentico.

-¡Qué casualidad! Nosotras también estábamos buscando un baño.

-Bueno, vamos.

-¿Cómo te llamas?

-Mi nombre es Erika, mintió Nuria

-Ah, nosotras somos Salomé y Julia

-Mucho gusto.

Una vez que entraron al baño, y tras comprobar que no había nadie más, Erika se dirigió a Nuria, mientras la desconocida simplemente contemplaba la escena, y comiéndose con la mirada a Nuria.

-¿Por qué llevas ese collar?

-Es que mi amiga es algo más que eso...

-¿Qué quieres decir?

-Es que ella me lo ha puesto para recordarme que soy de ella

-¿En serio?

-Si. Somos amantes, y yo me he sometido a ella.

-Qué lastima que ya tengas pareja, porque a nosotras nos hubiese gustado estar contigo, ¿verdad, Julia?

-Así es. Es que estás muy rica. Me gustaste mucho desde el primer momento en que te ví.

-Gracias, usted también es muy atractiva, lo mismo que su amiga rubia, ¿Salomé es que te llamas?

-Si, Erika. Dime una cosa, se nota que no tienes ropa interior, ¿es también una instrucción de tu dueña?

-Si. Ella me ha dado este camisón y lo hemos disimulado con el cinturón para que luzca como un vestido. Si me disculpan, necesito orinar.

-Anda, muñeca. Pero no cierres la puerta para que podamos verte.

-No sé... ¿y si viene alguien?

-Cierras la puerta, y nosotras dismularemos, no te preocupes. Anda, muéstranos ese cuerpo tan bello que tienes.

Nuria siguió el juego que Erika estaba proponiendo, de modo que entró al cubículo, se dio vuelta, y sonriendo pícaramente se desabrochó el cinturón, tras lo cual se levantó completamente el camisón, y se lo sacó, quedando completamente desnuda. La desconocida comenzó a respirar agitadamente, y Erika aprovechó para tocarle las nalgas, y se las apretaba, a lo que no se opuso. Nuria colgó el camisón y el cinturón y se sentó, abriendo las piernas para mostrar sus labios depilados en abierto contraste con la melena que estaba un poco más arriba. Después de un rato, se relajó lo suficiente y pudo comenzar a orinar. Mientras tanto Erika hablaba con la desconocida,

-Me encanta esa morena, es tan sexy...

-A mí me parece una ricura. Y yo que tengo tiempo sin probar algo así.

-¿Crees que se molestaría si la queremos tocar?

-No creo. Fíjate que se desnudó del todo cuando no era necesario. Se ve que quiere algo con nosotras.

-¿Por que no entras un poquito más y la tocas mientros yo sostengo la puerta?

-Si, pero por favor sostenme el bolso.

La desconocida se acercó a Nuria y Erika desde atrás le guiñó un ojo, lo que Nuria entendió como una señal para que no se opusiera. La desconocida extendió su mano hasta agarrar una de las tetas de Nuria, y al ver que no se oponía, hizo lo mismo con la otra mano a la otra teta. Comenzó a apretarlas y a acariciarle los pezones. Nuria disfrutaba la caricia y la situación, pero parecía que la desconocida lo disfrutaba aún más. Después de un rato Nuria se quiso poner de pie, y buscó papel para secarse, y la desconocida se retiró un poco para permitir la maniobra.

-Me gustaría invitarte un día a mi casa, para que lo pasemos rico.

-No se si mi dueña me lo permita

-No tienes por qué decirle nada. Es que estás tan buena, te quisiera comer.

-No te puedo prometer nada, pero por si acaso, dame tu número de teléfono.

-Me encanta también esa mata de pelos que tienes. Lástima que te rasures los labios, pues a mí me encanta sentir los pelos en mi lengua cuando le mamo la cuca a una mujer.

-Lamentablemente no te podré complacer con eso. Mi dueña me quiere así

-No hay problema, pero prométeme que me vas a llamar.

-Claro, Salomé.

-¿Te puedo besar?

Después de ver un gesto aprobatorio de Erika, le dijo que sí y la desconocida abrazó su cuerpo aún desnudo y le dio un beso de antología. Verdaderamente aquella extraña sabía cómo besar. Estaba muy excitada, y mientras la besaba, sus manos se dirigieron a su trasero y agarraba las nalgas con pasión y furia. Nuria estaba comenzando a excitarse también, cuando las tres sintieron que alguien abría la puerta y entraba al baño. La mujer se despegó de inmediato de Nuria y Erika, para salvar la situación se alejó de la puerta, preguntando en voz alta, ¿Ya te sientes mejor? A lo que Nuria respondió, Si, ya estoy mejor.

La persona que acababa de entrar hizo un gesto con las manos, como preguntando qué pasaba, a lo que Erika respondió que una amiga se habia sentido muy mal y la estaban auxiliando. La desconocida que abrazaba y besaba a Nuria salió y mirando a Erika le dijo,

-Estuvimos cerca de que nos descubrieran

-Si. Espero que lo hayas disfrutado, porque yo me quedé con ganas de hacerle lo mismo que tú.

-No te imaginas lo rica que está... sus tetas, y su culo... ¡qué culo tan carnoso y durito a la vez!

-Calla, que me da envidia.

-Ya me tengo que ir, pero por favor dale esta tarjeta, para que me llame. Te la dejo solita para tí... ¡suerte!

Mientras tanto Nuria se estaba colocando el camisón y el cinturón. Cuando terminó y salió, ya la desconocida se había marchado. Lo siguiente fue un ataque de risa de ambas amantes, repasando todo lo que acababan de vivir. Erika le dijo a Nuria

-Me has sorprendido por lo pilas que eres. Siempre agarraste la señal y seguiste el juego como que si lo hubiésemos planeado.

-¿Y tú? Eres una traviesa muy pervertida

-Es que cuando vi cómo se devolvió para seguirte y cómo te miraba, se me disparó la imaginación...

-Me encanta ser tu mujer y que me hagas feliz con todas estas locuras...

-A mí me sorprendió tu decisión de desnudarte por completo... no me lo esperaba, solo creía que al orinar le mostrarías tu bella cuca.

-No sé, fue un impulso impensado. Después lo disfruté mucho.

-A tí como que te va a gustar que otras personas te vean desnuda.

-Estoy sorprendida porque nunca he sido así. Siempre fui muy pudorosa. Eres tú quien me ha corrompido, jaja.

-¿Y qué tal el beso?

-Muy bueno, pero me saben más ricos los tuyos. Ahora tengo un punto de comparación, y te digo que sales ganando.

-Me alegra saberlo. Venga, vamos ahora al auto, que todavía nos queda una diligencia que hacer antes de llegar a casa. Pero ahora sí te voy a llevar de la cadena. Déjame colocártela.

-Si, mi dueña y señora. Si me lo permites, quisiera llevas puestos mis lentes de sol.

-No es mala idea. De ese modo si nos cruzamos con alguien de tu trabajo no tendrías problemas. Yo voy a hacer lo mismo.

Ambas mujeres tuvieron que hacer el recorrido de vuelta a todo lo largo del mall, lo que les tomó unos diez minutos. No era una escena ordinaria... una bella y exhuberante morena con un vestido casi transparente, con unos grandes senos que bamboleanban libremente con cada paso que Nuria daba, unos pezones durísimos, producto del efecto del aire acondicionado del lugar aparte de la excitación que vivía y que le estaba causando sentir por sus muslos interiores que gotas de sus jugos sexuales corrían y que cada paso contribuía a que fuesen expelidos de su vulva que a esa hora estaba verdaderamente inundada. Encima de todo ello, una bellísima rubia llevaba una cadena que terminaba en una correa abrochada alrededor de su cuello.

Fueron muchísimas las caras que se volvieron, muchísimos los murmullos que se escucharon, algunos de desaprobación, otros de chismorreos y de vez en cuando alguna que otra risa también se escuchaba a su paso. Erika pudo notar cómo primero uno, y luego otro más, y progresivamente algunas personas, entre ellas un par de chicas, iban siguiéndolas, observando aquel espectáculo inusual. Esa pequeña multitud también contribuyó a causar más curiosidad entre los presentes, para descubrir cual era la causa de aquella situación.

A Nuria no le resultaba ser fácil el ser el centro de atención y las miradas. Nunca había buscado hacerse notar, y ahora se presentaba en público exhibiendo su cuerpo y la nueva personalidad de mujer sometida a la voluntad de otra. Era demasiado a la vez, y decidió llenar de orgullo a su dueña y no ceder a la tentación de agachar la cabeza y demostrar vergüenza. Le costó mucho vencer el pudor y la timidez propia de su personalidad, pero estaba en juego el poder demostrarle a su mujer que era merecedora de su atención e interés por dominarla y exhibirla. Por ello alzó la mirada y veía siempre al frente, ignorando las personas que la rodeaban. Le ayudó mucho sentirse escondida tras los lentes oscuros que llevaba. De esa manera pudo caminar altiva y hasta se permitió mover sus codos un poco hacia atrás, con lo que sus pechos sobresalía aún más. Ella sentía el peso de los mismos, bamboleándose a cada paso y los pezones que rozaban el tejido de su camisón, lo cual la mantenía en un estado de excitación deliciosa e ininterrumpida.

Al llegar al portón del mall Erika le cedió el paso e iniciaron su caminar por el estacionamiento, hasta el auto. No faltaron más miradas curiosas que las siguieron y acompañaron. Al llegar al auto Erika abrió el maletero, y sin intercambiar palabras Nuria entendió qué era lo que debía hacer con las bolsas que cargaba. Doblando su cuerpo, decidió no simplemente dejarlas caer en el maletero, sino que decidió colocarlas una a una hacia el fondo. Por ello tuvo que asumir una posición que obligó al borde de su camisón llegar un poco más arriba, dejando ver el inicio de sus nalgas. Encima de eso, abrió las piernas, y Erika se hizo a un lado para que algunas personas que las habían seguido pudiesen ver su culo mejor, incluso el tapón que llevaba introducido en el recto desde hacía ya varias horas.

Se quedó quieta, gozando íntimamente su exhibicionismo, hasta que Erika le dijo que ya era suficiente. Parte del grupo de hombres y un par de chicas que las habían seguido seguían aún atentos a la morena, quien después de abrir la puerta, se alzó el vestido, dejándoles ver su culo por completo, para sorprenderlos al virarse y mostrarles su negro vellón por un par de segundos antes de entrar al auto. Se oyeron silbidos y aplausos ante el breve show que tal vez nunca más volverían a ver.

12