Costeñita

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- Tal cuál, señorita de otras tierras

Nos presentó con seis personas que estaban en el lugar y terminamos hablando, riendo y fumando hierba hasta que nuestros pulmones nos pidieron parar. Ella estaba feliz y al parecer no había sido suficiente.

Me sonrió a lo lejos y vino corriendo a darme un beso. Se hizo al oído contrario para que Julian no la escuchara y me dijo:

- ¿Te molesta si le doy una mamada a tu esposo?

- ¿acá?

- Exactamente --curveó sus labios y levantó una ceja--

Se volteó con la cola del cigarro de hierba a preguntarle a los demás si alguien más iba a fumar y ellos les mostraron otro que habían acabado de encender, así que no había problema en que se lo quedara.

El corazón me iba a mil y tenía el dedo listo para disparar mi cámara. Le dio una calada al cigarro se acercó a Julian y lo acorraló con un beso pasándole el humo de su boca.

- ¿Me puedes tener esto un segundo?

Me paso el cigarro para poder tener las manos desocupadas y mientras lo besaba acariciaba su miembro por encima de la ropa hasta tenerlo bien duro, lo miró a los ojos y con esa risita de diabla le abría el cinturón.

- ¿Qué crees que haces? --la detuvo con las manos y me volteo a mirar nervioso--

- Me la debes, le dije

Liberó sus manos y ella siguió besándolo, hasta abrirle el pantalón, sacarle la camisa y meter la mano entre su boxer para coger su miembro. Se los bajo poco a poco hasta tener su miembro afuera y con el bien agarrado estiro su mano para recibir el cigarro.

Le di un beso a Julian, otro a ella y di unos pasos atrás para sentarme en una banca de cemento y ver el espectáculo a la distancia. Igual aceptó que me daba un poco de nervios, nunca hemos hecho algo así en público, pero me encantaba que ella nos metiera en este tipo de locuras.

Se hizo en cuclillas y empezó a chupárselo suavemente. Las facciones de mi esposo al inicio eran frías y fuertes preocupado por si a los que ya estaban ahi les iba a molestar, pero al ver que al contrario se dieron la vuelta para ver se relajó.

Karen aspiraba con fuerza el cigarro y luego se metía su miembro con la boca llena de humo. A cada chupada dejaba escapar un poco por los lados de su boca y por la nariz como un dragón.

Creo que no era la única en ver algo así por primera vez, una de ellas sorprendida arrastró a su novio al lado de ellos para poder ver de cerca. Me encanta capturar esas caras con expresiones únicas con mi cámara.

El hombre al lado de ellos se abrió el pantalón y le ofreció su miembro para que le hiciera lo mismo, pero ella estaba demasiado concentrada en Julian como para descuidarlo, la verdad no me habría molestado ver cómo les hacía sexo oral a los dos. Pero como buena diabla, aprovecho la oportunidad, jaló de la mano a su novia para que se hiciera de rodillas, le dio una gran calada al cigarro, le paso el humo a la boca con un beso y la empujo hacía adelante para que se encargara de complacer a su hombre.

Las otras parejas seguían atentas, apoyadas contra la baranda, las mujeres adelante siendo besadas y ellos hasta con las manos entre sus escotes agarrando sus senos. Una de ellas inclusive se subió el vestido le saco el miembro, se lo metió de espaldas para poder ver y de vez en cuando volteaba a besar a una de sus amigas.

No paraba de presionar el obturador y poco les importaba que yo les tomara fotos. Al parecer estaban dispuestos a todo y Karen acababa de encender la mecha para que ese grupito terminara en una orgía. No estaba lista para algo así, pero con lo caliente que me tenían no dudaría en participar.

Mi teléfono empezó a sonar, al ver que se trataba de un número desconocido lo colgué para que no interrumpiera semejante momento, pero llamo insistentemente hasta que contesté.

- Buenas noches, servicio de conductor elegido

Rayos se me había olvidado por completo que lo habíamos solicitado, justo llegó en el peor momento.

- Si, buenas noches, salimos en unos minutos

Colgué la llamada y mi esposo me estaba mirando con expresión de placer en la cara esperando a que me les uniera.

- Es el conductor

Me levanté de mi silla mostrando el teléfono y le dije al oído a Karen que ya nos debíamos ir. Igual no dejó de chupar y empezó a mamar con rapidez esperando que Julian acabara en su boca, pero por más que trató de apurarlo no lo logro porque, aunque él lo estaba disfrutando, no estaba del todo cómodo por la cercanía de la otra pareja.

Ella se levantó secándose la saliva de la boca con su brazo y mientras Julian se volvía a vestir, se paró detrás de su nueva amiga y mirando a la camara empezó a empujarle la cabeza hacía adelante con esa risita de diabla hasta que logro que le llenara la boca con el líquido tibio y espeso de su amante.

- Gracias por el cigarro

Pasó por delante de las otras dos parejas, se despidió de beso de las dos mujeres y no se aguantó en meterle mano a la que se estaban follando y sacar sus dedos brillantes y saborearlos.

- Que se diviertan

Nos cogió de la mano y salimos apurados rodeando la casa para no despedirnos de nadie.

---

Le entregamos las llaves al conductor y montarnos en la silla de atrás con ella en el medio.

- Uff salvados por la campana --dijo ella entre risas--

- Te vi bastante integrada, pensé que íbamos a terminar en una orgía

- Yo solo quería que nos vieran, pero todo se salió de control

Los efectos de la hierba no nos permitían tener una conversación sería y cada cosa que decíamos nos tocaba para para reírnos y agarrarnos del estómago que ya nos dolía.

- Ahora si te quitaste las ganas de probar paisita --le dijo mi esposo confrontándola por los besos que les dio--

- No, antes quede más antojada... pero de comerme a la reina de las paisitas

Me empezó a besar y luego volteo a buscar a Julian para que se nos uniera. Llegar a la casa desde el otro lado de la ciudad era eterno. Estábamos tan calientes, que sin importarnos el conductor la empezamos a manosear por todos lados.

El conductor miraba por el retrovisor tratando de ver tanto como podía sin irse a chocar y cuando nos detenía un semáforo en rojo hasta volteaba a mirar sin vergüenza alguna.

Karen estaba con las piernas abiertas sobre las nuestras, acariciábamos sus muslos, jugábamos con nuestros dedos en su interior, los remojábamos en sus fluidos y se los dábamos a chupar, sacamos sus senos, chupamos y mordimos sus pezones mientras ella gemía tan duro que de los carros de los lados volteaban a mirar.

Ni siquiera nos percatamos que ya habíamos entrado al parqueadero, el auto estaba estacionado y el conductor se había dado la vuelta calladito hace rato para disfrutar el show.

- ¿Bueno? --carraspeó-- ¿dónde vamos a terminar la fiesta?

Nos quitamos de encima de Karen, ella se bajó el vestido entre risas y se inclinó hacia adelante quedándole la cara muy cerca de la suya, abriendo su boca como si lo fuera a besar.

- Es una fiesta privada --cerró la boca con un mordisco que hizo casquear sus dientes-- galán, pero gracias por traernos --le dio un pico en los labios--

Julian sacó un billete de su bolsillo y se lo entregó para que se apurara en bajarse.

- Gracias por la propina y por el show en vivo

Nosotros nos quedamos un rato en el carro jugueteando. Me saqué un cigarro de hierba entre los senos que me había robado de una de las mesas al salir y se los mostré.

- ¿Quieren?

Ambos se rieron porque el efecto ya se había empezado a bajar y los tres queríamos hacerlo volados hasta las nubes. Julian cerró las ventanas, le coloqué el cigarro en la boca a Karen y mi esposo le ayudó a prenderlo con el encendedor.

Fumamos hasta que ya no nos veíamos ni las caras por el humo, no podíamos de la risa y cuando nos bajamos parecía carro de raperos en película de Hollywood. Salía humo por todos lados como si se estuviera incendiando.

Tratamos de subir sin hacer mucho ruido, pero era imposible, no solo estábamos drogados, sino bastante ebrios. Alguno se tapaba para aguantar la risa y era peor, porque cuando estallaba lo hacía con toda y nos contagiaba a los demás. Julian era el más cuerdo, nosotras dos nos balanceábamos al caminar y a él le tocaba sostenernos para que no nos fuéramos a caer de la acera.

Al llegar al ascensor, cada uno se hizo en una esquina para evitare el contacto, pero ella y yo nos quedamos mirando y no aguantamos comernos a besos. A falta de iniciar una orgía, dejar a un conductor elegido arrecho todo el resto de su turno, ahora también le íbamos a dar motivos suficientes a los vigilantes para hacerse una buena paja.

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Se abrieron las puertas del ascensor y Julian nos agarró de la cintura para guiar nuestros pasos hasta meternos a la casa. Ninguna de las dos veía para donde nos llevaba y ni nos importaba, no tenía intención alguna de soltarla.

Me quité la cámara del cuello y estiré la mano para que Julián me la recibiera. Seguimos derecho, lanzamos los tacones a cualquier lado, quedamos de pie en medio de la sala y la traje conmigo para acostarnos en la alfombra.

En los trios anteriores Julian fue el centro de atención, a mí no es que me encanten las mujeres, pero si quería experimentar. No me sentí completamente bien con ellas porque eran amigas de Julian, pero con Karen todo era tan natural y simple que me encantaba. Se que puede que sea efecto de la hierba, pero igual mi modo lésbico estaba completamente activado.

Nos revolcamos por todo el tapete, cada una queriendo dominar a la otra. Julian entendió rápido que por ahora sobraba, se sentó en uno de los sofas a disfrutar la vista y tomarnos fotos.

Nos arrancamos la ropa, besamos, chupamos, acariciamos, reímos, nos dijimos palabras bonitas y enloquecimos. Sentir sus fluidos en mi boca era como manjar de dioses y cuando ella se metía en mi sexo me hacía temblar todo el cuerpo.

Terminé acostada con ella encima en sentido contrario, dándonos placer mutuo con mi esposo mirando de cerca como me comía su sexo. Con la mirada al fin lo invité para que se nos uniera, él se inclinó a darme un beso y entre los dos chupamos su sexo combinando nuestras lenguas.

Lo agarré detrás del cabello y lo invité un poco más arriba para que él se encargara de su otro agujero, lo iba a hacer encantado porque se cuánto le gusta chuparme el culo.

Karen apoyó sus manos en mis muslos y dejó caer su sexo en mi boca, gemía fuerte mientras restregaba su sexo contra mi nariz y gemía desbocada. Enterró las uñas en mis piernas, sacudió sus caderas y explotó en mi cara tan delicioso que automáticamente me hizo venir.

- Coñoooohhhh --grito con fuerza--

Julian busco entre los bolsillos de su saco mis tangas y se las metió en la boca, colocó su mano encima para que dejara de gritar. No sería muy buena idea que todos los vecinos la escucharan y menos que le llegaran con chismes a su tía.

Esta vez igual que en la ducha trato de separarme, pero Julian le colocó las manos en la espalda cogiéndolas por sus muñecas y la empujo de los hombros para que no se pudiera levantar. Su sexo palpitaba y a cada lengüetazo que atravesaba su clitoris se estremecía y gritaba.

Julian estaba demasiado distraído con sus senos y sus labios como para darse cuenta que ella misma con sus manos atrás estaba acariciando su culito con sus dedos y cada que yo le metía la lengua ella hacía lo mismo con su dedo índice.

Estaba cansada de tener mis tangas en la boca en vez de tenerla ocupada con algo más interesante, miró de reojo el pantalón abultado de Julian rogándole con la mirada que por favor la callara con su miembro.

Julian se puso de pie, se bajó los pantalones y se hizo de frente cogiendo su miembro con una mano y su cabeza con la otra para metérselo y sacárselo, ella abría la boca y él la hacía suplicar porque se lo metiera de nuevo.

Una vez más movía su cuerpo de adelante hacía atrás usando mi nariz en su sexo para darse placer. Su dedo índice cada vez iba más adentro en su trasero y yo miraba encantada como lo movía en círculos y presionaba con fuerza hacía los lados para apresurar la dilatación.

Me agarró de las piernas, colocó sus manos en mis muslos para para poder dejar mi sexo abierto de par en par, mientras chupaba soltaba abundante saliva que caía en mí y usaba como lubricante para penetrarme con los dedos de su otra mano. Me hizo llevar las piernas más atrás e invitó a Julian a ver como ella jugaba con mi asterisco igual que lo había hecho con el suyo.

- Quítate la ropa --le exigió--

Mientras él cumplía su petición ella se clavó en mi sexo, aprovechando para meter su dedo hasta el fondo y moverlo en círculos para dilatar mi trasero.

- Ay Karen, así no por favor

Se levantó un poco y me hizo dar la vuelta para quedar boca abajo. Me separó las nalgas y metió su lengua un par de veces en mi culo. Sentí las manos de Julian acomodando mi cuerpo para que levantara las nalgas y luego su miembro pasar entre ellas mientras que Karen le daba una deliciosa mamada para embadurnarlo un poco más de saliva.

- Que rico las nalgonas --dijo Karen, soltándome una buena palmada--

- Rico, si tuviera esas dos nalgas para mi

Ella ni lo pensó, se dio la vuelta, abrió las piernas a los lados de mí y se sentó sobre mis nalgas atrapando su miembro entre las dos. Julian se masturbaba entre las dos, gemía respiraba fuerte enloquecido por el placer. Ella arqueó la espalda para que sus nalgas se abrieran y paso uno de sus dedos hacía atrás metiéndolo en su culo y el pobre hombre casi enloquece.

- Que espera paisita --le dijo sonriendo y mirando sobre su hombro--

Ella obviamente quería ser la primera, pero más se demoró en retarlo que en yo sentir como lo colocaba en mi trasero, lo sostenía con su mano y empujaba un poco ansioso para meterlo.

- Amor, amor despacito, despacito

Recordó la forma en que me gusta que lo haga. Mientras yo me masturbo, él primero lo mete despacito y con cuidado de no lastimarme con paciencia esperando a que dilate, poco a poco, poco a poco hasta que entre de forma natural y luego si puede comérselo tan duro como quiera.

Karen ansiosa por recibirlo, brincaba rebotando sus nalgas en las mías, sin dejar de darse placer con un dedo en el culo y una mano en su sexo.

Apenas me lo pudo meter, lo sacó casi hasta el glande y empujó con fuerza hasta el fondo al escuchar que mi gemido agudo y de placer confirmó que ya estaba lista.

- Si mi vida, ya ya

Lo volvió a meter un par de veces y luego lo saco de golpe. Esa sensación de vació repentino me hizo dar escalofríos porque sabía que iba a ir por ella.

Le dio una palmada en las nalgas, la empujo hacía adelante y sus manos se apoyaron sobre las mías. Entrelazó los dedos apretando sus manos y escuché como se quejaba al sentir como Julian colocaba su miembro en su trasero y empezaba a empujar.

- Duro a mí me gusta duro --ella insistió--

Julian le dio exactamente lo que quería, se agarró de sus caderas y se lo metió de un solo empujón hasta el fondo. Sus gemidos en mi oído me enloquecían y me llevaban a frotarme en círculos con más ganas y meterme los dedos.

No tardaba mucho en regresar a mí, me encantaba sentir como llegaba más erecto que nunca, abriéndose paso en mi trasero y taladrando como si quisiera sacarme el alma. Las dos rogábamos por nuestro turno cuando se demoraba demasiado y había momentos en que solo lo metía y sacaba para pasar a la otra, así no lo extrañábamos demasiado.

Para mí ya había sido suficiente, me dolía el trasero porque no estaba acostumbrada a que me lo metiera y sacara tantas veces, por lo general lo mete y no lo dejo que lo vuelva a sacar hasta que se viene.

Me di la vuelta y esa carita de sufrimiento y placer me quedó a la vista, lastimosamente no tenía la cámara a mano. Se notaba que también estaba adolorida, pero lo disfrutaba. La dejé recostar y ella escondió su cara en mi cuello sin parar de gemir.

- Coño, coñooo, coñoooo

Julian me lanzó esa mirada que ya conozco cuando se va a venir, se intentó correr hacia atrás para sacarlo y yo lo agarré de una mano para que no lo hiciera.

- Hazlo --le dije mirándolo a los ojos-- hazlo dentro de ella

Cuando Karen escucho eso saco la cabeza de su escondite, apoyó sus manos y quedó en cuatro, me miro a los ojos cuando sintió mis manos apretar sus senos y mi rodilla su sexo.

Julian soltó su placer en su trasero y ella al sentir las tibias ráfagas de semen disparadas en su interior se quedó totalmente quieta, entre abrió la boca, su vientre se encogió, su espalda se arqueo, sus ojos desaparecieron hacía arriba y tuvo un orgasmo explosivo en mi pierna que me dejo empapada.

- CONCHA E SU... --bajo su boca a mi clavicula y prefirió morderme a no seguir gritando y la escuchara todo el mundo-- ...MADRE! --suspiro profundo-- como puede culiar tan delicioso

Se dio la vuelta y se acostó de espaldas, jadeando, con una sonrisa de lado a lado en su cara.

- Me encanta ver cuando te vienes

Me di la vuelta apoyándome de lado, estirando mi mano para que Julian me pasara la camara. Ella me miró directo al lente y sonrió mientras le tomaba unas cuantas fotos pos-orgasmo.

- ¡De verdad, me encantas!

Ella me quitó la camara y se me montó encima, se colocó el lente para ver por la mirilla como en la forma antigua y sin parar de respirar fuerte me tomo un par de fotos. Colocó la camara a un lado y se inclinó para darme unos deliciosos besos.

Julian se acostó al otro lado y nos quedamos consintiéndola y dándole caricias en la espalda y las nalgas hasta que el hambre nos hizo levantar a buscar comida.

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Recargamos energías, comimos, bebimos energizante, nos dimos una ducha y nos acostamos en la cama a ver todas las fotos que había tomado esa noche mientras nos fumábamos lo que quedaba del cigarro.

Ella nos confesó que lo que hizo en la piscina con el mini-bikini y las tangas tragadas fue adrede para ver como reaccionábamos. Tenía demasiados antojos de culear y por eso no se aguantó hasta que yo le diera la orden como me lo había prometido ayer.

No solo teníamos sexo, entre una sesión y otra hablábamos de la vida, bebíamos y hasta nos contábamos infidencias. Le tomé mil fotos desnudas y ella a nosotros, pero esta vez le prometí que para la próxima vez le pedía permiso antes de usarla como musa en público.

Estuvimos nosotras dos solas, ellos dos, mi esposo y yo, y obviamente los tres juntos unas cuantas veces más. Tuvimos sexo normal, acrobático, relajado, amoroso, tierno y alocado. No sé cómo fue capaz pero mientras estábamos los tres se volvió a antojar de repetir por detrás mientras yo le metía uno de mis vibradores por delante. Nunca antes había disfrutado de una doble penetración, no se ponía límites para intentar cosas nuevas y nosotros tampoco.

La barra de la cocina terminó desajustada por estar follando encima de ella, las paredes del corredor tan sucias de lubricante que con toda seguridad iba ser más fácil pintarlas que limpiarlas y como a las cinco de la mañana vimos el amanecer mientras él nos comía dándole la espalda y los senos estripados contra los vidrios del balcón.

Ya ninguno podía más y todos los condones que teníamos se habían acabado. Nos fuimos a dormir con Julian al medio abrazándonos y nosotras recostadas sobre su pecho.

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A las 10:30 nos levantó de un grito. Ninguno de los tres escucho el despertador, su avión salía a las 12:00 y debía estar en el aeropuerto una hora antes para hacer el check-in.

Nos vestimos a la carrera sin bañarnos, nos lavamos los dientes y bajamos corriendo hasta el carro. Cuando abrimos las puertas aún apestaba a hierba y nos cogió el ataque de risa.

Julian le ayudó a montar las maletas y cuando se iban a montar me preguntó si sabía manejar.

- Si ¿por qué?

- ¿Me van a dejar ir sin desayunar? --con esa risita picara y su lengua empujando su cachete--

- Claro que no --soltamos la risa--

Julian me paso las llaves, ella se montó detrás de mí y Julian al otro lado. A pocas cuadras de la unidad ya se estaban besuqueando como locos y ella le estaba quitando el pantalón.