Somos Felices Las Tres Capitulo 29

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-Verdaderamente eres toda una puta, mi negrita.

-No es mi culpa... yo no era así, jaja.

-¿Y esa bolsa plástica?

-Es que estoy demasiado mojada, y no quiero dañar el asiento. De este modo, me siento sobre ese plástico según tus instrucciones y todos mis jugos quedan sobre el plástico.

-Es una buena idea, porque será más fácil para tí lamerlos después.

-Ajá... y me iré acostumbrando a mi propio sabor.

-Verdaderamente eres otra persona, mujercita mía. Te has desatado, y parece que ya nada te avergonzara conmigo.

-Nada, mi dulce cielo. Mi decisión de entregarme a tí, de ser tuya, y que tú seas mi dueña y señora hacen que confíe tanto, pero tanto en tí, que no hay razón para que sea reservada ante tí más nunca. Mi amor por tí, y la confianza que me inspiras me dan seguridad y la convicción de que jamás me pasará nada malo cuando estoy contigo.

-Ni cuando te preste a otra persona, como Belkis que me lo ha pedido.

-Si, ya recuerdo. Te confieso que me da miedo, porque no sé exactamente lo que ella piensa hacer conmigo.

-Descuida, que cuando ese día llegue, yo hablaré muy detalladamente con ella para entender cuales son sus planes... o estaré presente viendo cómo te usa y abusa de tí.

-Gracias, mi dulce ama. No esperaba menos de tí... ¡te adoro!

-Ahora vamos a parar en un supermercado antes de llegar a la casa. Quiero que seas tú quien entre a la tienda y compres un par de cosas. Primero una cinta adhesiva de las que usan los atletas, que son anchas y muy adherentes. La puedes localizar en la sección de vitaminas y medicinas. Lo otro, un helado, del sabor que tú prefieras, para acompañar el almuerzo que nuestra Claudia está preparando.

-De acuerdo, mi dulce amor.

-Quiero que cuando estés en la tienda identifique alguna mujer atractiva, y que sin que ella se lo espere tú te le acerques y le digas "Gracias". Cuando ella se sorprenda y te pregunté el por qué, tú le dirás, "por ser tan bella y estar hoy aquí". Después de eso, te puedes dar la vuelta y dejarla allí, aunque si ella te busca conversación, y te agrada, puedes quedarte un rato más. Pero no es necesario.

-Me gusta esa tarea, mi dulce ama. Lo disfrutaré mucho.

Al llegar al centro comercial en el que se encuentra el mercado, Erika aparcó su auto y Nuria quiso esperar a que alguien estuviese caminando frente a su puerta para al salir sorprender al transeunte con una exhibición explícita de sus genitales. Así se lo hizo saber a su dueña y señora, quien no pudo contener una risita y un comentario acerca de la forma tan descarada y puta que se estaba comportando. Finalmente apareció alguien. Se trataba de un jovencito, de unos 16 o 17 años, empleado del mercado, que estaba recogiendo los carritos que los clientes van dejando por todo el estacionamiento. Tuvo dudas, por tratarse de un jovencito, pero Erika la animó diciéndole que no se trataba de una seducción de un menor, penada por la ley, sino de un regalo visual, y que lo podría hacer como no planeado.

Cuando el joven estaba más cerca del auto, Nuria abrio la puerta y sacó ambas piernas, las cuales ofreció suficientemente abiertas como para que la mirada curiosa del joven siguiera sus torneadas piernas y entre ellas descubrir una cuca completamente expuesta. Para animarlo a ver aún más su tesoro, Nuria volteó la cara, para hablar a Erika, y el joven al descubrir que no estaba siendo visto, fijó su atención en aquel conejo de vellos negros pero depilado más abajo. Era un regalo inesperado y delicioso, pues hasta ese momento solo había visto aquella cosita en fotos de revistas o a través de internet, pero ahora tenía ante sí una de verdad, cuya dueña en un descuido había permitido verla con detalle y por un tiempo más largo de lo previsible. Pasado un breve rato Nuria se volvió para terminar de salir del auto y sus ojos buscaron los del joven, quien avergonzado esquivó la mirada. Nuria se puso de pie y al pasar al lado del joven le dedicó una amplia y descarada sonrisa junto a un saludo cordial, tras lo cual siguió su camino hacia el mercado, sabiendo que el joven la seguía con la mirada, descubriendo auqel par de nalgas que se bamboleaban sensualmente por el andar lento y erótico de su dueña, quien disfrutaba el momento, tanto como Erika, quien desde su asiento en el auto estudiaba los gestos y la reacción del joven, con satisfacción y picardía.

Ya en el mercado Nuria buscó en la sección de artículos de salud el tape que le había encargado su dueña, pero no lograba encontrarlo. De pronto, al levantar la mirada pudo ver que el joven estaba muy cerca y lo llamó. Este acudió presuroso para atender la necesidad de la primera hembra a la que le había podido ver su bella y peluda flor.

-Estoy buscando un tape que me mandaron comprar

-¿Qué tipo de tape?

-Uno que usan los atletas que es muy flexible y no se cae facilmente por el sudor.

-Está allí abajo, señora.

Nuria se agachó de cuchillas, a sabiendas que el joven podría volver a ver de nuevo su tesoro. Esta vez ella hizo como que estaba revisando, pero él se mantuvo frente a ella, sin despegar los ojos de aquella cosita que por segunda vez en menos de cinco minutos había podido ver. Pero ahora estaba más cerca y estudiaba cada detalle, cada pliegue, cada arruga de los labios, mientras Nuria mantenía la posición para ofrecerle toda la oportunidad para su aprendizaje de anatomía genital femenina. De pronto alzó la mirada y el joven se sintió descubierto, y sintió vergüenza.

-Perdone, señora.

-No tengo que perdonarte nada. Entiendo que eres un joven varón y saludable, interesado en ver lo que te he mostrado. No me he sentido ofendida por tus miradas. Por el contrarion, me halagan y lo he disfrutado.

-¿En serio? No le importa que la vea?

-No. Anda, sigue viéndome, y dime qué te parece.

-Me parece una belleza... es la primera vez que veo una tan de cerca.

-¿Te gustaría tomarle una foto? Anda, saca tu celular y toma un par de fotos para que se las muestres a tus amigos... y te hagas una pajita esta noche, jaja

-Nadie me lo va a creer... esto parece un sueño

-Anda, apúrate, antes que venga alguin más por este pasillo. Pero mejor agáchate para que puedas enfocar mejor la foto.

-Listo. Yo creo que tengo una buena toma de su bonito coño.

-¿Por qué no tomas otra más? Déjame abrirme los labios con una mano... ¡anda!

-No me lo puedo creer... es demasiada mi suerte. Listo. Muchas gracias, señora.

-Mi nombre es Nuria... no me llames "señora"... a ver, muéstrame las fotos.

-Mire, aquí está la primera, ... y aquí la otra. Salieron muy bien. Gracias, Nuria.

-¿cuantos años tienes?

-17, pero me falta un mes para cumplir los 18.

-Te prometo que vendré dentro de un mes para darte tu regalo de cumpleaños.

-Seguro que me está vacilando.

-No, en serio. Hablaré con mi dueña y le contaré todo. Seguro que aprobará.

-¿dueña?

-Si. Por eso llevo este collar. Yo la amo mucho y ella me mima bastante, pero yo me he sometido a su autoridad.

-No me lo puedo creer. Esa es una de mis fantasías, ver a dos mujeres juntas.

-Bueno, creo que la vas a ver cumplida para celebrar tus dieciocho.

-¿Y cómo nos encontraremos?

-Aquí mismo, en el mercado, el sábado después de tu cumpleaños, a las 11 de la mañana. Pide ese día libre y nos esperas en el estacionamiento.

-No me lo puedo creer... hoy es mi día de suerte.

-Y el mío, pues he conocido un joven muy servicial y atractivo.

-Una última pregunta, Nuria...

-Si, ¿dime?

-¿No tienes nada de ropa interior, es decir, lo único que llevas puesto es ese camisón?

-Así es, guapo. Mi dueña y señora me ha querido sacar hoy a la calle vestida de esta forma. ¿Te gusta?

-¡Claro! Eres muy bonita. También me gustan mucho tus pechos, y la punta de los pezones. ¿No te da vergüenza?

-Claro que me da vergüenza, pues nunca he sido así. Lo hago solamente por amor. Yo amo a esa mujer y quiero complacerla en todo.

-¿en todo? ¡qué increible!

-Te prometo que dentro de un mes podrás hablar con nosotras y ver cómo nos amamos... te lo prometo, vas a ver cosas increibles, que todavía no has imaginado en tus fantasías. Hasta luego, buenmozo. Tu nombre es Jasón, ¿no?. Lo veo en tu identificación.

-Si, así es, Nuria. Hasta pronto...

Nuria tomó el rollo de tape que le había sido encargado, dejó aquel pasillo, pero antes de pasar a recoger el helado que también le habían pedido, quiso recorrer todo el mercado hasta que pudiese encontrar la hembra con la cual coquetearía, cumpliendo el mandato de su mujer. No pudo encontrar a nadie que le pareciera atractiva, hasta que al llegar a la zona de los vegetales pudo ver una bella mujer, joven, escogiendo algunas frutas. Se le acercó, e hizo como que también estaba buscando frutas y cuando encontró el momento más oportuno le dijo ¡Gracias!, a lo que la sorprendida mujer le respondió ¿por qué?, tras lo cual Nuria le dijo, "por ser tan bella"... Nuria sintió la confusión, sorpresa y algo de aprhensión de la mujer, pero simplemente se dio vuelta, y antes de marcharse, se volteó para decirle, "me has alegrado el día". Mientras caminaba rumbo al pasillo en el cual recogería un pote de helados sentía que la mujer la seguía con la mirada, obviamente recreándose con la mirada al ver el precioso culo de la morena, quien caminaba lenta y seductivamente, para enriquecer el erótico breve encuentro. Después de escoger el helado, se dirigió a pagar en la caja, y pudo ver que delante de ella estaba la mujer, con su esposo, pagando. Nuria pudo ver cómo ella le hablaba al oído, y éste volteó la cara para mirarla, interesado en la seductora hembra que había piropeado a su esposa. Pudo notar los pezones a través del tenue tejido del camisón que vestía, pero no se atrevió a mirar más de la cuenta, tan solo una cierta sonrisa, un poco cómplice, un tanto pícara, imaginando todo lo que con aquel hembrón se podría divertir.

Después de ellos, Nur ia pagó, y antes de salir, se cruzó con Jason, a quien le pidió que le acompañara al auto, porque quería presentarle a su mujer y dueña. Al llegar al auto, Nuria se aproximó a la ventanilla del conductor y Erika al verla acompañada, bajó el vidrio y saludó. Nuria le explico,

-Mi dulce amor, te presento a este joven buenmozo, Jason

-Mucho gusto, señora.

-No me llames, señora, mi nombre es Erika.

-Me ha dicho Nuria que eres su mujer y su dueña.

-¿ah si?, y ¿qué más te ha dicho mi perrita?

-Que la ama mucho y está dispuesta a hacerla feliz.

-Yo también la amo mucho. ¿Verdad que está muy rica?

-Si. Es muy atractiva.

-Erika, Jason cumple dieciocho dentro de un mes, y le he ofrecido que le celebraremos ese día., Espero que apruebes mi iniciativa, y me perdones por no haberte consultado antes.

-Esta bien, cariño. Me gusta la idea de llevarme a la cama a este muchacho tan apuesto. Gracias por conseguírmelo, perrita.

-De nada, duce cielo. No ha tenido novia y será su primera vez. Imagino que será inolvidable para ustedes dos.

-Y así sera, perrita. Toma este bolígrafo, Jason, y escribe en el pecho de esta putica tu número de teléfono.

-Si, Erika

-Muy bien. Bueno, nos tenemos que ir, antes que se derrita el helado. Nos vemos muy pronto, buenmozo

-Hasta pronto... y gracias por todo.

Nuria rodeó el auto y al momento de subir, pasaba delante de ellos otro auto, muy lentamente. Nuria sintió curiosidad, y pudo comprobar que se trataba de la pareja del mercado. El hombre y la mujer la miraban con descaro, y hasta detuvieron el automóvil. Nuria les sonrió, y alzando su vestido como ya era costumbre les mostró su bollo peludo, y dándose vuelta entró al auto, para sentarse posando sus empapadas nalgas sobre un plástico que Erika había extendido previamente. Erika pudo ver a través del espejo retrovisor que la mujer mantenía su teléfono celular en alto. Se imaginó que habría capturado el momento de exhibicionismo de Nuria a través de la cámara. Encendió su auto, y pudo ver que el coche de la pareja se movía, hasta salir del estacionamiento e incorporarse a la vía principal.

-Cuéntame, ¿cómo te ha ido?

-Excelente, mejor de lo que en mi más febril imaginación hubiese podido suponer.

Nuria procedió a narrar en detalle cada una de las cosas que ocurrieron en esa corta visita al mercado. A Erika le entusiasmó mucho la posibilidad de tener sexo con un jovencito virgen y lleno de energía. Anticipaba que lo iba a disfrutar mucho, y aprobó la audaz locura de su perrita. Lo celebró haciendo algo que ya tenía algún tiempo no hacía: halando la pelambre del bollo de su mujer, mientras conducía con la mano izquierda. Estaba tan emocionada que no controlaba la fuerza con la cual realizaba aquella acción, pero Nuria toleró valientemente el dolor, en aras del amor y devoción que sentía por aquella mujer que había llegado para transformar su matrimonio, y su propia vida, hasta el punto de que se estaban desatando pasiones desconocidas para ella, reduciendo a su mínima expresión cualquier sentimiento de pudor, y borrando el instinto de controlar su propia vida, delegando en la otra cualquier decisión, por insignificante que fuese. Ese nuevo estado de vida le proporcionaría múltiples placeres, aventuras inolvidables y la tranquilidad de no tener que discernir casi más nada en su vida, a cambio de obedecer las instrucciones y órdenes de su mujer, en quien confiaba ciegamente, lo que le brindaba ese extraño estado de calma sumisa que no era incómoda, sino por el contrario, bastante agradable.

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